Estallido Social En Chile: Manifestación de 2019
Introducción
Es sabido que miles, e incluso millones de chilenos llenaron las calles protagonizando manifestaciones masivas (violentas y pacificas), donde el movimiento exigía varias demandas tales como: Una reforma constitucional, No más alza en la red pública de transporte, jubilaciones dignas, entre otras. El Estallido Social, Crisis Social o Revolución de Los 30 Pesos concentró la mirada de prácticamente todo el mundo, poniendo al desvelo las exigencias del pueblo chileno, la manera de sobrellevar esto por parte de las autoridades y, por cierto, las víctimas de violencia en su transcurso, donde destaca la presencia de menores de edad.
Desarrollo
El estallido ocurrió el 18 de octubre del 2019 con las evasiones al metro, pero con el pasar de los días estas evasiones aumentaron y con ello las marchas y protestas, por lo que el Presidente Sebastián Piñera decretó el estado de excepción constitucional progresivamente debido a las diversas manifestaciones y desórdenes. Así, hacia el 23 de octubre el estado de emergencia ya había sido declarado en 15 de las 16 regiones principales.
Dichas manifestaciones fueron paleadas principalmente por carabineros a través de carros lanza aguas, bombas lacrimógenas, gas pimienta, balines antidisturbios, y ¿por qué no?: a través de la violencia. En el actuar por parte de carabineros destacan los múltiples ataques por parte de sus efectivos a través de balines antidisturbios los cuales deben ser de caucho para no perforar la piel al menos, pero la Unidad de Trauma Ocular, ante los diversos casos recibidos, solicita a Jorquera y Palma (2019) que investiguen su composición, donde concluyen que contienen un 20% de caucho y el 80% restante corresponde a otros compuestos como Sílice (SiO2), Sulfato de Bario (BaSO4) y Plomo (Pb). Lo que quiere decir que los balines no son íntegramente de caucho como se creía y con ello podrían ser un fuerte detonante para la pérdida de visión,
¿Cómo olvidar la historia de Fabiola Campillay? Mujer de 36 años que fue herida por parte del cuerpo de carabineros a través de una bomba lacrimógena provocándole pérdida de vista en ambos ojos cuando se dirigía a su lugar de trabajo, situación que pudo ser evitada, pero para evitarla es necesario un cambio íntegro en el sistema. No es necesario mencionar más casos específicos de aquellos ataques por respeto a las mismas víctimas.
Si bien hubo vándalos que saquearon supermercados y deterioraron propiedades privadas, ¿se merecía pagar los platos rotos Fabiola, así como los 296 casos de lesión ocular confirmados por el INDH? ¿O como los aproximadamente 12000 heridos, de los cuales una parte no inferior fueron menores de edad? Es conocida desde antes del estallido del 2019 la mala imagen que inspira el cuerpo de carabineros en Chile, la cual ya se había visto menospreciada por el pueblo luego del golpe de estado del año 1973.
Además de los múltiples casos de denuncia por violación a los derechos humanos cometidos por parte de carabineros en contra del pueblo, en el estallido social del 2019, se hicieron virales varios videos donde los efectivos policiales actuaban cubriendo su identificación, o simplemente, sin siquiera portarla.
Lejos de ser una institución de ejemplo y para el bienestar del pueblo chileno, una parte de este ha debido sufrir las consecuencias de un sistema que le otorga muchas facultades a la misma, donde hay lugar perfectamente para el abuso de poder y con ello todo lo que implica: abusos sexuales, violencia física o psicológica y/o cualquier vulneración en contra de lo establecido por los derechos humanos, que por cierto son inexorable e inalienables.
No se han conocido casos donde las víctimas de violaciones a los DD. HH. durante el estallido sean familiares de carabineros ¿por qué? Simplemente por las facultades selectivas que le brinda el sistema a los mismos. Los miembros de esta institución pueden discernir entre a quien le lanzan una bomba lacrimógena o a quien le disparan un balín a la cara, es como lo que ocurre cuando viajas en el transporte público y el chofer te discrimina por ser estudiante, siendo que, este podría ser su propio hijo/a.
Asimismo, a pesar de que el estallido social ocurrió el recordado 18 de octubre del 2019, la desigualdad entre clases en Chile no es algo reciente, de hecho, World Bank Group en Poverty And Shared Prosperity señala a Chile como el séptimo país más desigual del mundo basándose en el coeficiente de Gini, el cual, a través de un contraste entre ingresos y gastos económicos, es utilizado como referencia para medir la desigualdad que hay en los distintos países del mundo. He ahí, como en los casos de abuso de poder por parte de carabineros, el descontento ciudadano, he ahí las ganas de alzar la voz y salir a manifestarse a las calles en busca de un cambio en las bases del país.
Si Chile es un país tan desigual como lo señala el Grupo del Banco Mundial, ¿Por qué no unirse todos por la misma causa en contra de la desigualdad en lugar de reprimir al pueblo de forma violenta? Claramente por la misma inequidad que existe. Si no fuera por el pueblo, ¿a quién resguardaría el cuerpo de carabineros?, Y con esto no estoy diciendo que la totalidad de la sociedad chilena camine por la senda del bien, sino que hubo miles de víctimas inocentes, entre ellas adultos mayores, niños y niñas. Por lo que el actuar del estado fue y es totalmente erróneo al utilizar una institución tan desvalorada como esta para reprimir a la ciudadanía.
Conclusión
Por ende, pienso que hacer un cambio radical en el sistema y en las directrices de Chile es algo de suma urgencia, como la cuncuna que evoluciona para que le salgan alas y con ello ser un ente con más aspiraciones. El estallido absolutamente llegó a darnos una señal o un empujón para que Chile tenga su propia metamorfosis, la cual debería empezar por las instituciones que regulan y legislan el país, como Carabineros de Chile, para que, si algún día el pueblo vuelve a salir a manifestarse, no tenga que ser violentada injustamente como el caso de la emblemática Fabiola. Pienso que solo esa es la manera de tener una sociedad menos desigual y en vías de desarrollo, con más respeto entre la sociedad, pero sin perder los deberes, porque donde se siembra respeto, respeto se cosecha.