Las Mujeres En El Siglo XXI: Papel en la Ciudad y en el Mundo

La interconexión compleja de los procesos globalizadores del siglo XXI ha traído como consecuencia dos fenómenos sumamente relevantes: la cada vez menos notoria distinción entre lo estatal y lo global; y la acentuación de dinámicas sociales desiguales y de exclusión. La brecha de género es una de estas dinámicas pues no solo está constituida en términos limitación de acceso de oportunidades profesionales en el ámbito laboral, sino también en la reproducción de un discurso de superioridad biológica el cual se transporta y materializa a cualquier comportamiento social existente.

Esta reformulación compleja se ha transformado en estructuras sociales de carácter transnacional respondiendo a necesidades de las esferas tanto nacionales como globales. Ambas esferas espaciales y su construcción social evolutiva han generado también dinámicas críticas en función de replantear el funcionamiento y constitución de dichas estructuras; siendo en este caso en específico, el feminismo.

En este sentido, la tesis de este trabajo es que el feminismo puede entenderse como una doctrina emergente reformulada, en el marco de la globalización neoliberal, que busca la lucha por la desintegración de los sistemas previamente mencionados de exclusividad, desigualdad y su desarrollo sostenible, respondiendo a las necesidades y a las demandas de los procesos tanto locales como internacionales.

Tomando en cuenta todos estos elementos, el objetivo de este artículo es analizar el alcance, naturaleza y el comportamiento del movimiento feminista actual en México, particularmente en la Ciudad de México, en esta transformación de espacios y de estructuras sociales en el marco de la globalización, entendidos como ciudades globales.

LAS CIUDADES GLOBALES: ¿Qué son y por qué son importantes?

Ahora, para poder iniciar con este análisis es pertinente conocer dos conceptos que serán la base de nuestro análisis: la globalización y la ciudad global. El primero, de acuerdo con Cuervo González (2003) es “un proceso planetario de reconstitución de las reglas del juego económico, político y cultural”, y cuenta con tendencias a la universalización y particularización de los fenómenos emergentes.

En este mismo sentido, el concepto de ciudad global, según la socióloga Saskia Sassen, es “una estructura compleja articuladora de procesos transfronterizos que son reconstituidos como condiciones parcialmente urbanas”, es decir, es un espacio en donde se crean y reformulan nuevas dinámicas y relaciones culturales, políticas y económicas.

La particularidad de estos espacios es que se construye una interconectividad de las actividades políticos y económicos y el desarrollo de nuevas tecnologías de los asuntos globales y locales. En este sentido, ambas “esferas públicas” o “jerarquías” conviven, se conectan y se retroalimentan mutuamente.

Esta retroalimentación responde a la naturaleza misma de la economía global, la hipermovilidad, la desregularización del mercado, la evolucionada capacidad de comunicación y la neutralización del territorio y la distancia; y esta misma naturaleza es entonces la base para poder entender y estudiar la consolidación y el comportamiento de la dinámica social actual.

Otra particularidad de las ciudades globales es que, si bien se diversifican las relaciones socioeconómicas a lo largo del espacio trascendiendo fronteras, también se presenta una importante centralización de estos mismos procesos; es decir, sin la existencia de una ciudad global que sea el epicentro de las dinámicas sociales, no puede manejarse de manera eficiente la globalización puesto que es esta ciudad la receptora de los procesos internacionales y la responsable de la producción de nuevos procesos.

Estas tendencias a la universalización y la particularización, así como a la centralización y a la descentralización son la base para la creación de criterios nuevos que buscan cuestionar y revalorizar las prácticas sociales existentes, y en otros casos modificarlos. Y este cuestionamiento está impulsado por los efectos o las consecuencias de estas mismas tendencias.

La polarización estructural y desplazamiento social relocalizando los espacios previamente consolidados son algunas de estas tendencias. Su existencia refuerza las dinámicas desiguales y de exclusión y creando otras nuevas, entre ellas, la brecha de género; la desigualdad económica y cultural enfatiza las jerarquías de género desvalorizando la condición biológica y política de la mujer, tal como lo veremos más adelante.

Ahora, la Ciudad de México es considerada una ciudad global debido a su acelerada inserción económica en la dinámica global

generando entonces una economía transnacional. En este mismo sentido también ha sido parte de las tendencias descentralizadoras y desintegradoras, así como excluyentes y desiguales, de las actividades económicas y, por ende, de las estructuras sociales reflejadas en el empobrecimiento de la sociedad, la marginalización de las clases y la acentuación de las brechas de género.

LAS BRECHAS DE GÉNERO EN EL EMPLEO, ¿CÓMO SURGEN Y SE INTENSIFICAN A TRAVÉS DE LOS PROCESOS GLOBALIZADORES?

De acuerdo a INMUJERES  las brechas de género pueden ser entendidas como una medida que muestra la distancia entre mujeres y hombres respecto de un mismo indicador. En particular, la brecha de género en el empleo ha sido a lo largo de los años una problemática que refleja la dinámica de los sistemas de desigualdad y exclusión propuestos por Marx y Foucault.

Es importante destacar que las mujeres forman parte de los grupos sociales discriminados a través de procesos de exclusión y fueron objeto de muchas políticas, todas ellas vinculadas al universalismo antidiferencialista. La gestión controlada de la exclusión incluye diferentes formas de sustitución de la segregación como el retorno a la comunidad y de extensión de la ciudadanía en el caso de las mujeres con acceso al mercado de trabajo. 

Las mujeres fueron parte de las exclusiones que fueron objeto de reinserción/ asimilación. A medida que los derechos de la ciudadanía fueron siendo conferidos a las mujeres y que éstas fueron entrando en el mercado de trabajo, pasaron de un sistema de exclusión a uno de desigualdad. Es decir, ahora ya cuentan con un acceso a los espacios laborales, pero sus salarios siguen siendo hasta ahora inferiores a los de los varones.

Para el funcionamiento cotidiano del complejo de servicios altamente especializados, existe una gran proporción de empleos manuales y mal remunerados que en gran parte son ocupados por mujeres y los inmigrantes. Sucede que en la valoración de los insumos laborales: la sobrevaloración de los servicios especializados y de los trabajadores profesionales ha asignado a las “otras” actividades económicas y a los “otros” trabajadores como innecesarios o irrelevantes para las economías avanzadas. 

La implantación de los procesos globales en las grandes ciudades ha generado una expansión importante del sector internacionalizado de la economía urbana, que a su vez ha impuesto un conjunto de criterios nuevos para la valorización de las actividades y de los productos económicos. Este fenómeno ha traído consigo un nuevo proceso de elitización de la sociedad dependiendo del poder adquisitivo. 

La reconfiguración de los espacios económicos relacionada con la globalización en las grandes ciudades ha tenido efectos diferenciados en las mujeres, en sus culturas de trabajo y en las formas de poder y de potencialización centralizadas. Sin embargo, estos efectos diferenciados crean “oportunidades” para las trabajadoras y las emprendedoras de bajos ingresos. Esto a su vez reconfigura algunas de las jerarquías laborales y domésticas en que se encuentran inmersas dichas mujeres, observándose una mayor participación de las mujeres en la esfera pública.

La condición de las mujeres dentro de las ciudades globales combina, en gran medida dos dinámicas diferentes. Por un lado, ellas integran una clase de trabajadores invisibles y sin poder al servicio de los sectores estratégicos de la economía global. Por otro lado, el acceso a los salarios (aunque sean bajos), la proporción creciente de mujeres en la fuerza laboral y la feminización de las oportunidades comerciales producida por la informalización altera las jerarquías de género en las que estas mujeres se encuentran inmersas.

EL 8M COMO UNA FECHA HISTÓRICA IMPORTANTE

El 8 de marzo es considerado como el día internacional de la mujer. Sin embargo, muchas personas no saben el origen de esta conmemoración. Bien, en 1975 la Organización de las Naciones Unidas declaró este día como conmemorativo, Según la ONU, este día se refiere a las raíces de la lucha de la mujer por participar en una sociedad que tenga igualdad con el hombre. 

Sus orígenes se encuentran en Estados Unidos, en la ciudad de Nueva York en el siglo XIX, con la revolución industrial y el origen de protestas realizadas por mujeres debido a las malas condiciones laborales y el trabajo infantil, exigiendo entonces la garantía de sus derechos humanos, específicamente laborales.

En otros lugares del mundo, las mujeres empezaron a tomar valor y a exigir lo que era justo: la igualdad. Todas las manifestaciones surgieron a raíz de un mundo que estaba construido para los hombres, ya que las mujeres eran consideradas sólo para los labores del hogar y para criar hijos. A pesar de que después se les fue permitiendo la participación en otras actividades, éstas siguieron siendo injustas. Las mujeres no tenían derecho al voto, a manejar cuentas bancarias propias, a una formación educativa decente, y su esperanza de vida era menor que la de los hombres debido a los riesgos de los partos y embarazos que tenían. 

En el año de 1910, se llevó a cabo la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en donde el tema central atendía principalmente al sufragio universal para todas las mujeres. En 2011, se dió la premisa de la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer por ONU mujeres.

Ahora bien, en los últimos años, la lucha feminista ha dejado claro el objetivo: la igualdad, pero aún hay mucho por hacer, ya que hay desinformación que desalienta el movimiento, en donde se prevé una mejor vida para la mujer en todos los aspectos, pero principalmente, en los derechos humanos. El 8M significa mucho para las mujeres en todas partes del mundo, especialmente en México, ya que en el país se lucha constantemente por la justicia para la mujer.

La marcha de 2020 significó mucho, dado que muchas mujeres se vistieron de morado y salieron a luchar en contra del patriarcado, el cual reproduce la desigualdad. Además de la marcha del 8M, se instó a las mujeres a “desaparecer” durante el 9 de marzo para poder concientizar a la sociedad de la importancia de las mujeres en la vida cotidiana. 

Cabe mencionar que la marcha del 8M se realiza cada año en diferentes países de América Latina y del resto del mundo, sin embargo, la del 2020 fue significativa, ya que, además de que asistieron muchas más mujeres que otros años, se notó la gran influencia que ha tenido América Latina en México en temas de feminismo, y la gran conectividad que existe entre las mujeres, sin importar el lugar geográfico en donde se encuentren.

Esto muestra entonces como las dinámicas globalizadoras, no solo de la Ciudad de México, sino también de otras ciudades del mundo, han creado procesos de desvalorización y crítica ante las estructuras sociales preexistentes. Las tendencias descentralizadoras y universalizadoras se pueden ver claramente en la manifestación global feminista totalmente interconectada, respondiendo en conjunto, a los intereses particulares de cada sociedad nacional pero también al movimiento feminista internacional como tal.

Durante años la lucha se ha dado gracias a mujeres feministas que comenzaron alzando la voz para manifestar la inconformidad y exigir el derecho que corresponde a todas las mujeres como seres humanos. En los últimos años se ha dado una desinformación respecto a lo que es y no es una mujer feminista, por lo que es necesario que las mujeres interesadas en seguir el feminismo se informen en fuentes confiables como obras literarias de mujeres feministas, y no se dejen llevar por lo que creen que es la lucha, todo esto con el fin de que el feminismo sea comprendido como algo necesario en la sociedad mexicana y del resto del mundo para poder aportar igualdad global.

LA LUCHA POR UNA JUSTA GOBERNABILIDAD

La desigualdad y exclusión hacia las mujeres es un problema sistémico y estructural que da a notar la violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de las mujeres, además de enfatizar las relaciones de poder que permean entre los géneros. Para poder contrarrestar este sistema de desigualdad y exclusión, Santos establece que son necesarias políticas de igualdad efectivas y esto se refiere a “aquellas que permiten la articulación horizontal entre las identidades discrepantes y entre las diferencias que en ellas se fundan”.

Estos cambios, si bien pueden iniciar a nivel local, cobrarán más fuerza una vez que se convierten en propuestas transnacionales. A través de organismos internacionales y movimientos sociales de mujeres en todo el mundo se ha logrado hacer notar este sistema de desigualdad y exclusión en la agenda pública y gubernamental a nivel internacional.

En la Declaración y el Programa de Acción de Viena de 1993 se reconocen por primera vez los derechos humanos de la mujer y la niña (INMUJERES, s/f). En 1995, con la Cuarta Conferencia Mundial sobre la mujer se redactó la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing para promover los derechos de la mujer que ha representado uno de los programas más progresistas respecto al empoderamiento femenino. Sin embargo, a pesar de la participación externa en la lucha feminista, aún quedan muchos ámbitos internos por resolverse. Debido a que las exigencias por parte de esta comunidad continúan, podemos observar que estos programas no han tenido resultados.

A nivel nacional, y más específicamente local dentro de la CDMX, la lucha de las mujeres ha sido constante y con el paso del tiempo ha permitido pequeños logros a su favor. Un claro ejemplo lo encontramos con la aprobación de la Ley General para la Igualdad en 2019. Esta deberá “promover la eliminación de la brecha salarial entre hombres y mujeres que realizan un mismo trabajo de igual valor, así como de la brecha en la participación económica entre mujeres y hombres”

Otro resultado importante lo encontramos con la denominada Ley Olimpia a finales del 2019, que hace referencia a un conjunto de reformas legislativas encaminadas a reconocer la violencia digital y sancionar los delitos que violen la intimidad sexual de las personas a través de medios digitales. No debe dejarse de lado que para hacer posible esta legislación fue necesaria la búsqueda de justicia por parte de una víctima, Olimpia Coral, apoyada por mujeres de todo el Estado mexicano. Esta lucha duró poco más de 6 años con un sin fin de manifestaciones por todo el país y distintos grupos de presión con ideología feminista.

Sabemos que esta búsqueda de justicia e igualdad no ha terminado, sin embargo, podemos ver que la movilización por parte de las mujeres sí ha dado frutos. A pasos pequeños vamos ganando luchas que llevan decenas de años y probablemente costará otro par de años lograr una verdadera victoria.

PARA FINALIZAR

En las prácticas sociales a lo largo de la historia las mujeres han sido parte del sistema de desigualdad y exclusión; se las ha integrado de manera subordinada y desigual en todas las actividades de la esfera social, principalmente en el ámbito laboral, debido a este conjunto de ideas asociados con la superioridad biológica del hombre situando a la mujer en un segundo plano, desvalorizando sus capacidades, y por supuesto, el importante papel de ésta en las actividades cotidianas que tienen que ver con el hogar, el trabajo, la familia, etcétera.

Dichas estructuras sociales se han visto reproducidas y reformuladas a lo largo de la historia, sin embargo, actualmente estos modelos de desigualdad y exclusión se encuentran en crisis puesto que las transformaciones recientes en el capitalismo mundial están alterando y deconstruyendo las condiciones nacionales de producción de la sociedad volviéndolas cada vez más transnacionales, alterando las jerarquías tradicionales y con esto, realizando modificaciones a los roles ejercidos por la sociedad desde hace siglos.

Es posible concebir a las ciudades como uno de los espacios donde se materializan las contradicciones de la globalización económica, tal fue el caso de las mujeres que han tenido una situación de desventaja y subvaloración. En estos espacios las mujeres de diferentes lugares del mundo han ido ganando presencia política y están haciendo oír sus demandas a las autoridades con el objetivo de transformar el sistema. De esta manera, pese a la creciente distancia, ha destacado aún más su presencia conjunta en las ciudades globales.

Con esto se demuestra que la red mundial de ciudades globales, con su nuevo potencial político y económico, ha sido uno de los espacios más estratégicos para la formación de nuevos tipos de identidades y comunidades, incluso transnacionales, pues las mujeres lograron alzar la voz en una marcha con los mismos propósitos a nivel global. Esto sugiere un nuevo alineamiento político-económico.

No obstante, consideramos que las ciudades globales y sus sujetos tienen aún grandes retos para poder modificar de manera estructurar los sistemas sociales preexistentes; entre ellos, que las demandas sociales sean resueltas y atendidas de tal forma que realicen una simbiosis con las necesidades internacionales; en este caso, la garantía asegurada de la protección de los derechos políticos, económicos y culturales de las mujeres.

17 August 2021
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