El Choque Cultural y su Importancia en la Novela Estupor y Temblores de Amèlie Nothomb
En este ensayo, se va a hacer énfasis en la vida temprana de la escritora Amèlie Nothomb a través de su novela Estupor y temblores. Se analizarán las diferencias con las que se encontró el personaje principal en ámbitos culturales y sociales. Se compararán las culturas belga y japonesa, lo cual la hizo realizar su lugar en la cultura mencionada anteriormente. Se manifestará la presencia e importancia del choque cultural existente y se plantearán ejemplos propios extraídos de la novela. Finalmente dentro de todos estos componentes, se incluirán personajes y acontecimientos que la llevaron a la aceptación de su pertenencia en la cultura. Esto, puede ser observado desde las diferencias entre culturas hasta el choque cultural que experimentó el personaje principal.
Desde su juventud, ella tuvo que viajar mucho y cambiar de ambiente muy seguido. Debido al trabajo de diplomático de su padre y los viajes excesivos, Amèlie nunca sintió cercanía a ninguna cultura hasta que conoció Japón. Después de vivir ahí mucho tiempo, llegó a sentir un sentimiento de pertenencia que no había sentido en ninguno de los países que ya había visitado.
Por consiguiente, Amèlie, el personaje principal, no dudó en buscar empleo en Japón tan pronto terminó sus estudios. Rápidamente logró obtener un trabajo en la empresa mencionada en la novela, Yumimoto ubicada en Tokio según la escritora. Se fue muy emocionada de, finalmente poder integrarse a la cultura que tanto apreciaba. Lo que no se esperaba, era ser recibida y tratada como lo fue.
Al no lograr acoplarse en la cultura como ella deseaba, empieza a notar las razones que la separan a ella de ésta, observó el roce entre la cultura japonesa, la cultura en la que fue criada y las expectativas que tenía con el viaje que hizo. Su nacionalidad belga y principios personales llegan a chocar con las tradiciones y cultura propia japonesa. Todos los valores que una vez le fueron inculcados no los iba a dejar a lado.
Uno de los una de los roces más fuertes que la protagonista experimentó, fue la expectativa que tenía de la cultura japonesa y la realidad que verdaderamente la recibió en este país. Pasó de pensar que sabía todo sobre ella a realizar que no todo era como ella creía. Esa cultura nunca fue ni iba a ser lo que alguna vez creyó que era. Esta, se basa en principios muy tradicionales y conservadores que van más allá del tiempo. Su ideología proviene del confucianismo implementado alrededor del año 600 a. C. Tal, tiene la característica de ser un régimen riguroso. Incita una jerarquización de género que se encuentra en la sociedad en sí y en el lugar de trabajo, algo que ella no logró apreciar.
Desde el primer día que ella llega a la compañía, un 8 de enero de 1990, en la compañía Yumimoto, experimenta la jerarquización recién mencionada. Con su título universitario, le dieron un trabajo que no tenía similitud alguna con las habilidades que había perfeccionado en sus estudios. Por ser mujer la bajan de puesto a servidora de té y café. Aunque dio todo su esfuerzo, no fue suficiente. Si intentaba contribuir de alguna otra manera iba a ser castigada. Lamentablemente para ella contribuir y hacer dinero eran las únicas maneras por las cuales los empleados de la compañía obtenían un valor como lo ejemplifica el personaje principal en la novela: “Los empleados de Yumimoto solo adquirían algún valor cuando se situaban detrás de otras cifras. Todos menos yo.” (Nothomb, 1999, p.8).
En el rol de géneros existía una función concreta para cada uno. La mujer siempre se encargado de la limpieza de la casa y del cuidado de los niños mientras que los hombres recibían todo el reconocimiento de la sociedad para trabajar y proveer para sus familias. Este es un aspecto propio de la cultura. Las mujeres juegan un papel indispensable en la progresión de la sociedad y de esto sí son reconocidas. En la cultura belga se ven roles más igualitarios en donde mujeres y hombres pueden tener el mismo trabajo y el reconocimiento se ve repartido entre ambos géneros. Esto provocó un estupor en Amèlie por la diferencia entre culturas que era algo que definitivamente no se esperaba percibir.
El pensar que los hombres eran superiores a las mujeres las condenaba a ciertas labores y expectativas que serían muy difíciles de sobrepasar. Por ejemplo Fubuki, una trabajadora muy esforzada y valiosa para la compañía, le tomó años llegar al puesto de asistente y secretaria del señor Omochi. Su género la ató a muchos inconvenientes en cuanto a trabajar y obtener un buen puesto.
En esos aspectos también se observa la jerarquización laboral. El rango de cada empleado significaba poder. En la novela los superiores llegan a ser llamados “diablos y dioses” por parte de Amélie por la manera de cómo tratan a otros y la diferencia entre los superiores y su poder. Esta jerarquización es clave cuando se observa y analiza la interacción entre empleados y superiores. Fubuki, trata a Amélie de una manera degradante e indigna por su puesto de trabajo y por su nacionalidad. A pesar de su trato hacia ella, Fubuki se comporta de una manera más sumisa cuando se dirige a sus superiores. Una de las razones por la que la protagonista percibió el roce de una manera tan evidente fue esta diferencia de trato y cómo se sintió al ser tratada como una empleada más en la novela.
Al ser una cultura firme el tema de los extranjeros es delicado pues les gusta conservar su cultura y probablemente quieren mantenerla intacta algo que al recibir extranjeros se podría estropear con influencia exterior. Esto se observa en el trato de otras personas en la novela como cuando hablan de su nuevo socio europeo: “ Si por lo menos pudiéramos hacerles comprender que apestan, tendríamos en Occidente un mercado fabuloso para desodorantes finalmente eficaces” (Nothomb, 1999, p.44). La cita anterior refiriéndose de un socio de Holanda.
En Bélgica, la cultura es muy diferente. Su país gobernado bajo un mando más liberalista. Las mujeres tienen la misma oportunidad de un trabajo como un hombre la tiene. Aquí, se aceptan más las culturas. Son muy respetuosos con personas que no conocen sin importar su proveniencia. La única similitud con la otra cultura es que en el ámbito laboral, la persona con más poder toma las decisiones para la compañía.
Amélie personalmente no comparte ciertas conductas con los japoneses como el trato hacia nuevas personas, por ejemplo. Esto y las consecuencias que experimentó debido al roce cultural como la conducta que recién se mencionó y el trato que recibió por el hecho de ser mujer, le hicieron realizar y caer en cuenta su verdadera pertenencia en la cultura así como que nunca iba a poder ser parte de dicha. Al final de la novela la protagonista renuncia de su puesto de trabajo y se va con un sentimiento de amor incondicional en vez de odio. Aunque sus expectativas no hayan sido cumplidas, el amor que siente nunca va a desaparecer y se va agradecidas de haber conocido más a profundidad la cultura que siempre admiró.
En conclusión, se puede observar como el choque cultural toma un papel protagónico en la novela. Las diferencias entre las culturas belga y japonesa son indiscutibles. Con ejemplos tomados de la novela se llegó a comprender más este choque, sus razones detrás de éste y la obra a nivel contextual. La introducción de una persona de una cultura a otra diferente por ejemplo. Se puede deducir que existe un sentimiento de pertenencia que fue rechazado. A pesar de este rechazo, Amélie sigue adelante con su vida sin ningún resentimiento contra la cultura japonesa ni las personas que la componen. Finalmente se puede observar como la propia experiencia de la protagonista le ayudó a realizar cómo nunca podría ser parte de una cultura a la que no pertenecía. El choque cultural, aunque fue frustrante le abrió los ojos a una realidad que no había considerado.
Referencias bibliográficas
- Nothomb, A. (1999). Estupor y temblores. Bélgica: Albin Michel. Recuperado de https://www.academia.edu/10104998/Nothomb_Amelie_-Estupor_Y_Temblores