Depresión y Psicología Infantil en el Ámbito Educativo

Introducción

El tema que nos ocupa, está directamente relacionado con la depresión, desde el punto de vista del niño y la depresión a raíz de distintos factores, mencionando estudios previos de profesionales en la materia. Esta Investigación va a desarrollar dicha problemática, dándole la importancia en el ámbito escolar.

Durante mucho tiempo se ha pensado que la depresión es un mal que afecta a las personas adultas en diferentes contextos socioculturales, sin distinción de sexo, raza, religión, pero a lo largo del tiempo se ha podido demostrar que también afecta a la población de menores de edad más aún a los que transitan el periodo escolar, definiendo al niño como un sujeto mal humorado, también asociado a la tristeza, sin ilusiones, sin ganas de nada.

 Lo que debemos hacer es ver los problemas de los niños desde su perspectiva, ya que el problema es subjetivo, como lo percibimos el niño, con sus expectativas y miedos. Pueden darse cuenta de condiciones de vulnerabilidad genética, acontecimientos negativos, o estructura de personalidad, ya mayor cantidad de factores de riesgos acumulé, mayor será la intensidad o probabilidad de caer en depresión.

De este modo podemos definir que un menor introvertido, con actividades negativas familiares y escolares, tiene más probabilidad de desarrollar la depresión, más aún aquellos niños con mayor sensibilidad a eventos que no alcanza a comprender. Ej. Fallecimiento de uno de sus progenitores, separación de los mismos, o pérdida de un hermano desarrollado impotencia, insatisfacción hasta cuestionarse negativamente a sí mismo.

Desarrollo

La escuela es uno de los ejes principales de los niños, desde el rendimiento académico hasta aceptación de sus compañeros, los que de forma negativa van a aumentar la probabilidad de caer en depresión, que no necesariamente es un factor indicativo de la depresión. También podemos mencionar que los niños que inician la escolaridad con un grupo determinado de compañeros y por razones desconocidas cambian el entorno o grupo de aceptación y permanencia, tienden al fracaso escolar y a culpabilizarse y desarrollar inseguridades y depresión.

Podemos a niños, que demuestran, alta irritabilidad, ira, u hostilidad, tristeza a diario y episodios sollozos, desesperación, con actitud de poco interés en actividades, o problemas para divertirse en actividades en su juego favorito, aburrimiento, falta de energía, aislamiento del entorno de amigo o falta de expresión, autoestima disminuida, sensación de culpa y hasta responsabilidad por las cosas malas que pueden pasar.

Sensibilidad ante el rechazo o poca tolerancia ante fallos o errores, quejas seguidas sobre problemas físicos, ausencia al ámbito escolar y poco rendimiento en el estudio, problemas para reforzar, cambios de conducta alimentaria o sueño, charlas con intensiones de escaparse de su domicilio, pensamientos o expresiones pasivas o activas de muerte o suicidio.

Sentirse triste o decaído, tener un mal estado de ánimo o melancolía ocasional, no significa estar deprimido. Estos sentimientos pueden presentarse en niños de 10 años de edad. Pero cuando el estado depresivo se presenta durante un lapso superior a semanas o meses y limita la capacidad del niño para funcionar normalmente, se trata de síntomas inequívocos de un episodio depresivo.

Es sumamente importante desde el punto de vista familiar y como padres el aceptar que se tiene un niño con estado de depresión, desde ese punto de partida podremos empezar por cambiar la actitud y buscar el apoyo profesional para qué guie tanto a los padres como al niño en tal situación. Para poder lograr dicho objetivo se tendrá que observar detenidamente algunos indicadores y fortalecer positivamente dichos indicadores.  La siguiente lista de sugerencias puede ayudar a los adultos con los síntomas más comunes de la depresión en niños.

  • Autoestima baja y tendencia a criticarse a sí mismo: Elogiar al niño frecuentemente con sinceridad, reforzando conductas concretas; acentúa lo positivo de una manera comprensiva.
  • Culpabilidad: Ayuda al niño a distinguir entre los acontecimientos que él puede controlar y los que está fuera de su alcance; ayudarlo a que comience a hablar positivamente de sí mismo.
  • Estabilidad familiar: Mantener una rutina y disminuir los cambios en asunto familiares, comentarle acerca de los cambios con anticipación para reducir las preocupaciones.
  • Desesperación e impotencia: pedir al niño que escriba o hable de sus sentimientos y que anote sus pensamientos placenteros de tres a cuatro veces al día, para que estos vayan aumentando de 3 a 4 semanas.
  • Perdida de interés y tristeza: Preparar una actividad interesante al día planificar acontecimientos especiales comentar temas agradables.
  • Apetito y problema de peso: No se lo puede obligar a comer, hay que favorecer que la hora de comer sea placentera.
  • Agitación e inquietud: Cambiar las actividades que causan agitación, enseñarle al niño técnico de respiración y relajación, un masaje puede ayudar, estimular el ejercicio y la recreación.
  • Temores excesivos: Reducir las situaciones que causan ansiedad e incertidumbre, apoyarlo y tranquilizarlo, acompañarlo a situaciones que causan miedo desproporcionado, la planificación puede reducir la incertidumbre.
  • Comportamiento agresivo e ira: Rechazar la conducta destructiva de una manera mable, pero firme, dar validez a sus emociones y estimular al niño a expresar su sentimiento de ira apropiadamente; no reaccionar con ira y no consentir a su respuesta equivocada.
  • Dificultad para pensar y concentrarse: Animar al niño a participar en juegos y actividades, adaptar el entorno para facilitarle la concentración.

Este apartado se enfoca solamente en dos tratamientos para amenguar la depresión, la primera desde la perspectiva del Niño y la segunda desde la perspectiva Medicamentosa, ambas tienden al cambio de la conducta sin afectar el propio ser del niño, promocionando de ese modo un mejor estilo de vida y aceptación social.

Psicoterapia interpersonal 

Las relaciones sociales a veces pueden influir e incluso mantener la depresión. Cuando una persona está deprimida, sus relaciones también pueden sufrir. La terapia interpersonal funciona al abordar las relaciones del niño para que sean más saludables y le sirvan de apoyo. En esta terapia, los niños aprenden habilidades para comunicar mejor sus sentimientos y expectativas, desarrollan habilidades de resolución de problemas para manejar conflictos y aprenden a observar cuándo sus relaciones pueden afectar su estado de ánimo.

Conclusión

Es sumamente importante que desde la actividad del Docente se pueda adquirir conocimientos relacionados con el tema que se trata, ya que en la multitud de alumnos es factible que se tenga al menos un caso con las características mencionadas, obteniendo con dichas herramientas un enfoque profesional, dinámico y con actitud idónea.

Podemos decir entonces que los problemas de conducta que se susciten en el aula se van a poder controlar de modo profesional, y se podrá explicar a los padres del niño, que es posible que el niño esté pasando por una etapa de depresión sin temor a equivocarse. Por otra parte, también se podrá estar preparado para aceptar en el aula a algún niño que ya esté con algún tipo de tratamiento, sin que ello implique algún cuidado especial o temor a que reaccione mal ante alguna situación de estrés.

17 February 2022
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