Coronavirus: Origen, Magnitud de Contagios y Modos de Prevención

Ensayo sobre el coronavirus contiene información sobre situación epidemiológica, que ha ocurrido en el mundo.

Introducciòn:

El coronavirus (COVID 19) es una enfermedad infecciosa causada por un virus recientemente descubierto. La mayoría de las personas que enferman experimentan síntomas de leves a moderados y se recuperan sin tratamiento especial.

La epidemia ha evolucionado de manera muy rápida y con ello, el conocimiento que se tiene sobre este nuevo virus. Sin embargo, como sucede con toda nueva epidemia, sigue habiendo muchas incógnitas que se irán resolviendo a medida que ésta evolucione y a medida que los científicos logren entender más sobre el comportamiento del virus.

Tal fue la magnitud de contagios que La Organización Mundial de la Salud (OMS) la reconoció como una pandemia global el 11 de marzo de 2020. Por ello cada país informa de los casos de COVID-19 verificados en su territorio

Origen:

Los coronavirus son una serie de virus llamados así por su forma, ya que tienen una especie de corona (como la de un reloj) del ‘núcleo’ del virus. Estos organismos conviven con el ser humano desde siempre, y hay muchos tipos de ellos, tanto animales como humanos.

Un virus (es un agente infeccioso microscópico acelular que solo puede reproducirse dentro de otros organismos. Su evolución para reproducirse dentro de las células que infectan, es sorprendente ya que por sí solos no son capaces de hacerlo porque carecen de la maquinaria molecular necesaria.

Sin embargo, el primer análisis comparativo de esta nueva enfermedad determinó que el 2019-nCov (nombre provisional del virus que finalmente fue denominado SARS-CoV-2), era ‘suficientemente distinto’ de los otros detectados en humanos, para ser considerado como una nueva enfermedad: el Covid-19.

El punto común de los primeros casos del nuevo coronavirus fue el mercado de la ciudad china de Wuhan, en la provincia de Hubei: ese fue el epicentro de la crisis sanitaria declarada a nivel mundial. Wuhan es un popular mercado de animales. De ahí la importancia de averiguar desde qué animal ‘dio el salto’ el coronavirus para infectar a los humanos.

A partir de análisis filogenético se sugiere que los murciélagos podrían ser el huésped original de este virus, un animal vendido en el mercado de mariscos en Wuhan podría representar un huésped intermedio que facilita la aparición del virus en humanos’, explican los investigadores.

De acuerdo a ello el ‘2019-nCoV guarda estrecha relación con dos coronavirus similares al síndrome respiratorio agudo severo derivado del murciélago.

Se propaga…

El virus que causa la COVID 19 se transmite principalmente a través de las gotículas generadas cuando una persona infectada tose, estornuda o espira, aquellas mismas son demasiado pesadas para permanecer suspendidas en el aire y caen rápidamente sobre el suelo o las superficies. Usted puede infectarse al inhalar el virus si está cerca de una persona con COVID 19 o si, tras tocar una superficie contaminada, se toca los ojos, la nariz o la boca.

Las manifestaciones clínicas de una infección por coronavirus dependen en gran medida del tipo de virus y el estado de salud de la persona, pero los signos clínicos más comunes incluyen los propios de un resfriado común, destacando fiebre, tos y síntomas respiratorios (disnea y otras alteraciones de la respiración). También se han notificado síntomas gastrointestinales, incluyendo diarrea.

En los casos más severos, la infección puede causar bronquitis o neumonía (bien sea neumonía viral directa o favorecer una neumonía bacteriana secundaria), síndrome respiratorio agudo severo, fallo o insuficiencia renal e incluso la muerte.

Como ocurre con muchos otros virus, por el momento no existe un tratamiento específico de la enfermedad causada por nuevos coronavirus. No obstante, muchos de los síntomas pueden ser manejados clínicamente, por lo que el tratamiento debe individualizarse en base al estado del paciente.

¿Cómo puede prevenirse la infección por coronavirus?

Puesto que aún no se dispone de tratamiento ni vacunas eficaces, la mejor estrategia colectiva para hacer frente a la infección por coronavirus consiste en controlar la fuente de infección y, sobre todo, alcanzar un diagnóstico temprano que permita notificar los casos, aislar a los pacientes (y sus contactos directos) brindando tratamiento sintomático y de soporte oportuno y publicar la información epidemiológica de manera que se evite, en la medida de lo posible, un pánico sanitario innecesario en la sociedad.

A nivel individual, normas adecuadas de higiene, la ventilación de interiores y evitar asistir a lugares donde haya acumulaciones de personas contribuirán a prevenir la infección por SARS-CoV-2.

Es importante recordar a la población y al personal sanitario las medidas básicas para reducir el riesgo general de transmisión de infecciones respiratorias agudas, entre las que se pueden destacar las siguientes:

  • Evitar el contacto directo con personas que padezcan sintomatología de infecciones respiratorias agudas (tos o estornudos), manteniendo con ellos una distancia prudencial de al menos 2 metros.
  • Lavarse las manos con frecuencia con agua y jabón o soluciones hidroalcohólicas, especialmente después del contacto directo con personas enfermas o su entorno, antes de comer, y tras usar el baño, el trasporte público o tocar superficies sucias.
  • Evitar tocarse ojos, nariz y boca con las manos.
  • En espacios públicos, será obligatorio el uso de mascarilla.
  • Las personas con síntomas de una infección respiratoria aguda deberían, por su parte, mantener cierta distancia con los demás, cubrirse nariz y boca con pañuelos desechables o ropa (con el codo flexionado) al estornudar o toser y lavarse las manos.
  • En los centros de atención sanitaria, se debe incidir en la mejora de las prácticas habituales de prevención y control de infecciones, especialmente en las unidades de urgencias de hospitales.

Estas medidas profilácticas, cuya importancia queda resaltada, serán útiles también para prevenir el contagio de otras enfermedades víricas estacionales como la gripe.

Las personas de la tercera edad y las que tienen padecimientos como la diabetes, cardiopatías, enfermedades respiratorias, hipertensión arterial o inmunodeficiencias tienen un riesgo mucho mayor de contraer la enfermedad y de llegar a tener complicaciones graves, y se les aconseja quedarse en casa tanto como sea posible.

Y por último…

Para evitar la expansión del virus, los gobiernos han impuesto restricciones de viajes, cuarentenas, confinamientos, cancelación de eventos y el cierre de establecimientos.

Todavía es posible frenar la situación: “todos los países aún pueden cambiar el curso de esta pandemia”. De tal manera, por medio de medidas arbitrarias y/o concientizadoras se ha alentado a no cesar los esfuerzos en aquellos enclaves con peor situación. “Incluso aquellos países con transmisión comunitaria o grandes grupos pueden cambiar el rumbo del Covid-19 ya algunos han demostrado que este virus puede ser suprimido y controlado”.

Los gobiernos han instado a mantener un equilibrio adecuado entre protección de la salud, interrupciones económicas y sociales y los derechos humanos. En este sentido, se deberán crear políticas que apunten a mitigar estas consecuencias apelando a la responsabilidad común de todos.

“Esto no es solo una crisis de salud pública, es una crisis que afectará a todos los sectores, por lo que cada sector y cada persona deben participar en la lucha”.

A estas alturas, ya nadie ignora que la pandemia no es sólo una crisis sanitaria. Es lo que las ciencias sociales califican de «hecho social total», en el sentido de que convulsa el conjunto de las relaciones sociales, y conmociona a la totalidad de los actores, de las instituciones y de los valores.

Es sabido que la humanidad está viviendo con miedo, sufrimiento y perplejidad. Es de cierta forma una experiencia inaugural. Descubriendo que la historia es, en realidad, impredecible. El mundo se haya ante una situación enigmática, sin precedente.

Mientras tanto, los Gobiernos asisten impotentes a la irrefrenable diseminación por todos los continentes de esta peste nueva. Contra la cual no hay ni vacuna, ni medicamento, ni cura, ni tratamiento que elimine el virus del organismo. Y eso va a durar. Mientras el germen siga presente en algún país, las re-infecciones serán inevitables y cíclicas. Lo más probable es que esta epidemia no logre pararse antes de que el microbio haya contagiado en torno al 60% de la humanidad.

Nadie sabe interpretar y clarificar este extraño momento de tanta opacidad, cuando las sociedades siguen temblando sobre sus bases como frente a un cataclismo cósmico.

La única lucecita de esperanza es que, con el planeta en modo pausa, el medio ambiente ha tenido un respiro. El aire es más transparente, la vegetación más expansiva, la vida animal más libre. Ha retrocedido la contaminación atmosférica que cada año mata a millones de personas. De pronto, la naturaleza ha vuelto a lucir tan hermosa… Como si el ultimátum a la Tierra que nos lanza el coronavirus fuese también una desesperada alerta final en nuestra ruta hacia el cambio climático.

Y no existen señales que nos ayuden a orientarnos… Un mundo se derrumba. Cuando todo termine la vida ya no será igual.

11 February 2023
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