Reflexión Sobre la Obre de Freud: Compendio del Psicoanálisis”

Sigmund Freud es un neurólogo austriaco y judío que fue considerado el padre del psicoanálisis. Trabajó con destacables autores del siglo XX. como Carl Jung u Otto Gross y escribió diferentes obras como la interpretación de los sueños, tres ensayos sobre teoría sexual o Compendio (esquema) del psicoanálisis. Esta obra está dividida en tres partes y nueve capítulos en los que se explican las ideas principales y fundamentales del psicoanálisis.

Freud dedica la primera parte del libro a hablar sobre la psique y sus operaciones y lo divide en cinco de los nueve capítulos que contiene el libro. Freud comienza hablando sobre el aparato psíquico, y diferentes conceptos esenciales para plantear dos diferentes hipótesis. La primera de ellas la obtenemos gracias al estudio del desarrollo individual del ser humano y consiste en que la vida anímica es la función de un artilugio que se cree que es extenso y está compuesto por varias piezas. La más antigua es él ello y en ella reside lo heredado, lo procedente del nacimiento y en general son las pulsaciones generadas en la organización somática que se expresa en una forma psíquica en él ello. Dentro de esto tenemos el yo, que destaca por ser la parte que controla los movimientos generados por el individuo y se encarga de autoconservarse en dos partes, la exterior es que a la hora de recibir estímulos acumulándolos en la memoria, eludiéndolos por la fuga y aprendiendo y la interior que se basa en regular la satisfacción de los instintos. Por último tenemos el superyó que se adquiere de las influencias de nuestro entorno como nuestros padres o profesores que van marcando el camino de nuestra ética y moral.

Más adelante, el autor plantea la teoría de los instintos. Freud destaca que él ello intenta satisfacer los instintos primarios, el yo se encarga de la supervivencia utilizando la angustia e intenta satisfacer las necesidades del ello de la forma más moderada posible y el superyó se encarga de limitar las satisfacciones. Los instintos es ese deseo del ello para satisfacer los instintos primarios y se divide en dos instintos básicos: El Eros (Unión) y el instinto de destrucción (Disolución). El Eros tiene como objetivo producir unidades cada vez mayores y generar así una unión, mientras que el instinto de destrucción busca lo contrario. Finalmente estos instintos se acaban juntando en diferentes ocasiones, por ejemplo al comer se destruye la comida para transformarlo en nutrientes y esos nutrientes pasen a formar parte de nosotros.

Asimismo, pasa a hablar sobre el desarrollo de la función sexual de los individuos. En este apartado Freud no da crédito a tres apartados: la vida sexual humana de un individuo que siente atracción por su mismo género, los perversos que no utilizan de forma normal los genitales y los niños degenerados que a muy temprana edad ya se sienten atraídos por sus propios genitales y ya dan señales de excitación de ello. Por otro lado, destaca que el psicoanálisis ha logrado comprobar diferentes factores sobre la sexualidad: El comienzo de la vida sexual no se da en la pubertad sino que poco después del nacimiento. No hay que confundir lo sexual con lo genital, ya que lo primero es más amplio y tiene un sentido más de actividad y lo segundo se refiere más a los órganos. Freud dice que en la infancia se da el proceso de latencia, en la que se van desarrollando aspectos como los celos o la fijación en determinados objetos que más tarde volverán a florecer en la vida sexual del adulto, pero que no lo recordarán, ya que son víctimas de la amnesia infantil. La fase oral es la parte de la vida sexual en la que toda actividad psíquica se centra en satisfacer las necesidades de dicha zona, llevándose todo lo que encuentre por su paso a la boca. Después junto con la aparición de los dientes del niño o niña se pasa a la fase anal en la que se mezclan los impulsos libidinales y destructivos que nos acompañarán por el resto de nuestra vida. En la fase fálica solo interviene el aparato reproductor masculino, a partir de aquí los hombres y las mujeres se diferencian en que el niño pasa a la fase edípica en la que tiene atracción por su madre mientras que las niñas empiezan a notar la ausencia del pene por lo que empieza a apartarse de lo sexual.

Pasamos al apartado de las cualidades psíquicas. Aquí es donde se describen los apartados de consciente, preconsciente e inconsciente. El consciente es la parte en la que queda registrado todo lo que percibimos por los sentidos, el preconsciente está relacionado entre sí con lo anterior solo que forma parte los sentimientos, experiencias y pensamientos en general.

Por último tenemos el inconsciente en el que se encuentran las emociones y deseos que a diferencia de los dos anteriores no se rige por las leyes temporales o lógicas. La interpretación de los sueños como modelo ilustrativo trata sobre cómo los sueños son confusos y en ciertas ocasiones carecen de sentido alguno, no obstante mediante este estudio Sigmund Freud intenta probar que el ello inconsciente tiene una manifestación mediante los sueños y para ello destaca puntos como que el sueño trae recuerdos que habían sido olvidados por el individuo y que se proyectan episodios de la infancia que también habían sido olvidados.

En la parte dos se habla de las aplicaciones prácticas del psicoanálisis y empieza por la técnica psicoanalítica. El yo intenta resolver tres cuestiones, la realidad externa, él ello y el superyó garantizando una respuesta óptima para los tres. Con el tiempo el yo se va desgastando y ahí es cuando la psicoterapia, el psicoanalista y el propio yo trabajo para que pueda volver a rendir como antes y poder cumplir con su tarea. Lo primero es la sinceridad del yo hacia el psicoanalista y así de esta manera garantizar que tanto la información que tiene en la mente como la que no sea la correcta para su terapia. Otro aspecto importante es la visión del yo ante el psicoanalista en la que tiene que ver al psicoanalista como un superyó (Padre, madre o alguien al que respete) y no como si fuese un amigo o conocido al que le está transmitiendo sus problemas en busca de una solución. El yo puede actuar de forma tanto positiva como negativa ante este aspecto, ya que puede facilitar el trabajo y por tanto la recuperación o puede tomárselo a mal en algún momento por lo que el experto tiene que mantenerse rígido y no ceder ante el yo. Al momento de comunicarle al yo los resultados de la terapia tiene que hacerlo en el momento más adecuado para el paciente, ya que podría desarrollar una resistencia originada en él ello inconsciente por lo que no tiene que sentirse amenazado en ningún momento. Entonces así el psicoanalista deberá combatir junto con el yo las resistencias que haya generado y así aceptar las conclusiones de la terapia y la ayuda que le brinda el experto. No obstante existen otros factores que pueden ocasionar resistencia en el yo, lo cuales Sigmundo Freud los llama la necesidad de estar enfermo. Esto se desarrolla en un sentimiento de culpa generado de un superyó rudo que le dice que no se merece esta ayuda porque no se lo merece por lo que el psicoanalista tendría que intervenir informando de la situación para que sea consciente y de paso ablandar ese superyó. Otro factor es la autodestrucción del individuo, esto lo suelen padecer los que tienen una autoconservación descolocada y a menudo buscan autolesionarse o en algunos casos el suicidio.

La última parte del libro trata sobre los resultados teóricos del psicoanálisis. En este apartado Sigmundo destaca el aparato psíquico y la relación que tiene el yo, él ello y el superyó con el mundo exterior y el mundo interior. El yo sufre una angustia al enfrentarse al mundo exterior, ya que cuando era pequeño tenía la protección de sus padres y era protegido de esos peligros, sin embargo cuando ya no los tiene nota esa carencia de afecto por lo que se siente indefenso. Mientras que en el mundo interior el superyó adquiere esa influencia de otras personas del mundo exterior para aplicarlo al yo y así controlarlo como si se tratase de los padres.

En mi opinión, el esquema del psicoanálisis ha sido un libro un poco complicado de entender ya trata sobre muchos conceptos a la vez que te llevan a ir cada vez más al fondo de un tema. He tenido que revisar términos un par de veces para aclarar ideas que aun así me han parecido confusas. En cuanto al contenido, Sigmund Freud destaca la sexualidad en repetidas ocasiones y le da más importancia de lo que en mi opinión debería de tener, ya que en apartados como la investigación de la sexualidad en niños relacionados con lo fálico, lo anal y la estimulación de la boca me parece raro y una información carente de sentido, ya que los niños al fin y al cabo no son plenamente conscientes de lo que hacen. Aunque por otra parte me parece que las ideas del yo, él ello, el superyó y los niveles de consciencia son más útiles e interesantes de cara a la psicología, ya que trata más sobre la mente, el almacenamiento de sus reacciones y la manifestación de ellas por medio de diferentes métodos.

15 Jun 2021
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