Teoría de la Conspiración de las Élites: Fantasía o Realidad

En un Estado social de derecho como Colombia se puede pensar que el poder emanado de su estructura orgánica, determinado por la soberanía del pueblo y entregado a sus gobernantes por medio de un contrato social es a día de hoy ¿una ilusión? derivada de una constitución demasiado joven que no logra concretar sus normas supremas o porque la brecha entre la realidad y la ejecución de esos principios y derechos fundamentales es demasiada grande y ajena a la verdadera idiosincrasia de los habitantes del país.

Cabe preguntarse si el poder del estado está al servicio de unos pocos, y su poder de coerción recae sobre aquellos que son víctimas de la desigualdad social. Si las instituciones construidas le han fallado a quienes deben servir porque la administración de las mismas está en manos de un privilegiado sector que solo ahonda en las burocracias e imparte desde la tecnocracia medidas que afectan el desarrollo y servicios de estas.

Variedad de presupuestos que indagan sobre la capacidad de nuestro sistema político, social, económico y cultural que ponen sobre la lupa la construcción de nuestro ordenamiento jurídico y el sistema de gobierno que nos debería invitar a reflexionar y aclarar si en el fondo todo se trata de un gran teatro de lo absurdo dirigido por una pequeña fracción burguesa transformada en aristocracia que se ha investido de legitimación para gobernar. O por el contrario si la conspiración es una efímera fantasía y el poder de estas elites se basa en nuestra desidia por nuestro destino.

Si recorremos la historia de la sociedad occidental, la edad antigua fue un periodo de gran crecimiento político, económico, cultural, filosófico, artístico e evolutivo del hombre. Surgieron grandes pensadores que a día de hoy parecen haber descifrado la quimera de la composición del hombre y los problemas que lo han de acompañar por el resto de sus días sobre la faz de la tierra.

Pero al igual que nuestra actual Colombia enfrentaron problemas de profunda crisis política. La respuesta fue una álgida doctrina política que tuvo su auge sobre la mitad del siglo IV a. e en las figuras de platón (428-347 a. e.) y por supuesto Aristóteles (384-323).

La particularidad de ese momento histórico se caracteriza, por ser un tiempo de decadencia resultado de la transformación de la ciudad-la polis- la cual si recordamos era un lugar de ejercicio de los derechos políticos de ciudadanía, de una unidad colectiva con sentido de pertenencia política común, a un lugar caracterizado por la económica y marcado por la mercantilización de la polis basado en el intercambio comercial consecuencia del gran tráfico comercial y marítimo.

Como es de esperar el resultado este proceso mercantilista es el conflicto entre pobre y ricos. Unos luchaban por una asistencia social y otros por solucionar el problema de indigencia evitando la distribución de tierras. Tan lejano en el tiempo pero tan actual en nuestra realidad.

Frente a estas dificultades Platón y Aristóteles desarrollan su doctrina política justo en el tiempo de una coyuntura que enfrentaban en polos opuestos a los ciudadanos de Atenas. Si repasamos el siglo anterior al IV a. e la forma de gobierno que había caracterizado a esta ciudad era la forma democrática. ¿Pero qué significaba para los antiguos democracia? No es más que la primacía absoluta de las asambleas de todos los ciudadanos atenienses para la asunción de las decisiones de importancia para el colectivo social; el derecho de palabra y participación con propuesta dentro de la asamblea atribuida a todos los ciudadanos sin discriminación; el nombramiento de cargos públicos y de las magistraturas en los tribunales bajo una igualdad absoluta entre ciudadanos. Alternación anual en el gobierno lo que llevaba a una rendición de cuentas por parte de los gobernantes, esto se presentó en el ideal de demokratia-isonomia situando a la organización política sobre un principio de igualdad.

Pero ¿que heredaron los atenienses de esa organización política?, no es banal preguntarse que si esa experiencia política llevó a la coyuntura o conflicto que enfrentaban a estas dos clases sociales.

Es justo en este contexto que se presentan las reflexiones de Platón y Aristóteles. De manera que ambos sabios van a repasar si ese ideal democrático es un valor que debe ser protegido y rescatado o si por el contrario es el origen de esa decadencia política. El objetivo es rescatar a Atenas de la crisis social, lo que lleva sin lugar a plantearse la concepción del poder y la forma de gobierno bajo el principio de igualdad.

Frente a la problemática de la búsqueda de una forma de gobierno adecuada al presente, que busque reforzar la unidad de la polis amenazada y en crisis desde distintos ángulos, solo hay un concepto que puede hacerle frente y es el de politeia comprendida como la forma de la unión o si lo podemos entender en la metáfora usada por Aristóteles contenida en tercer libro de la Política, en el cual hace referencia al coro. En resumen el coro puede tener diferente expresión ya sea cómico o trágico pero al final lo que le dará ese sentido nos es más que la unión interna, su organización, el estilo y forma de ejecución.

Asimismo podemos interpretar la politeia como una constitución. No en el sentido moderno de constitución, sino más como un consenso y acuerdo entre los atenienses que resolviera esos conflictos de manera pacífica sin vencedores ni perdedores invitando a la unidad conformada por esa construcción de los antiguos.

El poder para estos hombres se traduce en la buena forma de gobierno y es sinónimo de política pero en esto caso el poder era de todos emanaba de la suma de todas las individualidades que participaban en el ejercicio de sus derechos como ciudadanos, lo cuales en conjunto tomaban las decisiones cruciales para los atenienses, mas no quiere decir que era la única forma de poder que podía presentarse.

Bien es sabido que Platón condena la democracia en un juicio irreversible que puede entenderse en un contexto determinado, pues el mayor error de esta forma de gobierno, es su traducción en un régimen sin constitución, sin una verdadera forma de unión o mejor dicho una unión temporal y débil que se traduce en un colapso social por falta de forma. Ella se concibe como un retazo de mucha constituciones porque precisamente no existe una que sea firme y reconocida.

Para Platón una verdadera constitución no se origina en el derramamiento de sangre, ni la muestra desmedida de fuerza que se traduce en la imposición de la voluntad de un grupo sobre otro grupo. Pues esa clase de lucha que se traduce en el poder vencedor sólo puede llevar al fracaso. Precisamente es evidente esa concepción de poder en manos de un grupo preparado para asumirlo que estén al servicio del buen gobierno y sus ciudadanos, con la evidente mediación entre los ciudadanos, y el presupuesto de unión establecido por la constitución y el mito de patrios politeia.

Aristóteles retoma esa concepción dejada por su maestro e incluso profundiza su visualización aplicándola a cualquier forma de gobierno siempre y cuando ese poder de imposición sobre los demás no sea corrompido. Las formas de gobiernos son justas y legítimas: la monarquía, la aristocracia (el gobierno de los pocos) y la democracia (el gobierno del pueblo). El problema radica en la degeneración de estas formas de gobierno o la deformación del poder, pues con esto se transforma el rey en tirano, a la nobleza en oligárquica, la democracia en demagogia.

¿Que origina la degeneración de las forma de gobierno? Los intereses particulares y determinados producto de la mercantilización que se interponen al buen gobernar y no hacen frente a las necesidades generadas por los cambios socio-económicos.

La respuesta encontrada en Aristóteles es el tema de virtud de la ciudadanía activa, en concurrencia con una sólida constitución que imponga sobre el poder unos ideales de ejecución al beneficio de todos. Indudable afirmar que en este sentido hablamos del poder político, su organización y forma de gobierno es simplemente un instrumento que puede variar, siempre y cuando no ocurra su degeneración la cual no debe propiciarse si se busca el justo equilibrio entre máximos opuestos.

Lo interesante y revelador del estudio histórico de este siglo de la edad antigua, es comprender que desde tiempos ancestrales, existen unas élites llamadas a gobernar, sobre el destino de todos los ciudadanos, independientemente de la forma de gobierno. El dilema consiste, en si la élite gobierna sirviéndose del valor, la ética y la moral, buscando siempre ser un árbitro y mediador de los conflictos suscitados, con fuerza de liderazgo y autonomía suficiente para tomar las decisiones correctas o se servirá del poder para alimentar sus intereses personales o los de los grupos de poder que rodean el orden social.

Particularmente Colombia ha sido víctima de la violencia y la muerte pues hemos sufrido el terror a manos de grupos al margen de la ley, pero no solo eso, hemos sido testigos del terrorismo de Estado aplicado por las elites de poder que controlan el gobierno contra el pueblo colombiano orientado a instaurar el miedo y el terror.

Por lo tanto es imposible decir que ese poder emanado del estado es una ilusión, pues es demasiado real y se ha cobrado muchas víctimas sin embargo, lo que sí podemos afirmar como ilusión es el poder emanado por la soberanía del pueblo, pues como dice Pareto no es el pueblo quien elige, es el gobernante el que se hace elegir. De cara al fenómeno del sufragio electoral, es la realidad que las elites colombianas por medio de la compra de votos controlan las elecciones.

Nos adentramos de lleno en la conspiración de las elites, de esos grupos de poder que controlan al poder legítimo y usan a la sociedad para imponer sus planes e ideales. Los cuales Lasalle clasificó como factores reales de poder que son una fuerza activa y eficaz que permea las leyes y el orden jurídico.

En Colombia los podemos clasificar de la siguiente manera:

  1. La Aristocracia criolla: Aquellos grupos de elite que provienen de familias de abolengo y tradición que heredan el capital vasto y ancho de sus ancestros basado en el feudalismo medieval, terratenientes que se lucran de la explotación de sus tierras o las rentas de las mismas, las cuales les produce una gran capacidad adquisitiva, que usan para influenciar en la política e incluso aventurarse en ella pues muchos son electos como gobernantes siguiendo esta tradición de generación en generación.
  2. Los Banqueros: son ellos quien controlan el sistema financiero, pues manejan el orden económico de todas las naciones, el negocio de ellos es la deuda basada en la circulación de la masa monetaria, su poder va a radicar en la función que el banco de la república cumple, abaratar más aún, el crédito a los grandes banqueros y capitalistas. Si realizamos el ejercicio de comprensión todos sabemos que el gobierno recauda impuestos del año anterior para realizar un presupuesto para afrontar los gastos públicos que se adelantan el siguiente año, asimismo el gobierno se ve por costumbre en la necesidad de invertir grandes cantidades de dinero lo que lleva a devorar el dinero del mañana ¿Cómo? pues por medio de empréstitos donde entrega a cambio de dinero, bonos de deuda pública, y es precisamente para esto que necesita de ellos. Si es cierto que estos títulos valores vuelven a repartirse entre la clase rica y los pequeños rentistas del país, esto toma tiempo y los banqueros acortan ese tiempo, además el gobierno necesita el dinero rápido o en plazos cortos. Para eso se sirve de particulares y mediadores que le adelanten las cantidades que necesita, corriendo luego de su cuenta el ir colocando poco a poco entre sus clientes los bonos de deuda que cambio reciben. Es un sistema de lucro, un círculo completo.
  3. La burguesía criolla: son ellos los dueños de los medios de producción, y de las empresas, los cuales garantizan el trabajo del proletariado, y por lo general son quienes persiguen los beneficios de la contratación estatal, pues son el músculo financiero a que los banqueros están dispuesto a patrocinar y los cuales influyen con grandes aporte las a campañas de los candidatos a gobernantes.
  4. La conciencia colectiva: manejada en nuestros tiempos sin lugar a duda por el cuarto poder , los medios de comunicación, los cuales alimentan el imaginario colectivo poniéndose al servicio de los poderes establecidos, creando diferencias que aguadan la desigualdad y valiéndose de la criminología mediática para ocultar la verdadera agenda de las elites.
  5. Los pequeños burgueses: son estos precisamente la clase media del país los que sirven de articulación a la coyuntura de pobres y ricos, viven de su intelecto pues son educados en universidades en experticias propias de la carrera elegida, pero su profesión está al servicio del mercado laboral, el cual o está en la banca, o en las grandes industrias o en las grandes empresas. No quiere decir que muchos no creen pequeñas empresas o pymes, las cuales en estos momentos están recibiendo en el impacto más fuerte frente a la crisis de salubridad pública que hoy enfrentamos. Son estos el motor de la economía pues son los expertos en sus áreas y son necesarias para el progreso de cualquier aventura comercial.
  6. La clase obrera y campesina: junto a la clase media representa el motor de las diferentes industrias del agro y del comercio, se caracterizan por realizar el trabajo pesado y sufrir las consecuencias de la desigualdad laboral, gran parte de esta población se encuentra en el sector de la construcción, manufactura, gastronomía, transporte público, cultivos y representan la base piramidal sobre la cual se erigen las elites pues de la plusvalía de su trabajo se enriquecen sus arcas. Esta clase es la que más ha sufrido los ataques del Estado y sus elites.
  7. La clase política: son este grupo de líderes malos o buenos, elegidos por el mecanismo democrático de la votación, los que gobiernan el país, los cuales anteponen sus intereses particulares ante del interés general, ellos configuran por medio de mecanismo selectivos leyes a favor de su casta, de los grupos económicos que los apoyan, son la amenaza real pues son el instrumento usado para robar nuestras derechos y nuestros bolsillos. Estos falsos líderes facinerosos, pueden provenir de cualquier clase social.

Estos son factores reales de poder que influyen unos más que otros, en el gran teatro del absurdo, y cada cual juega un papel en esta obra, pero lastimosamente la conspiración no existe más de lo que existe nuestro abandono cívico, pues un pueblo que calla es un pueblo cómplice de esa conspiración.

En Colombia no solo existieron estos factores reales de poder pues debemos mencionar los factores ilegales de poder, entre ellos grupos paramilitares que infiltraron el estado, al igual que grupos guerrilleros y por supuesto narcotraficantes, todos participaron y participan de la política pues cada uno de estos grupos desea hacerse con parte del poder del estado.

¿La pregunta radica en que pasaría si las elites con el gobierno en su bolsillo decidieron eliminar los derechos políticos de la pequeña burguesía, la clase obrera y campesina?

Creo no mucho pues la historia es testigo de las muchas veces que se han robado las elecciones en los países latinoamericanos. Pero si fuera los derechos de libertad, los cuales nos regresaría a los tiempos de la esclavitud, creo que la pequeña clase burguesa, obrera y campesina se lanzaría a las calles sin miedo a morir.

¿Pero qué pasa si un súper-virus amenaza a la humanidad? se transforma en pandemia y rápidamente obtiene cobertura mundial por todos los medios de comunicación, registrando día a día en cada país la cifra de infectados y las muertes producidas. Pues en silencio y con resignación aceptamos la renuncia de nuestra libertad pues preferimos la vida a la muerte. Sin chistar ni protestar, nos resguardamos frente al miedo mediático y el peligro de contagiarnos.

Para muchos el trabajo se detiene, pues la informalidad en Colombia alcanza un 45% pero el resto, gracias al desarrollo tecnológico continúa su labor, sin esparcimiento ni recreación, más que la televisión y las aplicaciones streaming a las cuales pueda afiliarse.

¿Somos de verdad tan inocentes de pensar que todo es casualidad? ¿Somos de verdad tan ingenuos de creer que el virus surgió de la nada? Cuando desde el 2015 hay varias patentes registradas del coronavirus, una de ellas por el instituto de Pirbright institute casualmente financiado por la fundación de Bill y Melinda Gates. Es un hecho que se venían haciendo investigaciones científicas sobre el SARS y el corana virus y que Estados Unidos a través del instituto nacional de la salud le otorgó fondos por 3.7 millones de dólares al laboratorio de Wuhan, el cual estos días está bajo escrutinio por ser la fuente de origen del virus, se les acusa de fallar en sus parámetros de seguridad pues hay evidencia de que experimentaban con murciélagos, incluso varios documentales publicados, donde exploran la cuevas de china, atrapando especímenes para su investigación. Este laboratorio está a solo 20 metros del mercado público de Huanan del cual afirman surgió el primer brote del virus.

Con seguridad la organización mundial de la salud no dijo todo lo que debía decir frente al virus, y que los métodos recomendados por ellos en realidad están cobrando más víctimas que el mismo virus. Que con esta tragedia y la cantidad de víctimas, están reduciendo a la sobrepoblación mundial pues estamos en un punto de quiebre donde la tierra no aguanta más la contaminación producida por las mismas grandes industrias, creadas por las elites e impulsadas por nuestro consumo en masa. No hay que ser un genio para saber que estamos fallando como humanidad y como ciudadanos, pues el problema radica en que nuestro destino se ha dejado en manos de unas élites que solo les interesa monetizar y comercializar con nuestras vidas. No tenemos esa participación activa, la cual Aristóteles tanto reclamo a los ciudadanos atenienses. Somos cómplices silenciosos de una conspiración mundial.  

24 May 2022
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