Papel de la Escuela y Familia en la Educación de los Niños
Introducción
Desde muy pequeños, día a día, la propia vida nos va introduciendo y enseñando valores; sin percibirlo, de una forma progresiva, nos va marcando nuestros comportamientos bajo un paraguas muy amplio denominado educación. Esta educación tiene su comienzo en el ámbito familiar, donde recibimos las primeras lecciones al respecto, encargándose nuestra propia familia y las personas de nuestro entorno más próximo, de inculcarnos visual y verbalmente pautas de actuación.
Más adelante, alrededor de los tres años, esta acción se comparte con una institución burocrática destinada exclusivamente a educar y formar a los niños para su vida futura, la escuela. Resaltar que si deseamos que la tarea de educar sea fructífera, es muy importante que dicho compromiso (familia-escuela) sea compartido, perseguido, consensuado entre las partes y nunca jamás delegado a las instituciones.
Desarrollo
Ser padres lleva implícito la responsabilidad de participar en la educación de forma continuada y perseverante, de manera que, la escuela, además de educar, pueda desarrollar y enfocar debidamente su tiempo y su trabajo en la enseñanza. El hecho de que los padres y madres participen en la educación de sus hijos es una necesidad primordial, pues son los encargados de fomentar e inculcar en el ámbito familiar, y por lo tanto el más cercano al individuo, un clima de diálogo, de respeto, de saber escuchar y aceptar ciertas normas.
Véase la carga positiva que supone la habituación de los niños a estas esferas, pues ello les facilitará su incorporación y correcto desarrollo en las escuelas. Es obvio, que la diversidad existente en las características de cada familia en cuanto a estructura, estilo de vida, creencias, cultura, valores, etc. tienen como consecuencia diferencias notables en el resultado educativo obtenido, si bien, se espera y es deseable que prevalezcan una serie de características mínimas comunes que favorezcan el desarrollo de su hijo/as.
Expuesto lo anterior, partiendo como base imprescindible la existencia de una total colaboración entre las dos partes implicadas, a continuación pasamos a detallar algunas de las características que más incidencia pueden tener en este desarrollo.
Por parte de los padres, destacar los siguientes puntos
Cultura y lectura: Crear un entorno al niño con un hábito de estudio es fundamental para un próspero desarrollo cognitivo. Los niños que leen, tienen muchas más facilidades en los estudios que los que no están habituados a ello, comenten menos faltas de ortografía, tienen una lectura más fluida y son más creativos.
Hablar del mundo que los rodea: Es muy importante y positivo evitar la educación burbuja, es decir, evitar criar al niño en un mundo irreal, pues esto tendrá consecuencias negativas y le incapacitará en un futuro para aceptar situaciones adversas o incluso simplemente diferentes. Hay que saber introducirle paulatinamente a la sociedad a la cual pertenece y explicarle con la adaptación que corresponde por edad, las cosas que ocurren en ella.
Espacio y tiempo: Los padres han de inculcarles a los niños los conceptos de espacio/tiempo, hacerles ver que cada tarea tienen un momento y un lugar donde desempeñarla. Por ejemplo, el niño debe entender desde edades muy tempranas que si es la hora de hacer los deberes no se puede jugar a la Play, de la misma manera que, no es propio realizar los deberes en determinados espacios, máxime si tenemos en cuenta que es un hecho contrastado la importancia de tener un espacio concreto para cada tarea, pues se ha demostrado que ello facilita que los niños se habitúen y se concentren mejor
- Por parte de la escuela, con la finalidad de fomentar y conciliar la citada relación, estimulando a los padres para que sigan cumpliendo con sus responsabilidades, se pueden destacar los siguientes puntos:
- Facilitar las notas de los alumnos trimestralmente.
- Programar actividades, talleres o excursiones en los que se puedan ver involucrados los padres.
- Mantener informados a los padres de todas las novedades de la escuela vía online, por ejemplo, con una página web.
- Tutorías de padres periódicas (tanto en grupo, como individuales), buscando el acercamiento para tener conocimiento de la situación/avance individual /colectiva.
- Intercambio de ideas y participación para potenciar el desarrollo de la programación educativa.
Conclusión
se puede afirmar que siempre y cuando la combinación de las responsabilidades que tienen ambas partes, se desarrolle correctamente, nos encontramos en la cooperación e implicación entre padres y escuela, un claro contribuyente a una mejora en el ambiente familiar y en el rendimiento escolar.