El Consumo De Drogas En Adolescentes, Problema Social
El consumo de drogas en adolescentes representa un fuerte y latente problema en la salud pública debido a sus efectos en la salud a corto, mediano y largo plazo creando una población joven enferma física, social y psicológicamente, lo que ha hecho un problema de carácter social (Batllori, 2016).
La globalización ha traído como consecuencia un proceso creciente de diversificación del escenario de los estupefacientes, así como de las rutas y mecanismos de ingreso a los países. Los índices de abuso en cada país muestran variaciones en la extensión y el tipo de sustancias utilizadas, de acuerdo con estadísticas de demanda de tratamiento en las del centro y latino América prevalece el abuso de cocaína, marihuana, heroína entre otros estupefacientes (Rivas, 2016).
En la última década se han registrado progresos muy importantes en materia de Educación para la Salud y Atención en docencia de las principales drogas (marihuana y cocaína), que generan los problemas sociales y de salud más graves; pues estas sustancias se les atribuyen en el plano mundial como la mayor parte de la demanda de tratamiento, hospitalización, sobredosis, mortalidad, violencia y participación de la delincuencia juvenil organizada.
Actualmente el consumo de drogas lícitas e ilícitas constituye un grave problema Mundial. Cada año, la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) recopila los datos más relevantes de drogas en todo el mundo, sus Informes Mundiales plantean que 275 millones de personas, es decir, 5,6 % de la población adulta del mundo, en su momento ha consumido alguna droga por lo menos una vez en su Adolescencia. Muchos de estos consumidores iniciaron su proceso con el alcohol y tabaco desde edades muy tempranas (UNODC, 2018).
En este sentido, para los últimos años el incremento en el consumo de drogas en Panamá ha presentado un crecimiento importante. Hecho significativo y perjudicial para la población, pues el uso y abuso de drogas, han conducido a la dependencia, ya sea psicológica o fisiológica (UNODC, 2018).
Es de resaltar, que la Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2017), infiere, que el uso de drogas es un fenómeno global, por ende es difícil encontrar un país en el que no se observe su impartición o tráfico, a pesar de que las características del consumo varían en cada nación.
Colomina y García (2014), opinan que: los adolescentes cada día se adentran en el mundo de las drogas a edades alarmantemente más tempranas, ellos lo miran como un juego o herramienta con la cual pueden enfrentarse al mundo adulto.
Como estimación inicial unos 13,8 millones de adolescentes entre edades 15 y 16 años consumieron drogas en el año previo al informe (UNODC,2018).
Los problemas en la adolescencia constituyen un desafío complicado para los adultos, esta problemática debe ser llevada cuidadosamente por la familia, la escuela e inclusive instituciones de salud y resulta difícil entender al adolescente y la necesidad de atención que lo llevan a actos de rebeldía y experimentar nuevas cosas. La notable presencia de drogas en los jóvenes y la dependencia en la realización de actividades cotidianas han determinado el consumo de estas sustancias como algo normal, convirtiéndose en un elemento de referencia en la cultura juvenil (Recalde, 2014).
Los estudios realizados indican que aquellos que empiezan a consumir alcohol o cualquier otra sustancia psicoactiva en las primeras etapas de la adolescencia (12 a 14 años de edad) tienen más probabilidades de desarrollar abuso o dependencia a largo plazo, que aquellos que empiezan a consumir alcohol en la edad adulta. (CICAP, 2019).
Existen dos tipologías del uso de drogas entre adolescentes: drogas utilizadas en la vida nocturna, así como en entornos recreativos y el uso de drogas en jóvenes que se encuentran en un entorno social crítico haciendo frente a situaciones complicadas de esta manera. (UNODC, 2018).
El consumo de drogas legales puede iniciarse con un consumo experimental que solo se realiza una vez, sin embargo, puede agravarse siendo diario el uso de estas sustancias, es decir que la adicción temprana conlleva a aumentar la probabilidad de que se mantenga o se agrave la adicción durante la adultez. Siendo la principal vía de acceso a la experimentación con sustancias psicoactivas ilícitas. (Rodríguez, 2018)
Entre las drogas lícitas de consumo masivo en edades tempranas tenemos el alcohol y el tabaco, entre las drogas ilícitas destacan el cannabis, cocaína, derivados de cocaína y anfetaminas. El Consumo de cualquier sustancia Licita o ilícita en adolescentes, debe ser un motivo de gran preocupación y destaca la importancia de intervenciones preventivas a partir de la primera infancia (CICAD, 2019).
Se han realizados estudios sobre el consumo de drogas en el Continente Europeo dónde se observa el uso descontrolado de sustancias ilícitas en la última década, siendo el alcohol la sustancia lícita más consumida y el cannabis la droga ilegal con más tendencia en la población escolar europea. Se realizó la encuesta ESPAD (European School Survey Project on Alcohol and Other Drugs) en el 2011, donde se obtuvieron resultados que indican el consumo del cannabis a lo largo de la vida entre los escolares de 15 a 16 años en países como Noruega y el República Checa, como segunda opción después del alcohol. (EMCDDA, 2013).
El consumo de drogas sigue representando un problema importante en el continente americano donde países como Estados Unidos presentan estudios donde el consumo de drogas ilícitas ha aumentado considerablemente. Se estima que, en el año 2011, al menos 22.5 millones de personas a partir de los 12 años de edad o mayores usaron alguna droga ilícita o abusaron de medicamentos psicoterapéuticos. Se mosto que un gran porcentaje de nuevos consumidores inician en la adolescencia, de 3.0 millones de personas que consumieron la droga por primera vez la mitad de éstos eran menores de 18 años de edad viéndose desplazado en este país el consumo de alcohol como primera elección (NIDA, 2013).
El consumo de drogas y los problemas asociados a la sociedad, constituyen actualmente, uno de los principales problemas de salud pública. En efecto, la Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2017) estima que alrededor del 4,3% de la población mundial mayor de 15 años consume drogas actualmente. Esto significa que cerca de 185 millones de personas en todo el mundo son usuarias de drogas.
Para ello, la dependencia de las drogas es un complejo fenómeno biopsicosocial, de tal manera, que conforme a la adicción se arraiga, la experiencia de la persona en empobrecer y el hábito dominante se convierte en el centro de su vida, afectando nocivamente la salud y la conducta del individuo, incluyendo a la familia y muchas veces también a la sociedad (Caraveo, 2017).
He aquí, que los problemas en la adolescencia constituyen un desafío complicado para los adultos, esta problemática debe ser tratada cuidadosamente por la familia, la escuela e inclusive instituciones de salud, pues resulta difícil entender al adolescente y la necesidad de atención que lo llevan a actos de rebeldía y experimentar nuevas cosas. Tal es el caso, de la notable presencia de drogas en los jóvenes y la dependencia en la realización de actividades cotidianas que han determinado el consumo de estas sustancias como algo normal, convirtiéndose en un elemento de referencia en la cultura juvenil (Recalde, 2014).
La disponibilidad de las drogas, aunado a la problemática social como la pobreza, la desintegración familiar y las características propias de la adolescencia, entre otros, hacen que se haya producido un aumento en el uso y abuso de sustancias psicoactivas entre la población joven del país (Mora, 2010).
Partiendo de la premisa, los adolescentes representan la población más susceptible de ser influenciada hacia el consumo de drogas de cualquier tipo, ya que durante esta etapa de la vida se presentan diversos cambios en la fisiología, en las relaciones familiares, en la sexualidad, en el crecimiento cognitivo, en la propia identidad, así como también, el tratar de cumplir con los estándares esperados por una sociedad y la propia familia.
