La Soledad en el Libro "La Regenta" de Leopoldo Alas Clarín

Introducción

Solía pensar que lo peor que me podía pasar en la vida era terminar solo. Pero no. Lo peor es terminar con gente que te hace sentir solo. La soledad ha llegado a ser temida por la gente, por personas que creen que la soledad desaparece cuando físicamente tienen a alguien a su lado. Pero no lo es, la soledad va mucho más allá de eso. Se piensa que la soledad es únicamente un factor presente en la vida de ciertas personas que no han aprendido a disfrutar y a vivir su vida. Sin embargo, la soledad tiene una gran influencia en el desarrollo de las personas dentro de su entorno social. En este caso, se tomará como referencia para explicar este tema, la vida de Ana Ozores en el libro “La Regenta” escrito por Leopoldo Alas, Clarín.

Desarrollo

Al hablar de soledad, podemos resaltar dos tipos. La soledad social y la soledad emocional. La social se refiere a casos en los que las personas no mantienen relaciones sociales con más personas que pertenecen a su entorno, por miedo al rechazo o a la traición; estas personas no confían fácilmente en las personas y por lo general en un grupo de amigos sienten que no coinciden. A diferencia de esto, la soledad social hace referencia a las sensaciones de vacío, aislamiento o extravío que puede experimentar una persona, luego de haber sufrido la pérdida de una persona importante o simplemente por no poder encontrarse consigo misma o encontrar algo que las complete.

En relación con la vida de Ana Ozores, se puede decir que no sufría de soledad social, puesto que a pesar de despreciar los estereotipos y reglas que establecía la sociedad de esa época, siempre se ha encontrado muy bien acompañada por Víctor Quintanar, Petra y de otras personas que llegaron a ser importantes en su vida. Por el contrario, se puede afirmar que Ana, también conocida como La Regenta sufría de una soledad emocional, la cual tuvo inicio en su niñez, después de la muerte de su madre y de nunca haber establecido una buena relación con su padre. Siempre fue reprimida de hacer lo que ella quisiese, se acostaba cada noche llorando y buscando un refugio en sus sábanas blancas. 

A su corta edad, y con deseo de escapar de su soledad fue obligada a casarse con Don Víctor Quintanar, quien era un señor de cuarenta y pico años, ex regente de la ciudad de Vetusta. Ana tenía una imagen diferente de su esposo, no lo veía como un hombre con el que pudiera conectar su cuerpo y su alma para amarlo: sino que lo veía como un padre comprensivo y bueno el cual le brindaba su apoyo para calmarla luego del ataque de nervios que ella padecía, además la ayudaba a recobrar la tranquilidad de su espíritu.

Por el deseo que tenía de escapar de su soledad, trató de encontrar algo que la llene, empezó a refugiarse en la religión. Por medio de algunos versos que leía trataba de conectarse con la Virgen María, a quien ella trataba de asemejarse y admiraba profundamente. Ana se sentía muy insatisfecha, ya que llevaba una vida sin amor. Al tratar de buscar amar y ser amada, se desespera y su angustia se vuelve tan grande que se enferma gravemente con ataques de nervios. En ese punto es cuando Álvaro Mesía aparece en su vida, creando en La Regenta un gran sentimiento de pasión y amor hacía él. Por otro lado, Ana confunde su deseo de aferrarse a la religión por medio del Magistral con amor hacía él. Cuando su esposo muere y su amante se escapa, Ana recae en su soledad, tal como está explícito en el libro:

Con toda el alma había creído Ana que iba a volverse loca. A una exaltación sentimental sucedía un marasmo del espíritu que causaba atonía moral; la horrorizaba pensar que en tales días eran indiferentes para ella virtud y crimen, pena y gloria, bien y mal. Dios, como decía ella, se le hacía migajas en el cerebro y entonces sentía un abandono ambiente y una flaqueza de la voluntad que la atormentaban y producían pánico; el extremo de la tortura era el desprecio de la lógica, la duda de las leyes del pensamiento y de la palabra, y por último el desvanecimiento de la conciencia de su unidad: creía la Regenta que sus facultades morales se separaban, que dentro de ella ya no había nadie que fuese ella, Ana, principal y genuinamente… y tras esto el vértigo, el terror, que traía la reacción con gritos y pasmos periféricos.

Conclusión

Concluyendo así, después de haber tomado como referencia la vida de Ana Ozores en el libro “La Regenta” se puede evidenciar que la soledad emocional influye de una manera negativa en el desarrollo de las personas en su entorno social, puesto que ellas al sentirse solas, tratan de complementarse buscando refugio en una persona o en otro aspecto como la religión. Además por tratar de salir de su soledad pueden llegar a padecer de trastornos psicológicos que solo empeoraran su relación con su entorno social.  

17 August 2021
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