Implicaciones del Codigo de Ética Médica y Deotologico en el Campo de la Salud
Al hablar de código de ética es importante definir la palabra ética, esta etimológicamente, proviene de la palabra griega ‘êthos’ que alude a los comportamientos del individuo derivados de su propio carácter, valores y principios morales. Y es así como se establece los Códigos de Ética en Medicina como el conjunto de disposiciones basadas en los principios éticos universales (autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia), que regula la conducta médica en el ejercicio de su profesión y praxis diaria en su relación con la sociedad. La ética en el campo de la medicina nos ayuda a realizar y mejorar el desarrollo de sus labores y es la encargada de ir marcando las pautas éticas del desarrollo de su actividad mediante los valores reconocidos por cada ser humano.
La Ética en el área de la salud no es coactiva es decir no impone sanciones legales o normativas pero se reconoce estrechamente relacionada con la Deontología; La deontología es parte de lo que se conoce como ética normativa y comparte un conjunto de reglas y principios que deben cumplirse de manera obligatoria. La Deontología entonces se puede considerar como una teoría ética que se ocupa de regular los deberes, traduciéndolos en preceptos, normas morales y reglas de conducta; en consecuencia la deontología es por lo tanto una ética aplicada, aprobada y aceptada por el colectivo profesional, que determina un código de conducta, una tipificación de infracciones, un sistema de recepción y análisis de consultas, propuestas o quejas, un procedimiento de enjuiciamiento, y finalmente, si procede aplicarlo, un sistema de sanciones.
Entonces estos dos términos, ‘ética’ y ‘deontología’ se relacionan pero son diferentes, la primera hace directamente referencia a la conciencia de la persona, lo que el individuo considera correcto relacionado a sus valores y principios; mientras que la segunda adopta una función de modelo de actuación o conducta en el área de una colectividad.
Desarrollo
La salud es un problema social, más que individual; por ello el estado garantiza el derecho de la salud en la constitución, además que menciona que se debe ejercer las distintas profesiones u oficio con sujeción a la ética.
La medicina no es solo una ciencia biológica, esto hace que no basta diagnosticar y proponer una buena terapéutica, sino que en ambas acciones hay que tomar en consideración a la persona directamente involucrada como sujeto de derecho y el medio social en que se desenvuelve.
El servicio de salud que se brinda en general debe estar basados en los principios de la ética médica estipulados en el código de ética que debe de existir en cada institución que brinde atención a personas, estos principios son la autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicias; los cuales deben presidir en la atención de salud en todos los niveles, con el fin de permitir lograr el nivel de satisfacción deseada en los pacientes, es decir brindar servicios de salud con calidad y calidez.
Así tenemos el principio de autonomía que es el primer principio que se basa plenamente en el derecho del usuario de decidir por sí mismo sobre los actos que se practicarán en él y que afectarán de manera directa o indirecta su salud, su integridad y su vida. La máxima expresión del respeto a la autonomía del paciente es el consentimiento informado, que significa el otorgue por parte del paciente de su permiso para que cualquier acto médico sea practicado en su persona. Es de vital importancia que el paciente cuente con la información suficiente y necesaria, en términos que le sean claramente entendibles para que pueda autorizar un acto médico. En otras palabras se podría decir que el principio de autonomía es la toma de decisiones conjunta, como resultado de un diálogo entre médico y paciente en el que el primero actúa como orientador y facilitador, y el segundo aporta sus deseos, valores, expectativas y necesidades.
El principio de no maleficencia es considerado el más importante, y significa que cualquier acto médico debe pretender en primer lugar no hacer daño alguno, de manera directa o indirecta.
El principio de beneficencia está cercanamente relacionado, y se refiere a que los actos médicos deben tener la intención de producir un beneficio para la persona en quien se realiza el acto. Estos dos principios se pueden poner en práctica con cualquier tratamiento médico, ya sea el uso de un medicamento o realización de una cirugía. Cuando un médico prescribe un tratamiento debe tener dos intenciones en mente: en primer lugar, no hacerle daño, y en segundo lugar, beneficiarlo. La diferencia entre no dañar y mejorar es importante debido a que todos los tratamientos médicos tienen efectos adversos o secundarios que no puede saberse con seguridad si el efecto adverso ocurrirá o no. De ahí que es necesario asegurar que la intención de indicar un tratamiento no es producir daño, sino por el contrario, darle un beneficio al paciente, es decir se realiza un análisis de riesgo/beneficio y se pone en práctica estos dos principios simultáneamente.
El principio de justicia obliga a tratar a cada paciente como le corresponde según sus necesidades. Este principio se encuentra detrás del ideal de tener servicios de salud de óptima calidad accesibles para toda la población de manera equitativa, sin importar su raza, creencias, orientación sexual, religión o estrato social.
En la época actual la población en general y los usuarios de los servicios de salud en particular, están más informados, conocen mejor sus derechos y están más dispuestos a hacerlos valer. Esto permite a los pacientes una mayor participación en el proceso de su atención y recuperación por ello el actuar omitiendo el cumplimiento de los principios reconocidos por los códigos de ética, conllevan a la pérdida de la calidad de los servicios de salud, vulnerando los derechos de los pacientes y perjudicando a la sociedad en general en la que estos se desenvuelve, debido a que dentro de la atención medica no solo está involucrada el médico y paciente, sino que tras el primero está todo un equipo de profesionales de la salud o institución y tras el segundo está relacionada su familia, entorno social y comunidad.
Conclusiones
Los profesionales de la salud tienen un importante número de exigencias en todos los niveles de su ejercicio profesional que conllevan un alto grado de responsabilidad, existe la necesidad de incorporar principios y valores como un elemento crucial para conseguir una práctica profesional de calidad y de respeto hacia las personas.
Los profesionales debemos de tener en cuente en nuestra practica y labor diaria los principios básicos de la ética ya mencionados, identificando vulnerabilidad en nuestros pacientes y respetando su dignidad y autonomía; todos ellos son sujeto de derechos, que merecen la máxima atención y cuidado.
El conjunto de normativas, explicitas o implícitas, se hallan en los Códigos de Ética que debe de existir en cualquier institución pública o privada que brinde atención a personas, ya que estas normas actúan como inhibidores de las malas prácticas, actos ilícitos o anti-éticos así servirá para proteger al paciente y dignificar y engrandecer la profesión