El Lenguaje Proxémico, Lenguaja Secreto Del Cuerpo
Para empezar, el lenguaje proxémico es el que tiene que ver con la distancia existente entre el emisor y el receptor o receptores del mensaje. Es un tipo de comunicación no verbal, y sirve para expresar sentimientos, estados de ánimo, etcétera sin articular palabra.
Según el autor del libro El lenguaje secreto del cuerpo, Milton Cameron, el territorio es el lugar del que una persona se apropia colocando en él objetos personales. Podemos añadir, que el territorio es el lugar que ocupa una persona, independientemente de lo anterior.
Edward Hall, antropólogo americano, fue el primero en admitir que el ser humano se movía en cuatro zonas diferentes en el espacio. Saber conocer esas zonas es muy importante para vivir en una sociedad con valores.
“No respetar las zonas puede entrañar desconfianza en nuestros interlocutores, seguida de rechazo, además de exponernos a juicios en cuanto a nuestra manera de comportarnos por parte de los semejantes.” (Cameron, 2012:10)
La primera de las cuatro zonas mencionadas es la zona íntima, es el territorio que está más cerca del cuerpo, es una extensión. Según el autor del libro es lo que algunos llaman aura. Es una zona perteneciente a nosotros y que nos acompaña adonde vamos. Es una especie de protección de los demás, y puede ser más dura de lo que imaginamos. Sin embargo, una persona se puede sentir invadida cuando nos acercamos para hablar o relacionarnos y puede sentir síntomas como aumento del ritmo cardíaco, de la tensión arterial o mantener una actitud corporal defensiva, esto es, poner gestos como el brazo delante del pecho; o, por el contrario, puede presentar una posición ofensiva, con posición de ataque.
La segunda zona es la denominada privada o personal, aunque esta no es íntima como la aterior, también tiene un gran uso personal. Es el espacio que se debe dejar entre uno mismo y las demás personas. A juicio del autor, Cameron, también es la zona o distancia que dejan los interlocutores con los compañeros de trabajo, vecinos, amigos de amigos, y con las personas de la vida diaria, pero con las que no se tiene tanta confianza.
La tercera es la zona social, que no es más que la unión de las dos zonas anteriores, y la distancia que conviene dejar con personas desconocidas, como por ejemplo con personas que preguntan por algunas direcciones, personas que estén en la cola del supermercado. Sin embargo, si esa primera toma de contacto es satisfactoria, se va reduciendo poco a poco hasta acercarnos a la zona privada o personal.
Y, por último pero no menos importante, tenemos la zona pública, que va más allá de la zona social, y es la que deja un orador cuando se dirige a un grupo de oyentes, como por ejemplo los profesores, aunque estos prefieren usar la zona social para crear un efecto sinergético entre ambos sujetos.