El Desarrollo Psicosocial Del Adolescente

Según datos de la OMS, el mundo tiene ahora más personas jóvenes que nunca. De los 7.2 billones de seres humanos que habitan la tierra, más de 3 billones tienen menos de 25 años. Esto representa el 42 % de la población mundial. Alrededor de 1.2 billones de estos jóvenes son adolescentes entre 10 y 19 años.

La adolescencia es una edad critica para la formación del ser humano. Durante esta etapa el individuo sufre una serie de cambios, físicos, psicológicos y emocionales que sentarán la pauta para definir su vida adulta. Durante esa transición los individuos se vuelven más independientes, forman nuevas y más estables relaciones, desarrollan habilidades sociales y adquieren habilidades que los acompañaran por el resto de su vida.

Esta etapa se caracteriza por estar llena de auto descubrimiento y experimentación, pero puede ser también uno de los periodos mas desafiantes que el ser humano tiene que enfrentar.

Omar Mondaca, menciona que en esta etapa surgen preguntas como: ¿qué soy? ¿A dónde voy? ¿Qué quiero realmente? ¿Qué puedo lograr?

Uno de los cambios fundamentales que suceden en esa etapa, es el desarrollo psicosocial que sufre el individuo. Aunque no tan visible como el cambio físico, implica drásticas modificaciones en las relaciones, la toma de decisiones importantes, la influencia de la sociedad y la importancia de la aceptación de los pares que pasa a tomar un lugar más relevante que el de la familia.

El objetivo de este ensayo es realizar un análisis de las etapas, los cambios y los retos del desarrollo psicosocial del adolescente para determinar que tanta influencia tienen ambos componentes (psicológico y social) en el crecimiento y madurez del individuo en el contexto actual.

Psicosocial se define básicamente como la interacción de la persona con su entorno. El concepto de psicosocial hace referencia a un abordaje interdisciplinar del conocimiento de lo humano que mezcla la psicología, que tradicionalmente se enfocó en el sujeto individualmente, con lo social. Un abordaje psicosocial analiza al hombre inmerso en su cultura. Es por esto que consideramos imprescindible contextualizar el análisis a la realidad social contemporánea. Acotando los riesgos y retos que enfrenta el adolescente de hoy.

Existe escaso consenso respecto a cuándo comienza y finaliza la adolescencia3, entre otras cosas, porque si bien su inicio se asocia generalmente a fenómenos biológicos (pubertad) y su término a hitos psicosociales (adopción de roles y responsabilidades de la adultez), hay gran variabilidad individual en las edades en que ambos se producen. Aun así, resulta claro que esta etapa se ha prolongado por el adelanto de la pubertad evidenciado durante el siglo XX (relacionado con mejoras en la higiene, nutrición y salud infantil) y en especial por el retraso que se ha producido en el logro de la madurez social. Hoy en día los jóvenes demoran más tiempo en completar su educación, lo que retarda su incorporación a un trabajo estable y con ello la adquisición de su independencia y la adopción de roles propios de la adultez.

La adolescencia ha sido definida tradicionalmente por la Organización Mundial de la Salud como el período comprendido entre los 10 y 19 años de edad. El desarrollo psicosocial en la adolescencia presenta en general características comunes y un patrón progresivo de 3 fases. No existe uniformidad en la terminología utilizada para designar estas etapas, Tampoco existe homogeneidad respecto a los rangos etarios que comprenderían, sin embargo, en su “Desarrollo psicosocial del adolescente”, Verónica Gaeta define las siguientes: adolescencia temprana, media y tardía.

Adolescencia temprana: desde los 10 a los 13-14 años.

Esta etapa se caracteriza por la existencia de egocentrismo. El egocentrismo adolescente se evidencia -entre otras cosas- a través de la existencia de un foco general en sí. El adolescente se encuentra muy centrado en su propia conducta, cambios corporales y apariencia física. También construye en su propio pensamiento una «audiencia imaginaria» y reacciona ante ella. Siente que está constantemente sobre un escenario, como actor principal, y que es centro de atención de un público constituido por todos sus pares.

Desarrollo Psicológico:

Existe labilidad emocional, una tendencia a magnificar la situación personal, falta de control de impulsos, y necesidad de gratificación inmediata y de privacidad. Además, aumenta la habilidad de expresión verbal y en el ámbito vocacional, los jóvenes presentan metas no realistas o idealistas.

Desarrollo cognitivo:

Comienzo del surgimiento del pensamiento abstracto o formal. La toma de decisiones empieza a involucrar habilidades más complejas, que son esenciales para la creatividad y el rendimiento académico de un nivel superior.

Desarrollo social:

Se inicia la movilización hacia afuera de la familia. Aumenta el deseo de independencia del joven y disminuye su interés por las actividades familiares. El grupo de pares adquiere mayor importancia y el adolescente se hace más dependiente de las amistades como fuente de bienestar.

Adolescencia media: desde los 14-15 a los 16-17 años.

El hecho central en este período es el distanciamiento afectivo de la familia y el acercamiento al grupo de pares.

Desarrollo psicológico:

Continúa aumentando el nuevo sentido de individualidad. Sin embargo, la autoimagen es muy dependiente de la opinión de terceros.

Desarrollo Psicológico:

Persiste la tendencia a la impulsividad.

Desarrollo cognitivo:

Incremento de las habilidades de pensamiento abstracto y razonamiento y de la creatividad. El adolescente ya no acepta la norma, sino hasta conocer el principio que la rige.

Desarrollo social:

El involucramiento del adolescente en la subcultura de pares alcanza su máximo. No existe otra etapa en la que el grupo de pares sea más poderoso e influyente.

Adolescencia tardía: desde los 17-18 años en adelante.

Para la mayor parte de los adolescentes es un período de mayor tranquilidad y aumento en la integración de la personalidad.

Desarrollo psicológico:

La identidad se encuentra más firme en sus diversos aspectos. La autoimagen ya no está definida por los pares, sino que depende del propio adolescente. Los intereses son más estables y existe conciencia de los límites y las limitaciones personales.

Existe un pensamiento abstracto firmemente establecido. Aumenta la habilidad para predecir consecuencias y la capacidad de resolución de problemas.

Disminución de la influencia del grupo de pares, cuyos valores se hacen menos importantes a medida que el adolescente se siente más cómodo con sus propios principios e identidad.

Retos en el contexto actual

Ser un adolescente en el siglo 21 es muy diferente de lo que fue décadas atrás. Especialmente por el desarrollo tecnológico y los cambios en la forma en que los seres humanos conectan. La presencia de las redes sociales es lo que diferencia a los adolescentes actuales de las generaciones previas. Aunque tiene muchas ventajas, también afecta a los adolescentes de forma negativa. En ocasiones estar “en line” toma precedente sobre otras actividades mas productivas. También puede exponerlos a imágenes, personas y otro contenido extremo que afecta sus comportamientos y creencias. Aunque la violencia en pantalla siempre ha sido un problema, en esta era digital, las películas, shows de televisión y juegos de video son fácilmente accesibles. La interacción con el ciberespacio son difíciles de monitorear y rastrear. Tambien ha habido un cambio en como se experimenta el bullying. Este fenómeno no es nuevo pero el internet y las redes sociales lo han llevado a un nuevo nivel. Ya no sucede solo en las escuelas y espacios recreativos. Hoy el bullying sucede también en línea en la modalidad llamada ciberbulling que puede ser aun mas dañina. En cualquier momento, el adolescente puede ser sujeto de burlas, por fotos, videos o rumores que se propagan en tiempo real y que son difíciles de rastrear a su fuente de origen.

Como conclusión podemos decir que la sociedad impone al adolescente un cambio de estatus, que incluye la necesidad de independencia y de buscar el porvenir fuera de la familia, unido a la necesidad de autonomía de los jóvenes con relación a sus padres, creando en el adolescente una lucha intrapsíquica y una ambivalencia respecto a la dependencia-independencia. Esta imposición colisiona con los cambios psicológicos y emocionales que el individuo esta de por si experimentando y crean una etapa compleja y en muchas ocasiones atormentada pero necesaria para transitar saludablemente a la adultez. En este período, en el que ocurren cambios rápidos y de gran magnitud, la persona se hace tanto biológica, como psicológica y socialmente madura y capaz de vivir en forma independiente.

En las palabras de Louise J. Kaplan, “La adolescencia representa una conmoción emocional interna, una lucha entre el deseo humano eterno a aferrarse al pasado y el igualmente poderoso deseo de seguir adelante con el futuro.”

17 February 2022
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