Gestión Del Cambio En Los Gobiernos Respecto Al Cambio Climático
La forma en que los gobiernos anticipen y respondan a los riesgos a corto y largo plazo que presenta el cambio climático puede tener consecuencias permanentes para el futuro de sus países. Aunque muchas de las actividades de adaptación son dirigidas y llevadas a cabo por gobiernos y comunidades locales, las decisiones en el ámbito nacional juegan un papel clave a la hora de facilitar los esfuerzos de adaptación local y del sector privado, fundamentalmente al proporcionar información y orientación.
Debido a las posibles alteraciones y a las difíciles elecciones que conlleva la toma de decisiones respecto al cambio climático, una participación ciudadana temprana y continua es esencial para una adaptación eficaz. Incluir a la población puede ayudar a los gobiernos a definir las necesidades de adaptación y los niveles de riesgo aceptables y a elegir entre diversas prioridades. Los gobiernos tendrán que garantizar que aquellos afectados por los impactos climáticos y las decisiones de adaptación participen activamente en dichos procesos.
El cambio climático afectará a muchos sectores, incluidos la agricultura, la producción de energía eléctrica, el transporte, la explotación forestal y uso de la tierra y la gestión del agua. El cambio climático no es sólo un problema medioambiental: sus impactos afectan a todos los ministerios del gobierno. Esto pone de relieve la necesidad de una resolución global por parte de los gobiernos y de diferentes estrategias de decisión que respondan a la naturaleza específica del cambio climático.
La prioridad a las medidas de adaptación tiene que ir relacionada con la problemática identificada en la agenda climática y con el análisis de vulnerabilidad actual y futura, dichas medidas deben considerar la participación de los actores sociales. Las medidas prioritarias serán las que respondan a la problemática que se identifique asociada a cambio climático. Existen diferentes tipos de priorización, como por ejemplo un análisis costo-beneficio; costo-efectividad; sin embargo, es importante destacar que todas las medidas seleccionadas deben ir relacionadas al cambio climático.
Existe una relación estrecha entre el clima, los ecosistemas y el desarrollo. Hay una evidente relación entre el comportamiento del clima, la capacidad de los ecosistemas para proveer bienes y servicios, y la transformación de estos bienes y servicios en bienestar y crecimiento económico. De acuerdo a lo anterior el clima tiene la capacidad de potenciar o limitar el desarrollo económico y social. Así mismo, la intensidad de las exigencias que la población ejerce sobre los ecosistemas puede tener repercusiones sobre la capacidad de estos para aminorar los impactos del cambio y la variabilidad climática. En otras palabras, la forma en la que el hombre interviene los ecosistemas determina su vulnerabilidad frente a los fenómenos climáticos.
La adaptación es una estrategia para garantizar la competitividad a largo plazo, existe evidencia significativa de cómo el cambio climático está afectando la economía mundial. La magnitud de este impacto sobre la economía se estima que se va a incrementar en el tiempo en la medida que no se han generado consensos globales para reducir las emisiones de gases y por lo tanto, los fenómenos climáticos extremos y la variabilidad climática se intensificarán.
Es necesario reconocer que la productividad de los sectores podría verse afectada por la degradación ambiental, en tanto que los recursos naturales son agotables y éstos son la base de la producción, en este caso la variable climática podría exacerbar estos efectos. En este sentido es crítico que los sectores y los territorios entiendan que la adaptación al cambio climático es una estrategia para garantizar la competitividad a largo plazo.