La Familia En Tiempos Modernos Y Los Distintos Cambios En La Sociedad

Hoy en día las familias viven tiempos modernos a consecuencia de los cambios amplios, profundos y rápidos de la sociedad y de la cultura, sin embargo, permanecen fieles a los valores que constituyen el fundamento del núcleo familiar. Algunas familias se sienten inciertas y desanimadas, e incluso en estado de duda con respecto al significado de la vida conyugal y familiar. Debido a ciertos fenómenos negativos muchas veces esta la idea errónea de la libertad de cada una de las personas al momento de tomar sus propias decisiones, los cuales no está relacionado con la verdad del proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia, sino como una fuerza autónoma de autoafirmación en orden al propio bienestar (Juan Pablo II, 1981).

La Iglesia está consciente de que el matrimonio y la familia constituyen uno de los bienes más preciosos de la humanidad, por lo tanto, su deseo es ayudar a todo aquel que ya conociendo el valor importante que tiene un hogar, pueda vivirlo constantemente, y en los momentos difíciles llenos de incertidumbre o ansiedad, pueda tener la verdad y vivir con libertad su propio proyecto familiar. De esta manera generar ambientes sanos, una mayor atención a la calidad de las relaciones interpersonales en el matrimonio, a la promoción de la dignidad de la mujer, a la procreación responsable, a la educación de los hijos, además crear conciencia de la necesidad de mejorar las relaciones entre las familias, en orden a una ayuda recíproca espiritual y material, al conocimiento de la misión eclesial propia de la familia y a su responsabilidad en la construcción de una sociedad más justa.

Una familia debe proporciona apoyo emocional, psicológico, moral y material a los miembros. La familia tiene que asegurar la provisión de seguridad física en términos de alimentos, ropa, refugio y otras necesidades a sus progenitores u otros miembros individuales dependientes de la familia. Según el Papa Francisco ‘’Cuando nos preocupamos por nuestras familias y sus necesidades, cuando entendemos sus problemas y esperanzas, sus esfuerzos repercuten no solo en beneficio de la Iglesia; también ayudan a la sociedad’’ (Arianna Santamaria, 2018).

Las familias están llamadas a enseñar, formar y forjar valores de amor, paz, fraternidad hacia la sociedad en general, pero en especial a los jóvenes que están para emprender su camino hacia el matrimonio y la familia, con el fin de abrirles nuevos horizontes, ayudándoles a descubrir la belleza y la grandeza de la vocación al amor y al servicio de la vida.

La estabilidad familiar es decisiva para el futuro de sus miembros, mundo por completo y de la iglesia, existen muchos análisis sobre la vivencia en el hogar, relación de padres a hijos, esposo y esposas, exponiendo sus dificultades y desafíos actuales (Francisco, 2016).

Es muy importante prestar atención a la realidad actual, porque las exigencias y llamadas del Espíritu Santo resuenan también en los acontecimientos mismos de la historia, a través de los cuales la Iglesia puede ser guiada a una comprensión más profunda del inagotable misterio del matrimonio y de la familia. La vivencia familiar es importante para la estabilidad psicológica de cada uno de sus miembros, una familia con Cristo es una familia creciente tanto espiritual como mentalmente.

Las familias hoy en día son influenciadas por todos los aspectos en el mundo y se requiere de un enfoque analítico y diversificado, las cuestiones sobre la moral no son plebiscitarias, pero es necesario entender el conocimiento que los fieles tienen de ellas, y la diferencia existente entre el conocimiento y la práctica, la familia aparece como una realidad que desciende de la voluntad del Creador y constituye una realidad social. Por lo tanto, no es una mera invención de la sociedad humana, mucho menos de cualquier poder puramente humano, sino más bien una realidad natural, que ha sido elevada por Cristo nuestro Señor en el contexto de la gracia divina y el matrimonio y la familia son inseparables.

Sin embargo, no todos los cristianos forman una familia cristiana auténtica que sea lugar de santificación y de salvación. Las incompatibilidades y los contrastes entre el plan de Dios y la realidad de muchas familias son palpables al constatar las uniones libres, los divorcios, los adulterios, el abandono de los hijos. La familia como institución sufre una época de crisis debido a las transformaciones actuales de un nuevo tipo de sociedad como lo son: industrializada, urbana, secularizada y no cristiana, pluralista y anónima, pero ante esa situación la familia cristiana está llamada a dar un claro testimonio como comunidad de vida y de amor y como iglesia doméstica, fuente de santificación y salvación.

El amor es esencial en el núcleo familiar, es el eje de las relaciones dentro de la familia. Amar y ser amado es la gratificación de los padres, los esposos y los hijos, el amor impulsa y recompensa el sacrificio de los padres; amor agradecido brota en los hijos al experimentar cuánto hacen por ellos sus padres; los lazos de sangre entre hermanos potencian el amor, convertido en fraternidad.

El contexto que expresan los obispos de España en décadas pasadas era porque ya conocían una realidad doméstica con más espacio de libertad, con un reparto equitativo de cargas, responsabilidades y tareas. Al valorar más la comunicación personal entre los esposos, se contribuye a humanizar toda la convivencia familiar, cabe recalcar que ni la sociedad en que vivimos ni aquella hacia la que caminamos permiten la pervivencia indiscriminada de formas y modelos del pasado. Pero somos conscientes de la dirección que están tomando los cambios antropológico-culturales, en razón de los cuales los individuos son menos apoyados que en el pasado por las estructuras sociales en su vida afectiva y familiar.

Debemos agradecer que la mayor parte de la gente valora las relaciones familiares que quieren permanecer en el tiempo y que aseguran el respeto al otro. Por eso, se aprecia que la Iglesia ofrezca espacios de acompañamiento y asesoramiento sobre cuestiones relacionadas con el crecimiento del amor, la superación de los conflictos o la educación de los hijos. Muchos estiman la fuerza de la gracia que experimentan en la reconciliación sacramental y en la Eucaristía, que les permite sobrellevar los desafíos del matrimonio y la familia.

En el mundo actual también se aprecia el testimonio de los matrimonios que no solo han perdurado en el tiempo, sino que siguen sosteniendo un proyecto común y conservan el afecto. Esto abre la puerta a una pastoral positiva, acogedora, que posibilita una profundización gradual de las exigencias del evangelio. Sin embargo, muchas veces hemos actuado a la defensiva, y gastamos las energías pastorales redoblando el ataque al mundo decadente, con poca capacidad proactiva para mostrar caminos de felicidad. Muchos no sienten que el mensaje de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia haya sido un claro reflejo de la predicación y de las actitudes de Jesús que, al mismo tiempo que proponía un ideal exigente, nunca perdía la cercanía compasiva con los frágiles, como con la mujer adúltera.

Como conclusión podemos ver la importancia del amor y tener fe en Cristo, por lo tanto, debemos de tener una planeación de vida, ya que como mencionamos hay factores que destruyen a las familias y una de ellas es la poca sostenibilidad económica por el cambio político, otro de ellos es la falta de comunicación entre los miembros. Tenemos que ser conscientes y comunicativos con nuestras parejas para un fruto familiar y el desarrollo de nuestros hijos en un ambiente sano y sin ningún trauma causado por conflictos matrimoniales, ya que los padres crían, desarrollan y construyen la mentalidad de sus hijos y su capacidad de diferenciar el bien y el mal. Los padres son la cabeza del hogar al tener y dar el paso del matrimonio, tienen que ver y analizar todas las situaciones que se viven día a día, y afrontarlas y no señalarse entre ellos mismo, ni a los demás, sino que seamos capaces de reconocer los errores y mostrar el apoyo mutuo para fomentar buenos valores, creencias y ser personas de bien para nuestros hijos y la sociedad en general.  

01 Jun 2021
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