Tendencias Educativas En Colombia: Aproximación A La Realidad

La educación siempre ha sido considerado uno de los sectores más importantes en los países desarrollados, el desarrollo de sus sistemas educativos están encaminados en la calidad educativa y en la formación de capital humano que aporte al crecimiento económico de sus países. Por el contrario en los países subdesarollados, las políticas educativas no fomentan la creación de sistemas educativos enfocados en la formación integral de los niños y los jóvenes; y por el contrario han creado un ambiente de inequidad entre la educación de los distintos sectores sociales y económicos de sus países.

En el presente texto, se pretende resaltar el estado actual de la educación en Colombia, destacando aspectos fundamentales como el acceso, la calidad, la equidad, los resultados de políticas implementadas, la financiación, y el impacto de los organismos internacionales en el sector educativo Colombiano. A partir de estos aspectos que se van a abordar en el texto, se va a plantear una posición sobre la realidad de la educación en Colombia, y se va a realizar una reflexión sobre las tendencias educativas en el sector basadas en la situación y las políticas que se han desarrollado en los últimos años.

Los factores sociales que benefician a una población particular con una educación de calidad son múltiples, entre los aspectos que se pueden destacar están: la reducción de la pobreza (Banerjee y Duflo, 2011), mejora de salarios, la salud de los niños, las tasas de fertilidad y de innovación en diversos sectores (Glewwe, 2002; Hanushek y Woessmann, 2007) y la participación activa en la sociedad (Sen, 1992; Helliwell y R. Putnam, 1999). Estos aspectos que son influenciados por la calidad educativa, se han considerado factores fundamentales en la movilidad social; la cual ha permitido a las personas de escasos recursos ir ascendiendo socialmente a niveles socieconómicos más altos. Esta movilidad social se ha fortalecido por la educación, debido a que estudios revelan que el nivel de formación de los padres influencia directamente las oportunidades laborales, la ocupación, y el nivel de salario de sus hijos (Barrera F. et al., 2012).

Para mejorar los distintos estándares es materia educativa, el país ha realizado esfuerzos que han permitido mejorar en cobertura y acceso a la educación, sin embargo los indicadores internacionales que miden la calidad educativa; han hecho reflexionar a la población que aún hay mucho trabajo que hacer para ser competitivos a nivel global. De acuerdo a datos proporcionados por el Boletín técnico del Departamento nacional de estadística (DANE), 2017.

Para el año 2016, la proporción de personas económicamente activas que habían completado la educación media fue 32,9%. La distribución de los demás niveles educativos en la PEA fue la siguiente: el 23,3% había completado la educación básica primaria, el 6,0% la educación básica secundaria, 10,9% la educación técnica profesional o tecnológica, 7,7% la educación universitaria y el 3,3% postgrado.

El mismo boletín técnico del DANE, permite ver como hubo un aumento entre 2010 y 2016 del 3,6% de PEA que culminaron sus estudios de educación media; 3,8% estudios de educación técnica profesional o tecnológica; y 0,7% educación universitaria y postgrados. Por el contrario; hubo una reducción de la PEA que culminó niveles educativos inferiores, es decir que hubo una reducción de 3,7% en la población que culminó solamente la educación básica primaria; 0,5% educación básica secundaria; y 4,3% que no cursaron ningún nivel de formación académico. Los datos proporcionados anteriormente son alentadores, debido a que evidencian el crecimiento en cobertura y acceso a la educación en los niveles más altos de formación académica, y demuestran que cada vez son menos las personas que cuentan con bajos niveles de educación. Sin embargo, el país debe trabajar en políticas que reduzcan la inequidad, debido a que estudios revelan que los años de escolaridad de las personas están directamente relacionados con su estrato socioeconómico, es así como el promedio de años de educación de personas en el estrato 1 es de 5,2 años; y para las personas de estrato 6 es de 12.7 años (Barrera F. et al., 2012).

El principal indicador de calidad educativa en Colombia son las Pruebas PISA. En estas pruebas participan voluntariamente los países pertenecientes a la OCDE, y permiten comparar los conocimientos y competencias de estudiantes de 15 años en tres áreas fundamentales: matemáticas, lenguaje, y ciencias. Los resultados se miden en seis niveles; si un estudiante se clasifica por debajo del nivel dos se considera que es una persona que le faltan herramientas para desenvolverse en actividades de la vida cotidiana (Barrera F. et al., 2012). Los resultados obtenidos por Colombia demuestran un rezago con respecto a los demás países, siempre ha estado ubicada en los últimos lugares en las tres áreas. En comparación con los países latinoamericanos, también ha demostrado diferencias significativas y resultados considerablemente menores, sobre todo con Uruguay, México y Chile que han presentado los mejores resultados.

La inequidad social que se presenta en Colombia, es considerada como la principal causa de la ineficiencia en su sistema educativo. Las diferencias en los resultados de las pruebas PISA en poblaciones con diferentes condiciones socioeconómicas así lo demuestran. Lo anterior sumado a las diferencias abismales en los resultados de las pruebas de estado saber 11 (examen que mide los conocimientos y competencias de los estudiantes de último grado de educación media) entre los estudiantes de zonas urbanas y zonas rurales; y estudiantes de niveles socioeconómicos altos y niveles socioeconómicos bajos (Barrera F. et al., 2012). Lo cual demuestra que las condiciones sociales y culturales en la que se desenvuelven los niños afectan directamente su proceso formativo.

Para lograr mejorar la calidad educativa, y reducir la inequidad social entre las diferentes poblaciones que participan en el sector, el gobierno nacional ha implementado políticas que hasta la fecha no se han ejecutado de la manera esperada. Estos programas no se han desarrollado completamente en todas las instituciones y se ha concentrado principalmente en los colegios de las grandes ciudades. Entre las políticas más importantes que se pueden resaltar están: La jornada única, el programa de alimentación escolar (PAE) y el programa todos a aprender (PTA).

En los últimos años, las fuentes de financiación del estado han garantizado principalmente el acceso a la educación, pero han sido insuficientes sus políticas para asegurar la calidad educativa. Considerando a la formación docente y sus condiciones laborales, aspectos fundamentales que aportan a la calidad de los estudiantes (Vezub, Lea F, 2007); en los últimos años en Colombia se han logrado obtener algunos beneficios económicos para los docentes (Barrera F. et al., 2012), que han dignificado un poco la labor; una labor que históricamente ha sido subvalorada por todos los renglones de la sociedad en Colombia y que se ha caracterizado por no tener las mejores condiciones para las personas encargadas de impartir educación a los niños y los jóvenes.

Los resultados en educación que han obtenido los últimos gobiernos en Colombia no han sido los esperados, a pesar que se ha logrado un avance en cobertura, el país no es competitivo en términos de calidad educativa, el sistema educativo Colombiano no es destacado, y aún se encuentra muy rezagado con respecto a muchos países incluso de Latinoamérica. La evidencia de lo dicho anteriormente son los resultados de las pruebas PISA para Colombia, lo cual demuestra que la mayor parte de los niños aún presenta muchas dificultades en las tres áreas fundamentales del saber.

Para lograr la implementación efectiva de políticas públicas que generen inclusión y sean equitativas para todos, el gobierno nacional se debe apoyar de los organismos internacionales y de sus metas proyectadas. Es así como los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, plantean un escenario adecuado para que los gobernantes tengan avances significativos en los próximos años en justicia social. En el caso específico de la educación, La UNESCO en la “Agenda 2030 y los objetivos de desarrollo sostenible. Una oportunidad para América Latina y el Caribe”. Formula unos objetivos claros y unas metas a cumplir para que los países latinoamericanos avancen en temas sensibles en materia educativa como su infraestructura, tecnología y conectividad, alfabetización universal, desarrollo de la primera infancia, trabajo formal y acceso a la educación superior, inclusión y equidad, mejoramiento en programas de becas y finalmente la formación de mejores docentes; es decir convertir a la profesión docente en una profesión atractiva para que los mejores profesionales opten por desarrollar su carrera en las instituciones educativas.

De acuerdo a todos los argumentos planteados en el texto, se puede deducir que actualmente el panorama del sector educativo en Colombia no es el mejor, en muchos casos los docentes no cuentan con las herramientas suficientes para impartir la educación que exige el siglo XXI; sin embargo, como sociedad debemos exigirle al gobierno que le proporcione a la educación el valor que tiene como derecho fundamental, que sea un sector estratégico en los planes de desarrollo de nuestros próximos gobernantes, que se mitiguen completamente los casos de corrupción entre los dirigentes que tanto daño le hacen a la inversión social y que finalmente la educación se convierta en un pilar fundamental para el fortalecimiento social y el crecimiento económico en nuestro país.

Referencias bibliográficas

  • Banerjee, A.; Duflo, E. (2011). Poor economics. Public Affairs.
  • Barrera F., Maldonado D., Rodriguez C. (2012). Calidad de la educación y media en Colombia: Diagnóstico y propuestas. [19 de Octubre de 2019] Disponible en: https://www.urosario.edu.co/urosario_files/7b/7b49a017-42b0-46de-b20f-79c8b8fb45e9.pdf
  • Boletín técnico DANE (2017). Fuerza laboral y educación 2016. [19 de Octubre 2019]. Disponible en: https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/boletines/especiales/educacion/Bol_edu_2016.pdf
  • Glewwe, P.; Ilias, N.; Kremer, M. (2003). Teacher incentives. NBER, working paper 9671.
  • Helliwell, J.; Putnam, R. (1999). Education and social capital. NBER Working paper 7121.
  • Sen, Amartya (1992). Inequality reexamined. Oxford University Press.
  • Vezub, Lea F (2007). La formación y el desarrollo profesional docente frente a los nuevos desafíos de la escolaridad Profesorado. Revista de Currículum y Formación de Profesorado, vol. 11, núm. 1, 2007, p. 1-23.
26 April 2021
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