Constructivismo y El Desarrollo de La Cultura Japonesa de Posguerra

Desde el final de la Guerra Fría, los estudios de seguridad en las relaciones internacionales han sido testigos de una aparición abrumadora de nueva literatura académica que refleja los cambios en el entorno político internacional.

El concepto de seguridad global ha evolucionado a lo largo de la historia desde la antigua Grecia, pero posiblemente nunca fue desafiado y reestructurado en la medida en que fue en la era posterior a la Guerra Fría. Las teorías críticas en general y el constructivismo agregaron específicamente una nueva dimensión a los estudios de relaciones internacionales al enfocarse en la influencia de elementos sociales como normas e ideas y rechazaron las nociones de un enfoque puramente materialista de la política y seguridad mundiales.

La teoría constructivista se enfoca en como las relaciones internaciones y la comunidad internacional se forma. Las ideas son el principal objeto de estudio del constructivismo. Estas ideas pueden manifestarse como objetivos, amenazas, ideologías y hasta normas sociales. El constructivismo es la reconstrucción de conceptos previamente establecidos, tales como el poder, la identidad nacional, nuevos modelos de educación, entre otras cuestiones. El tema central es la mutua constitución de las estructuras sociales y los agentes de las relaciones internacionales. En el constructivismo se analizan identidades, intereses y contextos, por ello, se evalúa el cómo van a actuar los estados que adoptan esta teoría de R.I. (Vitelli, 2013)

La hipótesis de este ensaño será como Japón tuvo una transición ideológica basada en respeto y disciplina a raíz de los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. Con su aglomeración de capacidades económicas en el período de posguerra, a Japón se le ha atribuido comúnmente como una potencia ascendente en materia económica. Para sorpresa de muchos, Japón, dentro de su crecimiento económico omitió ser una potencia militar, al menos para el ojo de la comunidad internacional.

Desde finales de la época de 1980, la corriente constructivista argumentaba que el concepto de poder requería un nuevo enfoque. El poder está constituido por ideas y contextos culturales, más que por fuerzas brutas, como la cuestión militar o económica. Los constructivistas siempre han criticado que la fuerza bruta se impusiera para regir el Orden Mundial.

El constructivismo comienza con cuestiones pedagógicas, pues inicia con la educación para dotar de poder a la sociedad. (Vitelli, 2013) La convicción principal es que el conocimiento se activa por sujetos cognoscentes. A nivel de relaciones internacionales, son los valores de los países los que se imponen en una visión constructivista, de acuerdo con su historia y sentido de pertenencia.

Los japoneses son una de las naciones más homogéneas del mundo que están aislados tanto por la geografía como por su propia elección durante muchos años. Hay relativamente pocas diferencias lingüísticas entre las diferentes partes del país. Los estilos de vida de las personas son bastante similares y el grado en que las personas ricas y pobres se diferencian económicamente es mucho menor de lo que los europeos están familiarizados. (Tramón, 2015)

Además, los japoneses son étnicamente homogéneos, ya que no hay poblaciones extranjeras reales en Japón: alrededor del 98,5% de los residentes de Japón son de etnia japonesa y el resto son en su mayoría coreanos y chinos. (Tramón, 2015) Casarse con un extranjero siempre ha sido prácticamente un tabú y, aunque ha comenzado a ser un poco más respetable, todavía no se recomienda.

Japón posee una larga y rica historia cultural; Aunque muchos de los elementos básicos se originaron en el extranjero, especialmente en China, son extremadamente diferente a ellos. Hay algunos aspectos bien conocidos de la cultura japonesa, como el origami, el ikebana, la ceremonia del té, las artes marciales, el manga, etc., pero la mayoría de los aspectos clave de esta antigua cultura aún están ocultos o se mantienen lejos de occidente.

Incluso si los japoneses suelen considerar su propia cultura como única, en realidad es sorprendentemente ecléctica y abierta a las influencias externas: el idioma escrito proviene de China y la religión budista de Corea; el idioma japonés en sí está lleno de palabras en inglés que generalmente son de agrado y se usan ampliamente.

La conciencia de ser japonés es parte de un fuerte nacionalismo, incluso si este sentimiento ha sido aprovechado por empresas japonesas que durante años vendieron con éxito la idea de que los productos importados son generalmente inferiores, no se adaptan a los hábitos o estilos de vida locales, o incluso podrían ser peligrosos para salud. El resultado de esta extraña idea es, por ejemplo, que muchos japoneses creían que no podían comer arroz importado sin sufrir indigestión. (Nishijima, 2011)

La participación de Japón durante la Segunda Guerra Mundial se debe a las tensiones comerciales en aquel momento con Estados Unidos de igual manera, lidiaba un conflicto regional con China. De esta forma, quizá de forma precipitada, Japón decide lanzar un ataque contra Estados Unidos en la base de Pearl Harbor. (Ayén, 2016)

El enfoque realista del aquel Imperio Japonés estaba guiando su forma de actuar en cuanto a relaciones internacionales se refiere. El conflicto escaló y Japón tenía múltiples frentes de guerra abiertos, lo que a la postre resultó un desastre total. Con los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki murieron poco más de 120,000 civiles a manos de la ofensiva estadounidense, lo que representó que Japón se rindiera cuanto antes para evitar más embates similares. A partir de ahí, llegó un período de democratización en Japón que funcionó bien para que el país se pudiera asentar y transitar rumbo a un gobierno parlamentario.

La sociedad japonesa se encontraba cimbrada luego de la guerra e incluso empezó un período de máxima migración hacia occidente. De esta forma Japón comenzaría a escribir una nueva historia en la que la base de su forma de conducirse en las relaciones internacionales pasaría a ser pacifica y mas relegada, alejándose de la militarización, en parte obligada y en parte por propia convicción como un trauma posterior a la guerra.

Japón continuó su transformación posguerra a una sociedad urbana e industrial de alta tecnología. La migración del campo a la ciudad se ha completado en gran medida. Un 80% de la población de Japón ahora viven en zonas urbanas, y pocas familias viven en granjas. (Nishijima, 2011)

La urbanización ha dado lugar a más cambios demográficos, incluida una disminución acelerada de la tasa de natalidad que a mediados de los años ochenta era inferior al nivel necesario para reemplazar a la población. La congestión urbana, el espacio limitado en las viviendas, el costo de criar a los hijos, una tendencia a retrasar el matrimonio, la creciente renuencia de las mujeres a casarse y las medidas eficaces de control de la natalidad han contribuido a este fenómeno. Para el año 2000, la proporción de japoneses mayores de 65 años había superado a los 15 años o menos. Por lo tanto, la sociedad japonesa enfrenta serios desafíos demográficos, siendo el más urgente una población que envejece rápidamente y una fuerza laboral activa en declive. (Nishijima, 2011)

La disciplina fue fundamental para poder transitar hacia una recuperación y nueva visión de las relaciones internacionales, apelando a los valores ancestrales que alguna vez los rigieron, basados principalmente en el respeto al otro, por lo que atrás quedaron los tiempos de militarización.

Para los japoneses, la disciplina es fundamental y debe inculcarse en los niños a una edad temprana. Gracias a ello y su sentido de integridad, los japoneses mantienen un sentido de orden en todos los aspectos. A menudo, los occidentales están impresionados por los exquisitos modales de los japoneses. Pero lo que también llama la atención es la forma en que se posicionan en el mercado mundial creando empresas tecnológicas que son tan sólidas como productivas. Los japoneses son persistentes, resistentes y disciplinados y esa es la nueva cara constructivista basada en dichos ideales en las que han basado sus relaciones internacionales.

La necesidad de contribuir eficazmente a su trabajo y al bienestar de la comunidad es algo que, sin duda, sigue atrayendo la atención del mundo y hace que las personas establezcan altas expectativas para sí mismas. Sin embargo, estas altas expectativas han llevado a la ansiedad, el estrés y las altas tasas de suicidio que continúan aumentando año tras año.

La identidad nacional de Japón tomó nuevos valores más allá de los militares, que quedaron desplazados. La sociedad japonesa se volvió más solidaria entre sí en primera instancia, para posteriormente evolucionar y apelar a un trabajo duro para su propio fortalecimiento. Hoy en día, Japón es un claro dominante a nivel económico del mundo, pero no lo hace a través del uso de la “fuerza bruta”, como sugerían anteriores modelos de relaciones internacionales. Por el contrario, Japón apela a su cultura de respeto que se ha ganado el cariño de occidente.

El poder suave que utiliza Japón a nivel internacional es mas fuerte que nunca, el construir un nuevo perfil a nivel mundial, basado en la cultura y el arte. La gastronomía, las mangas, el anime, la música, la moda son parte de este poder suave y del intento de hegemonía cultural de Japón. Pese al aislamiento en cuanto a costumbres occidentales, Japón no ha optado por una militarización secreta o carrera armamentista como sugieren conceptos realistas o neorrealistas. Por el contrario, su modelo constructivista a través de ideales, de tipo pacíficos, trabajadores y respetuosos, se ha impuesto efectivamente para la admiración global.

El respeto a los adultos mayores en Japón se volvió clave debido a sus antecedentes demográficos en los que dicha parte de la pirámide fue una mayoría abismal que complicaba el panorama juvenil. La sabiduría ancestral de los miembros de la tercera edad también fue fundamental para el reordenamiento japonés con una visión integral.

Gracias a los programas y a medidas económicas de Abenomics, la reforma del artículo 9 de la Constitución que prohíbe al país entrar en guerra, el aumento de la participación de mujeres en las esferas económica y política. Con la implementación de estas nuevas medida, se fue explotando poco a poco el atractivo cultural de Japón. En 2010 el gobierno de Shinzo Abe lanzo iniciativa llamada “Cool Japan”. Cool Japan se refiere a la iniciativa para promover la cultura pop y las cosas “cool” de Japón hacia el mundo.

En conclusión, la construcción de Japón moderno después de la Segunda Guerra Mundial ha sido un proceso difícil, ya que las cicatrices que dejo la guerra y la violencia no han sido fáciles de eliminar. La transición ideológica que Japón tuvo, basada en respeto y disciplina a raíz de los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. Ha servido para marcar su postura como una potencia cultural y pacifica, y un modelo a seguir a nivel mundial. Con esto se comprueba que el constructivismo es la base de las relaciones internacionales, ya que moldear un país y construir sus bases ideológicas y su esencia no sale de la teoría realista o feminista. El constructivismo y sus ideas son la explicación de las nuevas ideologías de los Estados. Con esto dicho, la transformación de todos los males ideológicos que sufrimos hoy en día puede transformarse y cambiar para bien. 

10 October 2022
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