Historia De La Estimación De Riesgo De Tierra
A lo largo de la historia, los deslizamientos de tierra han sido considerados un grave peligro para las comunidades, ya que provocan la pérdida de vidas humanas, la destrucción de propiedades y un profundo efecto ambiental alrededor del área en el que se producen.
En 1999, Venezuela fue impactada por un evento hidrometeorológico originado por fuertes precipitaciones que afectaron principalmente al estado de Vargas debido a sus características geológicas, geomorfológicas, topográficas y el consecuente asentamiento de la población en un área muy vulnerable. Se trató de uno de los peores desastres que se hayan registrado en Latinoamérica, conocido mundialmente como el “Desastre de Vargas de 1999”. El evento ocurrido dejó clara la vulnerabilidad, así como el riesgo en el que se encuentra la población y la infraestructura económica y residencial del estado ante la ocurrencia de deslizamientos de tierra e inundaciones; esta situación se corroboró con los eventos ocurridos en diciembre de 2000 y febrero de 2005, eventos cuyos daños fueron en menor proporción para la región en comparación con el episodio de 1999, pero que, sin embargo, advierte sobre la corta recurrencia de escenarios adversos de esta naturaleza.
En los meses de verano y/o ante la presencia del Fenómeno del Niño, diversas ciudades del Perú son afectadas por deslizamientos de tierra e inundaciones a causa de las lluvias intensas. El distrito de Chosica no es ajeno a esta situación, por lo que, en muchas ocasiones, la población fue afectada por peligros generados por lluvias intensas. En los años 1926 y 1987 se activaron las quebradas en el área urbana de Chosica provocando millones en pérdidas económicas y varias decenas de vidas humanas, principalmente en la quebrada Pedregal. Recientemente en los años 2012, 2015 y 2017 se activaron las quebradas, provocando flujos y el desborde del río Rímac, donde hubo pocas pérdidas humanas pero grandes pérdidas económicas. A pesar de que los eventos se dan con regular frecuencia, no hay planes a largo plazo que ayuden a mitigar los daños.
La particular ubicación del distrito de Jepelacio, emplazado en las laderas del cerro Sacha Urco y San Mateo, constatan un escenario donde existe la posibilidad de suscitarse daños como la pérdida de vidas humanas e infraestructura por un conjunto de amenazas de origen natural o antrópico; situación que se agrava, al no contar con el marco técnico y logístico de un Plan de Gestión de Riesgos y Desastres. Todo esto se suma a la falta de políticas, normas claras de uso, ocupación del territorio local, la falta de estudios e información técnica para ser consultada por la población y el personal de la municipalidad.
Frente al alto riesgo que representan los deslizamientos; desde la aparición de los indicios de su reactivación en el año 2011, no se ha realizado ningún estudio. A partir de ese año a la fecha actual no se han reportado estudios por instituciones o empresas, con la finalidad de conocer la causa de la reactivación del deslizamiento, comprender el fenómeno, conocer los materiales comprometidos y estabilizarlo.
Asimismo, es vital que se puedan generar alternativas de planificación, educativas y de sensibilización para la población local con el fin de evitar que los desastres se presenten de manera frecuente; asimismo dar a conocer que es de suma importancia, la manera en que la información recogida en el campo de forma participativa puede ser traducida mediante información cartográfica (mapas) con las técnicas de análisis y así proponer una serie de recomendaciones, para que las personas que deseen poner en práctica la metodología propuesta puedan adecuarla conforme a sus características propias.
