El Cuento Las Ruinas Circulares Y La Relación Entre El Hombre Y El Conocimiento
En el cuento Las Ruinas Circulares Borges nos presenta al forastero que pretende soñar con un hombre. Así que, el relato nos presenta una relación imaginaria del hombre con el conocimiento, ya que, a pesar de referirse al espacio, considera que los sueños le van dando el conocimiento que puede adquirir en la experiencia, como cuando se relaciona con los alumnos. De hecho, lo real lo intenta transferir a sus sueños: “Buscaba un alma que mereciera participar en el universo” (Borges, 1944, p.59)
El hombre creado a partir de los sueños es una estructura de intuiciones imaginarias, una obra que se genera a través del fuego y el sueño, pero qué sucedería si el mismo demiurgo, en cuanto creador, fuese el resultado de otro soñador. Lo mismo se plantea Woolf porque cuando está en su habitación y dibuja un hombre, se refiere a los sueños como una actividad libre, en que los sueños entendidos como una verdad interna se elevan a la superficie.
En este sentido, la relación del hombre con el conocimiento sería enigmática, como el compendio de las ruinas circulares en donde se encuentra el forastero. También en La lotería de Babilonia se describe un vínculo donde el azar reemplaza una elección definitiva en las elecciones legislativas de esta ciudad antigua. Así que, con esto da a entender que la existencia misma es un juego de azares y por eso nadie se puede sublevar al mismo.
La relación de los babilonios con el conocimiento matemático por eso dice: “El babilonio no es especulativo. Acata los dictámenes del azar, les entrega su vida, su esperanza, su terror pánico, pero no se le ocurre investigar sus leyes laberínticas, ni las esferas giratorias que lo revelan” (Borges, 1944, p.72). Por consiguiente, los fenómenos mismos del planeta serían causados por las esferas giratorias a las que se refiere y por eso mismo el babilónico sería en realidad el hombre racional y moderno.
En La biblioteca de Babel aparece una realidad que se ha escrito, esto es el mundo es una biblioteca con infinidad de acervos que parece contener todo lo que se puede escribir y pensar. De esta forma, la relación del hombre con el conocimiento es más utilitaria, porque encuentra en los libros un tesoro inexplorado. En este cuento habla de una facultad humana para interpretar diferentes combinaciones de palabras.
En estructuras verbales y variaciones que hacen posibles los signos de ortografía está distribuida esta biblioteca, pero aquí cabe preguntar si: ¿La realidad y con ella el conocimiento se puede determinar mediante palabras? Esto mismo, le parece a Kafka en algunos de sus relatos, donde hace referencia a los intercambios epistolares, como en La Condena, donde se entera de la situación de su amigo refugiado en Rusia por este medio. En este caso el conocimiento se entiende como un escrito.
Todo lo que sabe de su amigo se lo cuenta a su padre por medio de cartas, sin siquiera imaginar que hay un referente físico él cuál escribe las cartas. Desde la visión de Borges los libros no solo pueden arraigar el conocimiento del mundo, sino tal como en su cuento El jardín de senderos que se bifurcan los libros son laberintos con múltiples combinaciones, en esta medida se vuelven interminables, tal como lo corrobora Ts’ ui Pen.
Para este relato cabe destacar que la complejidad de la realidad, pues, mientras el libro con cualidades de laberinto, tendría que ser una imagen incompleta del universo tal como lo concebía su autor, esto descarta otras opciones al idear o al suceder las cosas. En la historia destaca que existen otras realidades y que no todas son verdaderas, aunque sí son posibles.
Entonces, el conocimiento sería incongruente, porque nunca se reunirían todas las versiones, aunque tampoco menciona este escritor argentino que la totalidad de las realidades sea complementaria. En el cuento de Kafka Ante la Ley también se abre la posibilidad de un mundo paralelo, pues el guardia que está en la puerta y que impide la entrada del hombre de campo, bien podría no haber estado en ese momento parado, dejando libre el tránsito.
Porque cuando desiste y está por rechazar esta tarea, el guardia se va, simplemente cerrando la puerta. Así que, quizás nadie se encontraba antes en este lugar. Por casualidad lo encontró, aunque de otra forma también se hubiese quedado fuera. Entonces, el conocimiento es para el hombre algo superfluo, pero a la vez muy necesario, se puede tomar a la ligera, y tal no buscar el ingreso a la ley, no buscar el libro laberíntico, pero simplemente estas labores son indispensables.
En los personajes de estos cuentos, la realidad en cuanto experiencias no sería conocimiento, es decir que la verdad no es indispensable. Solo se vuelve un elemento interesante en los cuentos de Borges que tiene una cualidad mística. Concibe a la realidad como un cúmulo de eventos al azar que resultan inexplicables, pero que pueden llegar a presentar un significado simbólico.
Como los crímenes que van sucediendo de forma casi cabalística, en donde Lonrot tiene que ir descifrando, las muertes simétricas se referían al lugar del crimen, pero al comienzo cuando intenta hacer teoría al respecto: “Yo le replicaré que la realidad puede prescindir de esa obligación, pero no las hipótesis” (Borges 1944, p.159). Esto significa que, cuando se deduce cómo fueron los hechos, para un ejercicio de detective como en el cuento La muerte y la brújula el conocimiento nunca se vuelve en algo exacto.
Así pues, este relato resalta un uso exacto de numerología, todos los eventos están encadenados por un número en común. Scharlach aporta la función de muchos arqueólogos al ir descifrando el misterio de las muertes al mismo tiempo que, fundamenta su participación en los mismos crímenes. Como sí estos detectives fueran hombres con intelecto, que buscaran descifrar la verdadera esencia del mundo, por eso presentan cualidades intelectuales, como ver figuras geométricas en el cielo.
Esto demuestra que, Borges nos está hablando de que el acto de conocer, se paraca en muchos sentidos a la investigación de un asesinato, donde hay un tercer elemento, él dice un triángulo geométricamente hablando sería el referente del saber. Y es que, el tema que ha venido apareciendo, además del laberinto como elemento avasallador para la inteligencia, en tanto forma práctica para ver las cosas.
Es decir, si el entendimiento humano no tuviera la capacidad para atrapar formas en la realidad, entonces, no se podría soñar con lo que se ha experimentado, ni tampoco se podría relacionar la cualidad infinita en un libro. Este compendio de cuentos resulta ilustrativo porque, no solo mantiene la tesis principal de que la imaginación y la libre creación tiene cabida en el conocimiento, sino que además lo pone en práctica y aprueba con sus lecturas.
En el cuento El sur vuelve a utilizar el recurso del sueño, porque lo que Dahlmann lee en el libro de Weil también lo lleva a sus sueños, esto demuestra la capacidad del hombre que habíamos recalcado. Además, distingue la realidad que se vive con la de los animales, pues el gato que yace dormido, está de cierta forma participando de otra realidad.
Por eso dice que: “El hombre vive en el tiempo, en la sucesión, y el mágico animal, en la actualidad, en la eternidad del instante” (Borges, 1944, p.214). Conforme avanza el texto, el tiempo es el aspecto del conocimiento en el personaje aparece como una cuestión de experiencia, porque conforme se va enfrentando a un nuevo reto pone en cuestión sus conocimientos precedentes.