Crisis De Los Misiles De Cuba

Introducción

La película Trece días nos muestra como la Casa Blanca sobrellevó la Crisis de los Misiles de Cuba del 16 al 28 de octubre de 1962. Es vista desde los ojos de Kenneth O’Donnell, secretario personal y amigo del presidente John F. Kennedy, quien también aparece junto con su hermano Robert F. Kennedy, Secretario de Justicia y Fiscal General.

Desarrollo

Empecemos por nombrar brevemente la historia como presidente de John. Su gobierno duró del 21 de enero de 1961 al 22 de noviembre de 1963, y fue el trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos de América, perteneciente al Partido Demócrata. Además de la Crisis de los Misiles, este presidente también pasó por reformas culturales, de educación y económicas, por la exención de Martin Luther King, la salida al espacio con satélites y humanos, el levantamiento del Muro de Berlín y parte de la guerra de Vietnam. Kennedy fue asesinado a los 46 años en Dallas, Texas, el 22 de noviembre de 1963, mientras estaba de gira presentando su candidatura para las elecciones a presidente de 1964.

Hoy todavía no se sabe quién lo asesino, pero lo que si se tiene por seguro es que fue una conspiración de una organización. Durante su corto mandato, aumentaron las restricciones económicas que tenía Cuba desde 1959, las cuales fueron impuestas por el predecesor de Kennedy, Eisenhower, después de la revolución cubana. Esta hizo que la embajada estadounidense en la isla se cerrara en 1961.

En 1962, el gobierno soviético comenzó a apoyar económica y militarmente al gobierno cubano. La ya deteriorada relación entre Estados Unidos y Cuba comenzó cuando Nikita Kruschev (URSS) intentó convencer a Fidel Castro (Cuba) de la necesidad de proveer a la isla de misiles para protegerse de los estadounidenses. En los primeros minutos de la película, el presidente es informado por McGeorge Bundy, Consejero de Seguridad Nacional, de que se han fotografiado misiles balísticos soviéticos en Cuba.

Se organiza una reunión para decidir cómo afrontar esta situación de los misiles soviéticos. En ella, aparte de nuestros tres protagonistas encontramos a: Ted Sorenson, Consejero Especial del Presidente; el General Maxwell Taylor, Presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor; Dean Rusk, Secretario de Estado; Adlai Stevenson, Embajador de Estados Unidos en la O.N.U. y Robert McNamara, Secretario de Defensa. Entre ellos, barajan tres opciones:

  • Realizar un ataque aéreo dirigido contra los misiles.
  • Realizar un ataque más amplio contra sus defensas aéreas, incluyendo sus misiles.
  • La tercera opción, idea de la Junta de Jefes, consiste en añadir al ataque aéreo una posterior invasión, que, a su vez, terminaría con Castro. Rusk sugiere que entre el ataque y la invasión den un ultimátum para desarbolar los misiles.

 

De entre estas opciones, John considera que la mejor es la primera, pero igualmente no le gusta, ya que cree que, si lanzan bombas contra los misiles, podría crearse un conflicto contra los soviéticos. Todo el mundo alrededor de John (excepto Kenneth y Robert) le presiona para bombardear los misiles, pero él no quiere una solución violenta que pueda acarrear muertes. En otra reunión con la Junta, Robert Kennedy siguiendo el propósito de su hermano, pide a McNamara una solución mejor que los bombardeos, y este dice que se podrían efectuar una estrategia más lenta sin tener que eliminar los misiles. Dicha estrategia sería bloquear a Cuba.

En una nueva asamblea con la Junta de Jefes, todavía deliberan si hacer el inicial ataque aéreo, bloquear Cuba, o llegar a un acuerdo retirando Guantánamo (cárcel en Cuba) y los misiles norteamericanos de Turquía a cambio de la retirada de los misiles soviéticos de Cuba. Esta idea surge del representante de Estados Unidos en las Naciones Unidas.

Finalmente, se logra una anuencia para el bloqueo de Cuba al que llamarán cuarentena, para no parecer un acto de guerra. Esta cuarentena evitará la llegada a Cuba de barcos soviéticos cargados con más misiles. La decisión se expone a la población a través de un comunicado televisado del presidente el lunes 22 de octubre.

La respuesta soviética a esta determinación llega por teletipo al día siguiente. Aunque por lo que pone, los soviéticos no saben cómo reaccionar, la Junta concluye que probablemente intentarán sortear el bloqueo. La Junta se reúne con la marina para acordar cómo debe reaccionar si los soviéticos actúan de tal modo.

Ese mismo día, unos aviones sobrevuelan Cuba para fotografiar los misiles y saber en qué estado se encuentran. Aunque sea solo con ese fin, los soviéticos al ver aviones estadounidenses piensan que van a lanzar bombas, por lo que les disparan en respuesta. Los Jefes, haciendo justicia a su posición violenta, querían conseguir precisamente eso (para así poder tener carta blanca para bombardear los misiles y empezar una nueva guerra), pero Kenneth y John que sabían sus intenciones, deciden cotejar la información que los Jefes exponen en las reuniones con lo que les llega a los hombres de estos. Por eso, cuando el comandante al mando de los aviones de esta operación va a hablar con el general Taylor, declara, a petición de Kenneth, que todo ha salido bien, sin disparos.

A las 10 de la mañana del miércoles 24, cuando entra en rigor la cuarentena, se encuentran dos barcos (Gagarin y Kimovsk) y un submarino acercándose a Cuba. Pasados unos minutos, y la marina preparada para atacar, la mayoría de los barcos se detienen e incluso dan media vuelta, excepto seis de ellos, de los que sospechan que no llevan armas.

El jueves, después de las respuestas reticentes del representante de la URSS en las Naciones Unidas, piden a Adlai Stevenson que intervenga en el tribunal, la cual supera con creces echando en cara al representante soviético que el pasado 11 de septiembre, el gobierno soviético garantizó públicamente que no tenían por qué enviar misiles a Cuba, y enseñando fotografías como pruebas de los misiles que se encuentran en Cuba.

El barco Grozny todavía no ha dado la vuelta y no responde a las señales de los barcos estadounidenses. El Almirante ha mandado lanzar bengalas cerca de ese barco para que respondan, pero McNamara no tenía esas órdenes del presidente.

A 26 de octubre, un periodista del ABC llega a la Casa Blanca diciendo que tiene una fuente soviética que conoce personalmente a Kruschev. Se trata del espía Alexander Fomin. Esa misma tarde, el periodista se reúne con Fomin, y acuerdan que en el caso de que los misiles se devolvieran a la URSS y ellos se comprometieran a no volver a introducirlos en la isla, Estados Unidos estaría dispuesto a garantizar que no invadirían Cuba.

En la madrugada del sábado, llega una carta de Kruschev al presidente aclarando que se llevarán los misiles a cambio de que no invadan Cuba, como hablaron sus intermediarios.

Horas después, otra carta deja confusos a la Junta, entendiendo que con la carta anterior solo buscaban ganar tiempo los soviéticos. Barajan la idea de que Kruschev haya sido destituido y sea una trampa. Los soviéticos han intensificado la preparación de sus misiles y han enviado armas nucleares de campo de batalla a Cuba. John decide que las fuerzas estén preparadas para el lunes para los posibles ataques aéreos hacia los misiles y la invasión de la isla.

Otro avión sale a fotografiar más misiles, esta vez pilotado por el comandante Rudolf Anderson. Esta misión fracasa y Anderson muere derribado. Este piloto fue la única víctima de la crisis. El presidente decide aceptar la decisión inicial de Kruschev e ignorar la segunda carta, como si nunca les hubiera llegado. John pide a Robert que vaya a hablar con el embajador de la URSS, Dobrynin, para negociar sobre lo expuesto en la primera carta.

Cuando llega a la embajada, le presenta al embajador lo que pueden ofrecerles, una garantía confidencial: como los misiles de Turquía están anticuados, tenían pensado retirarlos igualmente, pero seis meses más tarde. Si esa garantía fuera desvelada, se inutilizaría el acuerdo y sería refutado por el gobierno estadounidense. Esta es la última opción que tiene Estados Unidos para evitar entrar en guerra.

A la mañana siguiente, llega a Kennedy un mensaje de Kruschev con la intención de actuar para preservar la paz mundial. El gobierno soviético ha ordenado el desmantelamiento de armas en Cuba y la devolución de estas a la Unión Soviética. Este acuerdo provocó el enfado de Fidel Castro ya que les dejaba sin nada frente a su rival de hace años, Estados Unidos.

Al final de la película vemos a nuestros protagonistas preocupados por la política exterior de Estados Unidos, la cual se vio empeorada durante los años que duró la Guerra Fría.

Conclusión

Aparte de las consecuencias que hemos ido comentando a lo largo del análisis, se da el denominado teléfono rojo, una línea telefónica confidencial con comunicación directa entre EE. UU. y la URSS para acordar temas que impliquen a estos dos países. Tras más de medio siglo de hostilidad entre Estados Unidos y Cuba, en 2014 el presidente norteamericano Barack Obama y el presidente cubano Raúl Castro acordaron recobrar los vínculos diplomáticos. 

Esta nueva relación de cordialidad se vio perjudicada con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en 2017, reinstaurando así las restricciones económicas que se impusieron a Cuba años atrás. 

17 July 2021
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