El Trasplante: La Vida Con Un Nuevo Corazón

 El ser humano siempre ha estado interesado en la vida y en la muerte al ser estos procesos inherentes a su existencia. Uno de los aspectos que se relaciona con esta inquietud son las enfermedades, constantes realidades de particulares, gremios y sociedades. Frente a estas circunstancias de malestar se puede recurrir a diversas alternativas médicas dentro de las cuales está la más cuestionada, el trasplante de corazón. El tema del trasplante cardiaco tiene que ver con la conceptualización de la vida, de la salud y finalmente de aquello misterioso e incomprensible que hemos denominado la muerte. Para la sociedad entera el tema es impactante; muchos lo han catalogado como un milagro, pero que a la vez desconcierta y confunde a otros por lo que les es razonable preguntarse ¿cuál es el beneficio de sobrevida que el trasplante puede aportar? Desde mi punto de vista, considero que el trasplante de corazón brinda la oportunidad de continuar viviendo sin suponer un grado de riesgo elevado. No obstante, para entender mejor este asunto se abarcará en los siguientes párrafos diversos aspectos que esclarezcan lo irrefutable.

Es triste escuchar o ver reportajes en los que nos informan que a veces los pacientes mueren esperando o por no someterse a la operación debido al temor que sienten, que hay enfermos que son sacados de la lista al considerarse no trasplantables. Pero, si estuviera presente la intención de querer ayudar por parte de quienes poseen la posibilidad y si se informara de todos los controles que se realizan antes y después del trasplante para reducir su riesgo, la historia sería otra. Por razones que pueden ser eficazmente sustentadas es justo mencionar que el trasplante cardiaco puede cambiar esta realidad y proporcionar una supervivencia alta, un nuevo comienzo.

En general un trasplante de corazón es una operación en la que un corazón que está fallando se reemplaza por el corazón más saludable de un donante y en la que participan muchos especialistas a fin de asegurar un adecuado procedimiento. En otras apalabras, el trasplante cardíaco es un procedimiento quirúrgico no asociados con riesgos complejos y que consiste en extraer un corazón enfermo que no puede ser curado con fármacos o cirugía convencional y reemplazarlo por un corazón sano de un donante asegurando una mejor calidad de vida.

El trasplante de corazón se encuentra en el armamentario terapéutico de pacientes con insuficiencia cardiaca terminal. Conviene señalar que este síndrome de insuficiencia, puede ser resultado o causado por muchas entidades patológicas, entre las que se encuentra la cardiopatía isquémica, la cardiopatía dilatada, la enfermedad viral, entre otras. Al tratarse de una condición que requiere ser atendida únicamente con un trasplante no se puede buscar otras alternativas que podrían o no funcionar. El riesgo de la operación y del resultado queda desmerecido al reconocer que es una intervención que requiere ciertas precauciones, las mismas que se tendrán en cuenta por los profesionales al cumplir su labor como médicos. Además, hasta cierto punto la efectividad de los resultados y un menor riesgo en los mismos dependerán de las indicaciones que el paciente trasplantado siga antes, durante y después de la operación.

No obstante, algunos señalan que el riesgo de esta operación se centra en las infecciones, y a pesar de que hay alternativas para controlarlas, aseguran que son irremediables. Desde su punto de vista existe una mayor probabilidad de adquirir una infección bacteriana si el paciente presenta edad avanzada, diabetes, desnutrición y fallo renal. Además, están de acuerdo con que este factor puede conllevar a la muerte incluso después de haber pasado un tiempo considerable tras la operación y que la vulnerabilidad del organismo es alto por lo que manifiesta incapacidad para controlar la infección.

Sin embargo, a fin de reducir el riesgo que representa las infecciones se debe recurrir a, por ejemplo, una limpieza antimicrobiana apropiada, uso de ventilación mecánica previa al trasplante, empleo de dispositivos de asistencia ventricular, tratamientos antimicrobianos y resultados de cultivos recientes. Prever un ambiente higiénico y abordar de forma sanitaria al paciente, disminuye cualquier probabilidad de riesgo, es decir, las acotaciones ya mencionadas van a disminuir los peligros asociados a la operación. Por su parte, el paciente debe asegurarse de que el lugar donde será intervenido cuenta con las condiciones auxiliares profilácticas necesarias a fin de contribuir con el retraimiento de alguna eventualidad.

Se puede afirmar que el número de órganos trasplantados y de enfermos que se han beneficiado con estos procedimientos alcanza cifras muy considerables en el mundo. Puede decirse que la técnica quirúrgica ya se ha dominado y que se dispone de sustancias inmunosupresoras de gran eficacia que controlan la reacción de rechazo en la gran mayoría de los casos, permitiendo una vida sana y sin complicaciones.

Pero, un problema más resulta imprescindible en este tópico ya que el número de donadores también representa un riesgo para algunos pacientes. Se puede encontrar obstáculos en los familiares que aún no tienen la educación suficiente para permitir que se disponga de los órganos de sus parientes fallecidos o dificultades en los propios donantes que con frecuencia se rehúsan a ceder sus órganos para ser trasplantados cuando mueren. En efecto, algunos pacientes no disponen de un órgano y por lo tanto poco a poco van aceptando la idea de morir.

No obstante, es posible solucionar el problema del escaso número de donantes. Si se realizan campañas o si a cambio de un órgano se brinda una cantidad de dinero, un bien material u otro tipo de benefició, se puede incentivar a que las personas que están en la posibilidad de donar su corazón, lo hagan. Todo básicamente está en promover de forma generalizada un pensamiento de ayuda que más que acarrear factores negativos, generé una consecuencia muy positiva, darle la oportunidad a una persona de seguir viviendo. Frente a estos casos es muy importante saber que el que no vive para servir no sirve para vivir.

Por otro lado, cabe mencionar que los pacientes que han superado el período postoperatorio precoz son dados de alta e ingresan a un programa de seguimiento ambulatorio. El objetivo es detectar precozmente el rechazo, valorar la función del injerto, hacer una evaluación general del estado de salud del receptor y descartar posibles complicaciones relacionadas con el trasplante. Esto promueve una buena calidad de vida y la inhibición de cualquier tipo de riesgo que se pueda presentar. Además, según lo que informa el Dr. Juan Delgado, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), la esperanza de duración de un paciente trasplantado de corazón es de unos doce años tras la operación y los pacientes que reciben el trasplante cardiaco suelen estar por encima de los 60 años. Entonces, es claro que la esperanza de vida que tienen es la que les corresponde en relación a su edad por lo que es un tiempo que no puede estar asociado a cuantiosas complicaciones.

El seguimiento que se brinda a los pacientes trasplantados se centra específicamente en reducir los riesgos. Como en cualquier otra operación es necesario de cuidados posoperatorios que aseguren resultados positivos. Además, el estilo de vida de estos pacientes debe variar hasta cierto punto después de la intervención, en el sentido de que erradiquen ciertos hábitos y promuevan otros asegurando un mejor estado sin presencia de alarmas.

En los últimos años el trasplante cardíaco ha cambiado radicalmente el pronóstico de un seleccionado grupo de pacientes portadores de insuficiencia cardíaca congestiva (ICC) avanzada. Es el mejor tratamiento, pues otorga un importante incremento en términos de sobrevida; desde el aspecto funcional más del 90% de los sobrevivientes se encuentran en capacidad funcional I (sin limitación) o II (ligera limitación en la actividad física) y, en términos de calidad estos resultados posibilitan una vida de relación, intelectual y laboral prácticamente normal. Considerando estos datos, ¿acaso es evidente la presencia de riesgos en torno al trasplante cardiaco?

En conclusión, se puede afirmar que el trasplante de corazón brinda la oportunidad de continuar viviendo sin suponer un grado de riesgo elevado. Esta operación quirúrgica es eficaz en la cura de la insuficiencia cardíaca que no es mejorable con tratamientos médicos y/o quirúrgicos convencionales. Sin duda los resultados actuales han mejorado la historia natural en cuanto a la estabilidad de los pacientes y su calidad de vida y, aunque existen limitaciones como la escasez de donantes disponibles y el rechazo al trasplante, estos a partir de estrategias en el aspecto social y médico pueden ser controlados. Aunque mucho se ha conseguido, es necesario continuar investigando y desarrollando nuevas estrategias para poder ofertar a más pacientes con insuficiencia cardiaca terminal la oportunidad de recibir el único tratamiento eficaz para aumentar su supervivencia: el trasplante de corazón. 

17 August 2021
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