Personalidad Y La Relación Con El Rendimiento Académico

 

El estudio del rol de la personalidad en la psicología educacional, con el foco de atención en el aprendizaje y el rendimiento podría estar mediada por la relaciones interpersonales, la relación estudiante-profesor, la autoestima de los estudiantes, el comportamiento pro-social, la motivación y el rendimiento cognitivo. Para poder llegar a una explicación del rol de la personalidad en su contribución a un determinado rendimiento en él, se ha realizado una serie de investigaciones. A partir de éstas, no se ha llegado a una conclusión firme sobre la influencias de los rasgos de la personalidad en el rendimiento académico. Según estudios recientes, se ha intentado averiguar la relación entre variables cognitivas y no académicas (Goff & Ackerman, 1992; Zeidner & Matthews, 2005) y aparte, se ha intentado entender las diferencias individuales que podrían contribuir a un cierto éxito académico. Los estudios realizados acerca de este tema y en este ámbito se han centrado más en los rasgos cognitivos que en los rasgos de la personalidad.

Se quiere señalar que es muy importante saber por qué la personalidad debería estar correlacionada con el rendimiento académico teniendo en cuenta que la gran parte de modelos de la personalidad (incluida la FFM) no se diseñaron para calcular el rendimiento académico (Ackerman & Heggestad, 1997). Esto contrasta con la inteligencia, ya que el refinamiento empírico temprano de su medición se basó en parte en el análisis del rendimiento académico (Spearman, 1904), y gran parte de las pruebas académicas fueron construidas especialmente para predecir la victoria o el fracaso académico (Bown & French, 1979). 

Sin embargo, hay buenas razones por las cuales esperar que la estructura de la FFM pueda predecir el rendimiento académico, a partir de la posición teórica que dirigió el desarrollo original del modelo. La base de la teoría para el Five Factor Model se proporcionó por la hipótesis léxica (Allport & Odbert, 1936), la idea de que pueda existir una ventaja evolutiva en el reconocimiento de distinciones valiosas entre los individuos y que los lenguajes naturales se han originado a partir del desarrollo de forma que contribuiría a esa identificación (Saucier y Goldberg, 1996). Un corolario de la hipótesis léxica es que cuanto mayor es la valoración de la característica de personalidad, más descriptores de esa característica se encuentran en el interior de los lenguajes naturales. Esto a su vez implica que debería ser posible determinar qué características de la personalidad son más valiosas e importantes al encontrar los grupos más grandes de descriptores de personalidad que tengan significados similares. 

Las inversiones sustanciales con respecto a la educación de las sociedades y las personas dejan ver el alto valor que se le otorga al desempeño de la educación, con lo que esta estimación también debe asociarse asimismo con la FFM. El concepto de que el intelecto, el nivel económico y social, así como la personalidad afectan a los comportamientos sociales estimados, tiene sentido con la propuesta de que el desempeño en el trabajo y en el ámbito de la educación está determinado por factores en relación con la competencia para desempeñarse, la ocasión para desempeñarse y la disposición para la misma (Blumberg & Pringle, 1982; Traag et al., 2005). 

La capacidad para desempeñarse incluye conocimiento, destrezas e intelecto; esta, a su vez es afectada por restricciones y recursos medioambientales, así como por los recursos socioeconómicos (Traag et al., 2005); y la predisposición a reflejar la motivación, las normas culturales y la personalidad (Blumberg y Pringle, 1982). Los últimos meta-análisis han aportado pruebas de que la capacidad, así como la oportunidad de desempeñarse están correlacionadas con el rendimiento académico. Strenze (2007), por ejemplo, descubrió una correlación de .56 entre inteligencia y rendimiento académico; el meta-análisis de Sirin (2005) proporcionó una correlación de .32 entre el nivel socioeconómico y el rendimiento académico.

Ha sido comprobado que los factores relativos con la disposición a desempeñarse, como la asistencia, la iniciativa, la participación en actividades no académicas y las actitudes para estudiar, también contribuyen al rendimiento académico a parte de la capacidad mental (Willingham et al., 2002). En relación a la disposición de empeñarse, las dimensiones de FFM pueden ayudar directamente. No obstante, a nivel empírico, se han relacionado indirectamente a través de sus asociaciones con la motivación. Por ejemplo, Judge e Ilies (2002) descubrieron que los rasgos de personalidad incluidos en el FFM aportaban una correlación múltiple para la predicción estadística de la motivación para conseguir objetivos. Por tanto, parece lógico esperar que, al igual que otras cuestiones de la disposición a empeñarse, la personalidad se correlacione con el rendimiento académico indirectamente mediada por la motivación.

Otros argumentos para relacionar la personalidad con el rendimiento académico están basados en correlaciones previamente contempladas entre estas medidas y diversas variables suplementarias. Como se citó previamente, la personalidad y el rendimiento académico pueden verse asociadas debido a la inteligencia. Chamorro-Premuzic y Furnham (2006) apoyaron, de acuerdo con esto, que las correlaciones entre el rendimiento académico y las medidas de personalidad mostrarían las correlaciones referentes a la inteligencia con la personalidad. A pesar de ello, la correlación de la inteligencia con la personalidad es complicada; por ejemplo, la fuerza de las correlaciones entre inteligencia y la extraversión cambian con la edad de los participantes y la metodología empleada (Wolf & Ackerman, 2005). Como consecuencia, es complicado confiar en esta base acerca de las relaciones correspondientes con el rendimiento académico. Sin embargo, dadas las relaciones fiables de la inteligencia con el rendimiento académico, sería difícil explicar la relación entre la personalidad y el rendimiento académico sin tener en cuenta la presencia de la inteligencia.

Resumiendo, los razonamientos más frecuentes para esperar que las medidas de personalidad (basadas en la FFM) se correlacionen con el rendimiento académico, depende de la prueba que se use y la importancia que ésta otorgue a los factores de personalidad para predecir conductas socialmente aceptadas y el reconocimiento de la personalidad como un conjunto de conductas con carácter intencional y voluntario. A su vez, uno tiene la obligación de tener en cuenta la inteligencia para poder entender la asociación entre una conducta ejecutada y el rendimiento académico resultante, es decir, conductas que contribuyan al éxito escolar.  

14 Jun 2021
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