Etapas De Las Enseñanzas En La Niñez
Introducción
Tenemos presente que los niños son seres únicos e irrepetible, con características y comportamientos muy propios que los diferencian de todos los demás. Se desarrollan según su potencial genético, su medio interior y el ambiente externo. La etapa de infancia es desde el nacimiento hasta el pre adolescencia, aproximadamente hasta los 13 años, ya que después se observa la etapa de la adolescencia, adulta y vejez.
No obstante, en referencia a este punto hay discordias, ya que hay individuos que afirman que la niñez comienza con la concepción.Los niños siempre hacen que nuestros momentos sean únicos, por su gran astucia y las grandes ocurrencias que tienen ayudan también a las demás personas como manera de poder des estresarse.
Jean Piaget señala que los niños tienen una comprensión real de lo que solo inventan para sí mismos, y cada vez que tratamos de enseñarles algo demasiado rápido, nosotros les impedimos reinventarse a ellos mismos.En la etapa de la niñez los niños poseen un carácter vulnerable por lo cual necesita protección por parte de sus padres, familiares, amigos y personal del plan educativo. En consecuencia, es de suma importancia brindarle un entorno de protección adaptada a su edad y al grado de madurez.
Desarrollo
La Niñez es la tercera etapa del desarrollo del ser humano. Es posterior a la infancia y precede a la adolescencia. Coincide con la escolarización o ingreso del niño en la escuela, lo que significa la convivencia con otros seres humanos de su misma edad y por lo tanto, iguales en derechos, deberes y requerimientos de atención.
Las exigencias del aprendizaje escolar trabajan y estimulan el desarrollo de sus funciones cognoscitivas (Cognoscitivas: Se dice de la facultad que es capaz de conocer): la percepción, memoria y el razonamiento. El crecimiento en los niños es el proceso biológico más característico de la infancia. Se inicia en el momento de la fecundación del óvulo y se extiende hasta que finaliza la maduración de los huesos y se completa el desarrollo sexual, lo que ocurre habitualmente, hacia el final de la segunda década de la vida.
No representa solo un incremento del tamaño del cuerpo, sino que conlleva una maduración progresiva de todos los órganos y sistemas que conduce al individuo a adquirir una capacidad funcional completa.
Niños y niñas crecen y maduran de forma diferente. Las niñas comienzan con la pubertad habitualmente entre los 10 y los 11 años de edad y rápidamente inician el estirón puberal, mientras que los niños hacen lo propio entre los 12 y los 13 años y tardan todavía alrededor de un año en iniciar el estirón. En lo referente al potencial de crecimiento y ritmo madurativo, los niños provienen de familias con talla baja o con ritmo madurativo lento crecen durante los años que preceden a la pubertad a menor velocidad que los niños provienen de familias altas o que tienen un rimo de maduración más rápido.
En intervalos de tiempo más cortos, como pueden ser meses o años, los niños tampoco crecen a un ritmo constante; es decir, si un niño crece 6 cm en un año, eso no quiere decir que crezca 0,5 cm por mes. Puede no crecer apenas en varios meses y luego crecer mucho en 1 o 2 meses, compensando así los meses de “parón”. Se suele crecer más en primavera y verano que en otoño e invierno (variaciones estacionales) y se han observado, también, periodos intercalados de crecimiento más rápido o más lento que se suceden cada aproximadamente dos años (variaciones cíclicas).
Todo ello hace que el intervalo de tiempo mínimo para valorar el ritmo de crecimiento de un niño debe ser de al menos 6 meses y, preferiblemente, de un año. Pero, en ocasiones, puede ser necesario esperar dos o incluso tres años para poder estar seguro de si el crecimiento de un niño es normal o anormal. Periodos intercalados de crecimiento más rápido o más lento que se suceden cada aproximadamente dos años (variaciones cíclicas). Todo ello hace que el intervalo de tiempo mínimo para valorar el ritmo de crecimiento de un niño debe ser de al menos 6 meses y, preferiblemente, de un año.
Pero, en ocasiones, puede ser necesario esperar dos o incluso tres años para poder estar seguro de si el crecimiento de un niño es normal o anormal. Periodos intercalados de crecimiento más rápido o más lento que se suceden cada aproximadamente dos años (variaciones cíclicas). Todo ello hace que el intervalo de tiempo mínimo para valorar el ritmo de crecimiento de un niño debe ser de al menos 6 meses y, preferiblemente, de un año. Pero, en ocasiones, puede ser necesario esperar dos o incluso tres años para poder estar seguro de si el crecimiento de un niño es normal o anormal.
Es un niño que duda ante cualquier decisión que deba tomar, con un alto sentido del ridículo que le merma espontaneidad y frescura e impide hacer amigos o establecer relaciones personales duraderas y estables. Se trata de un niño con baja autoestima y poca o tolerancia a la frustración.
Un niño aprende a confiar en sí mismo y en lo que es capaz de hacer en la medida que tiene oportunidades de enfrentarse a diferentes responsabilidades. Un niño sobre protegido, al que no se le permite hacer nada por sí mismo porque siempre tiene quien se lo haga, es un niño que aprenderá a pensar que él no es capaz de hacer todo eso que hace mamá o papá por él.
Será un niño que crecerá pensando que siempre necesitará a alguien a su lado para superar cualquier adversidad. Si queremos que nuestro hijo deje de ser un niño inseguro o que no se convierta en uno de ellos debemos fomentar su autonomía e independencia, ofreciéndole tareas y responsabilidades acordes a su edad.
Hay que saber enseñar a los niños a ser dependientes, a que hagan sus cosas por sí solos y que en algún momento dado se le complique, pida la ayuda necesaria para que así no hallan más niños malcriados. La falta de respeto de los hijos se debe en gran medida a la carencia de autoridad por parte de los padres. Un correcto uso de esta facultad hará que tus hijos te respeten cada día más. Recuerda que tener autoridad también implica respeto, paciencia y amor.
Debes enseñar a tus hijos a respetarte. No permitas que te contesten de malas maneras y haz que aprendan a pedir perdón cuando su comportamiento no haya sido adecuado. Es fundamental que sepan que sus actos negativos tienen consecuencias.
Cuando los niños empiezan a tener más autonomía y, a la vez, más criterio para saber lo que les gusta o no, y lo que quieren lograr es cuando más necesitan que los padres les pongamos límites. Es natural que los niños pretendan conseguir lo que desean en el momento y es justo en este instante cuando los padres debemos enseñarles que uno de los principales límites reside en que lo que piden no es quizás lo que les conviene, y que es necesario tener paciencia para alcanzar su objetivo.
Los amigos fomentan el compañerismo. Los niños aprenden que son similares a otros niños, pero que cada uno tiene sus particularidades. La amistad y el hecho de formar parte en un grupo, mejora la autoestima de los pequeños. El encuentro de consuelo y apoyo que los amigos proporcionan les ayudarán a hacer frente a los momentos difíciles, como un cambio de escuela, la separación de los padres o los momentos de transición hacia la adolescencia.
Si los niños mencionan que tienen mejores amigos, es buena idea tener la oportunidad de hablar sobre cómo debería ser el mejor amigo y que también debe centrarse en los demás amigos que tiene porque todos son igual de importantes. Es necesario explicarle el papel de los amigos, por ejemplo, le puedes decir que los buenos amigos se divierten juntos, respetan los sentimientos de los demás y no son malos unos con otros.
Es importante que los niños entiendan que incluso si tiene un mejor amigo, no siempre deben estar de acuerdo en todo y se debe aceptar el pensamiento de la otra persona. Ahora bien, cuando los niños no suelen tener amigos es donde llegan a sentirse solos, es cuando tienen frustraciones ya sea por lo que le pasa en la escuela y también lo que pase en casa.
Conclusión
Los niños necesitan sentirse queridos, valiosos e importantes para sus padres. El exceso de críticas o incluso humillaciones repercute negativamente en la creación del autoconcepto y autoestima de nuestros hijos. Los padres deben proporcionarles un entorno familiar seguro y estable para que puedan desarrollar un adecuado equilibrio emocional que facilite el desarrollo de habilidades socioemocionales para desenvolverse adecuadamente en el mundo. El niño inseguro no confía en sí mismo, ni en sus habilidades ni cualidades.
Es importante que los niños interioricen desde la infancia que deben tener respeto por todas las personas, sin importar la autoridad que cada uno emane por el cargo que ocupe dentro de la comunidad. Así, cuando lleguen a la adolescencia sabrán tratar educadamente a aquellos que les rodean, incluidos los profesores. Siempre hay que tener ese lado especial para cuidar a algún niño, dándole los mejores tratos y las mejores enseñanzas, para así crear seres que cuidaran de un gran futuro.