Fahrenheit 451: Descripción de la Sociedad Actual por Ray Bradbury
¿Crees que la sociedad que describe Ray Bradbury se parece a la sociedad que hemos construido? No de forma tan exagerada como lo describe él, pero sí. La sociedad que dibuja Ray Bradbury en Fahrenheit 451 representa un futuro distópico, en el que los libros están prohibidos y una brigada de bomberos en vez de apagar fuegos, los provoca. Esta novela está escrita en 1953 y Bradbury prevé un futuro en el que los libros están en peligro. Ahora lo más cercano que conozco y que se asemeja es Internet y las nuevas plataformas de las redes sociales, que suponen una amenaza para el pensamiento lógico, el periodismo tradicional -tal y como lo conocemos-, etc. Un dato que me chocó al leer el libro es cómo el escritor, ya a principios de los 50, fue capaz de visionar una sociedad futura tan parecida a la que vivimos actualmente. Tan parecida, no en términos de la quema de libros, pero sí en rasgos generales. Aun así, cabe mencionar que este libro está escrito 20 años después de la quema de libros de la Alemania nazi, por lo tanto, muy lejos de la realidad tampoco está ya que se basa en unos antecedentes. En Fahrenheit aparece un mundo, donde la única fuente de entrenamiento, día y noche, de la gente es mirar los muros digitales de sus hogares y correr a 200km por hora con sus coches sin parar un segundo a mirar lo que hay a su alrededor. El entrenamiento, en la novela, reemplaza a la lectura y al pensamiento. La sociedad que describe interactúa con sus llamadas ‘familias’ a través de esas pantallas que ya no son un elemento externo de su vida como puede ser el móvil, sino que forman parte de su casa.
“Atibórralos de datos no combustibles, lánzales encima tantos hechos que se sientan abrumados, pero totalmente al día en cuanto a información. Entonces, tendrán la sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin moverse. Y serán felices, porque los hechos de esta naturaleza no cambian. No les des ninguna materia delicada como Filosofía o Sociología para que empiecen a atar cabos”. Es un fragmento de la página 71 del libro en el que claramente se ve reflejado, -en cierta medida, reitero- la sociedad actual. Asimismo, en las páginas 64 y 65 también hace referencia a un hecho que vivimos ahora. Como con la radio y la televisión las cosas se masifican. Y como se masifican, se hacen más sencillas, deprisa y, de cualquier modo. Todo se vuelve más breve, más condensado, más resumido. Se busca la anécdota y el final brusco, el titular corto y que atrape, el tweet básicamente. También menciona la explotación y la incesante creación de contenido, presentes en el siglo XXI, así como la pérdida de importancia de la Filosofía, la Historia, la Filología y el idioma. El escritor también teme la pérdida de la memoria, en la página 161, “tenemos sistemas de refrescar la memoria”. Actualmente, hemos asumido que Google, las redes sociales, la memoria del teléfono o del ordenador; sean quienes guarden nuestros recuerdos, nuestros pensamientos -en vez de escribir en un papel, como antes, voy a las notas del móvil et voilà, pensamiento guardado. En vez de no hacer una foto y disfrutar del momento de verdad, abro la cámara del móvil y creemos que el recuerdo ya es para siempre-.
¿Es tan importante la transmisión de conocimiento en papel para nuestra cultura? Sí. De entrada, porque, la transmisión escrita supone una asimilación completa, podríamos decir, por parte de quien lo recibe. Si lo comparo con algo cotidiano como son las clases en la universidad, yo no absorbo de igual forma una información cuando la traduzco al papel que cuando lo hago a ordenador. Mediante el ordenador tengo todo de inputs que acaparan mi atención antes que lo que realmente importa. Asimismo, puedo copiar y pegar un dato o un extracto de un texto sin leérmelo y sin recapacitar lo que dice, hecho un poco peligroso porque llegamos a dar por buena cierta información sin que pase por nuestro filtro. De igual forma, si aquello que me están explicando lo traduzco al papel en cierta medida ya lo ‘estoy estudiando’ y absorbiendo de una forma que no es igual en formato digital.
Por otro lado, porque a diferencia de una transmisión en soporte digital, no puede ser rastreada, alterada ni hackeada, por lo tanto, es más difícil la manipulación del contenido, así como la manipulación del lector que la recibe.
Además, el valor sentimental que puede tener un libro o una historia transmitida de generación en generación puede perder la esencia si se hace de manera electrónica. También porque la capacidad de entrar e imaginar una situación narrada en un libro en papel me parece mucho mayor que en electrónico.
Comparándolo con la pregunta anterior, ya estamos suficientemente enganchados al mundo digital como para transmitir la cultura de esta manera y no en papel. Como es sabido, la prensa en papel está sufriendo una crisis porque todo el mundo lee el periódico digital, la gente ya no compra tantos libros porque les es más fácil adquirirlos desde internet con los ebooks o los móviles, así que no le veo un futuro muy prometedor que digamos. Sin embargo, creo que para la ‘desaparición’ total de los libros en papel todavía queda, igual llegará el momento cuando las nuevas generaciones ya no sepan ni como se escribe a mano.