Casa De Muñecas: Crítica A La Burguesía A Través De Su Protagonista

Introducción.

El siguiente escrito evaluará la crítica del escritor Ibsen a la sociedad burguesa a través de Nora, protagonista de Casa de muñecas (1880). La obra se basó en el caso real de una escritora, Laura Kieler, amiga de la familia, que falsificó un pagaré después de pedir un préstamo para costear el viaje de su marido a Suiza por problemas de salud. Al ser descubierta, fue internada por el marido y quedó bajo su estricta vigilancia sin poder educar a sus hijos, como si ella fuese una lacra de la sociedad. Realizaré este análisis partiendo de la pregunta prescrita que mejor se ajusta a mi tarea, en este caso, ¿Cómo y por qué un grupo social dado se representa de determinada manera?

Para realizar esta investigación en su mejor versión, he de analizar los rasgos de la burguesía que se reflejan en la obra y como se usa al personaje de Nora para hacer una crítica de estos. La tarea hace referencia a la tercera parte del curso, Literatura: Textos y contextos. Me centraré en la obra teatral Casa de muñecas. El siguiente análisis se enfocará en los siguientes puntos clave. Para comenzar estableceré la relación entre Ibsen y la burguesía. Continuaré con el reflejo de la burguesía en sus obras, concretamente en Casa de muñecas obra donde la burguesía se ve muy reflejada, ya que, en el siglo XIX, se producía el gran debate de la burguesía.

Finalmente analizaré como la sociedad burguesa es criticada en la obra a través de la protagonista, Nora basaré en la obra y en distintas fuentes que se refieran a ello, para poder hacer un análisis lo más detallado posible. La crítica de Ibsen hacia la sociedad burguesa en su obra “Casa de Muñecas”, a través de su protagonista Nora.

Desarrollo.

Durante la época en que vivió Ibsen, Noruega era un lugar donde la sociedad aparecía vergonzosamente discriminatoria: “Nuestra sociedad es masculina y hasta que no entre en ella la mujer, no será humana” escribió Ibsen. Podemos entonces afirmar que el autor con la obra que nos ocupa, de forma plenamente deliberada y consciente, pretendió hacer llegar un mensaje atrevido e incómodo, que invitará a la reflexión.

Ibsen no podía de ninguna manera ser testigo de lo que ocurría a su alrededor y permanecer callado. Se sentía obligado con su conciencia y con la propia sociedad. Prueba de ello es que el autor se inspiró en un hecho real de su entorno para escribir “Casa de Muñecas”. Concretamente le impactó la historia de una mujer de nombre Laura Kieler, quien pidió un préstamo sin el conocimiento de su marido. A raíz de ello, el caso tuvo un desenlace trágico. Su marido le exigió el divorcio, perdió la custodia de sus hijos y terminó con una aguda crisis emocional que obligó a su ingreso en un centro psiquiátrico.

El hecho de que Casa de Muñecas tenga como protagonista una figura femenina (Nora) cuyo comportamiento evoluciona a lo largo de la obra (desde los cánones estereotipados de una mujer burguesa del momento, a los de una mujer liberada y con ideas propias) constituyó un escándalo muy considerable en la sociedad noruega del momento y, al mismo tiempo, un gran logro en el movimiento emancipatorio de las mujeres, dada la resonancia internacional que la obra tuvo.

Si pasamos a analizar “Casa de Muñecas” y a su protagonista Nora, quizá lo que primero llama la atención es el propio título de la obra. Un título lleno de simbolismo, que rezuma crítica por los cuatro costados. Lo que primero nos puede evocar, es que las mujeres desde que son niñas juegan “a las casitas con sus muñecas”. Desde pequeñitas se les inculca el que será su rol de adultas, como “buenas madres y esposas” al cuidado del hogar.

Como decía Ibsen sobre esta obra: Lo esencial para mí ha sido describir a seres humanos, sentimientos humanos, y destinos humanos basados en ciertas condiciones y posturas sociales. Basándose en esto podemos inferir que el autor previamente ha decidido seleccionar aquellos roles, actitudes y planteamientos que quiere denunciar, teniendo siempre como eje de la acción a su protagonista, Nora. Y alrededor de ellos va “tejiendo” de forma milimétrica un traje a la medida de sus necesidades.

Así nacen de forma calculada los distintos personajes, la relación entre ellos, sus diálogos, etc. Cada escena está cuidadosamente calculada para denunciar un hecho o actitud concreta, y cuyo objetivo no es otro que el de “aguijonear” la conciencia del lector. En referencia a la obra: Cada escena, cada diálogo, casi cada instante de la obra lo hayamos engarzado a otro del acto anterior y del posterior, de manera que cada pieza depende de las restantes y la menor alteración que sufra cualquiera dañará, no solo la armonía, sino hasta el sentido del conjunto.

Un interesante ejemplo de ello lo encontramos en unos de los diálogos entre Torvaldo y Nora, a cerca de Krogstad, y donde Torvaldo lanza una afirmación llena de prejuicios contra el género femenino: casi todas las personas depravadas tuvieron madres mentirosas. Se debe a las madres con más frecuencia, aunque el padre, como es natural, haya obrado lo mismo. En esta obra el autor, como indicaba antes, se siente obligado a decirnos que el mundo debe cambiar. Ibsen enfrenta al lector con una sociedad burguesa anclada en ideas y valores que miran para otro lado ante la tozudez de una realidad groseramente injusta. Donde la mujer es relegada por la autoridad del hombre (padre/marido).

Por otro lado, Nora (la esposa) no sabe a qué atenerse sobre lo que es correcto o incorrecto. La protagonista se enfrenta a su propia conciencia (donde cree entender lo que es correcto) por un lado y la confianza en la autoridad del hombre por otro, y esto la sume en una total confusión. Las “piezas” de cómo le habían inculcado que debería ser su vida, y de cómo ve ahora ella que son, ya no encajan.

A medida que va evolucionando la obra, la protagonista se da cuenta de que una mujer no puede ser auténticamente ella misma en la sociedad actual, que es una sociedad exclusivamente masculina. Todo es valorado desde el prisma de los hombres y de su conciencia (no de la obediencia o sumisión), encaminado a salvar la vida de su marido, es del todo incomprendido desde los parámetros burgueses de la sociedad y de su propia pareja. El miedo al “escándalo”, al “qué dirán”, al “que será de nuestro buen nombre”, etc. pasa a ser lo más importante. El amor, la confianza, la generosidad y el espíritu de sacrificio que debería estar presente en todo matrimonio, pasa a un segundo plano. Lo primero es cuidar las apariencias.

A raíz de ello surge un evidente conflicto moral. Agobiada y confusa bajo el supuesto “respeto a la autoridad del hombre”, pierde la confianza en su razón moral, e incluso (lo que es más terrible) en su capacidad para educar a sus propios hijos. La protagonista reflexiona sobre el papel que se espera de ella, donde debe anteponer a su propio “yo” (su conciencia, su voluntad y su intelecto) a todos los demás elementos que la rodean: marido, hijos, hogar, el qué dirán, etc. Decidiendo que, si no son capaces de entenderla, de asumir sus razones y su condición de mujer adulta e independiente, romperá con todo ello.

Conclusión.

Como conclusión podemos decir que Ibsen muestra “a la vista de todos” una sociedad y unas relaciones familiares, trasnochadas, incongruentes e injustas. Donde se quiere evidenciar que un mundo donde la mujer no tenga un papel activo y de “tú a tú” con el hombre, es profundamente injusto. Un mundo que solo podrá avanzar en sus libertades si da cabida a una mujer plena e independiente. Donde un hombre y una mujer, más allá de su sexo, deban ser valorados como “seres humanos”.

17 August 2021
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