Concepción Actual de la Escuela en el Libro "Más Escuela y Menos Aula"
Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología y Coordinador Académico del Doctorado en Educación. También fue director del Departamento de Sociología en la Universidad de Salamanca. Se considera un referente en el ámbito educativo, con numerosas investigaciones a su cargo y tiene un blog en el que habla de diferentes temáticas relacionadas con la educación. Por tanto, puedo concluir que tiene credibilidad en cuanto al tema que nos atañe.
El texto forma parte de su libro Más escuela y menos aula, de la editorial Morata, publicado en 2018. Esta editorial, que cuenta ya con 100 años de trayectoria, publica libros que tratan las causas y soluciones a diversas situaciones de injusticia social, educativa y cultural. Por tanto, le dota gran credibilidad al texto. De hecho, esta editorial ocupa una de las primeras posiciones en el ranking de editoriales especializadas en Educación según SPI (Scholarly Publishers Indicators).
Desde mi punto de vista, el propósito del texto es plantear un debate sobre el papel de la escuela como institución, para lo que utiliza un lenguaje principalmente objetivo, con referencias de múltiples autores de diferentes épocas, expertos en la materia desde distintos ángulos. Así, el tema central sería la evolución de la escuela como institución que ha llevado a la confusión actual que existe entre educación y escuela, y aparece explícito a lo largo del texto en varias ocasiones.
Considero que la tesis central que pretende demostrar el autor es cómo la sociedad ha triunfado en su intento por institucionalizar la escuela de tal forma y hasta tal punto que ha llegado a convertirse en un lugar que mantiene “cautivos” a los niños y niñas durante sus sucesivas etapas de escolarización. Por otro lado, podrían considerarse como tesis secundarias la existencia de una escuela-fábrica, al menos en algún momento de la historia, o la imposibilidad actual de hacer desaparecer la escuela, cuyo papel está tan arraigado en la sociedad de hoy en día.
A través del repaso de la naturaleza sociohistórica de la escuela y su papel como institución, podría decirse que el texto tiene una construcción argumental sólida. Sin embargo, se puede intuir la parcialidad del autor a medida que se acerca a la situación más actual de la escuela, mostrando su punto de vista con respecto al papel que posee la misma como custodia y lo determinante que es en la sociedad. Del mismo modo, considero que se demuestra con suficiencia la tesis principal, basándose en evidencias históricas de diferentes autores que hablan sobre la función de la escuela a lo largo de los siglos, y con argumentos de peso relacionados con la situación actual de la escuela como institución, llegando directamente al lector con su última pregunta: “imagine[…] que tuviera que elegir para un hijo o hija entre dos escuelas, una en la que sabe que estarán seguros pero no sabe si aprenderán algo, […] y otra en la que sabe que aprenderán, […] pero no si estarán seguros”. (Fernández Enguita, 2018).
En general, el texto me parece una forma muy acertada de hacernos conocedores de la concepción actual de la escuela y cómo se llegó a ella, pues muchas veces no nos cuestionamos por qué pensamos cómo pensamos. Su lectura me hizo reflexionar sobre varios aspectos, entre los que voy a destacar algunos a continuación. Por un lado, la evolución del significado de la palabra escuela y su estrecha relación con los cambios que la propia escuela ha ido sufriendo a lo largo de la historia. En la Antigua Grecia, donde se centraban en enseñar música, gimnasia y lectoescritura, la palabra skolé hacía referencia al tiempo libre. Después pasó a ser la “forma noble de usar el tiempo libre”, pues en Roma se combinaba la educación familiar con la educación en la escuela para unos pocos, y la enseñanza se regulaba por tareas, no por tiempo. Hoy en día, la palabra escuela tiene varios significados, todos relacionados con la educación, y el primero de ellos es: “establecimiento público donde se da a los niños la instrucción primaria”. Esto demuestra el poder de la lengua, la correlación entre esta y la realidad.
Esto último lo puedo conectar con la siguiente reflexión, que me llevó a cuestionarme por qué confundimos los términos educación y escuela. Antiguamente, como ya he comentado, la educación familiar tenía mucho más peso, pero hoy en día, tendemos a considerar sinónimos educación y escuela, cuando no hay nada más lejos de la realidad. Siguen existiendo numerosos contextos educativos, como el familiar, el sociocultural, el profesional, etc. Como ya comenté en el foro, un claro ejemplo es la diferencia entre educación formal, que es aquella que está institucionalizada, educación informal, que sucede de forma casual y día a día, y la educación no formal, que también es intencionada, pero no está regulada de la misma forma que la educación formal. Sin embargo, como afirma Holt (1972), lo que se aprende en la escuela se hace como la institución quiere, pero es difícil aprender algo fuera de ella y que se reconozca al mismo nivel.
Esto se debe a la institucionalización de la educación, que se relaciona además con nuestra idea de infancia y adolescencia, dos grupos de edad absorbidos por la institución que no habían recibido tanta atención hasta el momento. Me sorprendió especialmente la comparación que hace el autor de la escuela y la cárcel, ya que en ambos casos existe un grupo internado y sometido a una organización y a la autoridad de otro grupo más reducido, que suele ser una profesión. Puede parecer un caso extremo, pero desde mi punto de vista, existen más similitudes de las que deberían.
Por otro lado, cabe destacar que no queda tan lejos en el tiempo el concepto de la escuela-fábrica, surgida en un momento en el que la escuela creció y se profesionalizó como no lo había hecho antes, debido al movimiento de especialización social que además llevó a la delimitación de los diferentes ámbitos. En ese momento, la escuela absorbió las funciones que hasta entonces habían cumplido otras instituciones sociales. Las escuelas, al verse desbordadas por el alcance que tenían, imitaron a las organizaciones de éxito que había en aquel momento, las empresas. Estas, por su parte, aprovecharon esta ventaja porque necesitaban mano de obra disciplinada que no iba a surgir en la educación doméstica. El sistema lancasteriano de la época imitaba la producción en serie de la imprenta, pero desde mi punto de vista, la creación de una gran cantidad de copias idénticas no debe primar sobre la calidad de la educación. Es en esta época cuando se incluyen en la escuela los hábitos de rutina y disciplina que permanecen, aunque adaptados, a día de hoy.
Hoy en día, resulta evidente que la educación no se limita a la escuela, los docentes ya no son los únicos con acceso a las tecnologías de la información y la escuela necesita adaptarse y flexibilizarse para no perder terreno. Sin embargo, como afirma el autor, la escuela no peligra, al menos a corto plazo, y esto se debe al público cautivo de la misma. Sin haber cumplido con la educación obligatoria, no podemos acceder a la post-obligatoria, y sin los diplomas que nos proporciona esta última, no tenemos acceso al mercado laboral y, hoy en día, parece que eso implica que estamos destinados al fracaso. Sin embargo, este punto empieza a verse afectado por el aumento de cursos en línea o el creciente valor que se le da a la educación no formal e incluso al voluntariado. Es más difícil eliminar la función de custodia que tiene la escuela, ya que las familias necesitan un espacio en el que dejar a sus hijos y en el que estén protegidos, desarrollándose personal y socialmente.
En conclusión, creo que es estrictamente necesario un cambio de mentalidad tanto en la escuela como en la educación. La escuela no debe tenernos cautivos, sino que debe ser el lugar al que se acude para participar activamente en el aprendizaje propio y de los demás, para recibir una educación complementaria y no única. Antes de lograr esto deben cambiar muchas cosas en la sociedad, ya que la escuela forma parte de esta, y desde mi punto de vista la solución no es eliminar la escuela, sino adaptarnos a los cambios globales de la mejor forma posible aumentando cada vez más la calidad en esta parte tan importante de la educación.
Fuentes:
- https://educacion.ucm.es/mariano-fernandez-enguita
- https://sites.google.com/view/mfenguita
- https://blog.enguita.info/
- https://edmorata.es/la-editorial/
- http://ilia.cchs.csic.es/SPI/proyecto.html
- https://fp.uoc.fje.edu/blog/educacion-no-formal-informal-y-formal-en-que-consiste-cada-una/
- https://en.wikipedia.org/wiki/John_Holt_(educator)#Bibliography
- https://www.johnholtgws.com/freedom-and-beyond
- Holt, Freedom and Beyond, 1972
- https://dle.rae.es/escuela