Robinson Crusoe: Análisis de Película

Introducción

Hacia 1952, varios elementos confluyeron y Luis Buñuel llevó también su versión al cine. Él estaba exiliado en México para alejarse de la dictadura franquista, un grupo de productores y profesionales del cine estadounidense estaban también allí perseguidos por el macartismo en su caza de brujas de todo lo que se parezca al socialismo. Pero Hollywood seguía produciendo y por entonces se estaba experimentando con el nuevo sistema de película negativa en color llamada Eastmancolor. 

Buñuel fue convocado y ese Robinson Crusoe fue parte así del proyecto experimental de lanzamiento al mercado del nuevo sistema revolucionario de filmación y procesado en color. Parece que a Buñuel más que el hecho de ser contratado por Hollywood lo que le atraía era la fuerza del mito de Crusoe. Federico García Lorca, quien bien conocía a Buñuel de sus años de bohemia, dijo que «uno de los personajes que Luis tenía constantemente en la cabeza durante los años veinte era Robinson. 

Desarrollo

En una célebre entrevista para Cahiers du Cinéma publicada en junio de 1954, Buñuel confiesa que aceptó el reto porque hay en él algo puro me gustó el tema, acepté e intenté hacer cosas que hubieran podido ser interesantes. Creo que quedan todavía algunas porque cortaron trozos surrealistas e incomprensibles según decían con lo cual denota cierta frustración de no haber podido hacer todo lo que quisiera. Esa falta de libertad se desprende de su relato personal sobre la filmación:

Yo me hallaba prácticamente a las órdenes del operador jefe, Alex Philips, un estadounidense que vivía en México, especialista en primeros planos. Se trataba de una especie de película cobaya: por primera vez en Estados Unidos se rodaba en Eastmancolor. Philips esperaba mucho tiempo antes de decirme que se podía rodar y de ahí la duración de la realización, tres meses, caso único para mí y la toma salían para Los Ángeles todos los días.

La película fue una coproducción mexicano-estadounidense de Óscar Dancigers y Henry F. Ehrlich, el guion fue escrito colaborativamente entre Hugo Butler, Luis Alcoriza y el mismo Buñuel, y fue protagonizada por Dan O’Herlihy como Crusoe y el actor mexicano Jaime Fernández en el papel de viernes. La productora local mexicana fue Tepeyac Producciones y la distribuidora internacional fue United Artists. Fue rodada en México entre julio y octubre de 1952, y se trabajaron dos versiones: una en inglés y otra en español. Se rodaron simultáneamente dos versiones, primero se hicieron las tomas en inglés y luego en español, pero Buñuel primaba la versión inglesa.

La película se estrenó primero en Estados Unidos y luego en México. El New York Times dio amplia cobertura desde antes de su estreno con algo de exotismo sensacionalista anunciando que Robinson Crusoe volvía a tener vida en los trópicos mexicanos, y que Buñuel y un equipo de 60 personas estaban filmando la película y tomando diariamente medicinas para prevenir la disentería y la malaria. 

En una entrevista, O’Herlihy, el Robinson Crusoe buñueliano, dice que el tema central del filme es la desesperación generada por la paranoia de la soledad, solo para descubrir al final que la compañía es su salvación. También cuenta que el guion se usó al principio unos pocos días y que ya después él simplemente conversaba con Buñuel lo que debía hacerse antes de filmar cada escena. La película se estrenó en el Cine Normandie, en Nueva York, el 4 de agosto de 1954. O’Herlihy fue nominado para el Óscar de la Academia por su actuación. 

Según el mismo Buñuel, la película «tuvo mucho éxito en casi todas partes» y fue pasada varias veces en la televisión estadounidense y quizás fue su película más aclamada en Estados Unidos hasta Belle de jour, estrenada doce años más tarde. Sin embargo, para el público hispanoamericano es una película que ha pasado desapercibida o que se ha olvidado con el trascurrir del tiempo, quizás por justamente tratarse de una película comercial, hollywoodense, de quien se supone es un artista surrealista y antiburgués.

La película de Buñuel solo adapta el periodo de la historia original de Defoe donde el personaje está en la isla, desde el naufragio original hasta su salvación y partida de regreso a su hogar, destacándose así más por su enfoque interno en la paranoia del protagonista frente a la soledad. La escena del capítulo 8 de la novela donde el personaje de Crusoe evalúa su situación y lamenta su suerte al decir que se dramatiza en la película.

Con el protagonista mirando la inmensidad del mar en un día nublado, y hace una mezcla fiel de citas directas y paráfrasis del texto literario, con la voz en off, diciendo Mi corazón murió en mi pecho. Solo. Siempre solo. Yo era un prisionero atrapado tras las eternas rejas y cerrojos del océano. Este es un texto adaptado cinematográficamente que no solo rescata la esencia y el espíritu literario del original, sino que, además, lo engalana poéticamente, y con la repetida adición de «solo» al texto de Defoe y la imagen de la inmensidad del mar demuestra claramente la intención del cineasta de resaltar esa condición de soledad y hasta impotencia ante la desesperación presente, que eventualmente conducirá a la paranoia.

Aunque en general, la película sigue siendo fiel a la historia de Defoe, Buñuel agrega algunas secuencias cinematográficas de su creación para aumentar los riesgos de la desesperación generada por la soledad del protagonista. Así, la película incluye escenas como la pesadilla cuando Crusoe está enfermo del delirio de la fiebre y ve a su padre que se niega a darle agua.

Alucinaciones producto de una embriaguez cuando Crusoe celebra su quinto aniversario en la isla y habla en una supuesta fiesta con viejos camaradas imaginarios; y una escena un tanto surrealista, o más bien simbólica, donde el protagonista corre hacia el mar con una antorcha encendida y luego la extingue en el agua como para indicar su impotencia ante su desgracia, lo cual puede ser visto como una evocación mitológica de Prometeo robando fuego a los dioses para el mismo ser un dios. Es el dios abandonado en una isla, pero aquí Buñuel pone una pequeña dosis de su crueldad creativa, ya que la antorcha se apaga en el mar. 

Conclusión

Para superar esta crisis de necesidad e interacción social, como en la novela, Robinson Crusoe usa la fuerza que le da la religión y el individualismo que lo mueve a hacer todo lo posible para sobrevivir, principalmente tratando de tomar el control de su situación y mejorar su vida con base en tecnologías tales como agricultura, cerámica, producción de alimentos, mejores condiciones de vivienda, entre otros, para crear y tomar posesión de una especie de reino en el microcosmos. 

Lo que en la novela describe a Crusoe como en esta película son vistos de alguna manera como consecuencia de su paranoia y sus miedos y su necesidad de protegerse contra las circunstancias y sobrevivir. Sin embargo, también es posible entender esto desde la perspectiva de la ideología de la posesión de tierras y el dominio de otras culturas consideradas inferiores, lo cual es una característica del colonialismo. 

17 February 2022
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