Educación de los Niños Bajo la Influencia Familiar

Introducción

Vivimos en una sociedad globalizada y en constante cambio. Esto afecta a todos los ámbitos y, como no podía ser de otra forma, también a la educación. Con el desarrollo de este estudio se pone énfasis en las nuevas estructuras de familia y cómo pueden afectar al alumno, concretamente dentro de su desarrollo lingüístico.

Las expectativas a las que aspira a llegar el presente trabajo son las de comprobar si, efectivamente, la familia es un tipo de factor que influye negativa o positivamente en el desarrollo del lenguaje oral en alumnos de Educación Infantil. Para llevar a cabo el estudio, se realizará una entrevista a docentes de Educación Infantil con una serie de aspectos para recabar información sobre el desarrollo lingüístico de sus alumnos en relación con el tipo de familia en la que están inmersos. Posteriormente, se analizará si hay una relación significativa entre las variables para llegar a establecer conclusiones.

Está fuera de toda duda la pertinencia del tema que se trata. La Real Academia de la Lengua Española (RAE) define familia como “grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas”. Sin embargo, podríamos decir que el concepto tradicional define a la familia como “un agrupamiento nuclear compuesto por un hombre y una mujer, unidos en matrimonio, más los hijos tenidos en común, todos bajo el mismo techo. El hombre trabaja fuera de casa y consigue los medios de subsistencia de la familia mientras la mujer en casa cuida de los hijos”. 

Aunque parezca una definición antiquísima, no lo es tanto y es en los últimos años cuando la estructura de las familias ha cambiado. Por ello, se debe tener en cuenta cómo puede afectar este cambio a los alumnos y tomar las oportunas medidas. Al ser un cambio reciente todavía no se tienen datos del impacto real que puede tener en los alumnos.

El tema de las familias surge cuando estando inmersos en los colegios se observa que algunas familias no ayudan a sus hijos como deberían, aunque no sea de forma consciente. Algunos padres dan todo hecho a sus hijos, otros padres separados pueden provocar en su hijo que esté algo desubicado al no tener una casa fija ni unos hábitos concretos… todo ello lleva a plantearse si pueden ser un impedimento para el desarrollo del niño.

La relevancia del estudio puede llegar a ser muy importante ya que si la estructura de la familia influye en el desarrollo lingüístico del alumno se deberán tomar ciertas medidas para intentar minimizar ese impacto y que la familia en coordinación con la escuela sea un factor siempre positivo en la formación integral de los alumnos.

Es por todo ello necesario un estudio en este ámbito que ponga el foco en las familias y pueda suponer una piedra en el camino a mejorar la Educación. Si se detectan pronto los problemas de los alumnos se actuará antes y con más herramientas para que consigan sus objetivos y luchemos contra el fracaso escolar.

Desarrollo

Llegados a este punto nos interesa conocer qué sabemos del tema, los conceptos teóricos más relevantes, qué se ha estudiado ya y a qué conclusiones han llegado los estudios similares. Según Muñoz, A (2005) la familia juega un papel crucial en el desarrollo de los niños y niñas, tanto que se puede afirmar que es el contexto de desarrollo por excelencia durante los primeros años de vida de los seres humanos. Para Palacios (1999a), la familia es el contexto más deseable de crianza y educación de niños y niñas y de adolescentes, ya que es quien mejor puede promover su desarrollo personal, social e intelectual y, además, el que habitualmente puede protegerlos mejor de diversas situaciones de riesgo.

A pesar de que la influencia en el desarrollo del niño proviene de diferentes agentes, como afirma Maccoby (1992), la familia sigue siendo el contexto más importante en el que se dirimen las influencias socializadoras. En este sentido algunos autores han argumentado (Grusec, 2002; Palacios, 1999b), que esto es debido a que las influencias familiares son las primeras y las más persistentes, y, además, a que las relaciones familiares se caracterizan por una especial intensidad afectiva y capacidad configuradora sobre las relaciones posteriores fuera de la familia. Así, aunque sus funciones cambian en las diferentes etapas de la vida, para la mayoría de las personas la familia de origen sigue teniendo gran importancia y repercusión a lo largo de su trayectoria vital.

Siguiendo a diversos autores (Bornstein, 2002; Bradley, 2002; Bradley y Caldwell, 1995; Palacios y Rodrigo, 1998), desde un punto de vista evolutivo-educativo podríamos resumir las funciones de la familia en relación a los hijos en las siguientes:

  1. Asegurar su supervivencia y su crecimiento sano.
  2. Aportarles el clima de afecto y apoyo emocional necesarios para un desarrollo psicológico saludable.
  3. Aportarles la estimulación que haga de ellos seres con capacidad para relacionarse de modo competente con su entorno físico y social.
  4. Tomar decisiones respecto a la apertura hacia otros contextos educativos que van a compartir con la familia la tarea de educación y socialización del niño o la niña. Entre todos estos contextos, destaca la escuela.

Debemos tener en cuenta como apuntan diversos autores (Alexander, Roodin y Gorman, 1998; Palacios, 1999c; Papalia y Olds, 1998) que la estructura de la familia ha ido cambiando hasta derivar en los modelos de familia actuales. Esta evolución ha ido produciéndose en consonancia con los cambios sociales e históricos que han afectado al propio concepto de infancia y a la visión del papel de la familia en el desarrollo de sus hijos.

Hoy día consideramos a los niños y niñas como personas que deben ser objeto de un cuidado, protección y estimulación adecuados, y sujetos a una enorme aceleración evolutiva en los diferentes aspectos del desarrollo: físicos, cognitivos, comunicativos, lingüísticos, sociales y emocionales. Podemos destacar que existen diferentes tipos de padres que actuarán de distinta forma y su contribución al desarrollo de sus hijos será distinta.

Las investigaciones dirigidas por Jesús Palacios en el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla revelan la existencia de tres clases de padres en función de sus ideas sobre el desarrollo y la educación de sus hijos: tradicionales, modernos y paradójicos.

Los padres modernos conciben el desarrollo como producto de la interacción herencia-medio, se atribuyen una gran capacidad de influir en el desarrollo de sus hijos, manifiestan expectativas evolutivas optimistas e ideas no estereotipadas sexualmente y sus prácticas educativas están basadas en la explicación y en el diálogo.

En el otro extremo, los padres tradicionales tienen una concepción innatista del desarrollo, se perciben con poca influencia en el desarrollo de sus hijos, tienden a manifestar expectativas evolutivas pesimistas, prefieren la utilización de estrategias educativas coercitivas y sostienen valores estereotipados sexualmente.

Por su parte, los padres paradójicos poseen unas ideas contradictorias: mientras que en unos aspectos están más cerca de los padres modernos, en otros lo están más de los tradicionales, y en otros se sitúan a medio camino entre ambos. Entre los determinantes de tales ideas, el nivel educativo de los padres se presenta como el predictor más potente de las mismas. Los resultados de los diversos estudios muestran que los padres modernos tienen un nivel de estudios elevado, los tradicionales un nivel bajo y los padres paradójicos un nivel medio o bajo.

Para Ortiz, Fuentes y López (1999), el principal determinante de la seguridad del vínculo afectivo es el tipo de relación madre-hijo o padre-hijo que se establezca, relación que puede ser modulada tanto por las características del cuidador, como por las del bebé y las del contexto social y cultural. En los niños con apego seguro se muestra un tipo de interacción recíproca y mutuamente reforzante. Lo más destacado es que la figura de apego es capaz de interpretar y de responder adecuadamente a las señales del niño. Los padres de niños con apego ansioso-ambivalente son afectuosos y se interesan por sus hijos, pero tienen dificultades para interpretar y responder adecuadamente a las señales del niño, actuando de modo incoherente. El estilo interactivo de los padres de niños evitativos se caracteriza por la irresponsabilidad, la impaciencia y el rechazo. Por su parte, el apego ansioso-desorganizado se ha encontrado en niños víctimas de negligencia y maltrato físico o con figuras de apego seriamente deprimidas.

Pero, además de velar por el bienestar físico y emocional de niños y niñas, la tarea de ser padre o madre conlleva la intervención educativa para modelar, desde edades muy tempranas, el tipo de conductas y actitudes que se consideran adecuadas para que el desarrollo personal y social de los hijos se adapte a las normas y valores del entorno social y cultural próximo, lo que se ha llamado estrategias de socialización. Esta misión comienza una vez se han establecido las relaciones afectivas o vínculos de apego entre los padres y los hijos, y tiene como uno de sus pilares fundamentales tales relaciones, pero también implica la adopción por parte de los padres de comportamientos que suponen normas y restricciones a la conducta infantil, lo que provoca tensiones que no se dan en las relaciones de apego (Palacios y Moreno, 1994; Rodrigo y Palacios, 1998; Sorribes y García, 1996).

El escenario educativo cotidiano viene definido por los diferentes aspectos estructurales y materiales que caracterizan a la vida en el hogar en general, y principalmente, por aquéllos que se refieren a cómo los padres organizan la vida de sus hijos: los espacios de encuentro y de relación, la organización del diario y las actividades, etc. Los componentes del escenario educativo cotidiano que merecen especial atención son: los objetos y estímulos, la organización de la estimulación y las actividades y relaciones .

La investigación referente a los objetos y estímulos muestra que lo que importa no es tanto la cantidad de objetos y estímulos que rodean a los niños cuanto su variedad, su adecuación a las características e intereses infantiles y su regularidad. Pero no nos referimos sólo a objetos, sino también a situaciones, experiencias, escenarios en los que el niño o la niña participan, etc. En este sentido, Bradley y Caldwell (1995) apuntan que lo beneficioso para el desarrollo es una moderada cantidad de información presentada en una variedad de formas; tan negativo es una pobre estimulación como la sobreestimulación y la desorganización de los estímulos. Para Bradley y Caldwell, una de las funciones más importantes de los padres es precisamente proveer una adecuada configuración de los estímulos ambientales, de modo que el encuentro de los niños con dicha estimulación permita optimizar el desarrollo infantil.

Pese a la importancia de los estímulos y su estructuración, el aspecto más importante del escenario educativo cotidiano son las actividades y relaciones que en él se promueven y apoyan. De todas estas actividades, las que se realizan con personas merecen especial referencia, ya que lo que hace estimulante a un objeto o una situación no es tanto el objeto o situación en sí mismo como las relaciones e interacciones que en torno a él tienen lugar.

Atendiendo a las relaciones, cabe destacar a Wallon (1980): «la relación humana es el factor fundamental y es también la fuente para la evolución y el desarrollo del niño, puesto que cuando el niño se encuentre más diversamente motivado manifestará mayor variedad de expresión emocional». Los alumnos de ambientes desfavorecidos cuando acuden a la escuela traen consigo un déficit lingüístico importante (tanto en articulación, como en riqueza de vocabulario, como en comprensión o expresión), ya que el lenguaje usado familiarmente contrasta con el lenguaje tecnicista de la escuela (Vigotski, 1984): «el proceso de aprendizaje, que se produce antes de que el niño entre en la escuela, difiere de modo esencial del dominio de nociones que se adquirirá mediante la enseñanza escolar.

Sin embargo, cuando el niño con sus preguntas consigue apoderarse de los nombres de los objetos que le rodean, ya está inserto en una etapa específica de aprendizaje. «Aprendizaje y desarrollo no entran en contacto por primera vez en la etapa escolar, por lo tanto, sino que están ligados entre sí desde los primeros días de la vida del niño».

Con respecto a la importancia de las adecuadas pautas de expresión del adulto en la interacción diádica temprana, en las últimas décadas, autores como Bruner (1982, 1984), Moerk (1992) manifiestan que el modo de hablar del adulto en la comunicación temprana incide de modo importante en la adquisición y evolución del lenguaje. Garvey (1982) indica que, gracias a los procesos interactivos, el niño adquiere el lenguaje y las demás habilidades sociales. De aquí se deduce la importancia de la influencia familiar en la adquisición y desarrollo posterior del lenguaje.

Así pues, el adecuado desarrollo psicológico está condicionado por las pautas de comportamiento del adulto en el proceso de interacción. Las pautas de interacción que tienen los padres están determinadas por un conjunto de factores: la personalidad, las expectativas que tienen hacia los hijos (Palacios y Oliva, 1991), el nivel sociocultural (Wertsch, 1990).

En referencia a estudios similares al que se propone podemos destacar algunos por sus similitudes y su relativamente reciente publicación. Espitia, R & Montes, M (2009) afirman que la familia es la primera institución educativa. El objetivo de su investigación es analizar la influencia de la familia en la educación de los menores del barrio Costa Azul de Sincelejo (Colombia). Se tuvieron en cuenta las características socioeconómicas, culturales y educativas del entorno familiar y la identificación de prácticas, visiones, significados y expectativas con respecto a la educación de sus hijos. Los resultados revelaron que los padres atribuyen importancia a la educación desde sus visiones, expectativas y significados, pero carecen de condiciones necesarias para impulsar el proceso; sus prácticas educativas, recursos, hábitos, tiempo, responsabilidades son limitados, lo cual es un obstáculo para el éxito en el aprendizaje de los hijos. Quedando comprobada la importancia que tienen los padres y su contexto en el desarrollo de los niños.

Por su parte, Ramírez, C. (2014) llevó a cabo una Investigación-Acción para comprender la influencia de la familia y la escuela en el desarrollo del lenguaje de niños y niñas de 3 a 5 años de edad, a través de la aplicación de un programa colaborativo de estimulación del lenguaje oral. El estudio consta de cuatro fases. En la primera fase, de diagnóstico, se realizó el contacto con tres centros de la Comunidad de Madrid y se valoró el nivel de desarrollo del lenguaje de 134 niños y niñas de 3 años de edad, del segundo ciclo de Educación Infantil. Esto permitió detectar sus necesidades del lenguaje.

En la segunda fase, a partir de los resultados obtenidos en la etapa anterior, se realizó el diseño y valoración de un programa de estimulación del lenguaje basado en la lectura de cuentos. En ella participaron la investigadora, la tutora del curso, la directora del centro y 6 evaluadores, que aprobaron la aplicación del programa sin necesidad de realizar cambios. En la tercera fase se aplicaron 15 sesiones de lectura, de las cuales 11 fueron realizadas por la investigadora y 4 por las madres.

En la última fase se analizó la interacción entre la investigadora y el alumnado y entre madres e hijos durante la lectura de los cuentos, a través de un sistema de categoría de análisis cualitativo. También se valoró y analizó el impacto del programa en el desarrollo del lenguaje oral de los niños y niñas a través de la aplicación y análisis del PLON-R a los 3, 4 y 5 años de edad.

Los resultados de esta investigación permiten describir las estrategias de andamiaje utilizadas por la investigadora y por los progenitores, y observar cómo influyen en el desarrollo del lenguaje de los participantes. Estos resultados pueden ser de utilidad en otros centros y con otros profesionales, como maestras de Educación Infantil o logopedas, si se adapta a las necesidades del alumnado y del contexto.

Por último, destacar el estudio sobre el rol de los padres de Tamis-LeMonda y Rodríguez (2008) pone de manifiesto que existe evidencia irrefutable de la importancia del lenguaje y el aprendizaje temprano de los niños para la preparación, el compromiso y el desempeño de la escuela posteriormente.

Conclusión

Las experiencias de los niños en el hogar son fundamentales para el desarrollo temprano del lenguaje y el aprendizaje. En particular, tres aspectos del entorno de alfabetización en el hogar promueven la formulación y el lenguaje de los niños: actividades de aprendizaje (por ejemplo, lectura diaria de libros), la calidad de la dedicación de los padres y las madres (por ejemplo, capacidad de respuesta) y los materiales de aprendizaje (libros y juguetes adecuados para la edad de los niños). Además, los padres y las madres con más recursos (por ejemplo, educación, ingresos) tienen mejor capacitación para proporcionar experiencias positivas de aprendizaje para sus hijos pequeños.

Por último, los niños también desempeñan un papel clave en sus propias experiencias de aprendizaje, como lo demuestran los vínculos entre las características del niño y los comportamientos parentales. Los niños afectan a sus padres y madres y viceversa, por lo tanto, es fundamental reconocer la naturaleza transaccional de las primeras experiencias de lenguaje y aprendizaje de los niños. Aunque no existe ningún estudio exactamente como el que se realizará, en la mayoría de las investigaciones se comprueba que la familia influye y mucho en el desarrollo de sus hijos ya sea potenciándolo o limitándolo.      

07 July 2022
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