El Siglo de las Luces o la Época de la Libertad de Expresión
La Ilustración o “el Siglo de las Luces”, se sitúa en el siglo XVIII, puede definirse como la liberación del hombre de su falta de decisión y valor para seguir su razón. Siendo el lema de este movimiento filosófico, la búsqueda del valor para vencer la pereza y la cobardía. Atacando de manera directa la opresión política. La opresión política proveniente de cualquier tipo de gobierno que no sean Estados libres por naturaleza. Los cuales no aseguran la libertad política de sus integrantes. Definiendo “libertad política” como el derecho de hacer lo que es permitido por ley. Para mantener este derecho se debe crear una constitución que no obligue a nadie a cometer acciones que infrinjan la ley, o que limite su capacidad de actuar acorde a lo que la ley permite. Proponiendo y definiendo que la manera adecuada de gobernar, que asegura la “libertad política”, se encuentra en la división de los tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial; estableciendo ciertos deberes para cada uno.
Dichos deberes siendo que, primero, el poder legislativo debe respetar las leyes establecidas previamente, promulgadas y conocidas por sus ciudadanos. Segundo, el ejecutivo, utilizando la fuerza de la comunidad, debe cerciorarse que dichas leyes se ejecuten dentro del país, y, en las relaciones exteriores, debe impedir o penar las injurias que vengan de afuera, protegiendo la comunidad contra invasiones e incursiones. Por último, el poder judicial debe ser capaz de resolver los conflictos que se lleguen a presentar con un carácter neutral y honesto, basándose en las leyes de la comunidad, buscando el bienestar y protección de la propiedad de cada ciudadano. Todo esto con el fin de lograr la paz, la seguridad y el bien del pueblo.
La razón por la que propone este sistema de gobierno como el adecuado, asegurando la libertad política; la cual para implica que cada ciudadano no tema nada de otro, es porque no permite la tiranía ni la arbitrariedad. Ya que, si el poder ejecutivo está unido al poder legislativo en la misma persona o en el mismo cuerpo, facilita la existencia de leyes tiránicas que se hacen cumplir tiránicamente. Tampoco hay libertad si el poder judicial se une con el legislativo o el ejecutivo en la misma persona o cuerpo. Si se une con el primero, eso implicaría que el juez también se vuelve legislador, facilitando la arbitrariedad. Ahora, cuando se une con el segundo, tenemos como resultado a un juez que también ejecuta, facilitando que se convierta en un opresor. Por último, si los tres poderes se unieran en el mismo cuerpo o persona, todo estaría perdido, abriendo paso a una tiranía.
En conclusión, en el período de la Ilustración, se define que la manera adecuada de gobernar es aquella que asegura la libertad política, es decir, el derecho de cada integrante de la comunidad de poder actuar como la ley establecida lo permite. Para asegurar dicho derecho se debe dificultar el paso a la tiranía y a la arbitrariedad, ya que esto permitiría la limitación de la libertad de los ciudadanos y fomentaría el temor que sienten el uno por el otro. Por último, esta forma de gobierno solo puede ser alcanzada al dividir los tres poderes del Estado: legislativo, ejecutivo y judicial.