Las Dos Alicias De Alicia En El Pais De Las Maravillas

La célebre novela de Lewis Carroll esconde mucho más que exclusivamente un simple cuento infantil. Entre la inaudita cantidad de metáforas, juegos de palabras y pequeños relatos que podrían parecer que no tienen sentido, Alicia en el país de las maravillas explora temas filosóficos y psicológicos como la identidad de uno mismo, la crisis de la etapa adolescente y lo que se denomina como autocategorización de Turner. Pero este razonamiento sobre lo que es la identidad trasciende a su segunda novela conocida como Alicia a través del espejo. Además de las novelas, publicadas en 1865 y 1871 respectivamente, se le une la adaptación original de Disney de 1951, y las posteriores adaptaciones de Tim Burton, la primera del 2010, y la segunda de 2016, también abarcan este tema que en un principio puede pasar desapercibido cuando se es pequeño. El argumento principal está enlazado con una interpelación: ¿Es Alicia pasada, es decir, la Alicia antes de que entrase en la madriguera, la misma Alicia que está en el país de las maravillas? ¿Poseen ambas la misma identidad?

Antes que nada, la discusión sobre la identidad puede estar dada desde puntos de vistas diferentes. El primero analizable es desde el punto de vista psicológico. Erik Erikson desarrolló la “Teoría Psicosocial”, es decir cómo se forma la identidad del yo a partir de ocho etapas fundamentales. Alicia es una joven chica que tranquilamente ojea un libro a las orillas del río Támesis con su hermana y de repente percibe un conejo blanco hablando, sobre lo cual ella no se siente asombrada. Alicia, con su naturaleza juguetona, curiosa y espontánea decide seguirlo hasta que cae por una madriguera. Hay muchas explicaciones sobre lo que puede simbolizar la madriguera, muchas teorías concluyendo que es una forma de unión entre un mundo irracional con el racional y que a través de ella Alicia intenta escapar de las exigencias y las responsabilidades de los adultos, grupo social al que pertenecería en no mucho tiempo. A primera vista podría concluirse que se encuentra en la etapa latencia, principalmente por la edad y por sus actitudes infantiles y de sentimiento de inferioridad cuando algo no va según lo previsto o la Reina Roja la trata de manera desconsiderada. Sin embargo, hay un progreso de la actitud de Alicia, más particular de la etapa adolescente, desde la primera hasta la segunda novela del autor, incluso llegar a la etapa de adultez temprana en el caso de las adaptaciones dado que empieza cuando la protagonista tiene 19 años. Dejando a un lado la Alicia de las adaptaciones cinematográficas, varios de los personajes reflejan como en la novela Alicia no quiere pasar por la etapa adulta y por lo tanto escapa por la madriguera. El ejemplo más destacado es el del Conejo Blanco, simbolizando la ansiedad o la fiesta del té del Sombrerero Loco y la pesada rutina de los adultos. Durante la etapa adolescente, Alicia se siente frustrada, incomprendida y sola. La frustración se origina en que ella no es lo suficientemente pequeña para llevar a cabo algunos actos y no es lo suficientemente mayor para otros: “Deberia darte vergüenza se recriminó, una niña tan grande como tú (bien podía decirlo ahora) y ponerse a llorar así” pg. 26. Esto se representa mediante sus cambios de tamaño, aunque estas también representan las transformaciones corporales por los que pasa una persona desde la niñez a la pubertad. Otra característica importante de esta etapa, según Erikson, es la manera en la que un individuo cuestiona su identidad. Ella misma no puede responder a la pregunta: “¿Quién eres?” que le plantea la Oruga, contestando lo siguiente: “En este preciso momento, señora, no lo sé muy bien, … ” Y, aunque la Oruga en un principio no parezca muy satisfecha con la respuesta, es una cualidad característica de las personas que transcurren por esta etapa: desconocen su verdadera identidad, y a lo sumo son capaces de inquirir y experimentar con diferentes identidades hasta dar lugar con la que se sienta más complacido. El autoconcepto es el conjunto de características que definen a Alicia. El relato continúa y la joven es confundida con una serpiente por su alto cuello y la falta de manos que esta tiene. Además, al no hacer uso de su nombre, ella argumenta que no es diferente de las demás niñas pequeñas y por lo tanto la paloma debería reconocerla como tal. Según Turner, el problema viene cuando los demás, en este caso la paloma, no lo hacen. Por ello, la joven decide manifestar que pertenece a ese grupo porque de alguna forma eso cambiará la percepción que la paloma tiene de ella, es decir, de que es una serpiente que quiere comerse los huevos que ella pone. Toma, por lo tanto, la decisión de que en este contexto particular es más sabio prescindir de las características que las definen y la hacen diferente dentro de su grupo social, para ganarse la confianza de la paloma. De este modo, se autocategoriza dentro del grupo de niñas pequeñas, sobre todo obviando su nombre, puesto que si contestase “Soy Alicia” ya se estaría dotando de una característica individual de cada persona y finalmente no conseguiría hacer su situación favorable, sino al contrario, sino que sería inferior.

Otra de las preguntas que se sugieren a Alicia además de “¿Quién eres?” es la que se plantea ella misma: “¡Dios mío! ¡Qué extraño resulta todo hoy! Ayer la vida transcurría con normalidad. ¿Habré cambiado por la noche? Vamos a ver, ¿era la misma cuando me he levantado esta mañana? Creo que recuerdo sentirme un poco distinta […] ¿entonces, quién soy yo? ¡Ah, de eso se trata!”. Esto podría explicarse según la percepción filosófica sobre la identidad. Según la ley de Leibniz, Alicia A, considerada la Alicia antes de entrar en la madriguera, y Alicia B, siendo la que está en el País de las maravillas pronunciando aquello citado, son idénticas Alicias en el caso de que tengan las mismas propiedades cualitativas, y por lo tanto, sean numéricamente idénticas. Pero Alicia A no tiene las mismas cualidades, pero comparten algunas como los rasgos físicos, la cualidad seres humanos. Dado que no comparten las mismas cualidades, podría deducirse que no se trata de seres numéricamente idénticos. Asimismo, hay que tener en cuenta la continuidad psicológica de Alicia. Desde el punto de vista de Locke, Alicia A y Alicia B, podrían considerarse la misma persona en el caso de que Alicia B recordase la mayor parte de los asuntos de Alicia A: recuerdos, experiencias o conocimientos. Es por ello por lo que rápidamente en el siguiente párrafo Alicia intenta recordar las tablas de multiplicar, las capitales e incluso intenta recitar el poema “El cuervo y el zorro” de Isaac Watts, dado que son cuestiones que Alicia A conocía anteriormente. Alicia B se equivoca en todas sus respuestas dando a entender que no posee los recuerdos de Alicia A. Por lo tanto se concluye que Alicia A es diferente de la Alicia B hasta que la última no posea los conocimientos y recuerdos de la anterior. Otra posibilidad podría ser que se considerase a la primera Alicia como parte de un mundo diferente de la segunda, como un mundo paralelo, en el que las dos coexisten en sus respectivos mundos. De algún modo esto no deja de ser cierto, puesto que la verdadera Alicia sigue durmiendo en el regazo de su hermana, mientras que la segunda está descubriendo un nuevo mundo lleno de fantasía. Aunque anteriormente se ha visto que dos individuos diferentes no pueden tener las mismas cualidades, y por lo tanto, la segunda Alicia es una parecida a la original, pero no es idéntica, no es la misma. A su vez, también la propia Oruga simboliza la metamorfosis y refleja todo lo dicho anteriormente. De oruga por varias etapas hasta convertirse en mariposa. ¿Influyen los cambios físicos en el cambio de identidad? Quiero decir, Alicia se siente psicológicamente diferente por los cambios físicos sufridos, pero la oruga niega que vaya a sentirse diferente. Debido a que la identidad se construye, la oruga probable no considera que se pueda sentir diferente en el caso de que su autoconcepto cambie de una forma positiva al cambiar a una identidad con la que se pueda sentir más cómoda y aumente su autoestima en el proceso. Como contra ejemplo se puede considerar el caso de “La metamorfosis” de Kafka. Gregor Samsa es un humano que se despierta una mañana como un escarabajo. Samsa tiene recuerdos de que anteriormente era humano y, por lo tanto, sigue siendo el mismo Gregor Samsa que el original. No podríamos considerarlo como un escarabajo, y él no se siente identificado con la nueva imagen que presenta, por lo que puede sentirse preocupado por las transformaciones por las que ha pasado repentinamente. Además Alicia y Samsa comparten también que sus modificaciones se dan lugar en un periodo escaso que no les dejan asimilar la situación y sentirse aún más extraños que una oruga la cual pasa por varias etapas antes de convertirse en mariposa.

Dado por concluido el análisis de la identidad de Alicia, se puede concluir que ambas Alicias son diferentes la una de la otra, la que se encuentra en el país de las maravillas es diferente de la que fue antes de encontrarse con el mundo fantástico. Principalmente por todo lo mencionado anteriormente y a esto se podría añadir que la Alicia A es infantil y la Alicia B tiene que llevar a cabo decisiones más racionales, sobre todo en el segundo volumen Alicia a través del espejo. Finalmente, Alicia en el país de las maravillas es una lectura que debería hacerse más de una vez para poder entender todos aquellos pequeños detalles que se nos pasan de pequeños.

03 July 2021
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