El Estilo De Crianza Con Apego
Dentro de los distintos tipos de apego y según Papalia, Olds y Feldman (2005), se encuentran, el apego seguro, en donde la madre o figura de apego es percibida por el bebé como base segura para explorar su medio ambiente. Los bebés que establecen este tipo de apego habitualmente suelen mostrar ansiedad ante la separación de su madre y se muestra positivo ante la aparición de la misma. Comúnmente se muestran sociales con otras personas cuando la madre está presente.
Por un lado, en el apego inseguro resistente- ambivalente, el bebé no percibe a la madre como base segura para explorar su medio ambiente, si no que trata de permanecer con su figura de apego por miedo a que está desparezca. Generalmente muestran angustia ante la separación de la figura de apego, pero cuando está regresa, el niño suele mostrarse ambivalente. Por lo que su reacción ante la aparición puede variar entre positivamente como rechazando a la figura de apego por haberle abandonado (Papalia et al. 2005).
Por otro lado, en el apego inseguro- evitativo el bebé no suele mostrar ansiedad ante la separación de la figura de apego, tampoco muestra reacción alguna cuando aparece. No siente miedo ante las personas extrañas, pero con frecuencia los ignora. Por último, el apego inseguro-desorganizado, donde el bebé no reacciona ni a la separación, ni a la aparición de la figura de apego. En este tipo de apego el niño se muestra frío, rígido y distante; y aun cuándo se aferra a su cuidador, lo hace con expresión de tristeza y evitando contacto visual (Papalia et al. 2005).
Según la American Psychological Association (2018) exciten también distintos tipos crianzas. Como lo son, la crianza de padres autoritarios esté estilo de crianza da gran importancia a las normas, el control y la exigencia, pero las emociones y los afectos no tiene un papel importante en lo que son las interacciones con sus hijos. Son padres sumamente rígidos, tienden hacer estrictos y presentan muchas reglas y exigencias. Tratan de canalizar el comportamiento de sus hijos sometiéndolos a la obediencia y a lo que el padre entiende que es correcto. Se siente al mando y con el control total de sus hijos. No le dan importancia a que los niños comprendan porque tienen que hacer lo que se les pide, de modo que las reglas y normas no se explican razonadamente, sino que se imponen. Están a favor del refuerzo negativo (castigo y amenazas) como modo de moldear la conducta de sus hijos. Dentro de este estilo de crianza no se suele expresar abiertamente el cariño hacia los hijos y no se es muy sensible a las necesidades que presentan los niños, incluyendo necesidades de amor, afecto y apoyo emocional. Estos niños crecen siendo niños con predisposición a la irritabilidad, desconfianza, miedo, coraje y aflicción. Se muestran inseguros, con baja autoestima, con un pobre autocontrol de sus emociones o conductas y emocionalmente inestables.
Por otra parte, está el estilo democrático, en el cual los padres buscan la formación de sus hijos a través del amor, apoyo, estabilidad y seguridad. Al mismo tiempo se establecen límites de forma concreta. La crianza se fundamenta en la búsqueda del razonamiento que establezca un entendimiento. Para esto se utilizan la escucha activa, la comunicación y aunque existen reglas se provee la oportunidad de escuchar las opiniones de los niños y siempre hay espacio para la negociación. Estos niños tienden a crecer con confianza, entusiasmo, con una alta autoestima, y con buenas habilidades sociales. Se caracterizan por una saludable inteligencia emocional que les permite ser empático, así como expresar, comprender y controlar sus propias emociones (APA, 2018).
Al contrario de lo que sucede en el estilo de crianza autoritario. En otro de los estilos de crianza, el permisivo no sé implanta ningún tipo de limite concreto. Los padres no inspeccionan, ni demandan ningún tipo de comportamiento adecuado en sus hijos. No hay normas, no hay control, ni exigencias. No les proporcionan ningún tipo de retos a los niños. En el caso muy poco probable de que utilizarán castigos o amenazas para tratar de moldear la conducta de sus hijos, en pocas o en ninguna situación tenderán a cumplirlas. Esté estilo de crianza suele tener altas tendencias hacia la afectividad y las emociones de los niños, priorizando su bienestar ante cualquier situación. Tanto es así que el hijo será quien decidirá cómo se dará la relación entre padres e hijos púes es el hijo quien está al mando de la relación. Estos niños tienden a crecer alegres y expresivos. Pero por otro lado se caracterizan por una tendencia a la baja autoestima, al ego centrismo ya que siempre han sido primeros ante cualquier cosa, persona o situación. Al no inculcarles límites, normas y no exigirles esfuerzo tienden hacer niños inmaduros e incapaces de tener auto control de sus emociones (APA, 2018).
Como último, se encuentra el estilo de crianza de los padres pasivos o negligente, en este estilo de crianza los padres o cuidadores principales son indiferentes, prestan poca atención a las necesidades de los niños de modo que las normas, los límites y el afecto están totalmente ausentes. Confundiendo de este modo a los niños acerca de sus propias conductas y emociones. La relación de padres con hijos es una distante y fría, incluso los padres podrían llegar a desatender necesidades básicas de los niños como lo son la alimentación e higiene de los pequeños. Estos niños tienden a tener una baja autoestima, son poco empáticos, inseguros y especialmente sensibles a exhibir problemas de conducta. Como no conocen la importancia de las reglas y las normas difícilmente las cumplirán. Presentan una tendencia a la inestabilidad emocional (APA, 2018).
