Diferencias de Género en la Familia y el Cambio de Roles

Han existido diferentes cambios en las últimas décadas que han ocasionado nuevas tendencias en las estructuras familiares y se ha visto a lo largo del tiempo que, como consecuencia, las tasas de fertilidad han disminuido, igual que la maternidad y el matrimonio. Es evidente que la maternidad se produce más tarde y con mayor frecuencia fuera del matrimonio, ya que también, el matrimonio se ha pospuesto y las relaciones de parejas se han vuelto más frágiles y su importancia ha disminuido a lo largo de los años. Estos cambios en la sociedad han ocasionado grandes trastornos en la estructura familiar, haciéndola cada vez más compleja, ya que hoy en día, existe una creciente diversidad de formas y relaciones familiares. Las nuevas tendencias y formas de una estructura familiar han ido junto a los cambios de los roles de género, especialmente presentes en la expansión del rol femenino, que consiste en la inclusión de la mujer en la aportación económica para su familia, e igualmente presente en la transformación del rol masculino con una participación más intensa en las responsabilidades familiares, especialmente el cuidado de los niños. 

La familia es una unidad dinámica y emprendedora, con una dificultad creciente con respecto a los procesos de toma de decisiones con respecto a las transiciones en el curso de la vida familiar y la organización y estructura de la vida familiar. De hecho, la familia ya no se puede describir simplemente como un conjunto de roles bien definidos, ya que es evidente, que los roles se comparten entre ambos sexos y que el hombre y la mujer pueden hacerse responsable de cualquier rol. El trabajo y la vida familiar se influyen y relacionan cada vez más entre sí, ya que tanto las mujeres como los hombres participan de manera igual, tanto en los ingresos como en las actividades de cuidado. Las relaciones de género y los valores y actitudes relacionados se han vuelto más fluidos, cambiando dinámicamente a lo largo del curso de la vida en el contexto de los límites de la familia y la vida laboral. 

Esto se da gracias a que, a lo largo de los años, dentro de la historia de la humanidad, las personas han ido adoptando diferentes valores y principios gracias a los cambios en la cultura, las diferentes religiones, las costumbres alrededor del mundo, etc., en relación con el rol que deben asumir el hombre y la mujer en la sociedad y por mayor parte el rol que deben asumir en una familia. Cabe decir que, desde el nacimiento, el hombre y la mujer presentan una diferenciación clara desde lo biológico; sin embargo, las diferencias vistas desde el punto emocional o de pensamiento son totalmente causa de la influencia de la cultura y de las diferentes concepciones que adapta una sociedad. Los niños al nacer, nacen sin ningún prejuicio o idea acerca del mundo, por lo cual, es la educación dada por los padres y por la sociedad la que forma al individuo y tiene un gran impacto en su forma de pensar y le transmite valores y principios. 

La mujer suele ser destinada para la fecundación, el cuidado de los hijos y los deberes del hogar, mientras que del hombre se espera su capacidad de garantizar la satisfacción económica de su familia. Por muchos años ha existido una discriminación hacia la mujer, convirtiéndola en un objeto únicamente para el placer y la fecundación, provocando una relación de poder dominante donde el hombre se encuentra delante de la mujer. Esta perspectiva y mentalidad tradicionalista, cargada de valores y normas, fue la que marco esta diferencia entre ambos géneros, donde la mujer y su rol en la familia es despreciada y le dan menos valor a que aquellas tareas y funciones del hombre. Hablar de la mujer desde el concepto de género, es referirnos a una historia de dependencia que nace en las comunidades primitivas y que sigue existiendo en las comunidades contemporáneas. Sin embargo, esta diferencia entre ambos géneros, no solo afecta a la mujer, si no también afecta al hombre, poniéndolo como víctima de las expectativas sociales y culturales de nuestra sociedad.

Para poder entender con mayor comprensión el fenómeno estudiado en esta investigación, es indispensable comprender el significado del rol social. Según el sociólogo y escritor Erving Goffman, el rol social se refiere al deber y comportamiento que el individuo debe cumplir dentro de la sociedad. Todos los individuos en una sociedad tienen una función definida por los aspectos sociales y culturales. Igualmente, el estatus social del individuo es un gran factor que define su rol en la sociedad. El psicólogo americano, Theodore R. Sarbine, define el rol como la conducta que se espera de un individuo en la sociedad. De ahí embarca el significado del rol de género en nuestra sociedad, que se define como el conjunto de papeles y expectativas sobre la mujer y el hombre. Este concepto no solamente se refiere a su papel en la sociedad, si no que también a la manera en la que deben comportarse, sentir y actuar. Estos roles son asignados por nuestra sociedad y como consecuencia, las mujeres y hombres se identifican de acuerdo con estos roles que la sociedad asignó.

En los años setenta, surge el termino “género”, que hace referencia al hecho de ser mujer o hombre y abarca las expectativas y principios relacionadas con su diferenciación entre ambos. Este término se dio gracias a la revolución sexual y a los movimientos feministas. A partir del surgimiento de este término, aparecen los estereotipos, que son el conjunto de creencias y juicios acerca de las características particulares que deben tener cada género. Los estereotipos crean los roles de género, ya que definen la forma “ideal” en la que deben comportarse los dos sexos y como deberían realizar su vida cotidiana; siguiendo las normas y expectativas que la sociedad cree correcta. Los estereotipos condicionan y limitan los comportamientos y funciones de los seres humanos.

Es importante saber distinguir entre el género y el sexo, ya que el sexo se refiere a las características inmodificables biológicos y anatómicas con la que los seres humanos nacen y los define como hombre y mujer, mientras que el género son las ideas sociales que se construyen a partir de las culturas.

Historia del concepto “género”

Últimamente la palabra género ha aparecido en el vocabulario, ya que antes de eso solo se encontraba el concepto sexo. Los cuerpos de los hombres y las mujeres, igual que los roles sociales de ambos, se analizaron usando este mismo término. Los dos conceptos ahora se han apartado, ya que se vio la necesidad de describir con mayor profundidad al ser hombre y así poder generar una mayor distinción entre ambos sexos. Casi a finales del siglo XX, no hubo un lenguaje o concepto con el cual los grandes investigadores o activistas pudieran argumentar cómo las diferencias de sexo ejercen los roles sociales. El concepto ‘sexo’ no fue suficiente para especificar las muchas maneras en que los seres humanos expresan su comportamiento y conducta en la cultura, en su entorno social y en el ámbito personal. Es decir, ‘masculino’ y ‘femenino’, se convirtieron en términos y formas cuestionables y objetivas de entender la diferencia para aquellas personas que querían discutir sobre las formas en que se crean las normas o tradiciones culturales y cómo pueden cambiar. El cuerpo de una persona, después de todo, no puede explicar con profundidad cómo vive y en que valores y principios se basan sus actitudes y comportamiento. Por estas razones, el concepto de ‘género’ se usa ahora para describir las formas en que los ‘hombres’ y ‘mujeres’ son categorías creadas por la sociedad para separar lo que se supone que deben hacer los hombres y las mujeres, cómo deben comportarse y qué valor tiene el rol de cada uno. La sociedad siempre ha puesto el rol del hombre superior al de la mujer, desvalorizando a toda mujer y su función, sin embargo, gracias a los cambios sociales, el rol de la mujer en el aspecto laboral y familiar han logrado obtener el mismo valor que el del hombre.

En la década de 1930, la antropóloga Margaret Mead hizo una investigación sobre tres sociedades samoanas, con el fin de poder analizar y comprender el comportamiento de ambos sexos y poder concluir si verdaderamente existía estos paradigmas acerca de los géneros en todas las culturas. Descubrió que ambos sexos estaban presentes en las sociedades, sin embargo, cada sociedad les asignaba diferentes roles a las personas basadas en su género. Las mujeres y los hombres en las tres sociedades tenían maneras muy diferentes de comportarse, lo que Mead llamó como temperamento, refiriéndose a la personalidad y carácter de la persona. A partir de esta investigación, Mead logro llegar a la conclusión de que las categorías “hombre” y “mujer”, no son naturales, ya que en cada sociedad difieren sus roles y la idea de su comportamiento en el ámbito laboral y familiar dependen de la ubicación y cultura. Está claro que, el cuerpo de la persona no significa que existan los roles de género naturales, porque si esto fuera cierto, los roles sociales habrían sido los mismos en todas las culturas. Mead propuso que los investigadores encargados en los aspectos sociales comiencen a trabajar con el concepto de ‘temperamento’, en lugar del término ‘sexo’. Esto permitiría analizar y comprender todas las maneras en que se puede expresar el género. Mead también insistió en que el género hace que la cultura sea más cautivadora y que entre más géneros disponibles, más triunfara la cultura.

En 1975, Gayle Rubin, un antropólogo, argumentó que la percepción de que los hombres y las mujeres tenían una diferenciación, dio inicio a principios de la civilización humana. Argumento que, gracias a la civilización humana, existía la tendencia de que ambos sexos debían tener diferentes roles sociales y familiares. Gayle explica como la civilización nació cuando las mujeres eran tratadas como objetos que podían intercambiarse a través del matrimonio, y que, debido a este intercambio de mujeres, las sociedades empezaron adaptar a esta idea de que los hombres eran diferentes entre sí. las mujeres eran vistas como objetos a intercambiar, y los hombres como quienes podían tomar decisiones sobre las mujeres y que eran superiores a ellas. El termino “género” se creó a partir del momento en que se pensaba que los hombres y las mujeres tenían roles distintos.

En la década de 1980, las feministas desarrollaron diferentes teorías sobre cómo se estableció el termino ‘mujer’ y comenzaron a usar el término ‘género’, en lugar de “sexo”, como la principal forma de argumentar la relación y diferencias entre mujeres y hombres. Muchas personas, argumentaron que la mujer es aquella que está disponible como un objeto sexual para los hombres y se transforma en una mujer por este proceso de objetivación. Esto impulso a muchos activistas e investigadores querer liberar a la mujer y deshacerse de esta idea en la sociedad acerca de las mujeres, ya que las despreciaba y las obligaba a rebajarse. A causa de esto, el género se estaba convirtiendo en el criterio para aquellas personas dentro de las ciencias humanas y sociales y también estaba siendo utilizado por los medios populares en Europa Occidental y las Américas.

En la década de 1990, el concepto de genero logro fragmentarse aún más, debido al desarrollo de múltiples teorías posmodernas en las humanidades acerca de los roles de género y sus ideas. La filósofa feminista, Judith Butler, argumentó que el género es una actuación, ya que es representada por medio de la forma en la que la persona actúa, su forma de sentir, de hablar y hasta su forma de vestir. Argumenta que, si no fuera por estos comportamientos de la persona, el género no existiría, ya que se puede ver las diferentes maneras en las que el hombre y la mujer se comportan desde un punto visual. También argumentó que el concepto de género, donde marca una diferencia entre hombre y mujer, es lo que nos permite ver el sexo en primer lugar.

El concepto de género no podría haber surgido sin el feminismo, los estudios feministas y la demanda de las mujeres de comprender cómo sus roles en la sociedad se habían creado a lo largo de la historia. El género nos permite hacer y ver lo que el concepto limitado de ‘sexo’ no lo hace. El género crea diferencias entre hombres y mujeres, pero al mismo tiempo, nos permite entender que nuestros roles no son fijos y pueden variar dependiendo del cambio.

Origen del feminismo y su teoría

El término feminismo se puede emplear para especificar un movimiento político, cultural o económico con el fin y objetivo de establecer la igualdad de derechos y la protección con respecto a las mujeres. El feminismo conlleva teorías y filosofías políticas y sociológicas vinculadas con asuntos y problemáticas de la diferencia de géneros, igualmente consiste en un movimiento que defiende la igualdad de género para las mujeres y hace campañas por los derechos e intereses de las mujeres. A pesar de que los términos ‘feminismo’ y ‘feminista’ no tuvieron un uso divulgado hasta la década de 1970, ya se usaban en el lenguaje público mucho antes. El mayor ingreso de mujeres al ámbito laboral se dio a partir del siglo XX y ha afectado a los roles de género y a la división del trabajo dentro de los hogares de manera significativa.

El feminismo y las relaciones heterosexuales

La socióloga Arlie Russell Hochschild presenta evidencia de que en parejas donde ambos sexos tienen carreras profesionales, en promedio, ambos pasan aproximadamente la misma cantidad de tiempo trabajando, pero las mujeres aún así pasan más tiempo en las tareas domésticas a comparación con el hombre. Existen muchas críticas feministas acerca de las aportaciones de los hombres hacia el cuidado infantil y el trabajo doméstico. Para las feministas, se les hace injusto que se espere que las mujeres realicen más de la mitad del trabajo doméstico y el cuidado infantil de un hogar cuando ambos miembros de la relación también trabajan fuera del hogar.

Conflicto de los roles de género de los hombres

Existe un creciente conflicto que sugiere que muchos hombres están lidiando con su identidad de género y tratando de obtener una mayor comprensión de sí mismos y de sus roles en la sociedad. Ha habido varios cambios en el rol masculino a lo largo de los años, por ejemplo, el hombre de los cincuenta se consideraba un ‘hombre macho’ y cuya función principal era la de proveedor. A principios de los años setenta y ochenta se observó la evolución del hombre sensible de la nueva era, que era más capaz de expresar vulnerabilidad. Este aumento de la sensibilidad, sin embargo, a menudo se asociaba con una disminución. La literatura sobre el rol de género masculino afirma que hoy en día los hombres están buscando modelos de masculinidad nuevos y más apropiados, lo que sugiere que hay muchos hombres que quieren cambiar los límites de sus vidas y reformar su forma. Incluso se ha sugerido que los hombres están atrapados en medio de una transición dolorosa en la que el modelo tradicional de masculinidad se está derribando a su alrededor y las expectativas modernas son poco naturales. Este proceso ha sido fuertemente influenciado por mujeres que han adoptado roles que tradicionalmente caían dentro del ámbito masculino, como el de proveedor de la familia. Todos estos factores parecen haber llevado a los hombres a sentirse cada vez más confundidos acerca de su rol de género.

No fue hasta finales de los setenta y principios de los ochenta que las personas comenzaron a considerar que tales roles de género socializados también podrían ser restrictivos para los hombres. Algunos escritores sugirieron que la socialización masculina fue la causa principal de los problemas físicos y emocionales de los hombres y que dichos problemas se derivaron de expectativas sociales.

Teoría de Pleck

Joseph Pleck (1981), desarrolló la teoría de que la masculinidad era una construcción cultural, creada a partir de las expectativas de la sociedad, influenciados por fuerzas como los padres, maestros, compañeros y los medios de comunicación sobre lo que constituía la masculinidad. De acuerdo con esta teoría, a los niños se les enseña desde temprana edad lo que es aceptable e inaceptable para el comportamiento masculino. El comportamiento “aceptable” es alentado y el “inaceptable” es castigado, a través de la crítica. Por lo tanto, los hombres están condicionados a aceptar estas normas. Los hombres se encuentran constantemente presionados por someterse a estas normas y expectativas, y de este modo, acaban teniendo consecuencias reflejadas en su comportamiento y estabilidad sensitiva.

Teorías de los roles de genero

Los roles de género son suposiciones definidas social y culturalmente sobre el comportamiento y la sensibilidad de los hombres y las mujeres. Muchos teóricos creen que los roles de género forman las bases para el desarrollo de la identidad de género. Las teorías psicológicas del rol de género y el desarrollo de la identidad de género incluyen la teoría evolutiva, la teoría de objeto-relaciones, la teoría del esquema de género y la teoría del rol social.

Teoría evolutiva

La teoría evolutiva del desarrollo de género se basa en las bases genéticas para las diferencias entre hombres y mujeres. Propone que los hombres y las mujeres han evolucionado de manera diferente para cumplir sus funciones diferentes y complementarias, que son necesarias para la supervivencia. De manera similar, los socio-biólogos sugieren que las diferencias de comportamiento entre hombres y mujeres se derivan de diferentes estrategias sexuales y reproductivas que han evolucionado para garantizar que los hombres y las mujeres puedan reproducirse y transmitir sus genes de manera eficaz. Según esta teoría, no existe una causa de comportamiento puramente ambiental o situacional. Este aspecto se refiere a las causas o mecanismos hormonales y físicos del comportamiento. Se plantea la hipótesis de que tales mecanismos han evolucionado porque tienen consecuencias de comportamiento. Un ejemplo de esto sería la respuesta de lucha o huida al peligro. Cuando una persona se encuentra en una situación peligrosa, el sistema nervioso libera hormonas que permiten a los humanos reaccionar rápidamente a los estímulos; esto es evolutivamente adaptable, ya que ayuda a las personas a escapar de situaciones peligrosas.

Teoría objeto-relaciones

La teoría de las relaciones de objeto es el proceso de desarrollar un alma en relación con otros en el medio ambiente durante la infancia. La teoría de las relaciones de objeto sugiere que la forma en que las personas se relacionan con los demás y las situaciones en sus vidas adultas está determinada por las experiencias familiares durante la infancia. Por ejemplo, un adulto que experimentó descuido o abuso en la infancia esperaría un comportamiento similar de otros que les recuerdan a los padres negligentes o abusivos de su pasado. Estas imágenes de personas y eventos se convierten en objetos en el inconsciente que el ‘yo’ lleva a la edad adulta, y el inconsciente los usa para predecir el comportamiento de las personas en sus relaciones e interacciones sociales.

El primer ‘objeto’ en alguien suele ser una imagen interiorizada de la madre. Los objetos internos están formados por los patrones en la experiencia de uno de ser cuidado como un bebé, que puede o no ser representaciones precisas de los cuidadores externos reales. Los objetos suelen ser imágenes internas de la madre, o el padre. Los objetos a menudo continúan ejerciendo una fuerte influencia a lo largo de la vida.

Esta teoría afirma que el vínculo temprano entre madre e hijo afecta a niños y niñas de manera diferente. Mientras que los niños deben separarse de sus madres para formar sus identidades como varones, las niñas no tienen que soportar esta separación para definir sus identidades como mujeres. Explica que el rol devaluado de las mujeres es producto del proceso doloroso que los hombres sufren para separarse del rol femenino.

Teoría del esquema de genero

Es una teoría cognitiva para explicar cómo los individuos adquieren un género en la sociedad y cómo las características vinculadas al sexo se mantienen y transmiten a otros miembros de una cultura. La teoría del esquema de género se centra en el papel de la organización cognitiva además de la socialización. Esta teoría postula que los niños aprenden por parte de sus culturas y sociedades, la forma de definir los roles de hombres y mujeres y luego internalizan este conocimiento como un esquema de género, o una creencia central no cuestionada. El esquema de género se utiliza para organizar experiencias posteriores. Las percepciones de los niños sobre hombres y mujeres son una interacción entre sus esquemas de género y sus experiencias. Con el tiempo, los niños incorporarán sus propios conceptos en su esquema de género y asumirán los rasgos y comportamientos que consideren adecuados para su género.

Teoría del rol social

La teoría del rol social de Eagly sugiere que la división sexual del trabajo y las expectativas sociales basadas en estereotipos producen los roles de género. Eagly distingue entre las dimensiones comunales y de agente de las características estereotipadas de género. El rol comunitario se caracteriza por atributos, como la nutrición y la expresividad emocional, comúnmente asociados con las actividades domésticas y, por lo tanto, con las mujeres. El papel del agente se caracteriza por atributos como la independencia, comúnmente asociados con las actividades públicas y, por lo tanto, con los hombres. El comportamiento está fuertemente influenciado por los roles de género cuando las culturas respaldan los estereotipos de género y forman expectativas firmes basadas en esos estereotipos.

Efectos negativos de los roles de género

Desde el desarrollo de la personalidad hasta las carreras y la educación, los roles de género han establecido límites que causan un efecto negativo en ambos géneros. Uno de los fundamentos básicos de los roles de género es la creencia de que ciertos rasgos de personalidad están relacionados con el género biológico. Por ejemplo, se cree que las mujeres son ‘sumisas’, mientras que los hombres son ‘agresivos y asertivos’. Se espera que las mujeres sean emocionales, mientras que los hombres ‘deben manejar y reprimir sus emociones’. Estos pueden llevar a muchos problemas. Estas expectativas obligan a las personas a cambiar quiénes son y las avergüenzan si no lo hacen. Tratar de cambiar o no aceptar la personalidad de uno puede llevar a conflictos internos e infelicidad con la situación en la que se encuentra. La depresión, la ansiedad y la baja autoestima pueden ser causadas por las emociones de opresión o ponerse en situaciones en las que uno no se siente cómodo. Los roles de género son un factor importante en los roles que los hombres y las mujeres tienen en un entorno familiar. La mayoría de las familias se establecen donde el padre trabaja y es el jefe de la casa y la madre se queda en la casa para cuidar de la casa y los niños. Esto puede vincularse a la idea de que las mujeres son más amables y cuidadosas. La sociedad presiona a las mujeres para que tengan y críen hijos, incluso cuando la mayoría son felices sin ellas. Debido al estereotipo de que los hombres tienen autoridad, se desprecia cuando un hombre es un esposo que se queda en casa y su esposa trabaja. Se le considera débil y ‘no masculino’ por no buscar un trabajo exigente y dejar que la esposa cuide de la familia. Si bien los roles y estereotipos de género pueden parecer inocentes y casi inexistentes en la cultura actual, todavía están presentes y causan un efecto importante en las generaciones actuales y futuras. Establecen límites en la personalidad y en la conciencia de salud mental. Tratan de forzar a los hombres y mujeres a ciertas categorías de trabajo y discriminan a los que no cumplen.

Impacto de los roles de género en los jóvenes

Investigadores han descubierto a través de varios estudios, que los roles de género generalmente se introducen por primera vez en los niños en el hogar y se refuerzan aún más a medida que crecen los hermanos, compañeros de clase, entrenadores, clérigos y otros, y no importa donde crezcan los niños, los estereotipos de género prevalecen y tienen implicaciones significativas tanto para las niñas como para los niños.

Las restricciones basadas en el género en las niñas las ponen en mayor riesgo de abandonar la escuela, quedar embarazadas, el matrimonio infantil y la exposición a la violencia, la depresión, el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual. De hecho, en comparación con los niños, las niñas tienen el doble de probabilidades de experimentar depresión a los 16 años. Y mientras que los hombres tienen cuatro veces más probabilidades de morir a causa del suicidio que las mujeres, las adolescentes tienen más probabilidades que los adolescentes de intentar suicidarse.

Para los niños, el mito hegemónico de ser fuerte e independiente generalmente los pone en mayor riesgo de ser víctimas de violencia física. Se ha vuelto cada vez más aceptable que las niñas cuestionen los estereotipos de género, pero los niños todavía pueden lidiar con el acoso físico para desafiar las normas de género. Varios investigadores han encontrado que los niños no solo mueren con más frecuencia que las niñas a causa de lesiones no intencionales, y no solo son más propensos al abuso de sustancias y el suicidio, sino que, como adultos, sus expectativas de vida también son menores en comparación con las mujeres.

Impacto de los medios de comunicación

De las muchas influencias en cómo vemos a los hombres y a las mujeres, los medios son uno de los más poderosos. Se encuentran a lo largo de nuestras vidas diarias, los medios de comunicación insinúan sus mensajes en nuestra conciencia en todo momento. Todas las formas de los medios comunican imágenes de los sexos, muchos de los cuales perpetúan percepciones no realistas, estereotipadas y limitantes contra las mujeres.

Una forma primaria en que los medios distorsionan la realidad es en mujeres subrepresentadas. Ya sea que se trate de televisión en horario de máxima audiencia, en la que hay tres veces más hombres blancos que mujeres o programación infantil, en la que los varones superan en número a las mujeres de dos a uno, o noticieros, en el que las mujeres representan el 16% de los noticieros y en las que se incluyen historias sobre hombres 10

veces más a menudo que sobre las mujeres, los medios de comunicación tergiversan proporciones reales de hombres y mujeres en la población. Esta distorsión constante nos tienta a creer que realmente hay más hombres que mujeres y, además, que los hombres son el estándar cultural.

En general, los medios de comunicación continúan presentando a mujeres y hombres en formas estereotipadas que limitan nuestras percepciones de las posibilidades humanas. Típicamente, los hombres son retratados como activos, aventureros, poderosos, sexualmente agresivos y en gran parte no involucrados en las relaciones humanas. Al igual que las descripciones de las mujeres en relación con el género son representaciones de mujeres como objetos sexuales que suelen ser jóvenes, delgadas, bellas, pasivas, dependientes, a menudo incompetentes y tontas. Los personajes femeninos dedican sus energías primarias a mejorar sus apariencias y cuidar de hogares y personas. Debido a que los medios de comunicación impregnan nuestras vidas, las formas en que tergiversan a los géneros pueden distorsionar la forma en que nos vemos a nosotros mismos y lo que percibimos como normal y deseable para hombres y mujeres.

Beneficios de los cambios de roles de género

Las parejas que comparten trabajo, hogar y responsabilidades familiares experimentan beneficios tanto en el hogar como en la carrera del padre. Las mujeres y los hombres pueden beneficiarse al asumir más de un rol social tradicional, como trabajador o padre. En los últimos 30 años, más mujeres se han unido a la fuerza laboral y más hombres han asumido tareas domésticas. Solíamos pensar que los múltiples roles y su equilibrio causaban estrés en las personas, sin embargo, las múltiples investigaciones han mostrado que los múltiples roles son beneficiosos, anulando así las teorías clásicas.

La familia en el siglo XXI

Las familias son cada vez más fragmentadas y diversas. Nuestro mundo en rápida evolución está afectando nuestra vida doméstica y, como resultado, ha habido cambios en la estructura familiar, cómo interactúan sus miembros y cómo pensamos que la familia es un segmento de consumidores. Si bien la unidad familiar tradicional de mamá, papá y dos hijos no se ha extinguido, las configuraciones más modernas han ido tomando forma rápidamente en la última década. Los cambios culturales, sociales y económicos naturalmente han traído nuevos segmentos familiares, desde la convivencia hasta la maternidad no matrimonial. Los roles familiares tradicionales también están evolucionando, por ejemplo, más mujeres están persiguiendo

oportunidades de carrera y convertirse en el sostén de la familia, mientras que los hombres se sienten más cómodos con la idea de quedarse en casa para cuidar a los niños y hacer las tareas domésticas. La era digital y el papel de las nuevas tecnologías también son clave para la forma en que nos comunicamos con nuestros seres queridos y están influyendo en cómo criamos a nuestros hijos.

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07 July 2022
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