Beneficios De Integrar La ESI En La Educación
INTRODUCCIÓN
¿Qué es la ESI?, ¿por qué se trabaja la Educación Sexual Integral en la escuela?, ¿qué se enseña?, ¿de qué forma se abordan los temas?, ¿qué beneficios puede traerle a los alumnos?, ¿y en la sociedad?, ¿por qué se incluye este otro contenido a la escuela y no queda en el ámbito familiar?
La sociedad contemporánea y, en especial, muchas familias de nuestra comunidad educativa a menudo tienen estos y otros interrogantes y, además, falsos conceptos y creencias de lo que se va a trabajar o la forma en que se abarcarán los diferentes aspectos que hacen a la educación sexual.
A través de este trabajo buscaré darle un marco teórico para sustentar la importancia de incluir ESI en la educación desde muy temprana edad y con una continuidad y progresión que nos permita ayudar a los niños y niñas a empoderarse de sus derechos y a respetar la diversidad.
DESARROLLO
La implementación de la educación sexual integral nos sigue convocando como sociedad en la búsqueda de acuerdos y consensos que posibiliten un escenario multidisciplinario de acción. Es por eso que, a los primeros que debemos acercarnos como docentes es a las familias, para que pierdan la mirada prejuiciosa y el prejuicio/ preconcepto acerca de lo que les vamos a enseñar a sus hijos, para que sea parte activa de esta construcción social y reforzar la idea de que la escuela amplía y complementa, o compensa la carencia, lo que se aprende en el ámbito familiar. La sociedad actual debe entender que si no se educa en la sexualidad, se fomenta la ignorancia y los tabúes, se deja a niños y niñas abandonados al flujo del ambiente cultural y social en el que están inmersos, profundizando las desigualdades y así se vulnera su derecho.
Las últimas décadas han dejado en las distintas esferas sociales, en las instituciones y en las personas marcas que expresan los padecimientos y privaciones sufridos por la negación de los derechos. La ESI en la escuela surge de una necesidad de los niños y niñas de esta época. Una época donde hay mayor libertad de expresión, mayor información pero a la vez siguen habiendo sectores minoritarios altamente expuestos y vulnerables, como las mujeres y los niños y niñas, viéndose el incremento de la exposición de casos de maltrato y violencia familiar, violencia de género y abuso y violencia sexual. Por ende, lo que se requiere es un cambio cultural y social que modifique pensamientos, usos y costumbres que están arraigados en la cultura popular. Claro está que los modelos de hombre/mujer se construyen, según la época y el contexto que se atraviesa, los tiempos han cambiado y no es lo mismo lo que hoy consideramos “esperable” para los varones y /o para las mujeres. Distintas son las tareas y roles asignados para cada sexo- esteriotipos de género- así como también las formas de vincularse de unos con otros. Si bien hay un cambio de paradigma, estas cuestiones siguen muy arraigadas aún en nuestra sociedad y las mismas implican desigualdad. Por lo tanto, se hace necesario aprender a convivir desde la necesidad, comprender las diferencias y de construir vínculos sanos, en donde esté presente el respeto hacia el otro.
Hoy nos encontramos en un proceso de recuperación del sentido de educar para una sociedad democrática, inclusiva, que apuesta al desarrollo con justicia en los planos económico, político y social de nuestro país, desde una perspectiva intercultural. Para convertir estos cambios en realidad es necesario re centralizar las obligaciones del Estado para garantizar la educación común y fortalecer la participación de los actores del sistema educativo, desde sus respectivas funciones y responsabilidades.
Lo expresado hasta aquí nos hace poder justificar el porqué de la ESI en nuestras escuelas. Además, el marco normativo y político ha cambiado desde 2006, año en que se promulgó la Ley Nacional N° 26.150 que sustenta la obligatoriedad de la enseñanza de Educación Integral Sexual, señalando que todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral, definiéndola como la que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos. Dicha ley también recoge los principios constitucionales de igualdad y de no discriminación, y en su espíritu propone una cultura democrática que promueve la participación y el acceso a procesos de información, comunicación y educación con alcance universal. En base a ella, cada jurisdicción también sancionó leyes, en el caso de la Ciudad de Buenos Aires es la 2.110. Sin lugar a duda, la formación docente es el pilar fundamental que sustenta las buenas prácticas didácticas, por eso es importante poder conocer el marco legal en su totalidad que nos acompaña y da saberes a la hora de poner en juego la ESI, justificando una educación en términos de transversalidad, en forma constante y continua. En este marco constitucional, surgieron también los lineamientos curriculares de la ESI que enuncian propósitos formativos y contenidos básicos para todos los niveles y modalidades del sistema educativo de nuestro país y expresan la responsabilidad y la oportunidad de la escuela de enseñar educación sexual.
“…la Educación Sexual brindada en las escuelas supere el mero estudio de la anatomía y la fisiología de la sexualidad así como cualquier otro reduccionismo, sean estos de carácter biológico, psicológico, jurídico, filosófico, religioso o sociológico. Supone un abordaje que debe abarcar las mediaciones socio-históricas y culturales, los valores compartidos y las emociones y sentimientos que intervienen en los modos de vivir, cuidar, disfrutar, vincularse con el otro y respetar el propio cuerpo y el cuerpo de las otras personas. Asumir la educación sexual en la escuela desde esta perspectiva, demanda u n trabajo orientado a promover aprendizajes en los niveles cognitivo, afectivo y ético, que se traduzcan en prácticas concretas.”
Es así que la sexualidad excede la genitalidad o relación sexual, sino que se considera como una de las dimensiones constitutivas de las personas, relevante para su despliegue y bienestar durante toda la vida.
Esta nueva perspectiva favorece la educación sexual en su vínculo con el conocimiento y cuidado del propio cuerpo y el de las/os demás, de sus emociones y expresiones, incluida la información básica sobre la dimensión biológica de la sexualidad, la reflexión sobre las relaciones interpersonales, el fomento de valores y actitudes relacionadas con el amor, la solidaridad, el respeto por la vida y la integridad de las personas; y el ejercicio de los derechos relacionados con la sexualidad, la construcción de normas de convivencia y las relaciones igualitarias entre mujeres y varones. Si todas las personas comprendiéramos que el sexo es una parte fundamental de nuestra vida, si en las escuelas se educara y se formara en el conocimiento profundo de sí mismo, la sociedad sería mucho más madura y segura.
Además, resulta fundamental que puedan desarrollar, por un lado, su autoestima, ya que eso contribuirá a que se sientan valiosos y por el otro, su seguridad, lo cual les permitirá recurrir a alguien de confianza que pueda ayudarlos, si algo les sucede.
La escuela como institución social que desempeña un papel de gran relevancia en los procesos de construcción grupal e individual de los significados, valores, normas referidos a la sexualidad, es uno de los ámbitos específicos para avanzar en la transformación de prácticas culturales, fuertemente arraigadas, que profundizan las desigualdades y obstaculizan el desarrollo integral y pleno de nuestros niños y niñas. Desde Nivel Inicial se debe transmitir contenidos que desnaturalicen prejuicios, roles estancados, heteronormalidades, misoginia, machismo, homofobia, etc. Por ello, estas exigencias y responsabilidades suponen un verdadero desafío docente, ya que tenemos que trabajar con nosotros mismos, con nuestros propios prejuicios, sometiéndolos al más riguroso y sincero análisis. Así, como educadores podremos guiar a los niños y las niñas en el abordaje de información científica validada, para que puedan reflexionar sobre ella y ponerla en diálogo con sus prácticas cotidianas en un marco de respeto mutuo. Es preciso que los chicos y chicas se formen en un juego de libre elección; que sean realmente capaces de discernir, de cuidarse, de cuidar al otro, para que conozcan y ejerzan sus derechos, sean soberanos de sus cuerpos, y para que, fundamentalmente, no se queden solos con sus miedos, su incertidumbre, su curiosidad. El reconocimiento de la diversidad implica rechazar todo tipo de discriminación y promover el respeto por todas las persona. Es menester de la escuela revisar permanentemente nuestras acciones para fomentar la igualdad.
Por otra parte, si no existiera la educación sexual formal en la escuela, los niños solo estarían expuestos a información poco fiable y confusa sobre sexualidad a las que pueden acceder a través de internet, la televisión, los videos musicales y demás medios gráficos y digitales, estas fuentes pueden crear confusión, mensajes contradictorios e incluso información errónea que puede afectar la salud de los más vulnerables. La educación formal impartida por la escuela en todas sus modalidades y niveles los ayudará a reflexionar y a introducir información veraz y acorde con el momento evolutivo por el que transita el alumno. Sostener la importancia de generar espacios de diálogo, tanto en el ámbito familiar como en el escolar, permitiendo la confianza y la desinhibición para tratar estos temas que en muchos casos permanecen ocultos en silencio, para que los niños y niñas sientan que puedan expresarse y esclarecer las dudas que vayan surgiendo, y también que alguien va a escucharlos si hay algo que les molesta y necesitan decir. Además, la escuela y la familia deben tener una mirada atenta ante cambios bruscos en su conducta o en su modo de actuar, o ante sus manifestaciones gráficas o lúdicas que muchas veces dicen aquello que ellos no pueden poner en palabras, para detectar abusos y vulneración de derechos.
La escuela como garantista de equidad social, actúa como complemento o compensador, y no como reemplazo de la formación que brinda la familia, tanto en los contenidos de educación sexual como en el resto de los contenidos que imparte, de allí la necesidad y la potencialidad de aliarnos en un trabajo conjunto.
CONCLUSIÓN
Para concluir con este trabajo creo que la ESI en la escuela es una necesidad social que el Estado debe afrontar para evitar la desigualdad que puede originarse desde la familia. Las leyes son imprescindibles para construir una sociedad igualitaria, diversa y libre. Si ambas partes, escuela y familia, se alían en este proceso de enseñanza, se multiplica un cambio de mentalidad en el colectivo popular; ya que los niños y niñas internalizan normas, valores y actitudes cuando los ven asumidos por los adultos que constituyen su grupo social significativo. Esta educación determinará las actitudes que los niños y las niñas tengan en el futuro en sus relaciones, pudiendo construir vínculos más sanos, duraderos y satisfactorios ya que la formación que hayan tenido durante su infancia formará la parte actitudinal de la persona adulta.
La escuela, además de la familia, constituye un ámbito de socialización importante donde los alumnos aprenden a relacionarse con otros, a respetar, a escuchar a los otros, a disentir, a concordar. Esto en la educación sexual en la escuela se expresa en como los niños y las niñas aprenden a escuchar las opiniones de unos y otros, a diferenciar lo que les gusta a cada uno de lo que les gusta a los otros, a respetarse y respetar a los otros, fortalecer sus principios y expresar sus ideas con fundamentos.
Por todo lo explicitado, considero que sin lugar a dudas la escuela debe apuntar a erradicar el sexismo y, para ello, presentar actividades que aborden cual era el rol de la mujer de antaño y cuál es el rol que desempeña la mujer actual para tener una mirada crítica sobre los estereotipos, como adultos y educadores sabemos que a través de cuentos, juguetes, colores y publicidades se trasmiten muchos mensajes e información a los niños que demuestran las “grandes diferencias” que hay entre nenas y nenes. Y el modelo cultural que cada uno debe seguir según los mandatos sociales. En un marco de equidad, ofrecer oportunidades para que los alumnos y alumnas conozcan sus derechos y responsabilidades y respeten los derechos y responsabilidades de las otras personas; que incluyan y vivencien los conceptos de igualdad, diversidad, desigualdad, discriminación, teniendo en cuenta que las formas en que se manifiesta la diversidad están relacionadas con modos de vida, diferentes formatos de familiares, modos de crianza o socialización, orientaciones sexuales; y que también puedan detectar abusos, coerción y toda situación que vulnere sus derechos y busque ayuda y contención en los adultos significativos.
Como docentes está en nuestras manos acercarles otras realidades, ayudarlos a construir una mirada crítica del entorno, debemos colaborar para superar desigualdades y promover el respeto por todas sus manifestaciones y el rechazo por todas las formas de discriminación, “celebrando” las diferencias. Fomentando la formación de personas que vivan su vida libremente de acuerdo a sus convicciones.
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- Lineamientos curriculares para la Educación Sexual Integral en el Nivel Primario. – Buenos Aires: Ministerio de Educación – Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2011.
- Ley 26150 ‘Programa Nacional de Educación Sexual Integral’