Familias Difusas Y Confusas: Visibilidad Y Rompiendo La Tradición

Las autoras del texto son Paloma Fernández-Rasines y Mercedes Bogino Larrambebere. Fernández-Rasines es Doctora en Antropología Social por la Universidad del País Vasco y sus investigaciones se centran en antropología social del parentesco, concretamente, en los últimos años destaca su labor investigadora en cuanto a nuevas formas de familia. Bogino Larrambebere es licenciada en Sociología por la Universidad Pública de Navarra y sus investigaciones giran en torno a la sociología de género y la maternidad. Ambas tienen varias publicaciones en el ámbito y debido a su formación y experiencia, considero que le aportan credibilidad al texto.

El artículo se redactó con el apoyo de cuatro universidades de Argentina, Ecuador y España y esta investigación recibió financiación del Gobierno de Navarra. El texto forma parte de la revista Ehquidad, la Revista Internacional de Políticas de Bienestar y Trabajo Social. Se trata de una revista de carácter académico y profesional, cuyo objetivo es difundir investigaciones en el ámbito de las Ciencias Sociales y el Trabajo Social. La página web de la propia revista afirma que cumple con los criterios de calidad editorial de la comunidad científica, por lo que podría decirte que la fuente dota de mayor credibilidad al texto.

El propósito de las autoras es visibilizar y ofrecer un punto de vista positivo de las diferentes realidades familiares que estudian, pretenden fomentar la reflexión con respecto a los procesos que llevan a la reinvención de la parentalidad en la actualidad. Para ello, utilizan un lenguaje objetivo, con numerosas referencias y conceptos formales. Por otro lado, el tema central del texto, explícito desde el propio resumen inicial, es el análisis de cinco formas emergentes de familias que se alejan de la concepción de “familia nuclear”.

La hipótesis central que quieren demostrar las autoras, es que las experiencias de parentalidad estudiadas, a pesar de estar estigmatizadas y considerarse problemáticas, nos resultan útiles para nuevos aprendizajes en el ámbito de las parentalidades. Considero que no hay hipótesis secundarias, pues todo el análisis se centra en la tesis central.

El texto presenta una construcción argumental sólida a lo largo de sus diferentes partes, sin contradicciones internas. Además, considero que gracias a la investigación se demuestra con suficiencia la hipótesis central. A lo largo de los diferentes apartados, cuentan con referencias de numerosos autores que aportan evidencias para la defensa de su hipótesis. No considero que sea tendencioso, puesto que plantean una hipótesis y recurren a estudios para demostrarla, no tratan de mostrar su parcialidad basándose en sus propias ideas ni desechan los resultados de los estudios porque no les interese a la hora de defender su hipótesis.

En general, estoy de acuerdo con las autoras en su análisis que pretende dar visibilidad y una mejor imagen a los tipos de familia no considerados tradicionales. Hoy en día, en el mundo occidental, a pesar de que, sin duda, ha habido muchos avances, se sigue dando prioridad a lo que se conoce como modelo de “familia nuclear”. Sin embargo, la aparición y expansión de nuevas figuras parentales, causa y consecuencia de los cambios socioculturales, nos lleva a cuestionar esta realidad. Las autoras hablan de que estas experiencias familiares suelen estar más estigmatizadas y se consideran problemáticas, y eso provoca que muchos estudios se centren en la parte negativa y se olviden otros tipos de enfoque. En el caso del estudio del texto, me parece muy acertado que su objetivo sea reflexionar sobre su parte de inspiración y sus aspectos positivos.

La sociedad está en constante evolución y, por ende, la concepción de familia, también, por lo que considero que no deja de crecer la necesidad de eliminar las diferencias impuestas entre lo que se considera “familia tradicional” y “familia moderna”. Desde mi punto de vista, todas son familias, independientemente de los miembros que las conformen. Así, la antropología del género y la antropología del parentesco cuestionan la naturalización de la maternidad, la concepción universal de la familia y la preeminencia del vínculo madre-cría, como afirman las autoras.

Las autoras comentan que las ciencias sociales en nuestro país han ido tomando nota de la importancia de estos cambios y el consecuente surgimiento de nuevos retos que requieren análisis desde otros enfoques. Como ya he comentado, me parecen acertados los cinco escenarios seleccionados por las autoras para el análisis, además de las familias monoparentales, que creo que se deberían haber incluido.

Por un lado, en cuanto a las familias reconstituidas, encontramos los casos de divorcio y posterior matrimonio en los que la nueva pareja tiene un papel en la familia que debe estudiarse. Las autoras hablan de cuatro modelos, el de sustitución, que considero que es el más común junto con el de perennidad, el del status quo, y el que me parece más preocupante, que es el de la exclusión, en el que los menores no se sienten parte del proceso que ha llevado a esta familia reconstituida. Estoy de acuerdo en la importancia de estudiar en mayor profundidad las relaciones entre madrastras, padrastros e hijastros, así como entre hermanastros, para poder comprender mejor esta compleja realidad.

Por otro lado, en cuanto a las familias transnacionales, comúnmente representadas de forma negativa y con resultados conflictivos, han demostrado todo lo contrario, con efectos positivos en las relaciones familiares, especialmente entre el padre ausente y los hijos. Me parece interesante destacar también aquí los casos de familias en que uno de los miembros pasa largas temporadas en el extranjero por su trabajo, que le obliga a desplazarse temporalmente no para buscar empleo, sino para desarrollar parte de sus funciones laborales en otro país. Creo que es un caso bastante común hoy en día que merece la pena mencionar.

Encontramos además la experiencia de las adopciones, que se mueven por el deseo de criar un hijo, pero sin vínculo biológico. En el texto se habla de la situación en Argentina, donde las adopciones suelen suponer un ascenso social, económico y/o cultural. Me ha resultado interesante la flexibilidad que afirman que tienen estos procesos en cuanto al intercambio de roles de padre y madre, puesto que ninguno ha tenido al bebé nueve meses dentro de su propio cuerpo. Unido a este hecho, desde mi punto de vista, encontramos la firme decisión que debe suponer una adopción por la complejidad del proceso nivel económico, emocional y social. Sin embargo, hay un aspecto que precisa ser revisado, y es la preferencia que se suele dar para adoptar a parejas heterosexuales casadas y las enormes dificultades que sin duda tienen las parejas del mismo sexo para adoptar niños o niñas de muchos países que no aceptan esta posibilidad.

En cuanto a las homoparentalidades, cabe destacar su reivindicación de la sexualidad como algo no necesariamente vinculado a la procreación, recurriendo para el acceso a la maternidad y a la paternidad a diferentes vías como la reproducción asistida o la adopción, pero en cualquier caso son procesos complejos que requieren grandes esfuerzos. Como ya he comentado, aunque estos métodos no impidan el acceso a parejas del mismo sexo, no suele dárseles prioridad. Además, se enfrentan a otras dificultades, como la estigmatización, homofobia, la constante necesidad de demostrar sus capacidades, e incluso la supuesta preocupación de la sociedad por el desarrollo de los niños y niñas en familias homoparentales, a pesar de no haber evidencias de diferencia alguna entre estos y los que crecen en familias heteroparentales “normativas”.

Por último, las autoras hablan de la corresponsabilidad parental planificada, es decir, sobre la custodia compartida. Desde mi punto de vista, a pesar de las dificultades que puede tener su aplicación práctica, es importante que sigamos dando pasos hacia la preferencia total por esta figura, teniendo en cuenta el interés y bienestar del menor y por supuesto siempre y cuando no haya argumentos en contra.

Como conclusión, me gustaría añadir que este texto me ha hecho consciente de la importancia de estudios con enfoques visibilizadores en vez de estigmatizadores, de forma que podamos avanzar hacia cambios políticos y sociales que tengan en cuenta las múltiples experiencias familiares que existen hoy en día. En cualquier caso, es esencial derribar los roles de género, garantizar una igualdad efectiva entre hombres y mujeres en todos los ámbitos, tanto en la actividad económica como en el hogar. En definitiva, debemos normalizar algo que ya es normal y darles la importancia que se merecen a todos los tipos de familia.

COMPLETAR Y AÑADIR:

  • https://www.unavarra.es/pdi?uid=2351&dato=descripcion
  • https://scholar.google.es/citations?user=_62VahsAAAAJ&hl=es
  • https://theconversation.com/profiles/paloma-fernandez-rasines-1109931
  • https://scholar.google.es/citations?user=Hf0tvmcAAAAJ&hl=es
  • https://revistas.ucm.es/index.php/INFE/article/view/64007
  • https://dialnet.unirioja.es/servlet/revista?codigo=23961
  • https://revistas.proeditio.com/ehquidad
17 February 2022
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