Análisis Comparativo de Las Tiranías de Grecia y Las Dictaduras en La República Romana
¿Hasta qué punto coinciden o no las tiranías de la Grecia continental, con las dictaduras qué surgieron en la República romana, la primera transcurrida desde el siglo VII al VI a.C y, la otra, entre el siglo VI al III a.C? Para responder este interrogante es necesario identificar y caracterizar cuales fueron las principales tiranías de Grecia para luego compararlas con las dictaduras que surgieron en la República romana.
Pero para hablar de las tiranías griegas es necesario definir este concepto. Según el autor Gonzalo Bravo señala que en la política griega (clásica) “la tiranía era una degeneración de la monarquía´´ (Bravo, 2009, pág. 215) basándose en las lecturas de Aristóteles, el cual dice que la monarquía y la tiranía son diferentes con respecto a la forma de como ejercen el poder: el primero, lo hacía conforme a la ley de la ciudad y en provecho de sus súbditos; el segundo en contra de ésta y en beneficio propio. A su vez, Bravo lo define como “un gobernante con poderes extraordinarios y no compartidos por otros miembros de la comunidad´´ (Bravo, 2009, pág. 216). Mientras que para Moses I. Finley el término “tirano´´ definía al hombre “que se adueñaba del poder y lo mantenía sin autoridad legítima´´ (Finley, 1987, pág. 156).
Por el contrario, la dictadura en la República romana es definida por Javier Cabrero Piquero como una “magistratura extraordinaria que unía en una sola persona todos los poderes. El dictador, que era nombrado por seis meses improrrogables, era designado por un cónsul previa orden del Senado. No podía designar sucesor. Poseía el imperium regium y eran los únicos magistrados que permanecían en su cargo una vez nombrado dictador. No tenían que dar cuentas de sus actos al Senado y, una vez que salían de su cargo, no eran responsables de ellos. Estos aparecen por primera vez en el año 501 a.C.´´ (Cabrero Piquero, 2017, pág. 82). Mientras que Javier Negrete señala que el dictador era un magistrado al que se le concedía “poderes extraordinarios en situaciones de emergencia´´ (Negrete, 2011, pág. 306). Siendo el Senado quién decidía cuándo era necesario nombrar a uno, y caía en responsabilidad del cónsul elegirlo entre quienes habían sido antes magistrados superiores. “Todos los demás cargos quedaban subordinados al dictador durante los seis meses de su mandato´´ (Negrete, 2011, pág. 306).
Con respecto a las tiranías griegas Finley señala que “durante la Época Arcaica, después de que las monarquías empezaran a perder poder ante los aristócratas, siendo Heródoto la principal fuente de información, surgirían los primeros tiranos´´ (Finley, 1987, pág. 156). Los mismos llegarían a establecerse en las mayorías de las pólis griegas, exceptuando a Esparta, como también en algunas colonias ubicadas en el Asia Menor y el Mar Mediterráneo. Entre los más antiguos tiranos se pueden nombrar: Fidón de Argos, Cípselo de Corinto (ca. 657 – 627 a.C.) y Ortágoras de Sición.
Cípselo de Corinto llevaría a cabo, por ejemplo, el asesinato o destierro y, además, la apropiación de tierras pertenecientes a los ricos para que pasaran a manos de los más pobres. Asimismo, bajo su gobierno, Corinto se levantaría como el principal centro comercial de Grecia.
Mientras, Fidón de Argos, organizaría una infantería pesada (hoplitas) que, hacia fines del siglo VII, estarían presentes en toda Grecia. También establecería “un sistema estándar de pesos y medidas´´ (Pomeroy, 2011, pág. 138) que mejoró la economía del Peloponeso.
Luego, en el siglo VI, llegaría al poder en Atenas, Pisístrato. Su ascenso se debe a varios factores, principalmente, al descontento social provocado y no satisfacido por la aristocracia, quiénes impedían, a la clase baja y media, obtener su ciudadanía. Estas dos clases (baja y media), apoyarían la toma del poder por Pisístrato, quién, además, contó con el apoyo de “tropas de guardias locales, mercenarios y soldados´´ (Pomeroy, 2011, pág. 137) proporcionados por el extranjero, como también de exhoplitas.
Su ascenso al poder ocasionaría varios cambios, entre ellos, ofrecería “una asistencia financiera al campesinado… en forma de créditos públicos que le dieran más autonomía´´ (Anderson, 2007, pág. 26) con relación a los terratenientes aristocráticos. Otorgaría la ciudadanía a los que le eran negados, financiaría varios programas de construcción/reconstrucción, dándole así trabajo a los más necesitados, establecería a su amigo Lígdamis como tirano de Naxos, crearía nuevas fiestas, tomaría de rehenes a los hijos de sus adversarios, como también reconquistaría y tomaría nuevas posiciones para Atenas.
Tras la muerte de Pisístrato, en el 527 a.C., subieron al poder sus dos hijos: Hipias e Hiparco. El último fue asesinado en el 514 a.C., mientras que su hermano, Hipias, gobernaría hasta el año 510 a.C., momento en donde sería derrocado por Cleómenes, rey de Esparta. Provocando que el depuesto tirano se exiliara en Sigeo, pero, en el 490 a.C., él volvería con los persas. Éstos, lo traían consigo para imponerlo como tirano, bajo su protección. Aunque, debido a que fueron derrotados en Maratón, no pudieron cumplir su cometido.
Pero estos no eran los únicos tiranos, durante, y antes, la vida de Pisístrato había otros. Entre los que se pueden nombrar están: Clístenes de Sición (600 – 565 a.C.), Pindaro de Éfeso y, el ya nombrado, Lígdamis de Naxos. Todos estos, más otros, entablarían alianzas entre ellos mismos o con civilizaciones que, anteriormente a que “asumieran´´, no había, cambiarían la situación socio-económica de sus respectivas pólis, intentarían crear una dinastía y cuando eran derrocados, o dimitían, dejaban paso a regímenes democráticos u oligárquicos, quienes eliminarían las medidas establecidas por los tiranos. Para los ojos de los griegos, de la Época Arcaica, era una persona que, a través de la intimidación y utilización de la fuerza, lograba objetivos sociales y políticos inalcanzables para ellos solos.
Con respecto a Roma Bravo señala que, después de que los ricos expulsasen al ex rey, Tarquinio, empezó una transición de cambio: de la Monarquía a la República. Es en este nuevo sistema político, el momento en donde los aristócratas crearán y reajustarán los elementos monárquicos para que se adecuen al republicano. Apareciendo aquí, el cargo de dictador, única magistratura no colegiada (Bravo, 2009, págs. 380, 382).
Entre los dictadores que hubo en la República romana, entre el siglo VI al III a.C., que se pueden nombrar están: Postumio Albo, Lucio Quincio Cincinato y Fabio Máximo.
Es en el 496 a.C. cuando es nombrado dictador Postumio Albo, 5 años después de haberse creado tal cargo, para enfrentarse a Tarquinio, quien quería volver a ser rey de Roma. Aunque, fue derrotado por el dictador.
4 décadas más tarde, es nombrado otro dictador: Lucio Quincio Cincinato. La razón de su nombramiento es debido a que el cónsul, Minucio, había quedado rodeado por parte de los ecuos. Tras llegar a Roma, Cincinato, se dirigió al lugar donde estaba ubicado el cónsul. Rodeó a los ecuos y los derrotó, luego de esta victoria, quedándole aún un par de meses para cumplir con su mandato, renuncia a su cargo de dictador dado por el Senado.
A finales del siglo III a.C., Roma, sufriría otra invasión, esta vez por parte de Cartago. Su general, Aníbal, luego de descender de los Alpes con su ejército, se dispuso a marchar con dirección a Roma. Los cónsules hicieron lo posible en parar su avance, pero de igual manera salen derrotados en cada una de las batallas, tanto es así que en una de esas perece un cónsul. Debido a esto, el Senado decide nombrar a un dictador para que revierta tal situación, el elegido es un excónsul: Fabio Máximo. Apenas asume marcha directamente al encuentro con Aníbal. Aunque, a diferencia de los otros generales, la estrategia del romano será perseguirlo de cerca, no darle batalla, punto fuerte del general cartaginés, y hacerle un par de ataques aislados. Aun así, en el 217 a.C., sumado a que su mandato ya había expirado, no pudo detener la amenaza cartaginesa por la cual fue la razón de su nombramiento.
En manera de síntesis, todos estos dictadores, más los no nombrados, serían designados para tal cargo por 2 razones: amenazas externas e internas. Asimismo, su presencia en el gobierno no cambiaría por completo el statu quo ya establecido. La limitación de su mandato por solo 6 meses “demuestra que los romanos, en particular la élite dominante, querían impedir por todos los medios que alguien acaparase poder suficiente como para convertirse en rey o tirano´´ (Negrete, 2011, pág. 38).
Por último, con respecto a las 2 definiciones usadas aquí, tiranía y dictadura, existen algunas coincidencias y diferencias. Entre las semejanzas que se pueden mencionar están: que las mayorías de ellos provenían de familias con muchas riquezas recibidas hereditariamente, sus ascensos siempre se daban en momentos de crisis externas e internas y todo el poder estaban concentrados en su persona; ahora entre las diferencias se encuentran que el dictador, sumado a que era un puesto público (magistrado), fue una persona que concentraba todo el poder por tiempo limitado, era nombrado para tal cargo, no ocasionaban disturbios internos, no intentaban crear una dinastía para mantenerse en el gobierno y respetaban las leyes ya establecidas.
Bibliografía
- Anderson, P. (2007). Transiciones de la antigüedad al feudalismo. México: Siglo XXI.
- Bravo, G. (2009). Historia del Mundo Antiguo. Una introducción crítica. Madrid: Alianza.
- Cabrero Piquero, J. (2017). Roma. Historia y costumbres. Madrid: Edimat.
- Finley, M. (1987). La Grecia Primitiva. Edad de Bronce y Era Arcaica. Barcelona: Crítica.
- Gschnitzer, F. (1987). Historia Social de Grecia. Desde el periodo micénico hasta el final de la época clásica. Madrid: Akal.
- Negrete, J. (2011). Roma Victoriosa. La esfera de los libros.
- Pomeroy, S. y. (2011). La Antigua Grecia. Historia política, social y cultural. Barcelona: Crítica.