Libertad de Expresión en el Mundo Híbrido Cultural y Político

Frecuentemente las tentativas de la Constitución para tratar una cuestión en particular pueden conducir a las más variadas interpretaciones, lo que puede provocar desacuerdos entre los eruditos provocando que, muchas veces, sea dificultoso o hasta imposible abordar un problema que puede ser urgente. Muchas veces las políticas realizadas por los presidentes pueden provocar conflictos constitucionales cuando el Congreso percibe que el Poder Ejecutivo está demandando más poder del que le es atribuido. No obstante, la Constitución restringe, mediante un sistema de controles y equilibrios, el funcionamiento de los tres poderes para evitar o restringir lo que podría determinarse como tiranía. Sin embargo, la polarización que sufren muchos países, la corrupción de sus miembros o algún otro motivo, provocan que se generen crisis gubernamentales.

Teóricamente, los enfrentamientos entre los tres poderes del Gobierno podrían producir constantes crisis institucionales, pero en realidad no pasa eso con frecuencia ya que generalmente llegan a un acuerdo y cada función del gobierno se mantiene en su lugar y función. Por lo tanto, estas situaciones muestran como la Constitución no proporciona siempre las pautas y garantías cuando se llega a un punto ciego. En Brasil, la crisis política obstaculizó la aprobación de las reformas propuestas por el gobierno de Michel Temer, tal como pasó con la que se refiere a la reforma de las pensiones. A principios de noviembre de 2017, tras el anuncio del entonces presidente, este sugirió que la reforma no podía ser aprobada, provocando que el Ibovespa se derrumbara a su nivel más bajo en dos meses, llevando a una fuerte caída en las acciones de las empresas estatales.

Así como fue expuesto arriba, el Brasil no está exento de crisis institucionales, por más que exista una separación de los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial existen ciertos accionares, tal es el caso del Poder Judicial, representado por la Corte Suprema Federal. Este poder tiene un enorme descrédito ante la población. Se argumenta que, quien debería velar por la justicia y ser guardián de la Constitución, ultrapasó su alcance ejerciendo atribuciones de los Poderes Legislativo y Ejecutivo practicando activismo judicial provocando la judicialización de la política. Eso lleva a repensar en qué medida el concepto de independencia y armonía de los poderes, previstos en el art. 2 de la Constitución Federal, donde aclara que no debe haber jerarquía entre los poderes y cada uno debe ejercer su función según dicta la Constitución y según el art. 1 todo poder emana de las personas.

En lo que se refiere a la libertad de expresión y globalización es casi obligatorio hablar de Charlie Hebdo, la caricatura de “je suis Charlie” y un tema tan controversial como es el de “choque de civilizaciones”. Ese debate sobre la libertad de expresión frente al multiculturalismo viene nutriendo el populismo político en muchos países democráticos llevando a muchos partidos políticos al poder. Es interesante observar que gran parte de la reacción del público no se debió a los asesinatos en las editoras de Hebdo y si a lo que se considera libertad de expresión.

Al analizar temas como multiculturalismo y seguridad resulta interesante ver que la libertad de expresión no se puede separar de los problemas políticos que los sustentan. La libertad de expresión va más allá de la libertad de decir lo que plazca y como plazca. Los problemas en un mundo globalizado son cada vez más interdependientes y presentes en el día a día. En cierta forma es bueno porque ayuda a que los individuos sean más considerados y reflexivos y que cuando defienden que la libertad a la expresión es sagrada se está defendiendo una causa digna, pero, en alguna medida, si no se tiene cuidado puede volverse fundamentalista y puede herir las creencias de otros.

Para que la libertad de expresión realmente sea lo que promueve se hace necesario que exista una noción de libertad de expresión que promueva a convivir en un mundo hibrido cultural y político. Se debe defender la libertad de expresión siempre que se consideren los valores y creencias de los demás. Si el prójimo que está representado en el discurso se siente ofendido por la publicación el ejercicio de la libertad va quedando cada vez más difícil. La libertad de expresión debe ser defendida por su valor epistemológico, reconociendo los hechos como construcciones que pueden ser amparados con evidencias y con responsabilidades de valor. Es necesario discutir sobre los argumentos incorrectos fundamentando que la evidencia demuestra que los hechos no son exactos y auténticas y que algunos actos no están justificados.

Es necesario llevar a cabo un entendimiento más realista de los límites entre lo público y privado, entre lo moral e inmoral, entre lo justo y lo injusto. Es muy difícil ver como lo que se cree que es la libertad de expresión puede funcionar sin provocar una fricción política donde las personas son los pilares fundamentales de la democracia. Es irónico que se haya entrado en un mundo que defiende que no está bien protestar para no comprometer los valores por los cuales hay que protestar.

01 August 2022
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