Reflexión Personal Sobre la Obra 'Mujer en Punto Cero'

Desde los principios en la historia de la humanidad, la mujer se ha visto oprimida por la sociedad patriarcal que se ha ido forjando dentro de su cultura a partir de la diferenciación del trabajo, es desde allí que ha persistido hasta nuestros días quedándose mucho más arraigada en algunas culturas y países orientales debido a su nexo con la religión, el cual muchas veces es mal interpretado; es este el hecho el que ha movido a cientos de escritoras feministas a plasmar en sus obras la victimización de la mujer desde distintas perspectivas de acuerdo a su cultura, entre las más representativas cabe destacar a Virginia Woolf, considerada la madre del feminismo moderno, puesto que mediante sus obras trató de reivindicar a la mujer dentro de la literatura y sobre las imposiciones sociales. Otro ejemplo de ello encontramos en la obra Mujer en punto cero, publicada en 1975 y escrita por otra importante literata y activista egipcia, como es Nawal El- Saadawi. En ella se narra una historia basada en hechos reales dentro del contexto de Egipto durante el siglo XX, en el cuál su personaje principal, Firdaus, se ve sometida a una cultura cabalmente machista, patriarcal y opresora. Esto conlleva a profundizar en el cuestionamiento, ¿Hasta qué punto la mujer es víctima de su propia cultura dentro del contexto de Mujer en punto cero?

El Cairo, es hasta la actualidad la ciudad más importante de Egipto y el escenario donde se desenvuelve la obra Mujer en punto cero, cabe recalcar que dentro de este contexto la vida y el desarrollo de la mujer como parte de la sociedad se vuelve sumamente difícil debido al alto índice de machismo que en él se ve reflejado a través de la cultura, mayormente islámica, misma que en sí no es machista, sino son las interpretaciones erróneas las que hacen apreciarlas de este modo, y es en ella donde se ha ido fomentando un pensamiento con el cual se justifica el maltrato a la mujer mediante la religión, y esto se puede evidenciar dentro de la obra con el trato que se le da a Firdaus por parte de su marido, al cual su sobrina lo justifica con el siguiente argumento: “Precisamente los hombres que conocían bien la doctrina religiosa solían pegar a sus esposas. Los preceptos de la religión autorizaban ese castigo. Una mujer virtuosa no debía quejarse de su marido. Su deber era mostrarle perfecta obediencia” (El-Saadawi, Mujer en punto, 1975, pág. 54). De hecho, como se aprecia en este fragmento la misma mujer ha llegado a creer y sentir que es un ser inferior al hombre llegando a atestiguar en su propia contra, y por lo tanto cree que puede disponer de ella cuando a este se le amerite; ello además muestra cuán arraigadas han llegado a ser las malas prácticas religiosas alcanzando una convicción, a tal punto de acabar cegándose ante una cultura ideológica con preceptos en cierto modo masoquistas y discriminatorios hacia la mujer, un claro ejemplo de ello se da en las mezquitas, el lugar de oración islámico, en donde la mujer tiene restringido el paso hacia ciertos sectores puesto que según sus creencia podrían hacer caer en pecado al hombre, es por ello que ésta es ubicada al fondo y su salida debe ser anticipada a la del hombre para evitar encuentros no muy bien vistos dentro de su cultura, ello da a entender que la mujer es vista únicamente como objeto sexual, sin más valor que el físico, y de ello recalca unas palabras la autora: “Por fin había comprendido que la menos engañada de todas las mujeres era la prostituta. Que el matrimonio era un sistema basado en el más cruel sufrimiento para las mujeres” (El-Saadawi, Mujer en punto, 1975, pág. 98) poniendo en evidencia que en su cultura la mujer era tratada más como esclava que como ser humano, oprimida, humillada y restringida de los derechos que le son innatos. Dentro de la obra se percibe una discusión que se mantiene entre Firdaus y Bayumi cierto concepto que se tiene de la mujer como ser incapaz de ser independiente de sí mismo, teniendo que renunciar a su autosuficiencia y libertad, y esto es lo que ata mucho más a la mujer del hombre, según lo dice Nawal en una de sus entrevistas: “En una relación sentimental no puede haber relación económica, y no es fácil porque entendemos los regalos como demostraciones de afecto, pero conducen al sometimiento” (Nawal, 2017), la falta del referente económico, sin duda provoca la subordinación de la mujer a otros individuos, lo que es aprovechado por la ventaja social y económica que presenta el hombre en la sociedad.

Por otro lado, Firdaus al desenvolverse en un medio en el que únicamente le es permitida su sumisión, mas no su rebeldía ni la exigencia de derechos, surge un sentimiento de odio y rechazo hacia su sexo opuesto manifestado en: “Cada uno de ellos (…) me ha inspirado un deseo: el de alzar la mano y dejarla caer con fuerza sobre su rostro. Pero como soy mujer, no he tenido el valor de levantarles la mano” (El-Saadawi, Mujer en punto, 1975, pág. 20), visto de esta manera, claramente se percibe un pensamiento característico del feminismo radical llegando a ver a los hombres como seres perversos, que aunque en aquel contexto sí lo son, no se han convertido en ello por elección propia, sino por la transmisión de estas tradiciones y creencias que fueron enraizadas en su cultura y que les fue transferida de generación en generación, es por ello que resulta tan difícil la erradicación de la misma, puesto que cambiar una ideología no es algo sencillo. Además, cabe recalcar que dentro de la cita se evidencia que por el simple hecho de ser mujer, Firdaus manifiesta que se ha retenido, considerándose a sí misma un ser débil e inferior, por las razones antes mencionadas.

Ante este referente es importante mencionar que Egipto hasta el 2008, era totalmente legal la ablación genital femenina, y es que a pesar de ello aún se sigue llevando a cabo esta práctica en la actualidad, considerándose incluso concerniente a la tradición de la cultura egipcia, algo sumamente innecesario a lo que la mujer se ve sometida, renunciando así la sensación de placer que esta pudiera sentir y respaldándolo nuevamente con una justificación de carácter religioso, puesto que según esta cultura esta sería una de las medidas para combatir la infidelidad, pero que sin embargo desde un punto de vista ético no estará bien visto por buenas razones ya que supone un trauma y no solo físico sino también psicológico y emocional , como lo que se evidencia dentro de la trama de la obra en lo que le sucede a Firdaus: “Luego hizo venir a una mujer que tenía una navajita o quizás una hoja de afeitar. Me cortaron un trozo de carne de la entrepierna (…) estuve llorando toda la noche.” (El-Saadawi, 1975, pág. 22).

De hecho, hasta el 2015 en Egipto aún se testifica casos de ablación femenina, pues la cifra se encontraba altamente elevada dándose mayormente en el sector rural con un 95% de mujeres afectadas por esta práctica frente a un 86% en el territorio urbano (La Nación, 2015). Y no es este el único país con este tipo de actitudes retrógradas, puesto que Arabia Saudí, considerado el país más machista ha llegado al extremo de prohibir a la mujer la conducción justificándolo con argumentación absurda como lo expuesto por el jeque Saleh al-Luhaidan, quizá aparentemente vedar la conducción a las mujeres no amerite singular importancia, más sin embargo, refleja la contextualidad de una sociedad que descansa aun en pensamientos que tratan de victimizar y desmerecer la capacidad de la mujer, pues resulta inconcebible aceptar a estas alturas del siglo XXI este tipo de maltrato y abuso a los derechos de las mujeres, pues son prácticas sociales justificadas con argumentación ilógica y creencias ideológicas machistas ambiguas.

En conclusión, en el contexto de la obra Mujer en puto cero, la mujer es en gran medida víctima de su cultura que ha ido creando prejuicios cada vez más oprimentes, convirtiéndola así en parte de la sociedad falocrática que ha concebido como correcta la forma de discriminación de género que se da en la sociedad, es por ello que no es percibida fácilmente, y en ello, la religión islámica, su religión oficial y la cristiana, ha tenido demasiada influencia hasta tal punto que se ha creado una convicción dentro de la sociedad creyendo que lo que ésta dictamina es lo apropiado, llegando a cumplir estas normas sin demandar sus derechos, es por ello que la erradicación del machismo y la implementación de una cultura feminista, es una tarea difícil, como ha mencionado anteriormente Simone de Beauvoir: “El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplice entre los oprimidos”.

Bibliografía

  1. El-Saadawi, N. (1975). Mujer en punto. En N. El-Saadawi, Mujer en punto cero (pág. 20). Madrid: Editorial San Cristobal.
  2. El-Saadawi, N. (1975). Mujer en punto. En N. El-Saadawi, Mujer en punto cero (pág. 54). Madrid: Editorial San Cristobal.
  3. Figueras, A. (29 de Septiembre de 2013). El Mundo. Obtenido de http://www.elmundo.es/elmundo/2013/09/29/internacional/1380468355.html
  4. La Nación. (11 de Mayo de 2015). La Nación. Obtenido de https://www.nacion.com/el-mundo/conflictos/nueve-de-cada-diez-mujeres-casadas-sufren-mutilacion-genital-en-egipto/N43ZRZDXRZET7BD4MSN5ZHFJGQ/story/
  5. Nawal, E. S. (26 de Abril de 2017). ‘No se puede ser feminista y aprobar el uso del velo’. (E. Pais, Entrevistador)
08 December 2022
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