Inmigración Actual: Perspectiva Que Incomoda O Racismo, Xenofobia, Y Patriotismo Oculto

Los temas para esta edición me habían resultado interesantes. No sabía, en un principio, de cuál quería desarrollar mejor mi opinión, pero al fin de cuentas pude decidirme.

Cuando leí el tema central, pensé cuales eran las perspectivas que actualmente, por alguna razón, causan un gran número de incomodidades. Comencé a leer noticias, preguntarle a amigos y familiares para que dieran una opinión sobre qué entendían ellos por perspectivas que incomodan.

Algunas personas hablaron sobre política a nivel nacional, otros hablaron de religión, mencionaron también cuestiones económicas y de un rumbo incierto que nuestro país podría llegar a dirigirse. Pero después de haber escuchado sus testimonios me pregunté a mi mismo si realmente me había sentido identificado con alguna de las interpretaciones oídas, y la que más me llamó la atención fue la que escuché de mi abuela Susana.

Mi abuela Susana, de 63 años de edad, llegó al país 25 años atrás en búsqueda de oportunidades laborales, debido a la desigualdad social que presenció en su país de origen al momento de partir.

La opinión qué me dio no fue para nada la que hubiera esperado, creí que iba a comentar algo sobre religiones o economía, pero no. Sentada, viendo la televisión sin prestarme mucha atención a lo que le estaba diciendo me dijo: “Hablar sobre inmigración actual, es un tema que nadie trae, o que traen de forma despectiva, absurda y poco empática”. Se frenó y me contó un poco más de sus vivencias como persona extranjera que llegó al país con esperanzas de poder ser parte de esta sociedad, que en un principio en vez de acogerla, le dio la espalda. Eso me dio el pie, para decidir de qué iba a querer escribir.

Pero antes me gustaría citar algunos comentarios que leí en algunos post de redes sociales:

• “Los inmigrantes vienen al país, estudian, utilizan nuestros recursos, y después se van, no pagan impuestos y tienen los mejores trabajos”. Alejandro M.
• “El país se llenó de venezolanos, quieren venir a cambiar la forma en la que vivimos” Sandra R.
• “Lo único que hacen es venir a pedir planes porque es lo que les dan fácilmente” Nicolás A.
• “Me cuesta más a mi renovar el documento que a cualquier otra persona que llega a la argentina y esta acá hace dos días” Sebastián P.
• “Vienen a la Argentina a aprovecharse de nuestra educación gratuita y luego se van” Francisco C.
• “Vienen a quitarle el trabajo a los Argentinos (nosotros deberíamos tener más prioridad). Natalia V.

La mayoría de los comentarios expresan un fuerte desagrado con la inmigración no controlada. Expresan miedo y expresan disconformidad por cuestiones sumamente capitalistas. No es una preocupación colectiva, sino una preocupación más individualista. “Me molesta que vengan a sacarme trabajo, pero no soy consciente de que trabajos son los que tienen. “

Comentarios de este tipo son los que encontré buscando en mis redes sociales publicaciones que hagan referencia al fenómeno inmigratorio.

La mayoría de los argentinos, evalúa de forma negativa la llegada de extranjeros permanentes al país. Pero ¿A qué se debe esta evaluación negativa? ¿Esconde la misma, aspectos xenófobos y racistas? O simplemente, se relaciona con la dificultad creciente de acceder a mejores servicios de uso común?

Cuando leí esos comentarios, y después de haber investigado un poco más sobre la inmigración actual, me di cuenta de que mi abuela tenía razón, si bien era un tema bastante evitable, generaba muchísima incomodidad en algunas personas, no sólo incomodidad, sino que también expresaba una disconformidad.

No es casualidad que los datos, y las estadísticas Consolidadas de Movimiento Migratorio, proporcionadas por la dirección Nacional de Migraciones, fortalecieran más mi opinión sobre la inmigración en general.

Los datos afirman, que la cantidad de personas que vienen de otros países a radicarse, son en su mayoría personas adultas de países limítrofes e hispano-hablantes, cómo Paraguay, Venezuela, Perú y Bolivia. Vienen en búsqueda de un país en los cual se puedan sentir más cómodos, y en dónde la cultura es un poco más similar, porque, al menos el idioma no es un problema de adaptación para ellos.

Lo qué si efectivamente es un problema (quizá no para ellos que vienen en búsqueda de oportunidades, ya que en su país, por alguna razón, el estado y las políticas o la situación económica no pudo proveérselo) son las desigualdades que encuentran al llegar, creyendo que dejan atrás las mismas, pero no, aparecen otra vez. Llegan con la esperanza y el sueño de que pueden conseguir aceptación por parte de empleadores. Pero al fin de cuentas la gran mayoría termina accediendo a trabajos en negro que no son para nada salubres, ni sus condiciones son óptimas, acceden a trabajos pesados que nadie quiere aceptar. Pero ya están acá. Ya dejaron atrás parte de su cultura, para adentrarse en una nueva, aunque los patrones se repiten. Vuelven a no tener los derechos que deberían y tienen que lidiar con el hecho de ser inmigrantes como si este fuera un problema. Entonces, ¿Qué tipo de trabajo están “robando”? ¿Cuál es realmente la razón de la incomodidad de algunas personas?

Son preguntas que aún sigo sin poder resolver. Pero si resumimos esos puntos, casi todos apuntan hacia el mismo destino “Miedo”, así es, un miedo a perder algo, a ser atacados, a perder prioridad, y a perder un poder que algunas personas pueden creer que tienen por ser nativamente argentinos.

Desde mi punto de vista esto produce una división totalmente notoria. Provoca que las personas puedan sentirse menos seguras en un lugar a dónde vienen a buscar la seguridad que ya daban por perdida.

No aceptar diferencias culturales, ideologías diferentes se está convirtiendo en una especie de “moda”. Me quedo con una opinión que yo creo absoluta y no doy oportunidad a la otra persona de poder explicarme su punto de vista, eso es lo que sucede mayormente.

Lo mismo pasa con las redes sociales, la mayoría de personas las usamos, creemos que en la vida real podemos también crear nuestras propias comunidades virtuales. Es decir creamos y nos relacionamos de forma virtual con personas que mayormente tienen los mismos pensamientos o con las cuales nos sentimos identificadas, pero si hay algo que no sea compatible a nosotros o no nos guste, tenemos la oportunidad de bloquearla, eliminarla y no saber nada más.

No se puede hacer lo mismo en la vida real, y menos con aspectos que no deberían ser cuestionados de una forma xenófoba, y racista. No aceptar al otro por simplemente ser diferente, es totalmente absurdo.

Es momento de luchar por la igualdad, las condiciones deben ser igualitarias para todas las personas que viven en nuestro país, es importante concientizar a más personas y compartirles la idea de que no existe una cultura monótona. El cambio sucede, el cambio está sucediendo y nosotros somos los responsables de comunicar nuestros pensamientos de una forma que pueda llegar a ser procesada por personas que están dispuestas a escucharnos.

El odio no nos lleva a ningún lado. El poder menos. Más empatía

‘Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino: invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución para la Nación Argentina.’