El Poder de los Artefactos en el Mundo“Político”

Si bien es cierto que día tras día hacemos uso de una inmensa cantidad de tecnologías, la mayoría de las veces suponemos que estamos en total control de la situación y que exclusivamente de nosotros dependen las consecuencias que se puedan generar. Sin embargo, existen muchas personas, incluyendo importantes pensadores, que tienen razones suficientes para tener un punto de vista distinto. Así, a mediados del siglo pasado se comenzó a tomar mucho más en serio esta coyuntura, acercándose a ideas como las de Lewis Mumford, quien sugiere que desde tiempos inmemorables los artefactos creados por el hombre han tenido de una u otra manera una marcada connotación política (Mumford, 1964). Con esto se refiere a que dichos elementos, más allá de contribuir a facilitar y mejorar nuestras tareas, también se han constituido como formas específicas de poder y autoridad que impactan significativamente a las sociedades. Esto se ha dado hasta el punto de controlar las dinámicas y efectos, positivos o negativos, que una determinada tecnología puede representar para la población en cuestión.

Cuando se menciona que un artefacto puede tener características políticas, de poder, o autoridad, lo que se quiere transmitir es la idea de que su existencia beneficia los intereses de unos cuantos a cambio de que otros grupos se vean afectados. La compleja perspectiva de esta problemática conlleva a plantear una serie de preguntas muy interesantes que se resumen en querer entender si ¿realmente tienen política los artefactos? y en caso tal, si ¿las cualidades políticas son inherentes a dichos artefactos? Al leer estos interrogantes, puede ser evidente que las respuestas no deberían corresponder a una sencilla afirmación o negación de los enunciados, por el contrario, se hace necesario presentar una debida argumentación que logre abarcar el tema de forma más detallada.

En este orden de ideas, el propósito de este texto es analizar la relación de los conceptos planteados para demostrar que los artefactos efectivamente logran adquirir cualidades políticas, pero que el hecho de tenerlas de forma inherente va mucho más allá y depende de un amplio conjunto de factores en los que participan activamente tanto los artefactos como las sociedades. Para lograr este objetivo, se utilizarán diferentes fuentes que tratan la problemática descrita anteriormente, aportando diversos puntos de vista y ejemplos que permitirán obtener un entendimiento más completo de lo que ocurre en la realidad.

El primer gran paso para lograr contestar a los interrogantes planteados, se centra en estudiar a los artefactos no sólo en lo que significa su función, sino junto con el sistema socioeconómico en el que están inmersos. Con esto en mente, es de recalcar el papel que juega la interacción sociedad artefacto, ya que es fundamental a la hora de definir la respuesta social a las propiedades intrínsecas de las cosas mismas. Además, se ha demostrado que en ocasiones, el problema puede corresponder a un modelo impuesto por un ente gobernante con propósitos que van más allá de su uso inmediato, lo cual origina la subordinación de las sociedades a la vez que la adaptación de sus objetivos y comportamientos.

De esta manera, y respecto al primer interrogante formulado, comienza a quedar en evidencia que ya sea de forma intencional o no, a los artefactos sí se les pueden atribuir cualidades políticas específicas. Para terminar de comprender esta idea de un modo más claro, nos podemos referir a ejemplos clásicos como el de los puentes de Robert Moses, pues es curioso observar que muchos de los puentes de Nueva York sean extremadamente bajos en comparación al resto del país. Se podría pensar que se construyeron así por una simple cuestión de gustos o errores de cálculo, pero la realidad es muy distinta. Al cabo de algunos años, se descubrió que el mismo Moses pensó dichos puentes con un propósito muy particular. Su plan era evitar el paso de autobuses y medios de transporte público por estos puentes, ya que el uso de estos estaba relacionado con las clases pobres y personas negras. Así, se puede apreciar que sus tendencias clasistas y racistas fueron decisivas desde un principio en el diseño del proyecto y posteriormente en las consecuencias de exclusividad de acceso. Por otro lado, se puede exponer una situación en la cual el propósito inicial no buscaba perjudicar a nadie, pero que se terminó dando en el resultado final. Este es el caso de la cosechadora de tomates diseñada por investigadores en la Universidad de California. En teoría, dicho artefacto iba a servir principalmente para optimizar los procesos de recolección de los cultivos, pero al ser tan eficiente acabó por reemplazar una sustancial cantidad de trabajadores, eliminando cerca de 32.000 empleos para finales de 1970 y dando paso a otra acentuada forma de ejercer poder..

En este punto, y pasando al segundo interrogante, debemos comenzar a entender el trasfondo de lo que significa e implica que las características políticas estén presentes de forma inherente en los artefactos. Autores como Alfred Chandler, señalan situaciones que llevan a pensar que las tecnologías de cierta forma exigen y requieren un tipo de asociación humana que responda a intereses políticos, pues de lo contrario su funcionamiento no sería posible..

Siguiendo este análisis del dilema relacionado con la inherencia de las cualidades políticas, se hace necesario argumentar sobre la idea de que, a pesar del propósito que tenga un artefacto, lo verdaderamente importante es la práctica que haga la sociedad de él, pues en últimas es el factor que le da sentido. Más aún, los determinados usos que se le den a las tecnologías pueden llegar a añadirles características que un principio no tenían relación alguna con el artefacto, incluso las mencionadas cualidades políticas.

Con el objetivo de entender mejor esta noción, se puede tomar como referencia el uso de las distintas armas. Para el caso de las armas de fuego, cuando los ejércitos las utilizan para combatir la violencia y acabar con los subversivos, se habla del concepto “dar de baja”, asociado a un propósito positivo. Sin embargo, cuando las personas las utilizan para cometer crímenes se habla de “asesinar inocentes”. Así, se observa que el tipo de práctica que le da la sociedad al artefacto modifica por completo su propósito, por lo que, en la medida que gran parte de las consecuencias dependen de los individuos, no es tan claro que las cualidades sean totalmente inherentes. Un ejemplo similar que también representa esta situación es el uso de las armas blancas. Por un lado, si las personas las usan en el contexto de la cocina, se puede considerar una finalidad habitual que cumple con el propósito para el que fue creado. No obstante, si se utilizan para robar o hacer daño a alguien, se puede decir que su propósito se está alterando y todo debido al uso específico que las personas decidan darle. En resumen, y retomando el argumento en cuestión, es pertinente afirmar que existe la posibilidad de que dos instancias diferentes de un mismo artefacto tengan cualidades políticas más, o menos, marcadas que la otra según la percepción que se tenga de sus prácticas individuales.

Las ideas mencionadas hasta el momento, relacionadas con la percepción del uso de los artefactos, introducen otro gran punto digno de análisis. Debido a los fenómenos que ocurren en el ámbito de las sociedades y que terminan por hacer comunes ciertas prácticas, lo siguiente será estudiar cómo la ciencia y la tecnología no están separadas, ya que se vinculan mediante el concepto de construcción social de los artefactos. Esto conlleva a que quienes hacen parte de dicha sociedad tengan una mirada de la realidad parecida a la de aquellos que comparten su cultura, la cual les pareciese incuestionable, pero que de hecho responde a características políticas que no perciben y que aceptan sin prestar mucha atención.

De lo anterior, se desprende una interesante similitud con la teoría de los paradigmas propuesta por Thomas Kuhn. Esta explica originalmente que los descubrimientos científicos no se limitan a añadir un concepto nuevo a la población científica sino que, antes de lograr este resultado, ocasionan que la comunidad profesional se replantee los procedimientos convencionales y cambie los conceptos a los que había estado acostumbrada por un largo tiempo. Así, para nuestro caso de estudio dichos descubrimientos científicos corresponden a la creación de un nuevo artefacto o tecnología. Siguiendo este pensamiento, queda evidenciado una vez más que los artefactos obedecen un desarrollo de construcción social en la medida que, en el transcurso del proceso, modifican el sistema por medio del cual interactúan con la sociedad, llegando a la idea de que cuando las tecnologías cambian los paradigmas, “el mundo mismo cambia con ellos”.

Hasta ahora, se han mencionado distintas situaciones históricas o muy comunes que ayudan a detallar la problemática tratada; sin embargo, también es relevante analizar algunos ejemplos que se enmarquen en las sociedades de hoy en día. Con esto en mente, es fácil observar en la actualidad cómo usualmente las personas son susceptibles a realizar cambios importantes en sus hábitos diarios con el fin de adoptar las constantes innovaciones tecnológicas, sin pensar mucho en las consecuencias que estas puedan tener. Para explicar esto, un muy buen ejemplo es el uso cotidiano de los celulares y medios de comunicación, pues todos somos conscientes de que, más allá del entretenimiento que puedan brindar, sirven también para incidir de cierto modo sobre la opinión pública. Esto se debe a que los medios de comunicación representan un instrumento relevante para transmitir ideas y creencias a los ciudadanos quienes, en últimas, se han “acostumbrado” a aceptar su posición de vulnerabilidad a ser influenciados por el tipo de información que emiten los canales controlados por los grupos más poderosos económica, social y políticamente (Higuera, 2018). Esto ocurre debido a que las interacciones de las sociedades con el artefacto en cuestión, han llevado a disimular bastante bien el propósito de ejercer poder, pues si la intención política fuese más directa, los efectos de los artefactos perderían buena parte de su alcance.

Como vimos a lo largo del escrito, las tecnologías representan mucho más de lo que usualmente creemos, llegando al punto de impactar las dinámicas de autoridad en las poblaciones. Por esta razón, se puede concluir que para lograr entender los artefactos es necesario estudiarlos dentro del contexto específico en el que se desarrollan, pues es con la interacción de sus propósitos y las respuestas de las sociedades donde se moldean la mayoría de sus características políticas inherentes.

Referencias

  • Chandler, A. (1977). The visible hand: the managerial revolution in american business. Cambridge: Belknap.
  • Higuera, J. (14 de Marzo de 2018). Las 2 Orillas. Obtenido de El poder político de los medios de comunicación: https://www.las2orillas.co/el-poder-politico-de-los-medios-de-comunicacion/
  • Kuhn, T. (1962). Las revoluciones como cambios del concepto del mundo. En La estructura de las revoluciones científicas. University of Chicago Press.
  • Mumford, L. (1964). Authoritarian and democratic technics. Technology and Culture.
  • Winner, L. (1986). ¿Los artefactos tienen política? En La ballena y el reactor: una búsqueda de los límites en la era de la alta tecnología. gedisa.
22 October 2021
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