Control De Las Colonias Felinas en España
Introducción
En la actualidad, las colonias felinas se han convertido en un alarmante problema de salud pública, especialmente en los centros urbanos. No obstante, la sobrepoblación callejera de gatos evidencia un problema muy importante de nuestra sociedad.
A continuación, intentaremos abordar las principales consideraciones sociales, legales y éticas, relacionadas con la multiplicación de gatos callejeros en los alrededores de los grandes centros urbanos. Lógicamente, será imposible profundizar en estas cuestiones; pero trataremos de destacar el rol que todos nosotros, como sociedad, debemos asumir en la prevención de colonias felinas.
Desarrollo
La Fundación Affinity realiza anualmente un estudio sobre la adopción y el abandono de animales de compañía. En 2018, los datos publicados a través de esta infografía, nos han alertado para una lamentable realidad: desde 2017, se viene incrementando la cantidad de animales abandonados en España.
Solo en el mencionado año, se han recogido de las calles españolas cerca de 138 mil animales de compañía. A esta cifra, se suma la información brindada por el Instituto Nacional de Estadística; estos datos revelan que aproximadamente 1.7 % de los perros y más de 1 % de los gatos de la Península Ibérica fueron víctimas de abandono o extravío durante el 2017.
Afortunadamente, varios de estos animales logran ser rescatados del abandono o del extravío y son recogidos en protectoras y refugios. No obstante, un significativo porcentaje termina vagando por las calles y, en el caso de los gatos, formando colonias felinas callejeras.
Colonias felinas: ¿por qué son tan preocupantes las cifras de crecimiento?
Más allá de poder refugiarse en propiedades abandonadas, revirar oportunamente la basura o generar molestias con sus ruidos para los vecinos, las colonias felinas representan un significativo riesgo para la salud pública. Principalmente si consideramos los peligros de transmisión de enfermedades zoonóticas a los seres humanos y otros animales.
Las zoonosis son todas aquellas patologías y afecciones que los animales pueden contagiar a los seres humanos, de forma directa o indirecta. Al no contar con una nutrición mínimamente controlada o una medicina preventiva, los colectivos felinos callejeros se convierten en un foco de zoonosis, principalmente en los centros urbanos.
El riesgo directo o indirecto que las colonias felinas representan para la salud humana origina que las autoridades deban tomar ciertas medidas para prevenir y controlarla a sobrepoblación callejera. De hecho, gran parte de las Comunidades Autónomas ya han aprobado algunas normativas sobre esta materia, como la expresa prohibición de alimentar a los animales callejeros.
Pero estas normativas aún se revelan muy poco eficaces, tanto para reducir la proliferación de gatos callejeros, como para diagnosticar las acciones brutales que son llevadas a cabo por muchos vecinos, en la intención de ‘deshacerse’ de las colonias felinas. Es una realidad que el envenenamiento de gatos callejeros sigue siendo algo frecuente en España; aunque esté expresamente prohibido y sea susceptible de pena de hasta dos años en prisión, según el artículo 336 del Código Penal.
¿Es posible controlar las colonias felinas de forma ética y eficaz?
Para hablar de un control ético de las colonias felinas, lo primero es desconsiderar cualquier estrategia que proponga sacrificios o exterminios masivos de felinos callejeros.
Basta con recordar que el Código Penal prevé pena de prisión de hasta un año para quienes maltraten, exploten sexualmente o causen lesiones a animales domésticos o que no vivan en un entorno salvaje. Pero además de ser un claro ejemplo de maltrato animal, la eutanasia masiva de felinos callejeros escapa a cualquier noción de empatía o justicia social.
Por ello, ya en la introducción resaltábamos que las colonias callejeras son un síntoma de nuestras carencias como sociedad y de la poca eficacia de las políticas públicas respecto a la sobrepoblación callejera. Pero bien, la pregunta central aún nos queda sin responder.
Conclusión
Después de todo, ¿es posible controlar las colonias felinas de una forma ética y digna? ¡Por supuesto que sí! Para ello, podríamos considerar la estrategia de captura, esterilización y soltura para una prevención inmediata de la proliferación de estos colectivos.
También se podría ofrecer mayor apoyo económico y social a las protectoras y refugios. Estos centros seguramente están dispuestos a trabajar en la resocialización de estos felinos para, posteriormente, intentar encontrarles un hogar digno.
Cualquier estrategia de control de las colonias felinas debe estar acompañada por iniciativas de concienciación popular sobre la tenencia responsable y la promoción a la adopción de animales. Pues solo de esta manera lograremos combatir la principal causa de la sobrepoblación callejera: el abandono animal.