El Abuso Escolar a los Niños Autistas

Todos los colegios deben cumplir con un sin número de obligaciones legales en lo que respecta al acoso escolar, tema incluido en la Ley de Violencia Escolar. Todos deben tener un protocolo claro contra el coso, un plan de acción de como intervenir ante estas situaciones. Sin embargo en muy pocos casos se tienen en cuenta las necesidades educativas especiales ya sea generales o con Trastorno de Espectro Autista, en particular; quienes por su condición cuentan con cierta vulnerabilidad, lo que inevitablemente se traduce en un alto riesgo de sufrir acoso.

El acoso escolar es una realidad y aun cuando en muchas instituciones tratan de ocultarlo, minimizarlo o incluso ignorarlo, este seguirá siendo una realidad y debe ser solucionado, no solo de forma superficial y darle un maquillaje a los asuntos conflictivos, sino ir mas allá y examinar el fondo de cada situación particular, lo cual solo será posible asumiendo que las personas con discapacidad son objeto de acoso por parte de sus pares y entorno.

Es por esta razón que las escuelas tanto públicas como privadas, que poseen niños con diagnostico TEA dentro de sus aulas, deben contar con un protocolo específico de acción que reúna los actos específicos, pasos y pautas a seguir que permita detectar estas circunstancias y proporcionar apoyo.

Esta guía debe contar con cuatro puntos imprescindibles en el momento de enfrentar el acoso o bullying.

  1. Comprender la vulnerabilidad de los alumnos con TEA al acoso escolar, el porqué de esta situación.
  2. detectar las situaciones de riesgo o acoso escolar, haciendo una educación eficiente y efectiva para la convivencia y accionar pacifico ante el conflicto.
  3. Proponer un protocolo de acción para responder a situaciones detectadas dentro de las aulas y/o recinto educacional y para apoyar a aquellos alumnos TEA que han sido acosados.
  4. Poner a disposición tanto del profesor de aula como las familias, los recursos específicos necesarios .En donde exista una guía destinada a abordar el problema de manera integral.

 

Cada guía implementada en base a estos cuatro criterios deberá permitir un accionar integral e integrador de las diferentes estrategias, herramientas, acciones a seguir en el tratamiento del acoso tanto en el acosado como en el acosador y las familias de ambos.

Hay que saber identificar que no todos los conflictos entran en la clasificación de acoso escolar. Todos los niños siempre discutirán y se pelearan. Es más los conflictos permiten el aprendizaje y formación de carácter, pero se convierte en acoso cuando se cruza a línea de los siguientes 3 criterios:

  1. ABUSO DE PODER: generalmente el acosador es más fuerte en lo físico, lo verbal o en lo social y suele estar apoyado por un sequito que goza y festina con su actuar y conducta agresiva. Por otro lado la persona acosada presenta como principal característica la indefensión, se siente sobrepasada por la situación y no puede salir de esta. Sin embargo este desequilibrio de poder no es la característica central, ya que el alumno con TEA se relaciona con sus compañeros desde una posición de desventaja, pues por su discapacidad la relación no es simétrica, dado que quien realiza el acoso abusa de la situación, del privilegio que le da su superioridad o ventaja y así domina o somete al acosado y disfruta de la sumisión de la persona débil. Se trata de una relación de abuso de unos sobre otro.
  2. INTENCIÓN DE DAÑAR: las acciones son intencionadas, hay intención de hacer daño ya sea físico, verbal o psicológicamente, el acosador planifica su accionar, planificando sus actuaciones generalmente escogen algo como excusa y buscan a la víctima con la intención de causar miedo, daño, angustia y aunque pueden no estar conscientes de las consecuencias, siempre buscan dañar en el momento.
  3. REPETICION: las acciones de acoso se repiten constantemente, se prolongan en el tiempo con riesgo de ir escalando constantemente, son acciones reiteradas y sistemáticas, persistentes y repetidamente, esta frecuencia permite categorizar el grado del victimización del acosado.

 

Soportar el acoso no sirve para formar carácter como comunmente defienden quienes miran superficialmente el acoso, un niño acosado no construira una concepción más fuerte de sí mismo, por el contario sus consecuencias son muy perjudiciales como, problemas de aprendizaje, los niños no desean ir al colegio lo que acentúa los problemas de aprendizaje que generalmente las personas con TEA experimentan y disminuye el rendimiento escolar. Malestar emocional en este sentido las consecuencias son similares a los niños sin ente trastorno, solamente que sus efectos son más intensos, más graves y más duraderos. Dificultades sociales estando conscientes que uno de las características principales de las personas con TEA es su falta de interacción social, el acoso socaba aún más sus pobres habilidades sociales transformando la falta de apoyo social no solo en causa sino también en consecuencia.

Ahora bien, más que hablar del perfil de las víctimas, resulta mucho más útil hablar de factores de riesgo, de características probables de vulnerabilidad. En este sentido el modelo eficaz para abordar este problema apunta a no enfocar el problema en las características del niño que es acosado, sino a prestar la atención a su vulnerabilidad en el contexto en el que está inmerso y con el que interactúa constantemente. Ya que un niño o adolescente con TEA, posee necesidades educativas especiales, los hace poseedores de un factor de riesgo, pues tienen características diferentes, adquieren problemas de comunicación, ósea que su integración social se ve fieramente trastocada, además algunos manifiestan comportamientos problemáticos. Dentro de los TEA hay mucha variabilidad, pues al ser un espectro se puede presentar discapacidad intelectual, retraso del lenguaje, habilidades sociales limitadas, rigidez en el comportamiento y el pensamiento sensibilidades auditivas, olfativas, gustativas, gustos e intereses restringidos, etc. Teniendo en cuenta esto, la prevención implica actuar desde los primeros síntomas generando un entorno de tolerancia cero, en todos los sectores individualizados, sala de clases, patio de recreo, talleres, biblioteca, etc.

Además de la actuación positiva, los profesores en las aulas se ocupan de enseñar a convivir en la diversidad llevando a la práctica del aula valores como el respeto a las diferencias, el compromiso con el otro, la equidad, la solidaridad con el diferente… para crear una cultura de convivencia pacífica que sea vigilante y beligerante contra todas las situaciones de acoso y que refuerce la cultura de la defensa del más débil.

Inevitablemente debemos hablar de inclusión, para que el acoso escolar desaparezca, pues cuando se normalizan las diferencias la aceptación por el otro —independiente de sus características— y a través de la generación de espacios de acogida donde todos tienen cabida, se logra construir una sociedad realmente inclusiva.

Si bien tendemos a una inclusión, aún resta muchísimo porque falta mucha información. Hay miedo a la palabra autismo, no se trata con naturalidad, aun se usa como descalificativo, además, hay una burocracia que desalienta.

Un buen docente y una escuela contenedora sacan lo mejor de nuestros hijos y cuesta encontrar esa mezcla soñada. Faltan recursos económicos, faltan conocimientos y sobre todo falta voluntad, a la hora de aprender de tolerar y de entender. Esa voluntad es la que debemos enseñar, debemos inculcar y premiar, porque nos dará el ímpetu, el empuje y la fuerza necesaria para hacer del acoso escolar algo que desaparece de nuestras escuelas. 

27 April 2022
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