Como Las Mentiras Piadosas Nos Van Afectando A Lo Largo De Nuestra Vida
Desde niños nos inculcaron la idea que mentir es malo, que algunas mentiras son peores que otras. Esto nos sugiere que existen diferentes tipos de mentiras, graves y las mentiras piadosas. Todos en algún momento de nuestra vida hemos mentido, de hecho, no estamos conscientes de cuán a menudo mentimos. Algunos estudios demuestran que en promedio los seres humanos mienten al menos tres veces al día. A pesar que mentir es algo muy común, la sociedad lo desaprueba.
Como mencionamos en un principio, desde que somos niños nos enseñan que mentir es algo malo y si siempre, ante todo, debemos decir la verdad, pero sin embargo estamos expuestos a esto desde nuestros primeros días. Como la famosa mentira, que venimos de la cigüeña, más tarde llega papa Noel o santa Claus a nuestras vidas, y como olvidar al ratón Pérez. A pesar de todo esto ¿Por qué crecemos con la idea de que todas las mentiras son malas, pero nos exponen contantemente a ellas? existen ocasiones en las que por no hacer daño a los demás o a uno mismo, faltamos a la verdad. Si analizamos la última parte ¿las mentiras piadosas son buenas para nuestras relaciones sociales? A continuación, explicaremos porqué las mentiras piadosas son necesarias para las relaciones sociales diarias, para esto, veremos primero que la verdad puede afectar a los que nos rodean como a nosotros mismos. Luego, nos concentraremos en analizar por qué las mentiras piadosas evitan las consecuencias de la verdad. Finalmente, veremos cómo las mentiras piadosas ayudan a adaptarnos a nuestro medio y así mejoramos nuestras relaciones sociales.
El escritor Anatole France dijo “la humanidad tiene necesidad de la verdad; pero tiene aún más necesidad de la mentira, que la adule, la consuele, le dé esperanzas ilimitadas’. La verdad, a veces es la peor opción a la hora de relacionarnos con los demás. La mayoría de nosotros preferimos ignorar la verdad o simplemente no saberla, preferimos la mentira, maquillar la verdad y mostrar su cara menos cruel, acabaría hundiéndonos en una profunda tristeza, porque no podríamos resistir emocional o mentalmente algunas verdades. Las mentiras piadosas son necesarias en nuestras relaciones sociales ya que sirven para evitar herir los sentimientos de quienes nos rodean, evitar enfrentamientos, crear vínculos entre nosotros, pero lo más importante ayudan a la formación y consolidación de la sociedad. Las mentiras graves por el contrario provocan la división de la comunidad y debilita sus lazos. Una forma de probar que la vedad no es la mejor alternativa es preguntarnos ¿cómo me sentiría si alguien es realmente sincero conmigo? sentiríamos tristeza, rabia, decepción, etc. Es bueno pensar que quisiéramos escuchar nosotros antes de soltar la verdad.
Como ejemplo tenemos la investigación realizada en la universidad de Oxford, el cual desarrollo un modelo matemático sobre cómo crecen los grupos sociales y cómo estos evolucionan a lo largo del tiempo aplicando una variable importante: la mentira. Desde las mentiras graves, como mentir sobre haberle robado, o las mentiras piadosas, para no lastimar los sentimientos de los demás, se descubrió que las mentiras graves causaban la separación de las comunidades, las mentiras piadosas, tuvieron un efecto positivo: las relaciones entre los individuos mejoraban con el tiempo gracias a ellas. Este experimento fue publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B. Los investigadores explicaban que el modelo matemático desarrollado es una versión “resumida” de la realidad, asumiendo que las personas utilizaban las mentiras de forma constante a lo largo del tiempo y en todas las relaciones sociales que puede llegar a tener al transcurrir su vida.
Como casi todos los actos del ser humano, lo importante radica en la intención, lo que hay detrás, y no en el acto en sí. Hay quienes se jactan de ser totalmente sinceros y van soltando la verdad por todo el mundo de manera descontrolada. En estos casos hay que pensar si en realidad su intención es decir la verdad o lastimar a los demás, poniéndolos en un estado vulnerable, justificándose con un pretexto moral. Es aquí cuando nos damos cuenta que una mentira es valorada cuando se sabe el motivo que la impulsó y las consecuencias que evitó. Si la intención es evitar males mayores lo más razonable y noble es dejar de lado nuestros prejuicios morales y concentrarnos en los efectos de la vedada. A veces las mentiras son de gran ayuda para suavizar el duro golpe de la realidad, al menos hasta encontrar una mejor forma y el momento adecuado para decir la verdad. Hay ocasiones en las que mentir no es engañar, en el sentido moral de la palabra, sino evitar conflictos innecesarios e inútiles.
Tal es el ejemplo de la película argentina “Mentiras piadosas” esta muestra el caso de Pablo, el hijo menor y favorito de su madre, que decide viajar a París para seguir con su carrera de músico junto a unos amigos, el cual termina tocando en un bar poco frecuentado. Al cabo de un tiempo, nadie en Buenos Aires tiene noticias nuevas de él. Esto ocasiona que su madre caiga enferma. Intentando evitar que vaya a más, los hermanos de Pablo, Jorge y Nora fingen que su hermano sigue enviando cartas anunciando que su carrera musical marcha muy bien y que está de gira por varias ciudades europeas, lo que consigue aliviar la ansiedad de la madre. Como pudimos ver, mentir no siempre es algo malo, en ocasiones como estas, puede ayudar a evitar consecuencias graves, como, que la salud de la madre de Pablo empeorara.
Nos guste o no todos hemos mentido y lo seguiremos haciendo, lo cierto es que las mentiras piadosas o engaños, como quieran llamarlo, forman parte de nuestras relaciones sociales diarias. Y es que, es imposible tener el mismo comportamiento frente a nuestros amigos, jefes, padres, desconocidos o pareja. Es aquí cuando nos damos cuenta que siempre usamos mentiras para adaptarnos a cualquier situación de nuestro diario vivir, mejorando nuestras relaciones personales. Si alguna vece hemos llegado a preguntarnos ¿es posible que los seres humanos sean completamente sinceros?, por supuesto, la respuesta es un rotundo no. Ser totalmente sinceros llenaría el ambiente de agresividad, y hostilidad, como “que mal te ves hoy “, “eres una mala persona y no te soporto como jefe, pero no me queda más que aguantarte “. Así que, aunque digamos que no nos agradan las mentiras, debemos admitir que usamos las mentiras para mejorar todas nuestras relaciones sociales, que llegamos a tenemos a lo largo de nuestras vidas, y también hay que recordar que tampoco nos gustan que nos echen en cara nuestras verdades.
Imaginemos un día completamente sincero, un tipo ejercicio mental, que ocurriría si mañana, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, le decimos a las personas con las que hablamos, todo lo que se nos viene a la mente. Decir a nuestros compañeros de trabajo o estudio, jefes, amigos, hermanos, hijos absolutamente todo lo que pensamos sobre ellos. Esta suposición la podemos ver en el sketch “un mundo sincero” de enchufe tv, en la cual muestra que todo el mundo es completamente sincero y dice lo que piensa sin ningún filtro, desde un punto de vista cómico. Pero qué pasa si es llevado al mundo real, las consecuencias serían desastrosas, aparte de causar mucho sufrimiento, les pareceríamos antipáticos a las personas, terminaríamos sin trabajo, familia, amigos, etc. Es por esta razón que las mentiras piadosas nos ayudan a adaptar nuestro comportamiento a cada situación de nuestro día a día, mejorando nuestros lazos con los demás.
En la película “Jefa por accidente”, se habla del personaje de Maya, quien después de haber trabajado quince años en Value Shop y llegar al puesto de subgerente y está lista para dirigir el supermercado. Ella es una persona inteligente, innovadora, altamente calificada, que escucha a los clientes y sabe cómo ayudarlos, aunque nunca cursó sus estudios universitarios. A pesar de todas sus cualidades profesionales, el ascenso es dado a un hombre poco talentoso, pero con títulos universitarios. En medio de tanta frustración, recibe una gran sorpresa, una empresa muy exitosa, de cosmética la quiere en su equipo de trabajo. Resulta que el hijo de su mejor amiga, un genio de la informática, le dio un pequeño empujón, falsificando su currículum para proveerla de logros personales, triunfos deportivos y títulos en las mejores universidades. En ese momento, su carrera profesional despega, gracias a la experiencia en ventas adquirida en su anterior empleo, y la ayuda de sus amigas. Este es un claro ejemplo de cómo la mentira nos ayuda a sobrevivir en la sociedad. Esta mentira le ayudó a darse cuenta que ella es capaz de lograr cualquier cosa que se proponga, aunque al final se descubre todo el engaño. Gracias a esta experiencia, logra mejorar su vida y abrir su propia empresa.
Hasta este punto hemos visto que las mentiras tienen dos caras, pero una de ellas es necesaria para la comunidad, son inevitables en nuestras relaciones sociales e interpersonales, las mentiras piadosas logran fortaleces vínculos entre individuos mejorando nuestras relaciones, lo cual fue demostrado en el modelo matemático, pero, también, tenemos las mentiras que pueden llegar a causar mucho dolor e incluso arruinar vidas, incluso pueden llegar a desintegrar una sociedad. Además, sostuvimos que las mentiras llegan a evitar las consecuencias de la verdad, visto la película argentina “mentiras piadosas”.
Finalmente, afirmamos que las mentiras piadosas ayudan a adaptarnos a nuestro medio y así mejoramos nuestras relaciones sociales tal es el ejemplo que usamos, el sketch “mundo sincero” de enchufe tv. Es algo contradictorio cómo mentir puede fragmentar la vida social y afectar a cada individuo de la comunidad, pero, por otro lado, el ser totalmente sinceros puede llegar a afectar de algún modo a la saciedad. Entonces ¿cómo saber si una mentira es buena o mala?
