China En La Economía Mundial Y La Nueva Ruta De Seda

Introducción

Durante una entrevista el filósofo, politólogo y activista estadounidense Noam Chomsky afirmó: “entre todas las presuntas amenazas a la superpotencia reinante en el mundo hay un rival que está emergiendo silenciosa y enérgicamente: China. Y Estados Unidos está escudriñando de cerca sus intenciones.” (Chomsky, 2012) Esta es una expresión muy acertada para definir la situación actual de China como un nuevo actor hegemónico en el Sistema Internacional. China se perfila a ocupar el lugar que al parecer Estados Unidos se empeña en abandonar, a través de su gran influencia económica, comercial y militar, no sólo en la región Asia-Pacífico, sino en todo el mundo.

Actualmente China es considerada la segunda economía a nivel mundial. Para el período de 2017 a 2021 el Fondo Monetario Internacional le pronosticó un crecimiento promedio de 6,4% (FMI, 2019) y para el primer semestre de 2019, la economía creció 6.3% (Qingqiao, 2019) En ese contexto el FMI considera que China tiene la capacidad mantener un crecimiento económico fuerte, sin embargo, la economía china también presenta retos como: “una desaceleración con respecto a años anteriores, la guerra comercial con Estados Unidos y el aumento exponencial de la deuda pública y privada” (Barría, 2019).

Por lo anterior es de suma importancia el análisis de la economía de China, la cual, ya es considerada la segunda a nivel mundial después de la de Estados Unidos y se espera que próximamente se convierta en la primera. Para ello, abordaremos brevemente la historia económica de China, el estado actual de la economía, acontecimientos sobresalientes como la guerra comercial con los E.U. y el ambicioso proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, los nuevos desafíos económicos, todo con el objetivo de responder a la siguiente pregunta ¿China se convertirá en la nueva gran súper potencia y el próximo líder hegemónico mundial?; y finalmente daremos algunas conclusiones.

Desarrollo

Historia de la Economía

China, con más de 4000 años de existencia siempre ha sido considerada uno de los imperios más grandes e influyentes de la región de Asia-Pacífico. Logró consolidarse como imperio hegemónico principalmente por medio de batallas militares, y del comercio. “China en ocasiones ha sido considerada más poderosa que los imperios europeos”. (Gon, 2016) Hoy en día, es considerada la segunda potencia económica a nivel mundial y cabe destacar que, la economía china ha sufrido una serie de transformaciones a lo largo de la historia desde que inició el comercio con Europa hasta su exponencial crecimiento actual. China transitó de una economía incipiente y una sociedad rural, a ser un líder tecnológico y de comercio mundial; lo cual amenaza la hegemonía económica de Estados Unidos.

En 1644 los Manchures (una tribu del Norte ayudada por la población) invadió China y fundó la dinastía Qing. Durante esta dinastía se ampliaron las fronteras del imperio: se conquistó Taiwan, se incorporó el Tibet y Turkestán Oriental. Se dió el auge del comercio entre Oriente y Occidente, por lo anterior surgen numerosos enfrentamientos, sin embargo la superioridad se encontraba en el lado europeo, lo cual quedó de manifiesto en las Guerras del Opio 1839-1860 (dos guerras entre China y Gran Bretaña) las cuales finalizan con la entrega de Hong Kong a Gran Bretaña y con el Palacio Imperial destruido. En 1866, China “envió a sus primeros embajadores a Europa, una diplomacia forzada por Gran Bretaña después de que venció en las Guerras del Opio, sin embargo, este momento es considerado como el origen del comercio directo entre Europa y China” (APD, 2018).

China logró grandes avances durante el siglo XVII en tecnología, gobierno y comercio, pero, para el siglo XVIII, Europa logró mayores avances que China en ciencia, economía y tecnología, principalmente Inglaterra. Lo anterior debido a China le faltó visión geopolítica durante este período, ya que pese a haber logrado la invención del hierro, la pólvora y de tener una de las marinas más fuertes, no se expandió mucho más allá de sus fronteras. A inicios del Siglo XIX, China era ya un país con gran desigualdad de oportunidades, lo cual quedaba de manifiesto en ciudades como Shangai, donde convivían la modernidad y el lujo con la pobreza y la explotación obrera. Es por ello, que a mediados del Siglo XIX, China se queda atrás con respecto a Europa, quién ya se encontraba ejerciendo poder alrededor del mundo, y para el final del siglo XIX, “China ya había sido dividida en zonas de influencia de las diferentes potencias y mermada en poder” (Gon, 2016).

En 1911 la Dinastía Qing es derrocada por la Liga de la Republicana Revolucionaria con lo cual China comienza una nueva etapa en su historia” (Gon, 2016). Durante la primera mitad del siglo XX, la sociedad china vivió prácticamente aislada de los sucesos que transformaron Europa, estuvo más enfocada en las constantes luchas al interior y en la guerra civil (que se inició en 1927 y que se reanudó tras finalizar la ocupación japonesa en 1945), que de las dos Guerras Mundiales. ”Cuando Mao ascendió al poder en 1949, China era fundamentalmente una sociedad agrícola” (APD, 2018). Pese a que durante las siguientes tres décadas el Partido Comunista Chino “presentó importantes iniciativas en materia económica, como: el Gran Salto Adelante o la Revolución Cultural, China no logró un crecimiento económico igual al del resto del mundo” (APD, 2018). Mao muere en 1976 y en 1978 asciende al poder Deng Xiaoping.

Con Deng Xiaoping, inicia un cambio radical en la economía de China, ya que se establecen reformas económicas de tipo capitalista. Las reformas de 1978 incluían la descolectivización de la agricultura, la apertura del país a la inversión extranjera y el otorgamiento de licencias para empresas del sector privado. “Esta desnacionalización de servicios, aunada al fin de la Guerra Fría y el apogeo del comercio internacional gracias al incremento de las exportaciones, permitieron el crecimiento de la economía de China” (APD, 2018).

Economía actual y desafíos

El crecimiento económico estaba acelerándose en casi todas las regiones del mundo y estaba proyectado en 3,9% para 2018 y 2019. Sin embargo, han surgido nuevos acontecimientos, los cuales han producido importantes cambios: la escalada de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, los desastres macroeconómicos en Argentina y Turquía, los conflictos en la industria automotriz en Alemania, el endurecimiento de las políticas de crédito en China, y la contracción de las condiciones financieras ocurrida en paralelo a la normalización de la política monetaria de las economías más fuertes, contribuyeron a un significativo debilitamiento de la expansión mundial en 2018. Se prevé que esa debilidad persista o se incremente para 2019, en Perspectivas de la economía mundial (informe WEO, por sus siglas en inglés) se proyecta una contracción del crecimiento en 2019 para 70% de la economía mundial.

El crecimiento mundial, que rozó un máximo de 4% en 2017, disminuyó a 3,6% en 2018 y continuaría esa trayectoria para ubicarse en 3,3% en 2019. Si bien una expansión mundial de 3,3% no deja de ser razonable, las perspectivas que enfrentan muchos países son muy duras, marcadas por una considerable incertidumbre a corto plazo, especialmente a medida que las tasas de crecimiento de las economías avanzadas converjan hacia un modesto potencial a largo plazo. (FMI, 2019)

Desde 1978, China dejó su dependencia a la agricultura, para convertirse en un líder en los sectores financiero y tecnológico. La caída del bloque comunista y el fin de la Guerra Fría, consolidaron durante los 90s finalmente la nueva dirección económica del país, estableciéndose que la única forma de construir una economía sólida, sería a través del comercio exterior y la inversión extranjera. A partir de que en 2001 China entró a la Organización Mundial del Comercio, “las barreras arancelarias, cuotas a la importación o sectores cerrados a la inversión han ido relajándose progresivamente” (APD, 2018).

El modelo económico chino, se había estado basando en el comercio exterior (la exportación), la industria y la inversión; actualmente busca transitar hacia un modelo que tenga como base los servicios y el consumo doméstico, con el objetivo de incrementar el nivel de vida de su población (Fanjull, 2011) Sin embargo, probablemente el comercio y la inversión seguirán siendo pilares importante de la economía de China. Recordemos que la teoría económica Modelo Heckscher-Ohlin afirma que: “los países se especializan en la exportación de los bienes cuya producción es intensiva en el factor en el que el país es abundante, lo cual podría continuar siento aprovechado por China pese a su deseo de enfocarse al consumo interno” (CEUPE, 2019).

Por ejemplo, de acuerdo a cifras del Ministerio de Comercio de China, la inversión del país asiático en América Latina pasó de 200 millones de dólares en 1975 a 100 mil millones en 2010. En el mismo sentido, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU (CEPAL), predice que en unos cinco años China desplazará a la Unión Europea como segundo socio comercial de América Latina. De 7,6% del total de ventas a la región en 2009, pasará a 19,3% en 2020. (Tele Sur, 2014)

En ese sentido, los principales desafíos para la economía china son: la desaceleración económica, el alza en la deuda pública, la guerra comercial con Estados Unidos, el incremento de la desigualdad social y la realización del proyecto de La Nueva Ruta de la Seda. El crecimiento económico de China se ha ido decelerando en los últimos años, sin embargo, continúa siendo uno de los mayores a nivel mundial (Banco Mundial, 2019). 

La guerra comercial Estados Unidos-China

La guerra comercial dio inicio cuando el presidente estadounidense Donald Trump llevó a cabo acciones comerciales con características proteccionistas, por ejemplo con el establecimiento de nuevos aranceles, para de esta manera, intentar frenar el expansionismo comercial de China. Y aunque existieron algunos intentos de encontrar soluciones a los desacuerdos, la lucha en el área de la tecnología, limitó cualquier tipo de negociación.

Estos acontecimientos derivaron en una guerra comercial que ya muestra afectaciones al comercio entre ambos países, sobre todo para Estados Unidos (sus exportaciones han disminuido un 12% aproximadamente), asi como al comercio internacional. Sin embargo, Donald Trump continúa con sus amenazas de que, en el caso de que China no modifique sus políticas y prácticas comerciales, el gobierno de Estados Unidos aplicaría nuevos aranceles adicionales al total de las importaciones de Estados Unidos que vienen de China (Garza, Jorge O. Armijode la, 2019)

La Nueva Ruta de la Seda

China inició un proyecto económico comercial nunca antes visto en la historia económica mundial, es considerado por algunos analistas como una total revolución en cuanto a infraestructura para el desplazamiento de pasajeros y mercancías y, este proyecto podría ser determinante para que China se reafirme como la potencia hegemónica de la región de Asia y también como la potencia hegemónica mundial; así mismo, de ponerse en marcha, será un proyecto que alterará el mapa económico de la región y del mundo entero.

A la vía de la ruta terrestre original, China anexó una marítima con la cual podrá adentrarse por África y otra con la que podrá acceder a América del Sur y podrá conectar el Océano Atlántico con el Océano Pacífico a través de una posible línea de ferrocarril. Este proyecto permitirá a China renovar su comercio, su industria y hasta la cultura.

Según el presidente del Banco de China, Tian Guoli, las rutas terrestre y marítima afectan a 4,400 millones de personas y 65 países, lo que ofrecerá importantes oportunidades para China, Asia y Europa. En ese sentido, la Unión Europea (principal socio comercial de China) se muestra muy interesada en estrechar relaciones con China y participar en el proyecto. (Higueras, 2015)

Conclusiones

El Fondo Monetario Internacional considera que la crisis comercial entre Estados Unidos y China, así como una probable recesión del país asiático, podrían influir decisivamente en el crecimiento económico mundial, principalmente en el comercio internacional y en el crecimiento de las economías emergentes, con lo cual podemos deducir la gran influencia que China posee actualmente (FMI, 2019).

El Sistema Internacional se encuentra en una reestructuración constante, principalmente en cuanto a polos de poder y, actualmente China es cada vez “más influyente y desafiante” (Chomsky, 2012). Actualmente China se perfila como una potencia global principalmente en el ámbito económico, a través de sus acuerdos comerciales, inversiones en casi todo el mundo y su política exterior. Sumado a ello, destaca la política exterior aislacionista y hostil de Estados Unidos, la desunión de la Unión Europea, los conflictos en Medio Oriente y un crecimiento económico mundial débil, factores externos que contribuyen al posicionamiento de China como potencia económica mundial. Es decir, está surgiendo un nuevo orden mundial que ya no está dominado únicamente por los Estados Unidos.

Así mismo, han surgido acontecimientos inusuales, como la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos o la votación a favor del Brexit en Reino Unido, acontecimientos que han puesto de manifiesto el surgimiento de un nuevo orden mundial, en el cual China juega un papel determinante sobre todo en el ámbito económico. China es considerada la segunda potencia económica a nivel mundial, principalmente debido a su exponencial crecimiento económico (aunque actualmente se encuentre en desaceleración) y en lo que se refiere a comercio internacional. También es considerada como la primera en la región Asia-Pacífico, la cual es enormemente compleja, ya que está conformada por Estados poderosos con ambiciones propias, lo que genera un cierto grado de tensión.

Hasta hoy, China había basado su crecimiento económico en el comercio internacional mediante la exportación y su crecimiento financiero mediante la inversión, actualmente busca transitar hacia un modelo que tenga como base los servicios y el consumo doméstico, con el objetivo de incrementar el nivel de vida de su población. Sin embargo, probablemente el comercio y la inversión seguirán siendo pilares importantes de la economía de China.

Probablemente las inquietudes de Estados Unidos con respecto a China son comprensibles, si se toma en cuenta el supuesto virtualmente irrefutado de que ese país debe mantener un “poder incuestionado” sobre gran parte del mundo, con “supremacía militar y económica”, garantizando al mismo tiempo “la limitación de todo ejercicio de soberanía” por parte de estados que pueden interferir con sus designios globales. (Chomsky, 2012) Estados Unidos (específicamente el gobierno de Donald Trump), ha buscado por diferentes vías el enfrentamiento con China, el evento más sobresaliente en la actualidad es la guerra comercial entre estas dos naciones, las cuales son las dos economías más grandes a nivel mundial, guerra que actualmente es considerada un factor para la determinación del crecimiento económico mundial. Con todo lo anteriormente expuesto, podemos concluir que China se perfila como la nueva súper potencia económica y comercial a nivel mundial.

Bibliografía

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