Desperdicio de Alimentos en México: Aprovechamiento de La Pérdida
Los desperdicios de alimentos en México significan una pérdida de casi el 40% de la producción nacional, siendo las frutas y verduras de los más considerados para tirar.
En México hay actualmente 127,09 millones de habitantes (statista, 2020) y según la SEDESOL (2013), hay aproximadamente 7.01 millones de mexicanos que padecen hambre, por lo cual se trata de un 5.52% de la población total que se encuentra en estas condiciones.
Si bien no suena a una cifra no muy alta, lo importante es que hay una parte de la población que no sabrá qué llevarse a la boca día tras día, teniendo así deficiencias comunes de la desnutrición, como lo son falta de calcio, hierro y algunas vitaminas como por ejemplo la vitamina A que es esencial para la formación de los dientes, tejidos blandos, membranas mucosas y favorece también al sentido de la vista, dicha vitamina se encuentra tanto en alimentos de origen animal como en los de origen vegetal (MedlinePlus, 2019).
Es importante hacer mención que en México el 37% de los alimentos producidos se desperdician, los cuales significan en cantidades más fáciles de digerir, en aproximadamente 10 millones de toneladas al año (FAO, 2018). De estas lo más común es ver que las frutas y verduras son de lo más desperdiciado (Guerrero, 2018), ya que el protocolo es tirar toda unidad que presente algún tipo de irregularidad física ya sea un pequeño golpe o una coloración distinta en alguna zona que no necesariamente significa que el producto está comenzando a echarse a perder.
Otra pérdida de alimento que tiene un porcentaje especialmente alto es el del nopal, con un 63.3% (SEDESOL, 2013). Gracias a la revelación de este desperdicio, hace sentido que actualmente sea muy común ver distintos productos hechos a partir de harina de nopal, siendo un acto muy consciente para aprovechar todo el alimento, así como sucede con la calabacita zucchini que se busca utilizar para fabricar alternativas de pasta y así aprovechar este alimento (Guerrero, 2018).
Ante esta situación hay distintos planes de acción que son cada vez más apoyados, como lo es la existencia de bancos de alimentos que ayudan a rescatar todos los alimentos desperdiciados de los restaurantes, supermercados, hoteles y muchas veces también de las líneas de producción en donde se descartan las frutas y verduras con una apariencia que el vendedor no desea que tengan todos los productos en sus anaqueles. Todo esto es debido al mercadeo, donde las cosas se venden primero por su aspecto, generando así una confianza por parte del cliente de que ese tomate o ese aguacate sabrá bien, pues su apariencia externa es impecable.
Según un artículo de la FAO (2018), el Senado Mexicali aprobó una ley que ayudará a intensificar este propósito de aprovechar todos los alimentos que se tiran de los hoteles y los restaurantes, destinándolos a las causas anteriormente mencionadas de los bancos de alimentos.
La cruzada contra el hambre presentada por SEDESOL (2013) vino junto con un proyecto llamado “creación de cadenas productivas en las costas de México” que pretende disminuir el desperdicio de pescados y mariscos por los 37 municipios de la cruzada que poseen zona costera. El programa trabaja en coordinación con la Asociación de Bancos de Alimentos de México y DICONSA para llevar a distintas zonas vulnerables del país los productos que han podido rescatarse para así ayudar a las familias en situación de hambre.
Conclusión
Al darse cuenta de la magnitud del problema, de la cantidad de alimentos que son descartados año con año solo por motivos tales como la apariencia, misma que no está en la mayoría de los casos del todo ligada a la calidad del alimento, uno puede darse cuenta de que siempre ha de importar más la imagen que la misma necesidad humana de poseer alimentos que cumplan su función: nutrir.
Las hojas de balance de alimentos en estos casos sirven para darse cuenta de diversas cosas, como, por ejemplo: darse cuenta de las tendencias de alimentación que presenta el país, viendo qué alimento se consume más y cuál se consume menos. Pero también puede dar una idea de cuáles son los alimentos con más incidencia a desperdiciarse, cuáles son los que suelen perderse más durante un tiempo específico, ya sea por bimestre, semestre o por año, llevando así un seguimiento más juicioso de estas cifras y, tras observar la información, comenzar a idear planes que ayuden a evitar pérdidas tan grandes, a reducirlas lo más posible, incluso a incentivar a los mexicanos a consumir estos alimentos aunque sea en productos ya procesados, como por ejemplo, las tortillas hechas con un porcentaje de harina de nopal que últimamente se ve en el mercado.
Lo importante es buscar siempre opciones que ayuden a que todos los alimentos se aprovechen, que aquellos desechados se rescaten para los programas de alimentación a comunidades vulnerables, pero también destinar otros a productos innovadores que ayuden a que la población consuma más de estos y de esa manera se familiaricen con ellos.
Referencias
- FAO. (1997). Producción y manejo de datos de composición química de alimentos en nutrición. Disponible en: http://www.fao.org/3/AH833S00.htm#Contents
- FAO. (2018). Fortalece México marco legal para evitar las pérdidas y el desperdicio de alimentos. Disponible en: http://www.fao.org/mexico/noticias/detail-events/es/c/1127184/
- Guerrero, A. (2018). La lucha por abatir el desperdicio de alimentos en México. Disponible en: http://www.cienciamx.com/index.php/reportajes-especiales/22910-desperdicio-alimentos-iniciativas-mexico
- MedlinePlus. (2019). Vitamina A. Disponible en: https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/002400.htm
- SEDESOL. (2013). Desperdicio de alimentos en México. Disponible en: http://www.sedesol.gob.mx/boletinesSinHambre/Informativo_02/infografia.html
- Statista. (2020). México: población total desde 2014 hasta 2024. Disponible en: https://es.statista.com/estadisticas/635250/poblacion-total-de-mexico-en-2020/