Concepto del Tercer Sexo: Las Hijras

Introducción

El tema que he decidido tratar en este segundo ensayo antropológico de la asignatura Antropología Social, esta relacionado con la sexualidad, respecto al denominado tercer sexo, un tema considerado como tabú. Más concretamente, trataré de comprender y conocer este tercer sexo a través de la vida de los hijras, gracias a varios documentales que he podido observar en televisión sobre dicho tema.

Para llevar acabo el desarrollo del tema escogido, lo primero de todo será diferenciar dos términos, sexo y género, los cuales tienden a usarse para describir lo mismo, y esto no es como se piensa.

Después de diferenciar y tener claro los conceptos de sexo y género, lo siguiente será preguntarse, ¿a que nos referimos cuando hablamos de tercer sexo o tercer género? ¿Es lo mismo tercer género o sexo que homosexualidad?

Posteriormente, contestadas las dos preguntas anteriores, pasaremos a fijarnos en los hijras. Partiendo de esto, nos podríamos plantear una serie de cuestiones:

  • Desde un punto de vista sexual, ¿qué son los hijras, son hombres o son mujeres? ¿Podría considerarse, que los hijras, son una mezcla de los dos prototipos sexuales que imperan en la sociedad? Si no son considerados en ninguno de estos dos prototipos anteriores, ¿qué son?
  • Situándonos en un contexto histórico, ¿cuándo aparecen por primera vez los hijras?
  • Desde una perspectiva más social, ¿cuál es la posición o estatus que ocupan para el resto de la sociedad? ¿Podemos encontrar otro tercer género cómo los hijras en otros países?

Por consiguiente, podríamos plantearnos la cuestión de si es posible la aceptación del tercer sexo en nuestra sociedad española.

Para terminar, pondré a prueba lo aprendido a la hora de realizar este ensayo y llevare a cabo una serie de conclusiones sobre lo tratado. Todo ello basándome en lo aprendido en clase en la asignatura de Antropología Social, y ayudándome de los textos que nuestro profesor nos ha facilitado a su acceso en el aula virtual, y otros buscados en otros sitios, los cuales se encuentran expuestos al final del ensayo, en la bibliografía.

Sexo y género

Para valorar si existen otros géneros a parte del sistema sexual binario de macho y hembra, se necesita una visión clara de la diferencia de significados que supone el concepto de sexo y género.

El sexo se refiere a como nacemos biológicamente, y que viene determinado por nuestros órganos sexuales.

En cambio, según Marta Lamas, “En castellano género es un concepto taxonómico útil para clasificar a qué especie, tipo o clase pertenece alguien o algo; como conjunto de personas con un sexo común se habla de las mujeres y los hombres como género femenino y género masculino. También se usa para referirse al modo a la manera de hacer algo, de ejecutar una acción; igualmente se aplica en el comercio; para referirse a cualquier mercancía y, en especial, de cualquier clase de tela (Moliner)”. No obstante, podemos decir que el género se encuentra determinado por factores sociales. La construcción social de la identidad del género es independiente a la orientación sexual.

Según la Dr. Evelyn Blackwood, antropóloga de la universidad de Puerdue, en un documental emitido por National Geographic sobre el tercer género, y también, que trata sobre los hijras, argumenta que: “el género, en gran medida, viene definido por la cultura, así que, existen culturas que establecen ciertas expectativas y características que los hombres y las mujeres deberían cumplir. Y cuando existe esta idea de que sólo hay dos géneros, todo lo que sea diferente se convierte en una amenaza para la gente”. Es decir, que la sociedad tiene inculcada una mentalidad sobre la sexualidad debido a la cultura, y el pensar que, además de existir hombres y mujeres existe otro género, llamado tercer sexo o género. El cual, se hace incomprensible para tal sociedad, ya que la mayoría de personas que comprenden esta sociedad tienen unos valores arraigados y, por tanto, tienden a discriminar y excluir por resultar distinto a la cultura. 

El tercer sexo o tercer género

Es un hecho que todas las costumbres y culturas son diferentes en cada parte del mundo, pero generalmente, todas tienen en común el concepto de género, basado en un esquema sexual binario, constituido por hombre y mujer.

Según Marta Lamas (1986: 174), “La antropología se ha interesado desde siempre en cómo la cultura expresa las diferencias entre varones y mujeres. El interés principal de los antropólogos ha sido básicamente la forma en que cada cultura manifiesta esa diferencia. Los papeles sexuales, supuestamente debidos a una originaria división del trabajo basada en la diferencia biológica han sido descritos etnográficamente.”

A pesar de ello, en muchos países no solo se reconocen esos dos géneros, sino que aparece un tercer género, es decir, una alternativa que acaba rompiendo el clásico esquema de dualidad genérica. Por ejemplo, en la India existe un tercer sexo reconocido, llamado los hijras, de los cuales ya hablaremos más adelante.

Desde una perspectiva biológica, hay que tener en cuenta, que la mitad de las especies que habitan en la tierra, ya sean animales o vegetales, no se podrían encuadrar dentro del esquema sexual binario de macho o hembra. Como ya se conoce, la mayoría de las plantas son hermafroditas y, además, animales como los caracoles, los percebes y las estrellas de mar.

Por ello, habría que preguntarse: ¿y los humanos, podrían clasificarse en otro tipo de género que no fuese macho o hembra, masculino o femenino, hombre o mujer?

Es habitual practicar cirugías genitales en los recién nacidos, cuando sus órganos sexuales no se encuentran definidos claramente o cuando presentan características fisiológicas de los dos sexos, son los llamados intersexuales. Esta práctica se suele realizar para evitar discriminaciones por parte de la sociedad en un futuro, ya que todo aquello que sobrepase de nuestra “área de confort” nos resulta extraño. Puesto que la sociedad, tiende a discriminar cualquier aspecto que se salga de lo considerado como normal o habitual. Pero con el transcurso del tiempo, esta práctica se realiza cada vez con menos frecuencia, dejando crecer al recién nacido si no tuviese problemas por ello, para en un futuro este pueda decidir que quiere ser sin estar condicionado bajo ningún ningún rol social: hombre, mujer o pertenecer a un tercer género.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) afecta al uno por ciento de la población mundial o lo que es lo mismo, existe un caso de intersexualidad por cada 250 personas, por lo que, la frecuencia de coincidir con uno de ellos es igual a la de encontrarse con un pelirrojo.

Por lo tanto, este concepto de tercero género se está empezando a acuñarse poco a poco en las diferentes sociedades. Ya que cada vez se hace más hincapié en el reconocimiento a este género, distinto de los que confortan el esquema sexual binario, llegando a considerarse que existe un tercer sexo distinto a los otros dos. Por ejemplo, es el caso de Australia y Alemania, que lo han reconocido, permitiendo la posibilidad de que un ciudadano de su país pueda no ser registrado como hombre o mujer, sino que deje libre la casilla que se corresponde al género. Se trata de un paso más al reconocimiento de un género distinto al del hombre y la mujer, y la posibilidad de que varios países se suman a esta causa. 

Un aspecto fundamental y clave que no se debe confundir es el tercer sexo con la homosexualidad. La homosexualidad no es un tercer género, ya que es una preferencia sexual que está generalmente relacionada con la sexualidad. Así que, hay un deseo por parte de una persona hacia otra del mismo sexo como, por ejemplo, dos hombres o dos mujeres. Mientras que, el tercer sexo tiene más que ver con el género, así que a menudo, apreciamos casos de gente hablando de estar atrapada en un cuerpo equivocado o que no se encuentra cómodo consigo mismo, por ello decide cambiar su cuerpo.

Los Hijras

¿Qué son?

Según la tradición religiosa hinduista los hijras son reconocidos como un género alternativo asociado a la espiritualidad. Los hijras son varones, pero desde temprana edad, se visten y se comportan como mujeres, identificándose con todos los roles femenino. Para convertirse en un verdadero hijra y asumir gradualmente la feminidad es necesario pasar de chela (alumno) a gurú (maestro). Cada maestro puede convivir con cinco o seis alumnos en una familia hijra y se consideran parte de su linaje. 

La culminación de la feminidad tiene lugar tras una ceremonia llamada nirvan (renacimiento), que en numerosos casos va unido a la castración. Aquellos que deciden extirparse los genitales, es costumbre depositarlos en una vasija y dejarlos debajo de un árbol sagrado. Tras la extirpación, los hijras reciben el mayor respeto por parte de su comunidad. Por tanto, estaríamos hablando de transgéneros de hombre a mujer, según afirma Aurelia Martín Casares (2006: 58-59). En la cultura occidental de nuestra sociedad se asemejarían a los travestis.

Los propios hijras se consideran superiores por tener una doble personalidad, el del hombre y el de la mujer, pero se consideran sobre todo femeninos sí o sí.

Su origen

El origen o historia que acompaña a los hijras proviene de una leyenda con más de veinte mil años de antigüedad.

Según ésta, el guerreo hindú Aravan, decidió sacrificar su vida a los dioses para asegurarse la victoria en una batalla épica. Aunque Aravan, impuso como condición que se le concediera un único deseo, el cual era casarse y pasar la última noche en la tierra con una hermosa mujer. Pero se encontró con el impedimento de que ninguna mujer deseaba casarse con este, puesto que ninguna mujer deseaba casarse con alguien que moriría al día siguiente. Para satisfacer el deseo de Aravn, el dios Krishna, al escuchar al lamentado guerrero se transformó en Mohini, una hermosa doncella. Todo ello para casarse con Aravan y pasar la noche con él. Al día siguiente de celebrarse la batalla Aravan murió, y Krishna lloró por él como una verdadera viuda.

Por ello, los hijras tienen como dios a Krishna, ya que su transformación constituye un apoyo a la naturaleza del amor entre los hijras y los hombres. Para celebrar sus bodas con el dios y, al mismo tiempo su identidad, los hijras van cada año a Kutayan, al sur de la India. Para esta ocasión, los hijras se visten con sus mejores trajes de novia y, al día siguiente como Aravan muere, los hijras se convierten en viudas llorándole a éste.

Su estatus Social

Los hijras tuvieron en su momento un importante papel en la sociedad hindú, ocupaban un estatus religioso y espiritual, puesto que bailasen en una boda o que asistieran al nacimiento de un bebé se consideraba un signo de fortuna. Ya que, según la tradición hindú los hijras tienen la capacidad de otorgar o privar de la fertilidad a los recién casados y a los recién nacidos. Pero en la sociedad hindú actual, los hijras están perdiendo su estatus religioso, por lo que para sobrevivir se ven obligados a mendigar por las calles. Cuando los hijras se acercan a la gente a pedir limosna lo anuncian con una peculiar palmada, y estos son apercibidos de que se encuentran allí. La mayoría de las personas prefieren que los hijras le echen una bendición antes que ser maldecidos, puesto que su maldición se considera la más temida en el hindú. Para ello, los hijras se levantan la ropa para enseñar la cicatriz donde colgaban los genitales. Además, recurren a la prostitución como otro medio de ganarse la vida.

En la cultura de la India, los hijras son considerados un tercer sexo único, pero ese reconocimiento no es sinónimo de aceptación, puesto que convertirse en un hijra supone ser un paria. A menudo, son los padres del hijo quien lo repudia, porque mancha la reputación de la familia y, por tanto, no les queda otra que refugiarse entre ellos.

Además, a los hijras se le niega el derecho a una vivienda digna, y muchos tienen que vivir en centro dirigidos por un hijra veterano que ejerce como madre del grupo, o en centro exclusivamente creados para protegerlos. La mayoría renuncian a la vida sexual y sólo se entregan a una vida espiritual, debido a que formar una familia es un sueño muy lejano en estos momentos para ellos. Ya que la realidad que los acompaña es que poco a poco, y cada vez más, están quedando al margen de la sociedad.

Muxes

En este mundo, los hijras no son los únicos conocidos como “tercer género”, en México también hay un tipo de tercer género, los conocidos Muxes. Mas específicamente, relacionaremos los hijras con los muxes de Juchitán.

Los muxes son personas nacidas con genitales masculinos que asume roles femeninos. Según Pedro Pitarch y Gema Orobitg (2012: 321), “Los muxes del Istmo de Tehuantepec, y en concreto los de Juchitán, constituyen además un tipo de figuras que han sufrido una sobreexposición ante la mira externa de viajeros, expertos y ahora turistas étnicos o sexuales, provocando el efecto de una silueta cuyo contraste ha disminuido, borrando ciertos detalles de su perfil y endureciendo otros de modo notorio”. Por lo que los muxes son personas que están todos los días en el punto de mira de muchos, por no ser algo normal o algo muy visto en la sociedad.

Los muxes se consideran dueños de su propia vida sin tener que pedir permiso a nadie de lo que hacer en cada momento, considerándose personas totalmente libres, como bien afirma Pedro Pitarch y Gema Orobitg (2012: 327), ‘Al hablar de itinerarios corporales estoy considerando a estas personas como agentes de su propia vida, y no sólo como víctimas o sujetos pasivos de un determinado sistema de género y de una cultura corporal hegemónica”.

Una de las curiosidades de la sociedad es saber la sexualidad y prácticas sexuales de los muxes yendo más allá de su apariencia, rol social y su estética. No se sabe a ciencia cierta como son sus practicas sexuales o su sexualidad, ya que no tenemos una información que provenga de fuentes verídicas, por lo que solo podemos saber un poco de ellas encontrándolas en textos académicos y suposiciones, tal y como afirma Pedro Pitarch y Gema Orobitg.

Por tanto, podemos afirmar que la visibilidad y singularidad de los muxes han sido interpretada como una expresión de la libertad sexual de la sociedad juchiteca.

CONCLUSIÓN

De todo lo comentado y expuesto hasta ahora, se puede decir que los hijras representan el concepto de tercer género, y por ello desafían a la concesión general de que solamente existen dos géneros. En occidente serían los denominados travestis o transexuales, pero los travestis suelen identificarse como hombre o como mujer, los hijras no se consideran ni lo uno ni lo otro.

Se debe destacar que desde hace tiempo se intenta que la sociedad avance y consiga ver a este tercer género como algo natural y no extraño. Para ello, alrededor de los años 90 surgió la teoría queer, que se trata de una corriente norteamericana cada vez más reconocida.

Según Aurelila Martín Casares, las nuevas propuestas teóricas y metodológicas de la teoría queer han permitido profundizar en la crítica al binarismo sobre la sexualidad y el género. En la práctica, la expresión queer se utiliza para definir a un amplio grupo de personas: lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, transexuales, homosexuales e intersexuales. Básicamente se trata de personas, comportamientos o grupos que transgreden la heteronormatividad. Se podría decir que queer hace referencia a formas de vida e identidades diferentes, que se salen de la norma establecida por la ideología y los estereotipos dominantes. La teoría queer está muy relacionada con la Antropología del Género, y entre sus objetivos se encuentra la deconstrucción de las identidades sexuales estables y, particularmente, la desestabilización del binomio heterosexual-homosexual que impera en casi todas las sociedades. Puesto que no somos capaces de ampliar nuestros pensamientos y valores inculcados.

Algunos teóricos que destacan por su esfuerzo por desmontar el pensamiento social hetero y homosexual son Nicholas Bradford, Judith Butler, Beatriz Preciado, José Antonio Nieto, Marie-Hélène Bourcier. En cuanto a la Antropologia queer sobresalen Ellen Lewin, Serena Nanda, Evelyn Blackwood, Saskia Wieringa entre otros, tal y como afirma Aurelia Martín Casares.

El reconocimiento y aceptación de la existencia de un tercer género en las culturas del occidente cuesta mucho más, por la fuerte vinculación que se tiene a la Iglesia, y sobre todo al catolicismo, el cual presenta un solo dios y cuya historia desde sus inicios se ha basado en la existencia del hombre y la mujer, de ahí la dificultad de comprensión en la existencia de otros géneros. En cambio, a diferencia del catolicismo, religiones como la hinduista, poseen un número elevado de dioses, por ello dicha religión tiene una mentalidad más abierta para reconocer la existencia de otros géneros.

Pero tengo la esperanza de que poco a poco, la sociedad, nosotros, seremos capaces de reconocer, pero no solo de reconocer sino además de aceptar, es decir, de no discriminar a otros géneros alternativos. Puesto que es un hecho que se encuentran ahí, aunque no seamos capaces o no queramos abrir los ojos y darnos cuenta de ello. Con esta teoría, la teoría queer, y con movimientos reivindicatorios de sus derechos, se van dando pequeños pasitos para conseguir su aceptación de una vez.

Bibliografía

  • Lamas, M., 1986, La antropología feminista y la categoría “género”, México: Asociación Nueva Antropología A.C.
  • Lamas, M., 2000, Diferencias de sexo, género y diferencia sexual, México: Escuela Nacional de Antropología e Historia.
  • Martín Casares, A., 2006, Antropología del género. Culturas, mitos y estereotipos sexuales, Madrid: Ediciones cátedra.
  • Pitarch, P.; Orobitg, G., 2012, Modernidades Indígenas, Madrid: Iberoamericana Vervet.
27 April 2022
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