La Sexualidad En Chicos Y Chicas

Introducción

La sexualidad es una capacidad que nos permite sentir, vibrar y comunicarnos a través del cuerpo. Es algo que forma parte de lo que somos desde el momento en el que nacemos y que permanecerá en nuestras vidas hasta que muramos. Con lo cual, cuando hablamos de educar la sexualidad, estamos hablando de hacer una educación, no solo para el futuro de niñas y niños, sino también para vivir mejor su propio presente (Cerviño., et al. 2009).

Dimensión biológica: comprende las características tanto anatómicas como fisiológicas que diferencian a los seres humanos en hombres y mujeres. Está relacionado con el sexo u órganos sexuales externos e internos que se inician en la concepción y se desarrollan cuando llegan a la pubertad. Su función es fundamentalmente reproductiva.

Desarrollo.

Referida a todas las características físicas femeninas o masculinas determinadas genéticamente, Por ejemplo: Los varones: El desarrollo de la musculatura en los adolescentes, el enronquecimiento de la voz, el ensanchamiento del tórax, crecimiento tanto del vello púbico, axilar y facial además del desarrollo del pene. En las mujeres se da: Aumento del busto, ensanchamiento de caderas, crecimiento del útero o matriz, de la vagina, de la vulva, la aparición de la menstruación (Martínez M. 2017).

Dimensión psicológica: es la forma de pensar, sentir y actuar como varón o mujer. Se logra a través de conductas sexuales y mensajes que se percibirán durante toda nuestra vida, en relación con otros seres humanos. Está relacionado con la identidad sexual. Está conformada por sentimientos, ideas, la forma en que nos comunicamos. Están también nuestros miedos, experiencia subjetiva del amor y los demás vínculos (Martínez M. 2017).

Dimensión sociocultural: es la respuesta del ser humano frente a valores y normas establecidas por la cultura y el medio socioeconómico donde se desarrolla. La familia, escuela, religión, amigos, medios de comunicación; estas van enseñando a hombres y mujeres a asumir el rol social que se espera de cada uno de ellos. Es todo aquello que las sociedades construyen alrededor de la diferencia sexual: maneras de relacionarnos, actividades, roles y de expresar emociones.

A partir de la apariencia externa de los órganos sexuales de establecer una larga cadena de enseñanzas divididas en varones y mujeres. Estas diferencias pueden verse en la forma de vestir, las carreras profesionales que elegimos, las actividades que desempeñamos, cómo nos relacionamos sexual y eróticamente con los demás (Martínez M. 2017).

La personalidad como factor psicológico es particularmente difícil de cuantificar dado que es muy variable y su influencia en los pensamientos y el comportamiento es complejo de determinar. Actualmente se entiende la personalidad como un patrón complejo de características psicológicas profundamente enraizadas, que se expresan de forma automática en casi todas las áreas de la actividad psicológica (Genise, 2015).

Según Fernández A. (2013), el comportamiento sexual juvenil en aspectos que se diferencian por sexo y edad, se logra identificar variables psicológicas vinculadas a las relaciones interpersonales y la personalidad, que contribuyen a un mayor entendimiento tanto de la dinámica psicológica juvenil y el autocuidado o el nivel de riesgo relación al inicio y ejercicio de la vida sexual. Ello contiene un potencial importante a ser considerado en el diseño de estrategias sanitarias preventivas y promocionales específicas.

Conductas de riesgo: son aquellas que van referidas a la falta de cuidado sexual por parte de los hombres y mujeres. Según García V. et al. (2010), el estudio de influencia del sexo y del género en el comportamiento sexual de una población de adolescentes, noto que un 72,4% de la muestra manifestó no haber realizado ninguna conducta de riesgo (y 70,2%, chicos y 74,3%, chicas).

Los que más conductas de riesgo han llevado a cabo fueron los sujetos clasificados como masculinos, seguidos por los denominados andróginos. Diferencias significativas respecto de los tipificados femeninos, que son los que menos conductas de riesgo realizan.

Respecto del sexo en el mismo estudio, son los del sexo masculinos los que realizan mayor número de conductas de riesgo. Las conductas de riesgo más referidas fueron no llevar siempre preservativos, aun sabiendo que puede surgir la ocasión; mantener relaciones sexuales en la primera cita sin protección; mantener relaciones sexuales «casuales» sin preservativo; haberse sentido presionado/a, a mantener relaciones sexuales sin preservativo.

Según el estudio de influencia del sexo y del género en el comportamiento sexual de una población de adolescentes, se encontraron diferencias significativas entre sexo, siendo los chicos los que mostraron una actitud más positiva hacia la sexualidad que las chicas. Respecto del género, los femeninos e indiferenciados los más erotofóbicos y los masculinos o andróginos son los más erotofílicos (García V. et al., 2010).

Conclusión.

La masturbación o autoerotismo, fue denominada en la antigüedad como “autoabuso”

La sexualidad femenina: se ha estructurado siguiendo líneas muy diversas entre las que sobresalen las investigaciones sobre la fisiología humana. Estas describen los cambios fisiológicos que se despliegan durante la conducta sexual, tanto autoerótica como relacional, y gracias a estos se conocen las expresiones corporales que se despliegan en todas las mujeres cuando se masturban o se involucran en una relación sexual; por ejemplo, los cambios en la frecuencia cardiaca, en la respiratoria, en la presión sanguínea, en la temperatura, así como en la presencia de lubricación vaginal

05 Jun 2021
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