Las Diferencias Entre Los Hutu Y Los Tutsi, Antecedente Del Genocidio De Ruanda

Identificación y evaluación de fuentes

Ruanda es un país situado al sur del continente Africano, esta nación de poca expansión territorial ha tenido uno de los crecimientos más relevantes del continente. Pese a que el desarrollo humano ha tenido un índice de aumento apreciable, la estabilidad social y étnica aún en la actualidad es frágil. Su actual presidente Paul Kagame ha creado políticas que tratan de fortalecer a la sociedad, estrategias que de cierta manera buscan no repetir el fatídico episodio que se dio lugar en el país en 1994 cuando dos etnias entraron en un conflicto que conllevo a la muerte de 800.000 personas aproximadamente.

La etnia Hutu es endémica de Ruanda, y conforma alrededor del 85% de la población del país, esta etnia comparte territorio con los Tutsi la cual representa el 14% de la población. Ambas etnias han tenido conflictos desde el siglo XVI cuando los jefes militares tutsis iniciaron una persecución contra los príncipes hutus lo con el fin de instaurarse como la etnia dominante, mediante estos hechos nació una rivalidad entre ambas etnias la cual estallaría el siete de Abril de 1994. Es por esto que se realizara una investigación con la interrogante ¿Hasta qué punto las diferencias sociales y étnicas entre los Hutu y los Tutsi incidió en el estallido del genocidio de Ruanda en 1994? 

La primera fuente es un artículo publicado por Daniel Rodríguez Vázquez en un foro web del Instituto Español de Estudios Estratégicos realizado en 2017, la fuente es secundaria debido a la poca información que se brinda sobre el conflicto pero cabe aclarar que cumple con los requisitos para obtener un análisis rico en información sobre las causas del problema.

La segunda fuente proviene de un foro de internet creado por la ONU llamado “La Agencia de la ONU para los refugiados”. Debido a su procedencia se considera fuente secundaria, no obstante la información que posee es objetiva y concisa por lo que brinda una cantidad de información implícita exuberante útil para la investigación.

Desarrollo

El desencadenamiento de la revolución social – revolución ruandesa – de 1959 a 1961, consolidó la independencia de Ruanda en julio de 1962, trayendo consigo la inversión de la ideología ruandesa, que consagraba el poder de los hutus, plasmándose la “inversión del estigma socio-racial, tornándose el hutu […] fundador de la organización social, al pasó que el tutsi por su lado, pasa a ser visto como un invasor extranjero” (BRUNETEAU, 2004, p. 250). Dicha revolución encarna la conjugación de los grupos comunales exponiendo la etnicidad que provoca la fragmentación de la sociedad. De tal forma este poder se representó por Grégoire Kayibanda de etnia hutu bajo la política-programa de expulsión de los tutsis acusados por sus altas posiciones políticas (CASÓLIVA & CARRERO, 2000) evidencia su violencia, en 1963 con la masacre de 14.000 tutsis y la expulsión de 250.000. Es decir que esta violencia directa, marca el poder un grupo étnico que juega un monopolio del Estado, y busca su poder en la masacre. No bastando el exilio de tutsis, en la primavera de 1972 en Burundi, provocó una insurrección hutu, desencadenando la represión militar de 100.000 víctimas hutus, dando como consecuencia el exilio de 200.000 hutus de Ruanda, generándose así campañas de pogromos(ídem, p. 252). En tanto dichas campañas marcan por un lado una violencia estructural por las políticas de expulsión del territorio nacional, y una violencia directa representada por la muerte indiscriminada. Así mismo en 1973 el gobierno del general Juvenal Habyarimana enfocado en la expulsión, como cuño de violencia estructural, de tutsis por programas de fuerzas hutus, hacia Uganda.

 Al crecer las “nuevas estructuras verticales” de etnicidad, de odio contra los tutsis, en 1987 que nace el Frente Patriótico Ruandés (FPR), con el objetivo de “imponer su derecho de regresar a Ruanda y de participar en la vida política ruandesa” ídem, p. 252). Ante ello, el primero de octubre de 1990, se desata un ataque del FPR contra el régimen de Habyarimana, a justificativa no su no permitido “retorno de los refugiados a causa de su pertenencia étnica” (CASÓLIVA & CARRERO, 2000, p.7) y el “fin de la dictadura y de la ideología de exclusión “que genera refugiados” “(BRUNETEAU, 2004, p. 252). Desencadena la guerra civil, dura aproximadamente 3 años en los cuales en 1991 se perpetuaron masacres contra los bagowe, no bastando, el mero cesar fuego, se efectúan masacres contra los tutsis de Bugesera en 1992 (CASÓLIVA & CARRERO, 2000, p.7).

 Cabe resaltar que las acciones y estrategias de los grupos nacionales resuenen en la naturalización de la violencia cultural, es decir las represiones de los grupos nacionales y las políticas de despojo de las instituciones políticoeconómicas que preserven la no marginalización de estos grupos de gran carga de etnicidad. En la misma reproducción de violencia, en medida de contraposición al FPR, nace en 1992 las milicias Interhamwe. Pero, sin dejar detrás la lucha el FPR despliega sus ataques hacia el centro y sur de Ruanda, siendo en 1993 diezmadas Es un ataque violento de carácter masivo contra las personas y sus bienes materiales. En una relevancia histórica este tipo de programas se utilizaron para masacrar a los judíos por la Alemania nazi hitleriana. Es la emanación paramilitar del movimiento de juventud del partido presidencial” que inaugura los denominados escuadrones de la muerte: Red Zero y el Grupo Balas (BRUNETEAU, 2004, p. 255). Las poblaciones de Ngarama, Mukingo, Kinigi, Kigombe, Matura, Kirambo (CASÓLIVA & CARRERO, 2000, p.7). A tal punto que ante las masacres indiscriminadas bajo la presión internacional al presidente Habyarimana, en 1993 se firman los acuerdos de Arusha, en Tanzania para la consecución de un acuerdo político que establecía un gobierno de transición, la repatriación de refugiados, la integración de la fuerzas militares y nacionales, y el establecimiento de elecciones democráticas mediante el monitoriamiento UNAMIR en el despliegue de una operación de paz – de tipo peacekeeping –, en Ruanda en 1993 (ídem, p.7). Siendo que UNAMIR encuentra su deterioro en sólo la configuración de un mero cesar fuego dando la apertura al resurgimiento del conflicto, por otro lado no constituye una misión centrada en la demarcación de entender las causas profundas del genocidio y no consolida una paz sostenible por la férrea demarcación de los grupos comunales con un alto grado de etnicidad. 

El 6 de abril de 1994, tras las muertes de los líderes políticos hutus de Ruanda y Burundi, la Radio y Televisión Libre de Mille Collines (RTLM), difunde la idea de la muerte de los presidentes hutus, por el FPR, desencadenando asesinatos por la milicia Interhamwe hutu y por el partido MRND y la guardia presidencial, hacia la ministra Agathe Uwilingiyimana y diez cascos azules de procedencia belga que tras el hecho se retiraron los contingentes belgas desprotegiendo el territorio ruandés, representando la inseguridad y la deteorización de la seguridad física del Estado (GARDNER, 2002, p.18) desencadenando una presencia total de anarquía (STEWART, 2008, p.12), que será contrarrestada, el 9 de abril, bajo el gobierno interino de Jean Kambanda (CASÓLIVA & CARRERO, 2000, p.8), que consolidó la encarnación del terror hacia los tutsis, por medio de la instrumentalización de la etnia como medio represivo e inhibidor, expuesto en las diezmaciones de la población tutsi y la expulsión de todos los ciudadanos nacionales de Bélgica y Francia. A cuestión de aquello los contingentes en territorio ruandés fueron retirados, dejando a la protección sin protección (ibídem). A este punto cabe mencionar que la victimización de los grupos comunales conlleva a la búsqueda del Frente Patriótico Ruandés. 

 Movimiento Republicano Nacional por la Democracia y el Desarrollo

 Encarnar la falta del cumplimiento de sus necesidades básica por medio de violencia étnica, como válvula de escape al legado colonial, a premeditación de las masacres. Las brigadas del FPR, formadas exclusivamente por jóvenes tutsis y desparramadas a lo largo de las colinas, fueron al principio el objetivo prioritario de las milicias hutus, pero progresivamente fueron los tutsis en general quienes fueron considerados como el enemigo a abatir (ibídem). A consecuencia del aumento de las masacres en el junio, el FPR, organizado en el nordeste del país, anuncia la salida de los extranjeros radicados en Ruanda, a consecuencia de un ataque por parte de la guerrilla tutsi: Ejército de Liberación de Ruanda (ALIR). En su contraposición el Consejo de Seguridad autoriza temporalmente al gobierno francés la intervención para establecer el orden y crear un área de seguridad en la zona sur-oeste en Ruanda (ibídem).

En cuanto los instrumentos analíticos, la perspectiva de Edward Azar, el genocidio ruandés en su génesis esta enraizado a un legado colonial que se nutre por un patrón histórico de rivalidad y la lucha entre los actores comunales: tutsis y hutus. Esta desconformidad entre los grupos comunales genera la dominación de un grupo comunal, que en consonancia con el genocidio ruandés determina la realidad de la construcción de la nación dominada por los hutus dentro de la comunidad política, instrumentalizando al Estado como el actor perpetrador de la violencia cultural, como se presenció en los gobiernos Grégoire Kayibanda, Juvenal Habyarimana y Jean Kambanda. Pero, el monopolio de un solo grupo fragmenta la relación del Estado con los grupos comunales, e impide la construcción de instituciones que resguarden las necesidades de sobrevivencia e identidad de la población ruandesa. Por otra parte, estos grupos comunales se forman por medio de su identidad que es socialmente construida, que comparte ampliamente lazos con la étnica, es decir que al crear lo hutus un imaginario de superioridad racial a consecuencia de su legado colonial y los tutsis crearan su ideario social por medio del Frente Patriótico Ruandés en memoria de su deteorización política-social y marginalización nacional, es que se consolida el repudio entre los grupos comunales dando cabida a que la trilogía de la violencia galtungniana permee el genocidio. De tal forma al fragmentarse los grupos comunales las necesidades humanas básicas como la supervivencia física comunal y el bienestar son violadas por la limpieza étnica perpetuada por los hutus en su trama de imposición de poder por medio de la coerción. Y por último cabe resaltar la predominancia de las vinculaciones en la resolución y finalización del genocidio ruandés.

Conclusión

El conflicto mencionado en la investigación supuso un punto de partida para la búsqueda de equidad en Ruanda, debido a que la cantidad de muerte fue preocupante, debido a ello el país buscó posicionarse dentro del continente y es por eso que en la actualidad no cuenta con pobreza extrema como otros países hermanos.

Es importante el papel que juega las influencias que una cultura puede sobreponer a un colectivo, como se ve demostrado en el conflicto entre hutu y tutsi. Los historiadores juegan un papel importante a la hora de mantener información objetiva sobre un hecho histórico, es por ello que se presentan varias dificultades debido a que cuando el hecho a investigar no cuenta con registros precisos causa la existencia de un sesgo en la información obtenida al final. Para un historiador se presenta cierta dificultad el hecho de tener que investigar sobre el conflicto de Ruanda debido a que no existe fuentes primarias para llegar a una investigación objetiva, solo se aprecian fuentes secundarias de personas o entes fuera del país e incluso del continente, es por eso que es difícil llegar a una conclusión clara.

Bibliografía

  1. http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2017/DIEEEO59-2017_Genocidio_Ruanda_DanielRguezVazquez.pdf
  2. http://www.africafundacion.org/africaI+D2009/documentos/Secaira_Ruanda_una_aproximacion_al_conflicto_y_su_evolucion_en_el_tiempo.pdf
  3. https://monicaredondoblog.files.wordpress.com/2013/04/ruanda.pdf
  4. http://www.un.org/es/preventgenocide/rwanda/
17 August 2021
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