Derechos Sexuales Y Reproductivo Y Equidad De Género

Desde el momento en el que el estado empezó a aceptar conductas “diferentes” ha habido toda clase de oposiciones de parte de quienes siguen viéndolas con horror; y, aunque están en todo su derecho de opinar, el estado debe asegurar estos derechos, pues hacen parte del conjunto de libertades individuales que cumplen con las condiciones para ser totalmente aceptadas. 

Esta soberanía del individuo impide al estado tener un control absoluto sobre su realización; el estado se encarga de dar a la persona las oportunidades de desarrollarse libremente, pero no puede decidir si le conviene o no, no puede dominar su voluntad. En Colombia y en el resto de países del mundo existen instituciones que administran y luchan porque estos derechos sean respetados en pro de la integridad de la persona, o por lo menos eso se pretende porque, como se ha visto, la integridad del individuo depende en última instancia del individuo mismo.

Aunque todo esté esencialmente correcto, en la práctica hay vacíos que generan situaciones en las que el individuo no sabe ejercer su soberanía correctamente y mal utiliza las oportunidades que le da el estado para desarrollar una personalidad sana o simplemente muchas veces el estado es quien falla y da libertades que, aunque no perjudiquen a otros, exponen a la persona a situaciones límite que casi la obligan a ejercer su soberanía en contra de su propia integridad.

La mujer ha sido víctima de injusticias desde la antigüedad hasta nuestros días; ha sido vista como un objeto que beneficia la vida del hombre y, por más que se crea que las cosas han cambiado, la verdad es que vemos hoy nuevas formas de explotación que siguen siendo muy graves y que atentan en contra de la equidad que predica la constitución de nuestro país. Cuando una mujer acepta tener contacto con un hombre y queda embarazada, es ella la que tiene que cargar con la responsabilidad del embarazo muchas veces en la ausencia absoluta del hombre y en total abandono del estado. La educación sexual es deficiente y tiene gravísimos errores, no basta con decirle a los jóvenes que pueden vivir su sexualidad libremente, falta una concientización de la responsabilidad que esto implica, de sus consecuencias.

Si queremos una sociedad libre, necesitamos una más justa o, por lo menos, más equitativa. Renovemos las discusiones acerca de la responsabilidad, concienticémonos de nuestros deberes como individuos. Debemos aprender a usar responsablemente las oportunidades que se nos dan para desarrollarnos libremente. Se nos dice cada día; pero para que esto se cumpla verdaderamente debemos tener en cuenta que somos parte de una sociedad que está enferma y de la cual somos células constitutivas. Si las células están enfermas, el cuerpo lo está también. Pensar en el alcance colectivo de nuestras acciones puede ser la medicina que necesitamos para alcanzar la liberación total. No podemos seguir con la actitud de Pilatos, de lavarnos las manos y dejar que el estado haga todo el trabajo que, se supone, es también nuestro.

14 April 2021
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