Charles Darwin Y Su Investigación Científica

Existe una aparente contradicción entre cómo Darwin procedió en su investigación científica y cómo la describió para el consumo público, entre lo que dijo en sus escritos publicados sobre su metodología científica y lo que escribió en sus cuadernos, correspondencia y autobiografía: Cuando estaba a bordo de H.M.S. Beagle, como naturalista, es impresionante ciertos hechos en la distribución de los habitantes de Sur América y en las conexiones geológicas del entonces con los pobladores pasados de ese continente. Estos hechos parecieron arrojar algo de luz sobre el origen de las especies, ese misterio de misterios, como lo ha llamado uno de nuestros más grandes filósofos. Darwin afirma haber seguido el cañón induccionista prevaleciente entre los filósofos y economistas británicos contemporáneos, como John Stuart Mill, y las jerarquías preliminares, en específico el estadista y filósofo Francis Bacon en su Novum Orga-num. El cañón induccionista pidió que se hicieran observaciones sin prejuicio de lo que pudieran significar y que se acumularan observaciones relacionadas con un tema en particular, de modo que de ellas pudiera surgir una declaración o conclusión universal.

Darwin consideraba la selección natural, más que su demostración de la evolución, su descubrimiento más importante y la designó como ”mi teoría”, una designación que nunca usó al referirse a la evolución de los organismos. El descubrimiento de la selección natural, la conciencia de Darwin de que era un descubrimiento muy significativo, porque era la respuesta de la ciencia al argumento de Paley, desde el diseño, y la designación de Darwin de la selección natural como ‘mi teoría y’ puede rastrearse en los ‘Cuadernos Rojos’ y ‘Cuadernos de Transmutación B a E’ de Darwin, que comenzó en marzo de 1837, no después de regresar (el 2 de octubre de 1836) del viaje de cinco años en Beagle, y terminó a al finalizar el año de 1839. 

En los años de 1837-1839, Darwin registra su descubrimiento de la selección natural y repetidamente se refiere a ella como ‘mi teoría’. Desde entonces hasta su muerte en 1882, la vida de Darwin se dedicaría a sustanciar la selección natural y los postulados que la acompañan, principalmente la omnipresencia de la variación hereditaria y la enorme fertilidad de los organismos, que superó con creces la capacidad de los recursos disponibles. La selección natural se convirtió para Darwin en una ‘teoría para trabajar’. Persiguió implacablemente las observaciones y realizó experimentos para probar la teoría y resolver las presuntas objeciones. Estos estudios fueron reportados en innumerables documentos y volúmenes dedicados a los percebes (fósiles y vivos), orquídeas y su fertilización por insectos, plantas insectívoras y trepadoras, lombrices, etc. 

Así es como Darwin describe su descubrimiento de la selección natural en la Autobiografía: ”En octubre de 1838, es decir, 15 meses después de haber comenzado mi investigación sistemática, me llamó la atención que bajo estas circunstancias (la lucha por la existencia, como en Maltus) las variaciones favorables tenderían a preservarse, y las desfavorables a ser destruidas. Aquí por fin había conseguido una teoría con la que trabajar, pero estaba tan ansioso por evitar el prejuicio, que determinó no escribir durante algún tiempo ni siquiera el bosquejo más breve.

Darwin tenía en la selección natural una hipótesis explicativa para explicar las adaptaciones de los organismos que le permitirían diseñar observaciones y experimentos para probar la validez de la hipótesis. Lo que Darwin quiso decir con una teoría con la que trabajar fue nada menos que la selección natural y tratar de derivar, como ”predicciones’, las consecuencias esperadas de la inacción de la selección natural durante largos períodos de tiempo. 

A partir de la selección natural, Darwin intentó derivar esos mismos patrones básicos que había visto en el mundo natural’ A pesar de las ocasionales afirmaciones del propio Darwin de que procedía de acuerdo con los principios de Bacon o de que acumulaba hechos en su totalidad sin ninguna idea preconcebida de lo que implicaba el término, Darwin era un excelente practicante del método hipotético-deductivo de la ciencia. Tales afirmaciones son poco más que un ‘escaparate’ que trata de disipar las preocupaciones de sus contemporáneos, ya sean filósofos u otros posibles críticos, que seguramente encontrarían difícil de aceptar su teoría de la selección natural, y que se apresurarían a denunciarla como una abstracción perjudicial, sin fundamento empírico. 

En su correspondencia y en su autobiografía, Darwin reconoció el papel primordial de la teoría y, cuando se topó con la hipótesis de la selección natural en 1838, se dio cuenta de su enorme poder explicativo para dar cuenta de las adaptaciones de los organismos y su diversificación. Dedicaría gran parte de su actividad científica durante el resto de su vida a desarrollar la teoría de la selección natural considerando posibles objeciones y sometiéndola a pruebas severas, invirtiendo precisamente aquellas adaptaciones (conductuales, sexuales, anatómicas) que parecerían más artificiosas por diseño preconcebido que las adaptaciones por selección natural. 

Las 4 monografías de Darwin sobre los percebes y sus libros sobre la fecundación de orquídeas, la evolución humana y la selección sexual, las plantas trepadoras, las plantas insectívoras, la formación de moho vegetal por lombrices, y otras, deben ser concebidas como pruebas severas de selección natural, llevadas a cabo precisamente mediante la investigación de fenómenos biológicos, entre los que se incluyen algunos aparentemente peculiares, que parecerían, al menos a primera vista, incomprensibles con su teoría de la selección natural. Las aportaciones de Darwin se pueden dividir en los siguientes puntos: Diversidad estructural, competencia, adaptación, selección natural, cambio a través del tiempo.

En una población de organismos podemos encontrar que algunos presentan ciertas diferencias en su estructuras, pico, pelaje, tamaño, coloración, aunque todos en esencia tengan el mismo cuerpo, esa variación en la forma es producto de la variabilidad en sus genes esto quiere decir que cuando ocurre un pequeño cambio en los genes del organismo este presentara una variación en sus estructuras conocido como Mutación y es el principio de todo proceso evolutivo además dichos cambios serán de gran importancia a la hora de competir por la supervivencia. La condición de un organismo con una variante genética y morfológica que le permite ser capaz de luchar por recursos sobrevivir se denomina Adaptación que la posee a quien responde mejor a los cambios del ambiente y subsiste. Así el ambiente y la naturaleza solo seleccionar. a los organismos que estén más adecuados a él y eliminara a aquellos contrincantes que no lo estén, debido a este proceso de selección al paso del tiempo aquellos que logren perpetuar sus genes a generación futuras moldearan la nueva composición genética de la población cada vez más adaptada a su medio.

Para concluir, vemos que el proceso evolutivo es un proceso largo que puede durar cientos o tal vez miles de generaciones. Si bien antes de Darwin se tenía una idea de que los organismos podían cambiar, las aportaciones de Darwin fueron un paso determinante hacia la comprensión del cómo, es decir los mecanismos y por qué las poblaciones cambian, así como es posible que puedan surgir nuevas especies.

Bibliografía

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3. Silva, C. (2017). Aportes de Charles Darwin. En Charles Darwin (pág. 61). Madrid: SINLIB.