Investigación Sobre los Códigos Morales De Egipto
Introducción
La historia de Egipto se remota a hace unos 5.000 años. Los primeros habitantes de Egipto se establecieron en las riberas del Nilo, huyendo del desierto. Estos habitantes se fueron organizando en provincias (llamadas Nomos) La sociedad de antiguo Egipto era agrícola, pero tenia muy desarrolladas las artes y las ciencias (especialmente en álgebra, geometría, escritura y astronomía). En un inicio el Faraón era considerado la reencarnación del Dios Horus, después seguía siendo una figura divina, pero mortal. Egipto tenia una religión politeísta que creía en muchos.
Hacia el 3100 a. C. el Rey Menes del Alto Egipto invadió el Gajo Egipto unifico a los dos Egiptos (el alto , desde Asuán hasta el Cairo y el bajo desde el Cairo hasta Delta), empieza a ser gobernado por las llamadas Dinastías Menes se convirtió en el primer gobernante de la I dinastía. Hubo un total de 33, cada una formada por gobernantes que procedían de la misma familia.
Desarrollo
Los códigos morales cambian según la época y cultura en el que se desempeñan. Lo que para una cultura es bueno o normal puede ser considerado inmoral en otra, lo mismo pasa con las épocas. Nuestros antepasados tenían una visión diferente sobre los valores a la de las nuevas generaciones. La jerarquía de los valores cambia según la persona que los ejerce y la influencia de la cultura y época en la que la misma se desarrolla. En este caso hablaremos del código moral del antiguo Egipto.
Los egipcios creían que los actos que se cometían en vida repercutirían con el alcance hacia la inmortalidad. Existía una serie de instrucciones, un tipo de normas en donde se establecían los comportamientos aceptables y las conductas dentro de las relaciones personales, que se heredaban por medio de un código de enseñanza como un tipo de consejos para progresar en la vida.
La mayoría de las obras egipcias son anónimas pero estas instrucciones son muy concretas pues estas solían darles más poder a estas personas que las escribieron. Estos textos abarcan temas como la correcta conducta hacia los superiores, iguales e inferiores, y la necesidad de ser precavidos y prudentes al momento de establecer una amistad.
Los egipcios creían que al momento de morir el dios Anubis los iba a juzgar para poder entrar al mundo de los muertos y descansar eternamente.
En el juicio su corazón era pesado en una balanza contra la pluma de la verdad, si en su vida mortal habían sido personas que causaban el mal a otras su corazón iba a ser más pesado que la pluma y no podrían pasar. Pero si durante su vida habían seguido correctamente las normas, sido honestos, causado el bien y hecho feliz a las demás personas, du corazón sería más ligero que la pluma y podrían pasar. Debido a esta creencia los habitantes del pueblo egipcio durante su vida se enfocaban en hacer el bien a las demás personas y obrar como las leyes de su faraón indicaban, ya que para estos el faraón era un representante de sus dioses en la tierra, obedecerlo era complacer a los dioses.
Desde nuestro punto de vista el obrar correctamente solo con un beneficio (en este caso el acceso al mundo de los muertos) no concuerda mucho con la ética. Pero la idea que tenían de que actuar así los llevaría a una gran recompensa podía ser muy efectiva ya que si todas las personas actuaban buscando lograr esto, se comportarían de manera muy decente y no serían seres groseros o corruptos, de esta manera la sociedad funcionaria correctamente y en paz.
El Ritual Funerario, uno de los libros mas sangrado de Egipto, no ha permitido saber a ciencia cierta que la moral egipcia prohibía: Blasfemar, engañar a otro hombre, hurtar, matar a traición, excitar motines o turbulencias, tratar a persona alguna con crueldad, aunque fuera su propio esclavo, la embriaguez, la pereza, la curiosidad indiscreta, la envidia, maltratar al prójimo con obras o palabras, hablar mal o murmurar de otros, acusar falsamente , procurar el aborto, hablar mal de rey o de los padre.
Había también ciertas cosas que resaltaban como buenas por ejemplo: Hacerle a Dios las ofrendas debidas, dar de comer al hambriento, vestir al desnudo. Gracias a las sanciones de estas prescripciones morales, los egipcios admitían la del alma y el juicio divino después de la muerte. Según Herodoto, los egipcios fueron los primeros que profesaron el dogma de la inmortalidad del alma. Este afirmaba que cuando el cuerpo muere, el alma pasa a otros cuerpos por medio de nacimientos o encarnaciones, recorriendo y animando los cuerpos de casi todos loa animales, hasta llegar a otro cuerpo humano.
A lo largo de la historia los grupos y civilizaciones humanas han establecido códigos morales para regir su conducta. El antiguo Egipto reflexionó sobre las reacciones y fenómenos cósmicos, en la observación de las fuerzas del universo y en particular su gran vinculación con el rey, que estaba estrechamente ligado a la humanidad, convirtiéndose así en un mediador entre la sociedad humana y el mundo divino.
La literatura egipcia que trata sobre ética y moral tanto en el plano cósmico como en el social, es abundante. Para estos estudios se considera importante la traducción directa de textos jeroglíficos además de una crítica formal del mismo, y una interpretación de las concepciones de ética y moral en el Antiguo Egipto reflejadas en dichos textos. Las normas de la sociedad suelen reflejar una serie de ideas codificadas, una ideología. El antiguo Egipto formaba su identidad en base al idioma, la religión, la tradición o la noción de pertenencia a un estado. Como ofrece un medio de identidad, es una fuente poderosa de ordenación mental.
Los pueblos antiguos formulaban sus especulaciones en escritos en donde plasmaban, entre otras cosas, nociones de ética y moral, que es el tema que se tratará en el presente ensayo. Los egipcios han dejado una gran cantidad de textos que fueron clasificados en géneros literarios, y en donde podemos apreciar sus reflexiones acerca de la sociedad y su convivencia en la misma.
En la sociedad los hombres debían comportarse según ciertas regulaciones de conducta que se cimentaban en una serie de valores, constituyendo una ética. Asimismo, reflexionaron sobre la existencia del mal en la experiencia cotidiana, y la relación entre el hombre y el dios. Los egipcios admitían la inmortalidad del alma y el juicio divino después de la muerte, con los premios o las penas correspondientes a las acciones practicadas en vida.
Entre las reglas de conducta establecidas en el Antiguo Egipto existen la abstención a todo género de venganza, el auxilio del necesitado, aunque nuestra propia vida corra peligro, honrar a los padres, honrar a los muertos, respetar a los ancianos y proteger a los débiles pensar en la vida después de la muerte en resurrección dentro de un nuevo e impredecible cuerpo. Los egipcios consideraban la castidad una gran virtud, y el adulterio estaba condenado a muerte
Según Heródoto, lo egipcios fueron los primeros que profesaron el dogma de la inmortalidad del alma, pues afirmaban que cuando el cuerpo se descompone o muere, el alma pasa sucesivamente a otros cuerpos por medio de nacimientos o encarnaciones, recorriendo y animando los cuerpos de casi todos los animales de la tierra, del aire y del mar, hasta entrar otra vez en un cuerpo humano en un tiempo o momento dado.
La creencia en la inmortalidad no se separó nunca de la idea de una remuneración futura de las acciones humanas. Aunque todos los cuerpos bajaban al mundo infernal, no todos estaban seguros de alcanzar la resurrección para conseguirla, era preciso no haber cometido ninguna falta grave, ni en la acción, ni con el pensamiento. El difunto debía ser juzgado por Osiris, acompañado de sus cuarenta y dos asesores, su corazón era colocado en uno de los platillos de la balanza que tenían en su mano.
Horus y Anubis; en el otro se ve la imagen de la justicia. Osiris es el dios egipcio de la resurrección, los muertos, la vegetación y la agricultura, a su vez es símbolo de la fertilidad y regeneración del Nilo. Horus (el elevado) era el dios celeste en la mitología egipcia. Se le consideraba como el iniciador de la civilización egipcia. Era el dios de la realeza en el cielo, de la guerra y de la caza.Anubis es el nombre griego del guardián de las tumbas asociado con la muerte y la vida después de ésta en la religión del Antiguo Egipto.
El Dios Thoth anotaba el resultado. De este juicio, que tenía lugar en la sala de la doble justicia, dependía la suerte irrevocable del alma. Si el difunto era convencido de faltas irremisibles, era presa de un monstruo infernal con cabeza de hipopótamo o era decapitado por [footnoteRef:5]Horus. El aniquilamiento del ser era considerado por los egipcios como el castigo reservado a los malvados, en cuanto al justo, era alimentado y recreado con manjares deliciosos. Toth es el dios de la sabiduría, la escritura, la música, los conjuros, dominio de sueños, el tiempo, hechizos mágicos y símbolo de la Luna.
Se decía que aquel que desee hablar de responsabilidad moral tiene que hablar también de libertad, pensadores del antiguo Egipto tenían muy contemplado el juicio moral, lo definían como un estado consciente que acompaña todas nuestras acciones intencionales, que las condena o que las refrenda. Es lo que llamamos conciencia, es la voz de la conciencia moral, el cual se vincula a la responsabilidad moral.
El que obra moralmente es dueño de sus propias acciones y por ello puede determinarse a sí mismo, por lo cual le corresponde la libertad de decisión así que el juicio moral contiene además la idea de que el valor moral supera a cualquier otro valor. Grandes pensadores decían que la incondicionalidad de la exigencia moral apunta a un poder absoluto, que ordena y que es distinto del hombre.
Esto se refiere a que el poder absoluto debe entenderse de modo que no aniquile la libertad del hombre, ese poder absoluto que liga incondicionalmente la libertad humana desde dentro sin por ello identificarse con ella, solo puede ser una realidad absoluta y personal por encima de cualquier poder sobrehumano.
Conclusión
Los egipcios ya hablaban de moderación antes que los hebreos, pues no era un pecado de la criatura contra el creador, sino la pérdida del sentido de proporción, de sujeción a sí mismo, que lleva al hombre al desborde. Se trata de una sabiduría prudente y de la élite del siglo V a.C. Ptahhotep dos mil años antes había enunciado la máxima: ‘Si tú tienes el corazón ardiendo, modera su violencia. El hombre calmo remonta todos los obstáculos. Evita el exceso.
Los egipcios condenaban la soberbia y creían que la retribución divina actuaba no en forma directa en los asuntos humanos sino en forma indirecta. Para el egipcio antiguo, ser generoso no era obedecer un mandato divino, sino la consecuencia directa de su integración a los dioses. La adhesión al orden creado produce bienestar, el desvío produce malestar. Hay ausencia de concepto de pecado. La diferencia con la concepción bíblica es impresionante. Muchas palabras egipcias denotan actos malvados, pero no se los puede considerar pecados en sentido teológico. Los egipcios consideraban sus transgresiones no como pecados sino como aberraciones que conllevan malestar, pues perturban el orden del cosmos.